
Bomberos forestales preparándose para impedir la llegada del fuego a las casas del núcleo de Rexa, en Celeiro de Mariñaos (Barreiros), en la noche del pasado domingo. Foto: Carlos Castro.
Eran las 4 y cuarto de la tarde. Yo estaba en casa, delante de la puerta, y me olió a humo. No venía acompañado de aroma a churrasco, así que levanté la cabeza y miré hacia el monte. Primero hacia Cornería, donde dice la leyenda que fue enterrado el obispo Maeloc con su tesoro. Allí todo normal, la misma masa continua de eucalipto de distintas edades que llevo viendo desde que nací.
Después cambié la mirada hacia el sur, de donde venía el viento. Por encima de la casa de León, en los montes de A Lagoa, se veía una pequeña columna espesa de humo blanco, como la que sale cuando pides permiso para quemar el rastrojo y prendes fuego a un manojo de zarzas.
Inmediatamente llamé al 085 sin saber muy bien todavía dónde estaba el foco. José Ángel, mi vecino, cogió el tractor y, al subir al monte, ya vimos que el fuego estaba al otro lado del río, en Vilamar. Volvimos a llamar al 085 para darles la localización exacta e insistimos en que era vital evitar que cruzara el río Masma hacia Rexa. Por el otro lado estaba la autovía y la carretera N-634, así que el perímetro a vigilar estaba bastante claro.
No somos técnicos especialistas en incendios, pero sí vecinos de la zona que conocemos el terreno
Ni yo ni José Ángel somos técnicos especialistas en extinción de incendios, pero sí vecinos de la zona que conocemos el terreno. Por eso pienso que no estaba de más que nos hubieran escuchado.
Los helicópteros llegaron enseguida (hasta 7, según los datos de la Consellería), también los hidroaviones (3), pero, en mi humilde opinión, había poco personal a pie y mal distribuido sobre el terreno.
Desde las 4 y cuarto que dimos el aviso hasta las 6 y media de la tarde los únicos que estábamos en el camino que va a la vieja central hidroeléctrica de A Cazolga, para vigilar que el fuego no saltara el río Masma, éramos dos vecinos y tres bomberos del parque comarcal de Barreiros (todos los que estaban ese día de servicio, por cierto).
El fuego estaba cercado por un lado por el río Masma y por el otro por la autovía A-8 y la carretera N-634; es imperdonable que le dejaran saltar por los dos lados
A ellos los había mandado el 112 para proteger las casas de Rexa, pero la mejor manera de hacerlo era evitar que el fuego pasara el río. Teníamos dos camiones pequeños con agua, pero faltaban mangueras y sobraban zarzas por donde meterlas.
Pedimos al Concello que alguien nos trajera una desbrozadora para abrir camino pero nunca llegó, y a uno de los agentes forestales de la zona que coordinaba el dispositivo en esos momentos iniciales que mandara más medios a medida que las llamas se acercaban al cauce entre el Pozo do Ferro y el Pozo Capitán, pero tampoco nos hizo caso.

Brigadistas, por la noche, junto a la casa del León y la granja de vacas de leche de José Ángel. Foto: Carlos Castro.
A las 6 y media llegó hasta nosotros Protección Civil de Barreiros. No venían a echar una mano, sino a echarnos de allí. Detrás de nosotros, se marcharon también los bomberos de Barreiros con sus dos camiones de agua. En su lugar quedaban únicamente 4 brigadistas sin motobomba que acababan de llegar para vigilar la zona.
Sin agua ni más ayuda, aquellos 4 bomberos forestales fueron incapaces de evitar que el fuego saltase a la otra orilla, justo cuando eran evacuados gravemente heridos cuatro compañeros suyos de la brigada helitransportada de Castromaior que atacaban la cola del incendio en el lado de Vilamar y que tuvieron que cruzar el río para salvar su vida.
