El Auditorio Municipal de Escairón (O Saviñao) acogió una nueva jornada divulgativa sobre el sector de la castaña orientada a productores, técnicos y personas que desean incorporarse a la actividad. El presidente de la Asociación Galega das Castañas e dos Soutos (AGCS), José Antonio Liñares, fue el encargado de dar la bienvenida a los participantes, fijar los objetivos de la jornada y agradecer el apoyo del Área de Medio Rural de la Vicepresidencia de la Diputación de Lugo y la cesión de las instalaciones municipales.
TÉCNICAS AGRONÓMICAS
Miguel Ángel Vázquez de la Mata, de Viveros Castanea Sativa (El Bierzo), fue el encargado de abrir la jornada con una ponencia sobre aspectos técnicos y agronómicos en el cultivo del castaño de fruto. Y lo hizo partiendo de una descripción de las características, evolución, fortalezas y debilidades de la planta.
Vázquez señaló que la elección de terrenos es un paso clave antes de acometer una plantación. El castaño se adapta a todo tipo de suelos (arcillosos, arenosos, francos, rojizos, de secano interior…) excepto los pantanosos y compactos. Y prende mejor en terrenos con un PH entre 5 y 7. Eso sí, tienen que ser permeables y con abundancia de materia orgánica.
Por otro lado, el árbol necesita como mínimo de una capa fértil de medio metro de tierra. Y también es recomendable iniciar el cultivo en parcelas que no estén desnudas de vegetación, porque eso incrementa el riesgo de que el sol queme los castaños jóvenes.
Antes de empezar con la plantación, tenemos que seleccionar la variedad en función del clima, el terreno y el tipo de suelo en el que vamos a cultivar. (Miguel A. Vázquez, Viveros Castanea Sativa)
El cultivo en laderas abrigadas y frescas es el más adecuado. Y, contrariamente a lo que se cree, el castaño puede ser productivo en altitudes que van desde el nivel del mar hasta los 1.600 metros, como es el caso de Sierra Nevada.
Respecto del clima preciso para que la plantación tenga éxito, Vázquez señaló que es necesaria una pluviometría regular, abundante y sin períodos prolongados de sequía. Y que en los veranos haya momentos de temperaturas no muy altas.

La poda y el riego en la fase inicial de la vida del castaño determinan su capacidad productiva Foto: Cardeiro & Argiz
Las heladas tempranas y las sequías estivales en los primeros años de vida de la planta son, junto con los encharcamientos, factores que pueden llevar a que la plantación no salga adelante. Si el clima favorece la aparición de malas hierbas que compiten con el castaño, Vázquez recomienda emplear cubiertas acolchadas o realizar labores poco agresivas.
El castaño precisa de unos 100 litros de agua anualmente y que pueda contar con ella especialmente en los momentos de máxima actividad vegetativa. Lo que hay que evitar son los encharcamientos y siempre teniendo en cuenta que el sistema radicular del árbol -poco profundo pero muy extenso- gestiona la aportación de agua mucho más que el resto de la planta.
El aporte lumínico, sin ser excesivo, debe tener un mínimo que garantice que las ramas tienen actividad. De no recibir la luz suficiente, el propio castaño “mata” las ramas interiores y concentra toda la acción productiva en la capa exterior, reduciendo mucho la cosecha.
El especialista señaló que el sistema radicular del castaño de fruto está creciendo todo el año, salvo en los momentos de temperaturas muy bajas. Por eso es necesario ir a marcos de plantación grandes, de 10×8 o incluso mayores para evitar que las raíces de los árboles se hagan competencia e incluso se toquen. Y otro tanto sucede con las copas.
En los primeros años de vida del castaño el exceso de agua puede ser aún más peligroso que una sequía prolongada
Para fortalecer el sistema radicular y que absorba mejor los nutrientes del suelo, Vázquez recomienda -en el momento del trasplante- cortar las raíces pivotantes. Así las secundarias se desarrollarán mejor y facilitarán una óptima fijación al suelo. Que las raíces vayan micorrizadas también ayuda a su integración en el suelo.
