«El riego del viñedo juega un papel crucial para la obtención de una producción homogénea y equilibrada entre años»

La investigadora María Fandiño ahonda sobre los beneficios del riego en los viñedos y sobre el aprovechamiento del agua que hacen las cepas. Con ella conocemos las ventajas e inconvenientes que puede suponer regar las cepas

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«El riego del viñedo juega un papel crucial para la obtención de una producción homogénea y equilibrada entre años»

La investigadora María Fandiño durante los trabajos de campo en los viñedos.

Hablamos con la investigadora María Fandiño, que acaba de presentar su tesis sobre ‘Necesidad de agua e influencia de los sistemas de riego en Vitis vinífera Variedad Albariño’. Se trata de un estudio pionero realizado en el Campus Terra de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), en Lugo. Entre otras conclusiones, la investigación demuestra que los viñedos de Albariño en las Rías Baixas aprovechan solo entre el 30 y el 40% del agua que reciben en forma de precipitaciones o de riego.

Con la investigadora conocemos en detalle las conclusiones de su trabajo y los beneficios que puede ofrecer ahondar en el conocimiento del riego para estos viñedos frente a los retos que provoca el cambio climático.

-Acaba de presentar los resultados de su investigación sobre las necesidades de agua en la variedad Albariño. ¿Cuáles son las principales conclusiones de su trabajo?
-El principal resultado del trabajo es la obtención de herramientas para la gestión y manejo del agua en los viñedos gallegos, en condiciones de clima Atlántico, puesto que no existían hasta ahora herramientas basadas en la determinación de los coeficientes de cultivo ni para esta variedad ni en esta localización concreta. La determinación de los requerimientos de agua de la variedad Albariño, en los diferentes estadios del ciclo vegetativo, fueron determinados partiendo de la calibración de los coeficientes culturales, adaptados a las condiciones climáticas locales del viñedo estudiado, teniendo presente los efectos de la cubierta vegetal permanente, tanto en la línea como en la interlínea.

Cabe destacar que la estrategia de gestión del agua en el viñedo depende de los objetivos que el viticultor persiga, desde un punto de vista productivo-cualitativo, pero siempre basada en el conocimiento de los requerimientos de agua del conjunto viñedo-cubierta vegetal. Por lo tanto, el uso del agua de riego en el viñedo, no tiene una única estrategia de aplicación, sino que depende del clima, de los objetivos del viticultor y de la disponibilidad de agua, maximizando la eficiencia en el uso de la misma.

“Conocer el reparto de las componentes del balance de agua en el suelo es de vital importancia para un manejo eficiente del agua en el viñedo”

-En la presentación de la tesis apuntaba que los viñedos solo aprovechan entre un 30 y el 40% del agua que reciben, ¿de qué manera puede ser relevante conocer este dato para el manejo del viñedo?
-A pesar de que Galicia cuenta con elevadas precipitaciones, en comparación con el resto de España, la irregularidad en la distribución de las mismas, principalmente otoño-invierno, hace que este agua no sea aprovechada por las viñas. Al mismo tiempo, las precipitaciones que se producen en los meses de marzo a septiembre no son útiles para el viñedo, en su totalidad, puesto que se producen pérdidas de agua por percolación profunda y escorrentía superficial. Al hablar de un porcentaje de agua aprovechable por el viñedo, me refiero a la transpiración del cultivo como tal, ya que parte del agua que llega al viñedo (lluvia y riego) es empleada por la cubierta vegetal (transpiración de la cubierta vegetal) y una tercera parte corresponde con la evaporación del agua en el suelo. Lo que se busca es maximizar la transpiración del cultivo, minimizando las pérdidas por evaporación de agua en el suelo, por lo tanto conocer el reparto de las componentes del balance de agua en el suelo, es de vital importancia para un manejo eficiente del agua en el viñedo.

