
Lino Perdiz na parroquia de Barxes (concello de Muiños), onde había bastante viñedo ata os anos 70 e 80, sobre todo nos camiños e lindeiros de fincas. Foto: Cedida
Recuperar de la forma más profesionalizada posible el cultivo de las vides, apostar por vinos de calidad, desarrollar proyectos agro-empresariales y, con el tiempo, obtener el reconocimiento de Indicación Geográfica Protegida (IGP). Son los objetivos de la Asociación de Viticultura del Val do Limia (AVVL), que acaba de crearse en los municipios ourensanos de Lobios, Entrimo, Muíños y Lobeira. Ya mantuvieron encuentros con especialistas en viticultura y programaron diferentes actividades para este año. Hablamos con uno de sus responsables, Lino Perdiz, sobre la situación de partida y los objetivos agrícolas, comerciales y sociales.
¿Por qué y para qué nace esta asociación y por qué en este momento?
La viticultura en esta zona del Val do Limia está registrada desde la Edad Media y fue un puntal de la economía. Pero la emigración y la construcción de los embalses de Lindoso y As Conchas hicieron que se abandonara o quedara reducida a autoconsumo. Hoy quedan unas 65 casas en las que se sigue haciendo vino, de las cuales algo más de 20 están integradas en la AVVL. Hay personas que tienen interés en montar pequeñas bodegas y non pueden ni tener derechos de plantación o de subvención porque no hay aún nada regulado. Ese es uno de los motivos por los que creamos la asociación. Lo primero que hay que hacer es saber cuántos litros se producen y cuánto terreno está dedicado a viñedo. Y también saber cuál sería la capacidad productiva y las hectáreas que se podrían abarcar en un futuro. En eso estamos.
Nuestro principal referente es la IGP Terras do Navia. Porque los terrenos y el clima son muy similares y porque también partían de un cultivo que quedó muy mermado. De hecho, aquí ya hay quien plantó branca legítima, la variedad propia del Navia, y con muy buenos resultados.
Además, queremos potenciar las variedades autóctonas, que son las que pueden hacer un vino diferenciado y con mejor aceptación. Y es que en algún tiempo la necesidad llevó a que se trajeran variedades de peor calidad pero mayor producción, como eran el palomino o el alicante.
¿Cuáles son las características de los vinos del Val do Limia?
Aquí se hacía mayoritariamente tinto joven. Y también mucha mezcla con predominio de variedades tintas sobre las blancas. Hoy es más o menos igual. Lo que si tenemos es una amplia gama de variedades por estar limítrofes o muy próximos con zonas de fuerte tradición como el Ribeiro, Monterrei o las comarcas portuguesas de Barroso y Montalegre, Las cepas más viejas -en algunos casos de 200 años- son de mencía, garnacha, merenzao, caíño y sousón en tinto y de espadeiro, ibado o treixadura en blancos. Pero en los últimos tiempos también se plantó godello, xerez, touriga, roriz…Por eso estamos realizando catas para dar con las combinaciones más adecuadas. No se trata de elaborar vinos uniformes pero si que sigan una cierta pauta.
Para los maridajes, lo habitual es consumirlos con la caza, que aquí era muy abundante, y con los productos de la matanza y salazones del cerdo. Aunque habrá que investigar otros posibles platos con los que también encajen.
Zonas de la comarca de A Limia acaban de ser declaradas vulnerables a nitratos. ¿Temen que la actividad agro-industrial pueda afectar a los vinos o que la propia palabra “Limia” pueda llevar a dudar de la calidad de los vinos?
Para nada. Rotundamente no. Esta es una zona deprimida y con muy poca actividad. En 25 años pasamos de 30.000 a 6.000 habitantes. En esta parte no hay concentración de granjas de cerdos o grandes plantaciones de patata y cereal que requieren del uso de productos químicos y tienen un nivel de emisiones de nitratos que hay que controlar. Lo que tenemos es una incipiente ganadería de vacuno en extensivo y algo de producción horticola y frutícola. Y, ahora, una apuesta por el vino.