El riego es fundamental en los primeros años de plantación. Incluso en zonas lluviosas, el riego siempre resultará en beneficio del futuro del árbol y de sus frutos. Pero en todo momento hay que tener en cuenta que un exceso de agua puede llevar a la asfixia radicular, por lo que el riego tiene que ser muy controlado. Vázquez insistió en que demasiada agua es más peligrosa que la falta de ella.

Miguel A. Vázquez explicó aspectos clave de agronomía en la castañicultura
Así, el riego debe ser planificado y en cierta medida preventivo, de modo que se realice antes de que el suelo esté demasiado seco. En plantas jóvenes, la cantidad de agua requerida puede ser suficiente con 70 litros anuales. Si no se llega, hay que regar. También porque el crecimiento del castaño depende de la frescura que haya en el suelo.
La floración, que se produce normalmente a mediados del mes de junio, es el momento en que hay que estar más vigilantes con la aportación hídrica a la planta. Si no hay lluvias en esos días, se hace imprescindible regar para evitar problemas de estrés hídrico.
En todo caso, y más cuando se trata de plantaciones grandes, los diferentes sistemas de riego suponen una importante inversión por lo que hay que analizar muy bien todas las variables (terreno, orientación, pluviometría…) antes de decantarse por uno o por otro o incluso si implementarlos o no.
Vázquez destacó también la importancia de la poda en las primeras fases de la vida de los castaños (2 o 3 años), porque de ella dependerá la producción futura. En El Bierzo lo habitual es trabajar en formaciones de vaso para potenciar el futuro crecimiento de la copa, que es la que nos dará rendimiento. Pero para que ese modelo sea efectivo hay que ir a marcos de plantación amplios, algo que no siempre es posible en Galicia por el minifundio.
Por otro lado, a la hora de podar hay que tener presente que la madera del castaño vivo es relativamente blanda. De ese modo, el sistema de ramas que dejemos después de la poda tiene que buscar un reparto equitativo del peso del fruto. Tanto para evitar que se agrieten las ramas como para no tener que atarlas cuando se comiencen a vencer.
Una vez diseñada mediante poda la estructura del árbol, tendremos que arrancar manualmente todas las yemas que crezcan por debajo de las ramas seleccionadas para producción de castaña. Y habrá que retirarlas cuando superen un centímetro de tamaño.
Lo que más se valora en las castañas de calidad es: ausencia de tabicación (la piel que se mete hacia el interior del fruto), facilidad de pelado, calibre, sabor y que sirva para consumo en fresco. Conseguir juntar todos esos parámetros debe ser el objetivo del castañicultor y puede lograrlo bien con variedades puras, bien mediante injertos.
Los árboles híbridos pueden tener más fortalezas que los sativas. Pero la calidad del fruto sativa será siempre muy superior
Y, en el caso del árbol, lo más valorado es la precocidad en la caída del fruto, la simetría entre la parte radicular y la aérea, la altura de la planta y el estado del cuello. Estos parámetros se dan mejor en las variedades híbridas, si bien presentan el problema de que el sabor y el pelado son de inferior calidad que los de castas autóctonas.
Vázquez indicó que lo que más se busca hoy en los viveros son plantas que se adapten al terreno del que disponemos, que vayan a garantizar una buena producción y que presenten resistencia frente a las enfermedades y plagas más habituales (chancro, tinta, avispilla…).
Por eso, animó a los productores a adquirir ejemplares que vayan acompañados de documentación acreditativa que garantice su identificación y características. Son documentos que elabora la Unión Europea y que pueden ser de diferente nivel de acreditación.