-¿Estos resultados pueden influir en la elección de un tipo u otro de cubierta vegetal?
-En términos generales, en los viñedos gallegos la cubierta vegetal existente es espontánea, vinculada a las condiciones del clima atlántico, lo que hace que esté presente en la práctica totalidad del ciclo de cultivo, con mayor o menor densidad, siendo necesario un manejo adecuado de esta, nuevamente dependiente de los objetivos finales del viticultor. La existencia de la cubierta vegetal es muy interesante en nuestro clima puesto que ejerce un control del vigor, en las variedades vigorosas, como el Albariño, compitiendo por el agua con el viñedo, además de favorecer el mantenimiento del suelo, reduciendo la erosión, entre otras ventajas.

«Los coeficientes culturales del viñedo permiten definir los requerimientos de agua totales en cada momento, siendo el viticultor quien debe definir cuál es el nivel de estrés hídrico en cada fase»

-¿En qué fase resulta más importante el aporte de agua para el viñedo?
-Los aportes de agua en el viñedo, bien con la precipitación o con el riego, son de extrema importancia en todas las fases vegetativas, la cuestión es: ¿cuál es la cantidad que debe recibir en cada momento? Desde un punto de vista práctico los coeficientes culturales del viñedo permiten definir los requerimientos de agua totales en cada momento, siendo el viticultor quien debe definir cuál es el nivel de estrés hídrico en cada fase. En términos generales, el nivel de estrés hídrico debe ser menor en el período comprendido entre la floración y el envero, si los objetivos son meramente productivos, es decir, maximizar la producción (kilo de uva), o bien buscar un equilibrio entre cantidad y calidad, siendo preciso en este caso forzar un nivel de estrés hídrico ligeramente más elevado, buscando incrementar la concentración de los compuestos en los racimos al reducirse el contenido final de agua en los mismos.

-¿Qué consecuencias puede tener el riego en los distintos ciclos de la vid?
-En el caso de la viticultura gallega, donde es habitual la presencia de lluvias durante el verano, el riego tiene que ser empleado como una herramienta de aplicación de agua complementaria, lo que se conoce como riego de apoyo. En las fases de estío prolongado, en aquellos años en los que las lluvias son escasas, el riego juega un papel crucial para la obtención de una producción homogénea y equilibrada entre años. No se puede olvidar que la uva obtenida va a ser empleada en la elaboración de vinos, que el consumidor demanda, y que adquiere estos vinos por sus características varietales, las cuales deben ser mantenidas de cosecha en cosecha, siendo estos factores los que determinan la elección de un vino o de otro. Por lo tanto, el riego facilita la obtención de una uva equilibrada año tras año, cuando no existen lluvias regularmente distribuidas.

«Finalizamos el riego en la semana anterior a la fecha de la vendimia, para evitar que la retirada del agua en la fase final produjese la rotura de las bayas e posibles enfermedades fúngicas»

-¿Qué variaciones hicieron en el riego en sus estudios en campo?
-El riego aplicado en el estudio fue un riego deficitario, tal y como es habitual en la mayoría de las zonas vitícolas a nivel mundial. La cantidad aplicada fue del 30% de la evapotranspiración de referencia (Eto), dato que es posible obtener diariamente en las estaciones agrometerológicas de la red de Meteogalicia, o bien a partir de estaciones propias establecidas en los viñedos por los viticultores/cooperativas o asociaciones. En cuanto, al momento de aplicación del riego, se establecieron tres momentos de inicio del riego: un primer tratamiento donde el riego se inició en la brotación, un segundo tratamiento que comenzó cuando las vayas alcanzaban el tamaño guisante, y un tercer tratamiento desde el inicio del envero. El riego finalizó en la semana anterior a la fecha de la vendimia, para evitar que la retirada del agua en la fase final produjese la rotura de las bayas, con las consecuencias negativas que este aspecto tendría por la posible incidencia de enfermedades fúngicas en esta fase final.

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Viñedo de Albariño con sistema de riego. // Foto. María Fandiño.