No soy quién para valorar la decisión de lanzar en medio del fuego a cinco chavales (otro volvió para Vilamar y avisó de lo ocurrido) en una zona escarpada de difícil acceso y peor huida, con continuos cambios de viento que hicieron que quedaran cercados enseguida, no dejándoles más salida que tirarse al río.
No faltaron medios pero, desde mi punto de vista, estaban mal colocados. Hubo descoordinación y caos durante toda la tarde, como si el circular de decenas de sirenas de un lado a otro, como pollos sin cabeza, fuera a espantar las llamas, perdiéndose unas horas vitales para confinar el fuego entre la autovía A-8, la carretera N-634 y el río Masma.
No faltaron medios, pero hubo descoordinación y caos durante horas, hasta que el fuego se descontroló por completo
La Consellería cuenta efectivos como si fueran votos: 4 técnicos, 24 agentes, 32 brigadas, 28 motobombas, 4 palas, 2 unidades técnicas de apoyo, 7 helicópteros y 3 aviones. Incluso estuvo la conselleira, María José Gómez, y el delegado de la Xunta en Lugo, Javier Arias. Venían de fiesta (la de los Remedios de Mondoñedo) y pasaron por Celeiro, pero se marcharon tan pronto como el fuego cruzó el río camino de las casas de los vecinos de Rexa (no les dio tiempo ni a sacarse la foto para mandar la habitual nota de prensa).
Además, eso de contar medios al peso y de forma acumulativa es engañoso. No todos se movilizaron ni se desplegaron sobre el terreno desde el primer momento y no todos los efectivos son igual de efectivos. El grueso del dispositivo llegó al caer la noche, cuando se marcharon los helicópteros y aviones, y los vecinos quedamos a merced del viento.
Subestimaron el fuego en las primeras horas y, cuando al anochecer los helicópteros e hidroaviones se marcharon, quedamos a merced del viento
A las 10 de la noche el fuego estaba ya encima de las casas de León y de Xulián, separadas del monte tan solo por una pista. Este año, en primavera, habían llegado las cartas de las franjas de protección de 50 metros en torno a las viviendas, pero aún no se había hecho ninguna.
Hubo mucho revuelo con esas comunicaciones, porque es cierto que en algún caso las líneas en el mapa fueron pintadas sin mucho criterio, parece que por ordenador, vía satélite, por una inteligencia artificial que no pisa el terreno y acierta lo mismo que lo hace el Catastro en los montes de la zona.
Esta primavera habían llegado las cartas de las franjas de protección en torno a las viviendas, pero aún no se había hecho ninguna
La proximidad del fuego y la dirección del viento hacía que las chispas cayeran ardiendo sobre las 5 casas del núcleo de Rexa. El peligro era real, sobre todo para las dos casas de la parte de arriba, las más próximas al monte, al igual que lo había sido un poco antes al otro lado de Celeiro, donde las casas de San Caetano y de Xunto á Igrexa también habían tenido el fuego a las puertas por el avance del otro frente, el que logró saltar la carretera N-634.
Hacia las 2 de la madrugada, un cambio en la dirección del viento permitió a las brigadas que protegían las viviendas centrarse en el fuego. En plena noche, los bulldozers hicieron un cortafuegos con varias pasadas monte arriba para detener la lengua del incendio, mientras el agua de las motobombas frenaba su avance lateral en el camino principal que sube a Cornería. Pasaban de las 4 de la mañana, 12 angustiosas horas después del aviso al 085.
Tenemos que aprender de lo que pasó: ¿por qué no una agrupación forestal de gestión conjunta para poder ordenar el monte?

Eucaliptos quemados en Celeiro de Mariñaos tras el paso del fuego
En cuanto llueve, los incendios forestales dejan de estar en el foco en Galicia… hasta el verano siguiente, cuando vuelve a arder. Rexa fue noticia fugaz estos días por los 5 brigadistas quemados. Por eso vinieron las teles.
La queja que se escucha todos los años cuando hablas con los vecinos en las zonas quemadas es que enseguida se olvida, tan rápido como vuelve a crecer el helecho.