El responsable del vivero habló también de las distintas fórmulas que hay para injertar los castaños y las combinaciones con variedades sativa o con clones híbridos como porta-injertos. Esas combinaciones dependerán de la resistencia a enfermedades y plagas, de la adaptación del porta-injerto al clima y el terreno, de los objetivos de producción… Y también de los criterios de selección de púas y yemas para hacer el trabajo.

Los castaños deben recibir una cantidad de luz suficiente pero no excesiva. Foto: Cardeiro & Argiz
Controlar el suelo, su composición, presencia de malas hierbas y materia orgánica es algo clave. Vázquez aseguró que tanto las quemas controladas como las labores y el uso de herbicidas presentan inconvenientes. Las labores porque reducen la materia orgánica presente, debilitan la estructura del suelo y restan capacidad de retención de agua.
Las quemas favorecen la degradación del suelo, lo dejan desnudo y eliminan buena parte de los microorganismos que son necesarios para tener un suelo vivo. Y los herbicidas conllevan daños similares a las otras dos técnicas, al mismo tiempo que frenan la actividad biológica. Por todo eso, Vázquez apuesta por las cubiertas vegetales para preservar la calidad de los suelos -por ejemplo con leguminosas- y dejar las otras técnicas para cuando no haya mejor opción.
Vázquez terminó su intervención hablando de la combinación de tierra de diatomeas y caolín para combatir la plaga de la avispilla. Son productos minerales aptos para el uso en agricultura ecológica, accesibles en el mercado y con un precio moderado. Según dijo, su experiencia con ambos productos fue altamente eficaz incluso en los peores tiempos de la plaga.
LA IMPORTANCIA DE LOS SOUTOS TRADICIONALES GALLEGOS
Antonio Rigueiro, Presidente de la Asociación Forestal de Galicia y Catedrático Emérito de Producción Vegetal de la USC, hizo un repaso por la historia, tradición y valor de los numerosos soutos gallegos. Desde su importancia etnográfica hasta su capacidad para producir setas y habló de otros aspectos tanto materiales como intangibles.
Aunque su origen no es natural -porque son resultado de la acción de plantación del hombre- los soutos constituyen un ecosistema por sí mismos. Por la biodiversidad que atesoran (concentran más del 70% de los polinizadores), por su valor paisajístico y ecológico y por la diversidad genética.

Rigueiro habló de los valores intangibles y culturales de los soutos
En los soutos de Galicia crecen más de 200 especies de hongos que tienen un importante aprovechamiento alimentario. La micorrización, espontánea o provocada, favorece la proliferación de las setas. Especialmente de castas como la chantarella y el boletus. En un estudio desarrollado en O Courel se llegaron a obtener 150 kilos de hongos por hectárea, que suponen unos 900 euros.
Para poner en valor los soutos no solo hay que mirar las castañas que producen. También su importancia cultural, ecológica y paisajística. (Antonio Rigueiro. Presidente de la Asociación Forestal de Galicia)
Rigueiro destacó que Galicia es la comunidad autónoma que más castañas comercializa, con alrededor del 50% del total. Pese a que se recogen de media anualmente 20.000 toneladas de fruto, es necesario importar otras 10.000 toneladas, sobre todo de Portugal, para cubrir la demanda de las industrias y los consumidores.
Este desequilibrio lastra el sector, que ve cómo cada año se valoran más las castañas gallegas, llegando a mercados remotos como China o Chile, pero no siendo capaces de abarcar toda esa demanda por la falta de estructuras profesionales consolidadas en la producción.
Rigueiro hizo un repaso de la etnografía asociada a los soutos y destacó elementos arquitectónicos como las corripas, los sequeiros y los canizos. Y aludió también a la toponimia y los apellidos que tienen que ver con la castaña, el castaño y el souto. Sin olvidar sus usos en la medicina popular y en los remedios caseros.
Herramientas como el tambor de asado y fiestas como los magostos o las pisas son ejemplos de la importancia que la castaña tuvo en Galicia por ser la principal fuente de hidratos de carbono hasta la llegada de la patata.