-¿De qué manera debe hacerse este riego? ¿Cómo influye el sistema de conducción en las necesidades de riego?
-El manejo del riego en cualquier cultivo debe partir de un conocimiento de tres aspectos fundamentales: suelo, clima y cultivo. En el caso de los suelos es vital conocer el tipo de suelo: arenoso, arcilloso,…, la profundidad del suelo de utilidad para el cultivo, y por lo tanto la capacidad de almacenamiento de agua en el suelo. Estos parámetros permiten definir cuál es la cantidad de agua que el suelo es capaz de recibir en un evento de riego o lluvia, estableciendo el agua que se pierde por escorrentía superficial o a las capas profundas del suelo. Por otra parte, los datos meteorológicos, es decir las condiciones climáticas durante la campaña, marcarán la demanda evapotranspirativa de la atmósfera (ETo) y las precipitaciones recibidas, lo cual facilitará la gestión del balance de agua en el suelo, bien de manera diaria o semanal, según el período de gestión del riego que esté empleando el viticultor. Por último el cultivo, donde su manejo, las características del dosel vegetal (altura y anchura) en cada fase vegetativa, hacen que se establezca un coeficiente cultural particular. En general, el manejo del riego de la viña en Galicia debe realizarse con riegos diarios, al encontrarse los viñedos en suelos arenosos, estando el tiempo de aplicación del riego ligado al año en curso (clima) y a las características del dosel vegetal, así como a la presencia o no de una cubierta vegetal, la cuál también extrae agua, compitiendo por la misma con el viñedo.

«En general, el manejo del riego de la viña en Galicia debe realizarse con riegos diarios, al encontrarse los viñedos en suelos arenosos»

En la tesis de doctorado se estudió un viñedo en espaldera con una altura máxima de la vegetación de 2 metros, ocupando la vegetación una anchura máxima comprendida entre 60-70 centímetros, por lo que los datos obtenidos son aplicables directamente a viñedos en situación similares, siendo preciso realizar pequeños ajustes en los coeficientes culturales en situación diferentes. Por ejemplo, en el caso de un parral los requerimientos hídricos son mayores al tener una mayor superficie vegetativa, por lo que los Kc a aplicar deberían de incrementarse, tal y como se obtuvo en estudios previos por nuestro equipo de investigación. 

-En su trabajo también ahondaron en el cálculo de los coeficientes culturales para gestionar el riego de manera práctica, en base a ello ¿qué recomendaciones pueden hacer a los viticultores a la hora de regar sus viñas?
-Los resultados alcanzados son de aplicación directa en viñedos con condiciones de manejo similares a los estudiados, si bien estos son muy comunes en Galicia. En las primeras fases del ciclo del viñedo, hasta la floración, las precipitaciones caídas marcan los requerimientos de agua, generalmente no es preciso regar antes de la floración. Entre la floración y el envero, el viñedo tiene un mayor requerimiento de agua por lo que se recomienda aplicar un coeficiente cultural de 0,5 aproximadamente durante este período. Entretanto, desde el envero hasta los días previos a la vendimia, el valor se reduce hasta 0,3 de forma gradual. Estos valores permiten al viticultor gestionar el riego de forma sostenible, realizando pequeñas adaptaciones segundo las particularidades de su viñedo, como el manejo de la vegetación activa en la línea y en la interlínea, así como el nivel de estrés hídrico que persigan en el mismo, a mayor estrés hídrico a implementar mayor será la reducción del coeficiente cultural.

«El riego desde la brotación, como desde el tamaño guisante generaron reducciones en la producción. Por lo contrario, la aplicación del riego desde el envero hasta la semana previa a la vendimia permitió alcanzar las mayores producciones»

-En cuanto a los rendimientos del viñedo, ¿qué variaciones constató con el riego del viñedo?
-Tanto la aplicación del riego desde la brotación, como desde el tamaño guisante generaron reducciones en la producción, afectando por lo tanto los rendimientos y la eficiencia del uso del agua. Por el contrario, la aplicación del riego desde el envero hasta la semana previa a la vendimia permitió alcanzar las mayores producciones. Se puede decir que, el riego favoreció el desarrollo de la parte vegetativa, cuando fue aplicado desde la brotación o tamaño guisante, si bien, se produjo un desequilibrio con la parte productiva, donde no se reflejó el previsible incremento productivo. La recomendación por lo tanto sería aplicar el riego desde el envero, o bien previamente, cuando se persigue aplicar abonos a través de los sistema de riego.