Por eso, tras la descripción de los hechos, son estas solo unas reflexiones personales en voz alta, con el ánimo de que aprendamos de lo que pasó.
¿Está A Mariña preparada para defenderse del fuego?
Los refuerzos que llegaron a Rexa al caer la noche eran brigadas venidas de lugares como Becerreá o A Fonsagrada y tenían como misión principal proteger las casas. Traían personal, su propia motobomba, un tractor con cisterna de 21.000 litros para hacer de nodriza y bulldozers, que demostraron ser mucho más efectivos que los helicópteros y aviones para controlar el incendio.
Fueron los bulldozers de noche los que apagaron los dos frentes del fuego, no los helicópteros ni los hidroaviones de día
Eran gente experimentada y curtida en apagar incendios, no los habían visto simplemente por televisión. La brigada de Becerreá que estuvo en Rexa, por ejemplo, había pasado todo el mes de agosto luchando contra las llamas en Ourense.
Son una especie de unidad de élite, que va allí donde hace falta. Se creó tras los incendios que arrasaron los Ancares en el año 2017, donde ardieron casas, como pudo también haber ocurrido este domingo en Celeiro de Mariñaos (sin embargo, aquí en ningún momento se decretó el nivel 2 de alerta por riesgo en viviendas, algo que es contradictorio con mandar medios y personal a protegerlas cuando, en teoría, de manera oficial no están en peligro).
Los que apagaron el fuego no eran brigadistas contratados solo en los meses de verano
Los que apagaron el fuego no eran brigadistas fijos-discontinuos (contratados 8 meses en este 2025), eran bomberos forestales que están todo el año, que conocen los montes de su zona, donde en invierno limpian los caminos en los que tienen que entrar con las motobombas en verano.
Pero en A Mariña no se hace prevención ninguna. Justo antes del verano fuimos a limpiar la fuente de la que bebemos las casas de Rexa. Tuvimos que ir por un camino que tiene tojos de 3 metros de alto por el medio. Es uno de los caminos principales, que circunvala Cornería entre Rexa y O Barral, el mejor cortafuegos si estuviera limpio, pero en A Mariña los caminos del monte solo se limpian cuando se saca la madera por ellos: una vez cada 20 años.
En A Mariña no se hace ningún tipo de prevención y los caminos solo se limpian cada 20 años cuando se saca la madera por ellos
La Consellería aseguraba este año que se estaba “refrendando la apuesta del Gobierno autonómico por la planificación preventiva para luchar de un modo estructural contra los incendios en zonas afectadas recurrentemente por los incendios”.
Pues entonces la explicación será que la comarca de A Mariña no está considerada zona recurrente, aunque en Celeiro de Mariñaos ya había ardido el año pasado, igual que en la vecina Trabada en octubre del 2023. Tenemos una de las mayores masas forestales de Galicia, dominadas por los eucaliptales, ¿no sería bueno que tuviéramos una brigada de élite como la que se creó en los Ancares después de los incendios de 2017 y que tuvo que venir a sacarnos las castañas del fuego (nunca mejor dicho) el domingo pasado a Barreiros?
¿No sería bueno que tuviésemos bulldozers en A Mariña para que no tengan que venir desde Lugo o Becerreá?
La brigada de Becerreá fue movilizada a las 7 de la tarde (el fuego llevaba ardiendo desde las 4 y cuarto), pero llegar desde allí con maquinaria pesada lleva lo suyo (más de hora y media), así que llegaron cuando ya caía la noche. Reitero, ¿no sería bueno que tuviésemos bulldozers en A Mariña y brigadistas para conducirlos para que no tengan que venir desde Lugo o Becerreá?
40 años sin incendios
En Cornería hacía 40 años que no ardía el monte. Pero eso da solo una relativa sensación de tranquilidad. Del otro lado del pueblo, en el lado del Cordal, ya había habido un susto el año pasado. Los eucaliptos quemados el año pasado estaban aún sin cortar y las llamas volvieron a llegar este año hasta ellos.