En Galicia hay 11.600 hectáreas de castaños protegidas por la Rede Natura
El catedrático señaló que, aunque es habitual catalogar la castaña como un fruto seco, lo cierto es que su contenido en grasa es más bajo que el de la nuez, la avellana o la almendra y que, en fresco, tiene una humedad que puede llegar al 60%. Y las grasas que contiene son insaturadas, es decir, cardiosaludable. Además, la castaña contiene numerosas vitaminas y minerales buenos para la salud.
Volviendo la vista a la historia, Rigueiro destacó que en la Edad Media los soutos no se medían por su tamaño sino por la cantidad de castaños que albergaban. Y aún hoy en día se da en zonas de O Courel la figura legal en la que una persona puede ser dueña de un terreno y otra persona diferente ser dueña de los castaños que hay en esos terrenos.
La huella de la cultura de los soutos en el mundo rural gallego se refleja en la arquitectura, la medicina, la toponimia o incluso en los apellidos
Y recordó que en la actualidad siguen vigentes prácticas agronómicas como el demoucado -hacer una poda integral dejando solo el comienzo de las ramas que se van a seguir dedicando a fruto- o la caracocha, que consiste en quemar el árbol por dentro de forma controlada para eliminar los hongos y otros patógenos.
El patrimonio genético de la castaña gallega abarca hasta 80 castas que se dan en nuestro territorio, aunque solo de alrededor de 20 se está haciendo un aprovechamiento efectivo y se están haciendo perdurar mediante injertos y nuevas plantaciones.
Rigueiro puso en valor el papel de los castaños como sumideros de carbono, ya que pueden llegar a ser milenarios y están haciendo captura durante toda su existencia. Además de destacar que los soutos bien situados y cuidados hacen de barrera frente al fuego.
En Galicia hay 11.600 hectáreas de soutos protegidos dentro de la Red Natura, lo que supone el 35% de la superficie total de soutos gallegos. Unos terrenos que sirven de alimento para osos y jabalíes, que dan cobijo a murciélagos y comadrejas o que las aves o los roedores usan como almacén de frutos.
Y, si bien es cierto que en los soutos hay muy pocas flores, las que están presentes son muy curiosas tanto por su aspecto como por su interés científico, destacando la anémona, el único lirio autóctono gallego o el arándano.
INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Y TRABAJO GENÉTICO
Beatriz Míguez, doctora en Biología e investigadora del Centro de Investigación Forestal (CIF) de Lourizán, hizo una exposición sobre avances en investigación genética y con especial atención a los porta-injertos. Previamente, repasó el trabajo en materia genética que se lleva desarrollado en Lourizán desde el año 1982 para identificar y catalogar los diferentes castaños gallegos. Básicamente, comprobar las mejores características de cada variedad y combinarlas para obtener árboles más productivos y resistentes. Todo ese trabajo se refleja en el banco de germoplasma de Lourizán.
En el CIF cuentan a día de hoy con un núcleo de propagación en el que están presentes todas las castas registradas y otras con las que se está investigando para ver la posibilidad de integrarlas en ese registro. Tienen también una colección de árboles superiores, resultado de tres años de prospecciones en rodales gallegos para localizar los mejores ejemplares de castaño.
El trabajo genético con los castaños tiene que buscar variedades más perfectas sin olvidar mantener vivas las tradicionales. (Beatriz Míguez, CIF-Lourizán)
Míguez insistió en que tan importante como la mejora genética es la conservación de castas. Porque, afirmó, en la variedad genética está el futuro del árbol. “La mejora reduce el uso de castas empleadas para obtener más rendimiento y resistencia. Pero, más adelante, pueden ser las castas menos empleadas las que aporten soluciones.”, dijo.