En cuanto al término “Limia”, no es algo que valoremos ni para bien ni para mal. A Limia es muy extensa y tiene zonas muy diferenciadas. Estos municipios son el Val do Limia y non le vamos a cambiar el nombre. Más aún, tenemos el Val do Lima portugués, que es una continuación de nuestra tierra y donde ya se producen vinos de alta calidad a gran escala. En breve estableceremos contactos con los vecinos portugueses para buscar asesoramiento y fórmulas de colaboración.
Aunque el proyecto acaba de comenzar, ¿ya han pensado en el enoturismo y en la elaboración de aguardientes y destilados como posibles recursos?
Aquí hay ya cuatro albergues, un balneario en Lobios y bastantes casas de turismo rural. Incluso abrió hace poco un alojamiento y casa de comidas en Porqueirós, una aldea que llevaba tiempo abandonada. Así que, sin ser masivo, si que hay un creciente turismo. Si a esos turistas que vienen en los fines de semana o en las vacaciones somos capaces de ofrecerles la posibilidad de visitar una bodega o viñedo o incluso participar en algún de los trabajos de la viña, cumpliremos un doble objetivo: por un lado ampliar el atractivo turístico de la zona y, por otro, hacer promoción de nuestros vinos entre los visitantes. Porque e boca a boca sigue siendo una herramienta muy útil.
En cuanto a los destilados, se mantiene en algunas casas la producción de aguardiente para autoconsumo o para regalar a vecinos o amigos. Hay que destacar que estudios de especialistas como Paco Rego señalan que el aguardiente de esta zona es una de las tres mejores de Europa. Especialmente la del lugar de Ganceiros, en Lobios. Antiguamente se hacía intercambio de productos entre los vecinos de las zonas más elevadas, que traían trigo y centeno, y los de las más bajas, que traían productos de la ribera. Ganceiros era un punto de encuentro y el aguardiente una de las mercancías más valoradas. Hoy se mantiene un cierto nivel de producción y si que consideramos que será un recurso muy importante en toda la zona si los proyectos salen adelante.
En la provincia de Ourense hay tres Denominaciones de Origen vinícolas (Valdeorras, Monterrei y Ribeiro), la mitad de otra (Ribeira Sacra) y una IGP (Val do Miño-Ourense). ¿Creen que hay espacio para otra figura legal como la IGP que pretenden crear, teniendo en cuenta que el consumo mundial de vino baja cada año?
Desde el punto de vista burocrático, no depende de nosotros. A ver lo que nos van diciendo a medida que aportemos documentación. Lo que está claro es que esta zona está muy escorada dentro de la provincia y que tenemos un clima muy particular. Aquí hace mucho frío y mucho calor. Y, sobre todo, llueve mucho; la zona de Portela do Home es una de las más lluviosas de Europa. Incluso dentro del Val do Limia tenemos climas muy diferentes, lo que equivaldría a las subzonas en otras zonas de vino.

Viñedo en Ganceiros, no concello de Lobios. Foto: Cedida
Respecto al mercado y la competencia con las DO y la IGP, no lo podemos valorar aún. La producción es muy pequeña de momento. Suponemos que empezaremos en el mercado de proximidad y, sobre todo, en la hostelería. Que el consumo vaya bien o mal no es algo que nos vaya a afectar al comienzo ya que partimos de cero. El mercado no fue en lo primero que pensamos cuando iniciamos el proyecto, si bien non vamos a negar que sea importante. Y, sobre la bajada de consumo, creemos que hay países como los del norte de Europa donde irá aumentando.
¿Como es el trabajo en los viñedos de esa zona? Está muy mecanizado?
Ante todo hay que decir que aquí seguimos trabajando una importante cantidad de parras. Hay lugares en que se podan los árboles para usarlos como soporte de las parras. La de la parra es una imagen propia del Val do Limia. Esos viñedos viejos se trabajan casi todos de forma manual por las reducidas dimensiones de las parcelas y el poco volumen de producción. Pero las plantaciones nuevas ya permiten el uso de motocultores o tractores de poco tamaño y ya están en espalderas, que es lo máis adecuado de cara al futuro. También hay que diferenciar entre zonas de bancales similares a los de la Ribeira Sacra y zonas más llanas y fáciles de trabajar en el fondo del valle. Hoy quedan muchos terrenos disponibles porque se abandonó el cultivo del maíz, que fue una gran fuente de riqueza, y esas parcelas son asequibles y aptas para producir vino. El tipo de suelos es muy variado y tenemos viñedos en zonas arenosas, arcillosas y de limo.