Yo no sé si el fuego fue intencionado o no (eso tendrá que decirlo la investigación que lleven a cabo los agentes de la UIFO, la Unidad de Investigación de Incendios Forestales, creada en Galicia en el año 2021), pero el día se prestaba a eso, con temperaturas de 27 grados y viento sur.
No sé si el fuego fue intencionado o no, pero el día se prestaba a ello, con temperaturas de 28 grados y viento sur
Cuando los vecinos de Rexa llegamos al lugar del incendio a las 4 y cuarto de la tarde, había dos focos ardiendo, separados unos 100 metros uno del otro. ¿Podría ser que hubieran prendido en dos sitios? ¿O que el viento hubiera esparcido el fuego? No lo sé.
El foco principal estaba debajo de una línea de alta tensión, la que une Boimente, en Viveiro, con Pesoz, en Los Oscos, abierta hace 15 años para evacuar la electricidad generada por los parques eólicos. Pero eso tampoco quiere decir nada, pues pudo ser una chispa la que provocara el incendio o bien que fuera más fácil prender fuego en la zona que está rozada bajo el tendido eléctrico que hacerlo en medio de los tojos y las zarzas.
Tenemos fama de ser sitio húmedo y refugio climático, pero en A Mariña este año lleva sin llover desde principios de julio
Con la incógnita de las causas, lo que sí está claro es que las condiciones climáticas cambiaron desde la última vez que ardió Cornería, hace 40 años. Aunque en A Mariña tenemos fama de sitio húmedo y cada vez más turistas buscan en nosotros un refugio climático, este año lleva sin llover desde principios de julio y es en otoño, cuando el helecho está seco, cuando aumenta el riesgo de incendio.
Los vecinos no estorban

Nos mandaron salir de las casas cuando el fuego aún no había cruzado el río Masma; por la noche, cuando el incendio llegó de verdad a su lado, volvimos para defenderlas
Cada vez que se produce un incendio, se repite siempre el mismo patrón a la hora de proceder, equivocado, a mi modo de ver. Lo primero que se hace es echar a los vecinos del lugar, que son los que conocen bien la zona. Si nos hubieran hecho caso a José Ángel y a mí a las 4 y cuarto de la tarde, el fuego no habría cruzado el río Masma y no habría llegado después por la noche a las casas de Rexa.
La jefa de Protección Civil de Barreiros y su chófer, al mando de un flamante todoterreno del 112 regalado por la Xunta, nos mandaron salir de las casas a las 6 y media de la tarde. Después, con la caída de la noche y cuando las llamas estaban, ahora sí, cerca de ellas de verdad, volvimos para defenderlas del fuego, con la sensación de que le dan un chaleco de Protección Civil a cualquiera.
Si Jorge no hubiera guiado a la Guardia Civil hasta llegar a ellos, seguramente la suerte de los brigadistas habría sido otra
Y si Jorge (otro vecino) no hubiera guiado a la Guardia Civil hasta llegar a los brigadistas quemados para poder evacuarlos, seguramente su suerte habría sido muy distinta.
Por eso, los vecinos y vecinas tienen que ser una pieza fundamental en la estrategia de prevención y extinción de incendios. Apartar a los habitantes del lugar es una torpeza que conduce a que vean el problema como ajeno y a que adopten las medidas de prevención, como por ejemplo las franjas, como impuestas.
¿Los eucaliptos, los culpables?
Independientemente de la especie (aunque evidentemente influye), solo una (buena) gestión del monte y del territorio minimizará (que no evitará) los incendios y sus consecuencias. Y poner ahora el foco solo en eucaliptos sí o eucaliptos no es únicamente una forma fácil de buscar enfrentamiento social y no aportar solución alguna. Porque los eucaliptos arden si alguien les prende fuego, igual que también arde el monte donde no los hay (y no hay más que ver lo que ha pasado este mismo verano en Ourense).