La investigadora habló de los híbridos (mal llamados F-1) que se crearon partiendo de las castas mollisima y cremata -de origen asiático- y sus mezclas con castaño europeo. En aquel momento se actuó así para tratar de frenar las plagas de tinta que afectaron a los soutos litorales. Los híbridos descendientes de aquellos trabajos siguieron evolucionando y hoy forman parte de diferentes estudios y proyectos.

Beatriz Míguez dio cuenta de los trabajos en genética que se realizan en el CIF-Lourizán
A la espera de poder presentar los resultados definitivos, Míguez señaló que los retrocruces están ofreciendo una mejor respuesta que los híbridos que se venían empleando habitualmente. Sobre todo en lo referente a brotación. Próximamente determinarán cuáles son los clones más aptos para plantar e injertar. Antes es precisa la validación del Ministerio de Agricultura y del centro de referencia del castaño, con sede en Hungría.
Los últimos avances y resultados en las investigaciones fueron presentados en un curso de verano organizado por la USC en el que se habló sobre los castaños y el cambio climático. Se pueden consultar en el reportaje elaborado por Campo Galego en el siguiente enlace: https://www.campogalego.gal/debido-ao-cambio-climatico-necesitamos-portainxertos-resistentes-tinta-castineiro-que-se-adapten-ao-interior-de-galicia/
LA SITUACIÓN ACTUAL DEL SECTOR
Manuel López “Vilariño”, Secretario de la Indicación Geográfica Protegida (IXP) Castaña de Galicia, habló sobre la situación actual del sector. Su primera reflexión fue para señalar que el castaño es un árbol social y que depende del ser humano para sobrevivir. Por eso señaló el despoblamiento rural como un gran problema a futuro.
La planificación de las plantaciones tiene que ser muy rigurosa y adecuada a los objetivos comerciales del productor. Así, Vilariño explicó que hay castas que no resisten demasiado tiempo en buenas condiciones, otras que no aguantan bien los transportes, otras que son mejores para hacer harinas que para consumo en fresco… Teniendo claro qué variedades queremos y podemos producir, acometeremos la plantación.
El secretario recordó que las castas híbridas están prohibidas dentro de la IXP y solo se pueden usar como porta-injertos. En esa línea, señaló que sería preciso que las castañas que se venden en los lineales estuvieran identificadas. “Si el consumidor solo mira el precio, se puede llenar el mercado de castañas asiáticas de poco valor culinario y nutricional. Es importante que esté informado de lo que compra y de las enormes diferencias entre castañas híbridas y castañas sativa.”, dijo.
Sería muy útil que las castañas estuvieran identificadas por castas en los lineales. El consumidor debe tener toda la información posible y que esta sea clara. (Manuel López “Vilariño”, Secretario de la IXP Castaña de Galicia)
Partiendo de que el consumidor es plenamente autónomo y no se le pueden imponer gustos, Vilariño señaló que productores, industrias, investigadores y todos los agentes del sector deben aportar todo el conocimiento existente para que se diferencie la castaña de calidad.

Las posibilidades y los condicionantes del mercado de la castaña gallega fueron analizados por Manuel López «Vilariño»
Hoy los mercados están demandando preferentemente castañas de tamaño grande. Eso no significa que no haya sitio para las pequeñas, que suelen ser más sabrosas. Por eso, el secretario animó a poner en valor parámetros como el tabicado inferior al 12%, la formación de lotes homogéneos (plantando de modo que se puedan recoger por castas) y la facilidad de pelado.
Vilariño reivindicó el papel de los soutos tradicionales, que bien gestionados pueden aportar hasta 4.000 kilos por hectárea, pero remarcó la necesidad de completar la producción de esos soutos con plantaciones nuevas, rentables y sostenibles.
La profesionalización puede llevar a que los castaños sean un medio de vida muy rentable y con poco tiempo de trabajo. Porque, dijo, precisan de más observación que de trabajo físico. Y, desde diciembre de 2024, toda Galicia está dentro de la IXP, de modo que se puede producir bajo el sello de calidad en cualquier terreno apto. Un aliciente más para atraer nuevos productores.
