El Sindicato Labrego Galego-Comisións Labregas (SLG-CCLL) presentó este viernes en rueda de prensa en Santiago de Compostela la guía política «Recomendaciones de políticas de la ECVC para las elecciones al Parlamento Europeo de Junio de 2024 y la legislatura a seguir», junto al análisis ejecutivo «Llevar la regulación de los mercados al centro de la PAC».
Elaborado por las organizaciones que integran la Coordinadora Europea del movimiento labrador mundial La Vía Campesina, estos dos documentos tienen como objetivo trasladar a las personas candidatas a los próximos comicios comunitarios instrucciones que permiten avanzar en la soberanía alimentaria de los pueblos europeos.
La economista especializada en políticas agrarias en el SLG-CCLL, Ana Rodríguez y el fruticultor, ganadero en ecológico e integrante de la Ejecutiva Nacional, Xosé María Villaverde, fueron los responsables de presentar públicamente en la Galicia este documento, que en cada país de la UE será trasladado, desde la adecuación a la diversidad de realidades productivas, a las formaciones políticas que por cada territorio concurren a los próximos comicios europeos.
Desde la Coordenadora Europea Vía Campesina consideran que «en el actual contexto de levantamiento de los agricultores en toda Europa, en el que las demandas de precios y mercados agrícolas más justos y mejores condiciones laborales se imponen claramente, las próximas elecciones europeas deben permitir a nuestras y a nuestros responsables políticos organizar una transición de los sistemas agrícolas y alimentarios basada en el derecho a la soberanía alimentaria».
En este sentido, desde el Sindicato Labrego advierten de que «la Política Agraria Común (PAC) actual no tiene como eje central las necesidades de la ciudadanía, sino los intereses de las empresas. Los datos hablan por sí mismos: en Europa hay hoy alrededor de 9 millones de explotaciones agrícolas, mientras que en el 2003 había 15 millones; la actual edad media de las personas agricultoras es de 57 años».
«Nuestros problemas como personas productoras de alimentos están principalmente relacionados con el modelo agroindustrial, orientado a la exportación, que promueve la concentración de las unidades productivas y el relevo de las personas labradoras por operarios industriales, muchas veces en régimen de semiesclavitud, y con abundante mano de obra migrante precarizada», planteó Xosé María García. «Por eso lo que queremos es una transformación radical del modelo, y para conseguir ese objetivo desde el Sindicato Labrego Galego, al igual que las demás organizaciones integrantes de la Coordenadora Europea Vía Campesina, hacemos propuestas de políticas que permitirían realmente hacer una transición agroecológica en el camino de la soberanía alimentaria para los pueblos europeos y, al mismo tiempo, hacer posible el relevo generacional, no sólo de las granjas que todavía sobreviven, sino también que sea posible recuperar población labriega, poner en marcha granjas desde cero, cosa que a día de hoy es una heroicidad, cuando no un milagro».
21 medidas para transformar el modelo agrícola europeo
Así, articulamos en siete bloques 21 medidas precisas para operar esta transformación en el modelo:
1) Garantizar precios viables y más personas agricultoras en la UE. Precisamos más labradoras para posibilitar la transición hacia la agroecología; la adopción de políticas públicas que regulen los mercados agrícolas y el control de la producción, redistribuir la producción a más labradoras y zonas en Europa y garantizar el derecho a una alimentación saludable para toda la población.
2) Priorizar los alimentos locales y las necesidades de las poblaciones en vez de las exportaciones. Esto implica parar los tratados de libre comercio.
3) Mantener una regulación estricta de todos los Organismos Modificados Genéticamente (OGM), incluidas las nuevas técnicas genómicas, y hacer cumplir los derechos campesinos sobre las semillas.
4) Hacer del acceso a la tierra un tema prioritario de las políticas públicas para garantizar la integración de más personas agricultoras jóvenes y la salud del suelo. La mitad de la superficie agrícola europea está en manos de sólo el 3% de las granjas.
5) Mudar el paradigma de las políticas climáticas hacia reducciones directas de emisiones y transición agrícola y evitar cualquier mecanismo de crédito de carbono vinculado a la tierra.
6) Reequilibrar la presencia de explotaciones ganaderas en todos los territorios europeos de aquí a 2035.
7) Incluir la implementación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos Labradores y De otras Personas que Trabajan en Zonas Rurales (UNDROP) en todas las políticas públicas de la UE en materia de alimentación y agricultura.
Para llevar adelante este giro de las políticas agrarias es imprescindible un cambio de paradigma en todo lo referido a la regulación de los mercados.
«El Parlamento Europeo codecidirá la nueva PAC, y parece que se va a centrar en los bonos de carbono, es decir, en convertir la contaminación en un negocio en el que unos puedan comprar y otros vender. Nosotros pedimos que la próxima política agraria común se centre en la regulación de los mercados. Las subvenciones pueden tener su función, pero para conseguir precios que cubran costes de producción y remuneren nuestro trabajo lo que precisamos es regulación del mercado, donde habría que incluir sacar la alimentación fuera de la Organización Mundial del Comercio (OMC)», expuso Ana Rodríguez.
Una hoja de ruta para regular los mercados agrícolas en la Unión Europea
A través del estudio «Llevar la regulación de los mercados al centro de la PAC», desde la CEVC explican «por qué la regulación de los mercados agrícolas es la pieza necesaria que les falta al Pacto Verde Europeo y a la Autonomía Estratégica Abierta Europea para obtener buenos resultados», y establecen la siguiente hoja de ruta:
Regular la producción y distribución de los volúmenes agrícolas mediante una reterritorialización de la agricultura,
Garantizar precios justos mediante mecanismos de estabilización de los precios agrícolas y de los insumos.
Incrementar el poder de negociación de los productores y de las productoras y regular los márgenes de beneficio del sector agroalimentario y de la gran distribución.
Obtener, sobre todo por parte de la UE, la derogación del acuerdo sobre la agricultura de la OMC y la adopción de un nuevo marco para el comercio agrícola internacional que se base en la soberanía alimentaria.
Gestionar de una forma más justa las importaciones y las exportaciones.
Uno de los objetivos de la Política Agrícola Común Europea es garantizar una agricultura sostenible en el territorio europeo. «No obstante, apenas observamos mejoras en los últimos 30 años. Es más, vimos un empeoramiento del estado de en medio ambiente, de la sociedad y de la salud pública», señalan desde el SLG.
En este sentido, proponen un ambio de rumbo: «Hay que salir del paradigma actual para que la regulación de los mercados y de los precios de los productos alimentarios y agrícolas justos y estables permitan que se ponga en marcha una transición planificada de los sistemas alimentarios europeos hacia una reterritorialización y la creación de 10 millones de granjas nuevas en Europa, condición sine qua non de la soberanía alimentaria».
«Esta soberanía alimentaria incluye la realización del derecho fundamental a la alimentación, la democratización de los sistemas alimentarios, así como un cambio de rumbo a favor de la solidaridad internacional. Esta debe ser la nueva brújula de la Unión Europea del siglo XXI», concluyen desde el SLG.