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Marcial Atanes nació, como quien dice, con los pies encima de las uvas. Su padre sembró en él un amor por el vino al que le lleva sacando fruto alrededor de 15 años. Aunque la viticultura no es su principal trabajo, hay etapas del año en las que pasa más tiempo entre sus viñas de Oímbra (Ourense) que sentado en la silla de su despacho.
Fuimos a la comarca de Verín a conocer las suyas venías y preguntarle sobre las claves del manejo del cultivo; el futuro demográfico de la zona; las complicaciones derivadas del cambio climático; y también sobre el control de enfermedades fúngicas a lo largo del año.
«El año pasado hicimos la vendimia más tempranera de los últimos 40 años»
Control de enfermedades en el manejo de la viña
La subida de las temperaturas en verano y las heladas durante el invierno también favorecen la aparición de enfermedades fúngicas. En el caso de este viticultor oimbrao, las más acusadas son el oídio, el mildiu, y el black-rot.
«Las pestes que más nos atacan en esta comarca son el oídio, el mildiu y el black-rot»
Hay muchos factores que influyen a la hora de escoger el tratamiento adecuado y, desde luego, no hay una regla general. Depende de la casta de la uva, del terreno, del clima… Así y todo, Marcial nos explica su manera de enfrentar estas enfermedades en sus viñas de verdello, mencía y treixadura.
Precios del suelo y viabilidad
Su viña de verdello es la más grande de las tres que tiene y en la que cuida, a día de hoy, casi 5.000 cepas. Produce alrededor de dos kilos y medio por planta, «para mantener la calidad de la uva«, explica.
«La mayoría de las fincas no tienen precios viables para una explotación vitícola»
Su idea siempre fue seguir creciendo poco a poco, pero uno de los escollos más difíciles de sortear son los precios del suelo. Admite que, hasta ahora, ha tenido suerte en la negociación con los vecinos, pero la mayoría de las fincas «no tienen precios viables para una explotación vitícola», pues al valor del metro cuadrado, hasta 6-7 euros, hay que sumar la inversión de la plantación, con lo que se pueden superar los 8 euros / metro cuadrado.
El relevo generacional
El ayuntamiento de Oímbra no es una excepción dentro del fenómeno del éxodo rural. La pirámide demográfica está invertida, no hay muchas ofertas de empleo y el precio del suelo es un factor determinante a la hora de arriesgar por un negocio agrícola.
«El precio del suelo es un factor determinante a la hora de arriesgar por un negocio agrícola»
Marcial está completamente seguro de que «si salváramos ese problema, sumaríamos por el futuro de la comarca». Aun así, reconoce que el problema de la Galicia vaciada es mucho más complejo y «les corresponde a los políticos tomar esas decisiones estratégicas para escoger el camino cierto».
El precio de la uva
«En la DO Monterrei llevamos unos años buenos, están pagando alrededor de 80 céntimos el kilo«, explica Marcial Atanes, aunque admite que los viticultores deberían cobrar algo más. «Creo firmemente que los bodegueros podrían pagarnos la uva a 1 euro y ganaríamos lo suficiente para compensar los años de pérdidas graves, como lo de la helada», añade.
«La maquinaria que hay que meter en el cultivo es cara y con estos precios es complejo avanzar»
Además, Marcial explica que ese margen a mayores les daría lo suficiente como para seguir invirtiendo y mejorar la viña. «La maquinaria que hay que meter en el cultivo es cara y con estos precios es complejo avanzar. Pienso que tenemos que sentar bodegueros y viticultores y buscar un bien conjunto»
Marcial Atanes en su viña de verdello