Vilariño se mostró confiado en que pronto habrá subvenciones para colocar cierres perimetrales en las plantaciones y evitar así la acción del corzo y del jabalí. Y señaló que la ubicación de esos cierres debe tener en cuenta que las ramas del árbol pueden pasar por encima de ellos.

Productores y técnicos participaron en la jornada organizada por la AGCS
La recogida y entrega de la castaña a la industria son momentos claves. El fruto debe ser recogido antes de que eche 48 horas en el suelo y no debe presentar humedad que lo pueda deteriorar. “Si vendemos 100 castañas húmedas, el comprador solo va a aprovechar 60. Así que no compró 100, compró 60. Y es probable que no nos vuelva a comprar.”, dijo Vilariño.
La forma de presentación no es solo una cuestión de sanidad del fruto. También de imagen. Por eso el secretario pidió que todos los envases que se usen para recoger y entregar la castaña sean de uso alimentario. Bien sean cajas o sacos. Y que la indumentaria para recoger sea la adecuada.
El manejo que se haga en la recogida o la presentación con la que se entreguen las castañas también son parámetros de calidad que debe cuidar el productor
En ese sentido, volvió a citar la presentación de lotes homogéneos para facilitar el trabajo de la industria y que se recompense por eso al productor. “Hay que buscar que en las máquinas entren grupos del mismo calibre -la cantidad de castañas que suman un kilo- para agilizar el trabajo tanto de pelado como de congelación. No solo se trata de que la castaña salga bien del souto, sino de que llegue perfecta al consumidor. Hay que tener una visión global de sector.”
El secretario hizo un llamamiento para que consejerías como la de Medio Ambiente y la de Cultura aporten ayudas al sector. Porque los castaños aportan agua pura y capturas de carbono y por la tradición cultural y etnográfica de los soutos.
Una de las labores que desarrolla la IXP son las catas. En ellas reúnen a operadores de los países a los que se exporta la castaña gallega para que seleccionen qué castas prefieren y por qué motivos. Sin olvidar que hoy hay en el mercado cerca de 50 elaboraciones distintas con castañas gallegas que también tienen diferente aceptación en cada país.
Las industrias y distribuidoras gallegas exportan fruto y productos elaborados a más de 30 países. En un año de buena cosecha, salen de Galicia entre 15 y 20 millones de kilos de producto. Y eso en cuanto a cifras oficiales de transacciones. Porque hay un alto autoconsumo y, lamentó Vilariño, un mercado negro aún demasiado fuerte que no permiten hacer una radiografía completa del movimiento de castañas. Por no hablar de los robos que se producen de fruto, tanto recogido como sin recoger, y que se acaban vendiendo pese a no estar identificada la procedencia.
Vilariño calcula que alrededor del 60% de las castañas en fresco va para el mercado nacional. Y que entre el 40% y el 45% va para las pequeñas industrias de transformación, que manejan principalmente fruto congelado o seco. En las segundas transformaciones las industrias actúan a demanda, es decir, van elaborando productos (harinas, marrón glacé, cremas…) según les surgen los pedidos.
Otro dato importante, apuntó el secretario de la IXP, es que las empresas gallegas podrían absorber el doble de la producción actual de Galicia sin necesidad de ampliar las instalaciones. Así, se reduciría la importación de fruto, se mantendrían abastecidos los mercados y habría una mayor profesionalización.
Los mercados, sobre todo europeos, están dispuestos a pagar precios muy altos por las castañas gallegas y sobre todo por los productos elaborados. Pero exigen una alta calidad y sanidad y unas castas determinadas en función de cada país.
Vilariño puso fin a su intervención explicando a los asistentes los requisitos que hay que cumplir y los pasos administrativos y auditorías que deben seguir las personas que deseen incorporarse a la producción de castaña bajo el sello IXP Castaña de Galicia.