-¿Se ve afectada la calidad de los mostos con el riego?
-La calidad de los mostos no fue afectada en general por la aplicación del riego, si bien se mostró una tendencia a valores mayores de ácido málico en aquellos viñedos regados con un mayor volumen de riego; se observó también una tendencia a concentraciones mayores de Mn en los mostos derivados de los viñedo regados, frente a los de secano.

Traballos nos viñedos_maria Fandiño -¿Por qué decidió trabajar con la variedad Albariño?
-La elección de la variedad Albariño fue derivada de su importancia en Galicia, así como que es regada en muchos de los viñedos, por lo que la mejora sobre el conocimiento de los efectos del riego sobre la misma, conducida en espaldera, tendría un mayor impacto en la viticultura gallega. Otro aspecto que nos llevó a escoger esta variedad es la vigorosidad del Albariño, lo que supone que exista una vegetación activa en la línea y en la entrelínea, para intentar reducir la mismo. El conjunto viña y vegetación activa, complica el estudio de los requerimientos hídricos, si bien la resolución de esta situación más compleja, permitirá extender los resultados a situaciones donde no exista vegetación activa, reduciendo los coeficientes culturales.

-¿Ha estudiado la influencia de los distintos clones y portainjertos de vid, en este caso para la variedad Albariño, en la resistencia de la planta al estrés hídrico?
-En el estudio actual no se abordó los efectos de los clones o portainjertos de vid, se partió de una plantación homogénea con el mismo clon, empleando 110- R como portainjerto. La inclusión de mas factores de estudio no era viable en el estudio realizado, siendo la variable riega la estudiada.

-¿Se abre la posibilidad a plantar esta variedad en otras zonas con menos abundancia de precipitaciones?
-La variedad Albariño está ligada mayoritariamente a las zonas vitícolas definidas por la DO Rías Baixas, si bien en otras DO gallegas es posible encontrarse con la misma, puesto que está autorizada por los restantes consejos reguladores. La respuesta de la variedad en climas continentales como el existente en la DO Monterrei es diferente, siendo necesario gestionar el agua de una manera eficiente y por lo tanto conocer las extracciones que la planta tiene. No podemos olvidar que las características del suelo son clave en la respuesta de la vid que se expresa a través de la uva, y por lo tanto del vino como producto final. La posibilidad de obtener uva Albariño en otras regiones de Galicia es real, pero no significa que la respuesta sea la misma en términos cualitativos y productivos.

«Es preciso seguir llevando a cabo estudios en las diferentes regiones vitícolas gallegas, así como en otros cultivos, dado que en un breve espacio de tiempo será preciso regar las viñas de forma habitual, con el problema de una falta de agua para regar»

Con los efectos del cambio climático originando nuevos retos para el sector, ¿esta información ofrece nuevas estrategias frente a la sequía?
-El manejo del riego con los resultados alcanzados en mi tesis doctoral sirven de base para la gestión de la falta de agua, derivada de una sequía, o período prolongado sin precipitaciones. El poder manejar el déficit de agua en los viñedos a través del riego será clave para minimizar el impacto de la falta de precipitaciones en años extremos, cada vez más frecuentes. Es preciso seguir llevando a cabo estudios en las diferentes regiones vitícolas gallegas, así como en otros cultivos, dado que en un breve espacio de tiempo será preciso regar las viñas de forma habitual, con el problema de una falta de agua para regar las mismas, en particular en los meses de verano.

-En la presentación de los resultados se apuntaba que esta es una investigación pionera en Galicia, ¿han pensado continuar los trabajos con otras variedades? ¿Cuales tienen mayor interés?
-Como continuación del estudio realizado en la variedad Albariño, actualmente se está realizando el mismo para la variedad Mencía en la zona de Quiroga, en este caso también se trata de una conducción en espaldera. Al ser la variedad tinta más empleada en la viticultura gallega se consideró relevante continuar los estudios del Albariño en la misma. Existen otros trabajos preliminares de nuestro equipo de investigación, donde se estudiaron los requerimientos hídricos en las variedades Godello, en A Rúa; así como la variedad Mencía, en Sober, y el Albariño en parral en O Condado. Todas las variedades presentan su interés, si bien aquellas que tienen mayor superficie cultivada deberían ser estudiadas en profundidad puesto que demandan una mayor cantidad de recursos hídricos que son limitados.

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