El pino inicia la remontada

Las plantaciones anuales de coníferas en Galicia se multiplican por 10 desde el año 2018. La Fundación Arume pronostica que se mantendrá esa tendencia de crecimiento, dado el aumento de precio de la madera de pino y su escasez en el mercado

El pino inicia la remontada

El pino ha dejado atrás el pozo en el que se había metido en el 2008, cuando la crisis de la construcción había tirado repentinamente con los precios. Aquella crisis llevó a que los pinos perdiesen atractivo para el propietario forestal, pues el eucalipto ofrecía rentabilidades muy superiores. El pino entró entonces en un círculo vicioso. Como no se pagaba su madera, no se plantaba. Esa travesía del desierto duró algo más de una década, pero parece haberse cerrado.

En el 2018, ante la decadencia que arrastraban los pinares gallegos, la cadena gallega del pino se unió en bloque, desde los propietarios forestales hasta la industria, para impulsar la recuperación de las coníferas. El objetivo era claro, impulsar el pino con mejora genética, silvicultura y marca (Pino de Galicia) con el objetivo prioritario de transmitirle al propietario que apostar por el pino tenía futuro.

El acuerdo inicial de la cadena forestal, plasmado en un convenio en otoño del 2018, dio paso a la creación de la Fundación Arume, a mediados del 2019. Ese fue un primer punto de inflexión para el pino, tal y como revelan los datos de plantaciones de coníferas en monte que acaba de presentar en rueda de prensa la Fundación Arume.

Si en el 2018 los viveros gallegos produjeron sólo 524.000 plantas de coníferas, en el periodo 2019 – 2021 esa cifra de producción anual ascendió a un promedio de 5,1 millones de plantas, casi diez veces más. «El hecho de que industria y propietarios nos hayamos unido con un objetivo común, el de atender las necesidades de madera de la industria, fue un factor clave» -valora el vicepresidente de Arume, Francisco Dans, también director de la Asociación Forestal de Galicia-. «Hubo también un golpe de suerte asociado, como fue el «boom» de la bioeconomía, con una mayor demanda de madera para usos tradicionales y nuevos usos, caso de la construcción o nuevas fibras», destaca.

En paralelo al aumento de las plantaciones en monte, los viveros gallegos, en colaboración con la Consellería de Medio Rural, están trabajando para impulsar la mejora genética de los pinos. «Estamos comercializando un mayor volumen de plantas de categorías genéticas superiores, los llamados materiales controlados y cualificados, que le ofrecen al propietario mayores productividades. El objetivo último es acortar los turnos de tala del pino», explica la presidenta de la asociación Viveiros Forestais de Galicia (Vifoga), Isabel Álvarez.

De cara al 2023, los viveros tienen además previsto comercializar ya una partida significativa de planta de pino resistente al nematodo, una plaga que se convertió en la pesadilla de los pinares del sur de Pontevedra. «Con una ligera inversión mayor en planta, el propietario tendrá acceso a una planta resistente a enfermedades y más productiva. En Galicia, estamos muy acostumbrados al regateo en la planta, pero es importante que el propietario vea las ventajas de la mejora genética y de apostar por la calidad», concluye Isabel.

El cambio de tendencia en las plantaciones en monte, con un aumento del cultivo del pino, supuso pasar de las poco más de 400 hectáreas plantadas en el 2018 a unas 4.000 en el último año. De ellas, 1.774 fueron de pino del país, 1.335 de pino insigne y 870 de pino silvestre, el habitual en zonas de montaña del interior de Lugo y Ourense.

A estas hectáreas, hay que sumar las de regeneración natural tras tala, con lo cual se calcula que cada año se instalan alrededor de 8.000 nuevas hectáreas de pino en monte. Es una cifra que invita al optimismo, sobre todo porque el aumento de precios que está experimentando al pino tendrá su efecto llamada.

El precio del pino sube entre un 40 y un 50%

En el último año, el precio de la madera de pino se disparó en monte entre un 40 y un 50%, lo que llevó a que claramente las coníferas hayan recuperado atractivo para el propietario forestal. «Si hoy en día tuviera que hacer una inversión, una plantación de pino me va a dar más rentabilidad que cualquier producto financiero que haya en el mercado», compara el secretario general de la Asociación Sectorial Forestal Galega (Asefoga), Jacobo Feijoo.

«Estamos en el buen camino y en esta recuperación del pino es justo reconocer el papel que tuvieron los aserraderos gallegos a la hora de arrimar el hombro y que saliese adelante el proyecto de la Fundación Arume de impulsar las coníferas», concluye Jacobo Feijoo.

«Quizás podamos decir que volvemos a la situación anterior al 2008, cuando el pino era una alternativa para el eucalipto» -apunta Francisco Dans-. «El eucalipto deja de ser la única opción rentable y el pino es una alternativa muy interesante, sobre todo porque pensamos que estamos ante un cambio del mercado estructural, no coyuntural», destaca.

De hecho, en el sector se ven aún como insuficientes las cerca de 8.000 hectáreas que se instalan cada año de pino en Galicia, entre plantaciones y regeneraciones naturales, pues el volumen de tala de pinares es probablemente superior.

«El objetivo que probablemente se tenga que marcar la Fundación Arume es el de superar las 10.000 hectáreas de pino plantadas cada año», reflexiona Dans. Esa cifra permitiría ya contrarrestar la decadencia experimentada en las últimas décadas por los pinares, lastrados por el cambio hacia el eucalipto, por grandes incendios en Ourense y Pontevedra, y por la debacle que experimentaron los pinares portugueses por factores parecidos.

Biodiversidad y medioambiente
De cara a los proyectos de restauración de montes afectados por incendios que pueda acometer la Fundación Arume en el futuro, Dans subraya que la intención de la entidad pasa por impulsar las coníferas como especie principal, pero con acompañamiento de frondosas caducifolias en los terrenos propicios. «El cuidado del entorno y de la biodiversidad es una de nuestras preocupaciones», destaca.

La Fundación Arume recuerda además el papel del pino en la absorción de carbono atmosférico, lo que contribuye a mitigar el cambio climático. El sector ve en el pino una estrategia «win – win» (ganar – ganar), bueno para el medioambiente y atractivo para el propietario forestal, con unas perspectivas de precios positivas.

«El único temor que tenemos es puntual, es decir, si en la actual coyuntura de guerra de Ucrania y subidas energéticas, el mercado va a poder sostener el crecimiento de precio de la madera, que también se ve afectado por el aumento de gastos de transporte y de gastos energéticos en la industria. Pensamos que sí. Primero porque hay menos madera en el mercado (la de Rusia, Bielorrusia y Ucrania) y segundo, porque también se encarecieron los materiales que son competencia de la madera», sopesan en la Fundación.

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