Los eucaliptos llevan en A Mariña desde antes de que naciéramos muchos de los que la habitamos en este momento. Desde ese punto de vista, para mí los eucaliptos son una especie autóctona, pues no recuerdo otra cosa. Quizás no tengan el mismo pedigrí de años en el territorio que el castaño pero, ¿cuánto tiempo tiene que pasar para que una especie forestal o una persona sea considerada propia de un lugar?
El monte en A Mariña es como el Gordo de la Lotería cuando cae bien: está muy repartido
Los eucaliptos quemados el domingo eran ya la segunda o tercera generación de inmigrantes. Antes, hubo pinos, fomentados, al igual que los eucaliptos, por la Administración pública a través del Plan Nacional de Repoblación Forestal y el ICONA.
En Barreiros, del mismo modo que en el resto de municipios vecinos, tenemos montes pequeños pero muy productivos, y, cuando las familias tienen que afrontar gastos extraordinarios (un arreglo en la casa, cambiar el coche, etc.), recurrimos a nuestro banco del monte. Pretender acabar con esta economía social es desconocer la realidad y vivir en la inopia de un mundo urbano desconectado del rural.
Buena parte de los montes que rodean a las casas de Rexa pertenecen a herederos que viven en Vigo o en Barcelona
En Celeiro las plantaciones de eucalipto están cerca de las casas, sí, pero ni la tierra agraria fue masivamente forestada (como sucede en otras zonas) ni el territorio está abandonado. Queda una explotación de leche y 3 de carne (antes éramos 20 casas con vacas), donde se da el maíz no hay plantaciones forestales y está la pradera casi todo lo que vale para eso.
Es cierto que antes se sembraba cereal (trigo y centeno) en el monte, que se iba a por molido para echar a las vacas en las cuadras y que había un rebaño de ovejas pastando en el monte abierto (que ahora ya no queda, pero que también ardía año sí y año también, según contaba mi abuelo). Pero también había más gente en las casas y el hambre era otra.
Porque, ¿cuál es la alternativa a los eucaliptos para personas jubiladas o para herederos que viven en Vigo o en Barcelona? ¿Los tojos y las zarzas? También se dan bien en A Mariña. ¿O es que pretendemos que tengan un rebaño de cabras o que planten castaños y vengan a rozarlos dos veces al año?
Hacer de la desgracia una oportunidad
Por eso, lo sucedido este domingo es también una oportunidad para gestionar la zona quemada de otro modo, de manera conjunta, sin que los propietarios pierdan la titularidad de sus montes pero ganando seguridad, profesionalización y rendimiento.
Hay instrumentos y herramientas legales para ordenar y gestionar en conjunto el monte; solo hace falta poner a los propietarios de acuerdo
Solo así es posible tener franjas de protección amplias alrededor de las viviendas y mantenerlas limpias, abrir caminos y cortafuegos allí donde hacen falta y crear discontinuidades con frondosas. En definitiva, ordenar el monte de un modo racional.
Veremos si se da algún paso en ese sentido. Instrumentos y herramientas legales existen, como las agrupaciones forestales de gestión conjunta, pero hay que poner a los vecinos de acuerdo y alguien tiene que tomar la iniciativa.
No sirve que el Concello mire para otro lado diciendo que la política forestal es cosa de la Xunta, ni que la Xunta no haga tampoco nada escudándose en que los montes de Celeiro son de propiedad privada.
Si no cambiamos el modelo forestal de la zona, lo único que quedará será esperar al próximo incendio, quizá dentro de 5 años, de 7 o de 12
Porque si cada uno de esos propietarios privados empezamos a cortar nuestro trozo de monte para volverlo a plantar, tendremos una masa continua y uniforme de 140 hectáreas de eucalipto (las que dice la Xunta que han ardido) todas de la misma edad: un polvorín.
Es decir, estaremos aún en peor situación que el domingo para enfrentarnos a un nuevo incendio. Al menos ahora había, al lado de eucaliptales maduros, plantaciones nuevas que el bulldozer aprovechó para entrar y hacer el cortafuegos.
Así que de todos depende hacer que la historia no se repita.
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