Por ahora no contamos con empresas de servicios técnicos a la viticultura, pero estamos trabajando con asesores que nos guían en estos primeros pasos. La falta de mano de obra que hay en otros sectores no es un problema porque, hasta ahora, no es necesaria. Veremos más adelante.
«El vino y el paisaje del Val do Limia son muy difertentes»
Para poner en marcha la IGP y la profesionalización de la viticultura, los viticultores del Val do Limia cuentan con el asesoramiento de FRUGA-AGV. Uno de sus técnicos, Xavier Monteagudo, explica que aún es pronto para conocer la producción actual y la capacidad futura. “Es importante saber lo que ya hay pero también estudiar la zona para calcular el número de hectáreas vinificables y cuánto pueden llegar a producir. Fue lo que hicimos en las IGP de Navia y O Morrazo.” Lo que señala Monteagudo es que la mecanización es posible y deseable. “En algunos de los viñedos viejos es difícil emplear maquinaria; para hacerlo habría que arrancar las parras y sustituirlas por cepas nuevas, pero se perderían plantas de alto valor. En las plantaciones nuevas, hay terreno suficiente y disponible para hacerlas totalmente mecanizadas, que es mejor opción en cuanto a ahorro de costes y tiempo.”
El técnico de FRUGA-AGV no ve problemas en que llegue a haber seis figuras de reconocimiento geográfico vinícola en la provincia de Ourense. “Las DO que ya hay son muy diferentes entre si tanto en la orografía, tipo de suelo y clima como en el vino que se elabora en cada una. Sólo entre el Ribeiro y la IGP Val do Miño-Ourense puede haber una similitud. Y, desde luego, el Val do Limia es muy diferente del resto.” Y tampoco considera que el nombre de Limia pueda influir negativamente por estar vinculado a la agricultura y ganadería intensivas. “El vino es paisaje y el paisaje del Val do Limia es muy diferente del de Xinzo. Le toca a los viticultores poner en valor ese paisaje y asociarlo con vinos de calidad.”
La bajada del consumo de vino no preocupa especialmente a Monteagudo. “Es cierto que hay una caída global, sobre todo de tintos. Pero hay que matizarlo porque no afecta ni por igual ni a todos. Nosotros observamos que las IGP gallegas incrementan las ventas cada año. Por ser la novedad, por ser productos escasos, por la alta calidad…por lo que sea, pero aumentan. Así lo estamos viendo en las Terras do Navia e en O Morrazo. Esto contrasta con las DO más pequeñas, que lo están pasando mal.”
El punto de partida es una de las fortalezas del vino en el Val do Limia. “Aquí hablamos de más de 20 viticultores y de una multitud de variedades que se mantuvieron en el tiempo. En las Terras do Navia comenzamos con una bodega minúscula y un pequeño proyecto familiar. Y cada año hay incorporaciones. Aparte de que en Negueira de Muñiz hay 200 habitantes y aquí 6.000. Las condiciones son buenas y hay que aprovecharlas. Y no olvidemos que el vino siempre genera riqueza allí donde se cultiva.” Tampoco descarta el técnico la creación de una cooperativa de viticultores, que considera una opción factible ya que permitiría socializar los gastos e inversiones. Y deja claro que la apuesta inicial debe ser el mercado de proximidad.
En lo que no es optimista el técnico de FRUGA-AGV es en la obtención de la IGP a corto o medio plazo. Y cita de nuevo el ejemplo de las Terras do Navia, que comenzaron el proceso administrativo en 2012 y no obtuvieron el reconocimiento hasta 2023. “Lo importante es que las administraciones sepan que en esa zona se produce vino. Un vino diferente y de calidad. Una vez que lo saben, ya ellas hacen por regularizar la situación. Eso si, hay que ser conscientes de que es un proceso largo y tedioso que se sabe cuándo comienza pero no cuándo acaba.”
Catas para perfeccionar y promocionar el vino y una fiesta o feria en el verano son algunas de las actividades en las que ya trabajan desde la AVVL.

Viñedo en Ganceiros (Lobios). Foto: Cedida