MESA REDONDA… Y DEGUSTACIÓN
La jornada terminó con una mesa redonda en la que se hizo un análisis de las diferentes problemáticas que afectan y llevan años afectando al sector. En la misma intervinieron los ponentes Miguel Á. Vázquez, Antonio Rigueiro y Manuel “Vilariño” además de Miguel Areán, de Castañas Naiciña, Saul Sánchez, castañicultor de Samos y José Queijas, en representación de la AGCS.
Areán advirtió que la situación actual es muy preocupante y que el sector gallego podría no sobrevivir más allá de 10 o 15 años si no se cambia el rumbo y se modifican las actuales circunstancias. Basó su afirmación en el escaso nivel de profesionalización que sigue habiendo y que pone en riesgo el abastecimiento de las industrias.
En esa línea, Saul Sánchez hizo una comparativa con el sector lácteo. “La leche de las vacas solo llega al consumidor si hay quien las muña; con la castaña pasa igual: si no hay quien las recoja y si recogerlas no es rentable, acabaremos por perder toda esa riqueza.
En el debate se insistió en que cada año de buena cosecha quedan sin recoger en los soutos y plantaciones gallegas alrededor de 70 millones de kilos de castañas, que se pudren o son comidas por la fauna salvaje. Y lo que es más grave: esas 70.000 toneladas suponen que el medio rural gallego deja de ingresar cerca de 100 millones de euros. Algo inasumible, coincidieron los ponentes.
A la falta de mano de obra para recoger la castaña y al hecho de que la disponible esté envejecida, se suma el minifundio. Se citó el ejemplo de la parroquia Soutochao, en Vilardevós, donde después de ejecutar una concentración parcelaria, el tamaño medio de las fincas se sitúa en 3.000 m2.
Se puso sobre la mesa la necesidad de desestacionalizar el consumo de castaña en mercados como precisamente el gallego, para lo cual son necesarias campañas de promoción pero también una apuesta por la calidad. Y la calidad empieza en los soutos, por ejemplo, con las garantías que ofrece el fruto adscrito a IXP.
El mercado negro sigue siendo un problema. Sobre todo para la industria. De ese modo, se advirtió del daño que causan las furgonetas que recorren villas y parroquias comprando y vendiendo castañas sin factura o los puntos de recogida en los que no hay ninguna garantía de trazabilidad ni se documentan las transacciones.

Una de las elaboraciones con castaña preparadas por el chef Domingo González
Los participantes en la jornada pudieron degustar un menú de diferentes platos elaborados con castañas por el chef Domingo González, del Hotel Balneario Caldaria de Lobios. El menú consistió en una mezcla de tradiciones gallegas y nuevas elaboraciones y estuvo compuesto por los siguientes platos:
Empanada de pollo y castañas.
Caldo de castañas I.G.P., al estilo de O Xurés, chorizo de Puxedo, y grelos I.G.P. de Galicia.
Espinacas salteadas con queso de Cebreiro I.G.P., mousse de castañas I.G.P. con sombrero de lactanosa de pimientos de Arnoia I.G.P. y cordón de reducción de vinagre de Jerez.
Jabalí a la bordelesa con vino D.O. Ribeira Sacra y fabas de Lourenza I.G.P., setas y castañas.
Bica de castañas con manto de yogur vegetal y frutos rojos.
Filloa rellena de mousselina de castañas y crocanti de queimada gallega.
Mousse de castañas y fresas perfumadas con aroma de naranja y coulis de reducción de vino tostado D.O. Ribeiro.
Las personas interesadas en profundizar en los contenidos de la jornada pueden dirigirse a la Asociación Galega das Castañas e dos Soutos en la página web https://asociaciongalegadacastana.com/ Desde la AGCS hacen un llamamiento a todos los productores a contactar con la asociación para poder seguir avanzando en la profesionalización y fortalecimiento del sector.
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