“En Galicia tenemos la enorme suerte de contar con suelos con mucha materia orgánica”

Jesús Sánchez es asesor técnico de viticultura de Delagro para Galicia y también Norte de Portugal, aunque anteriormente trabajó en el sector agrícola en varios países. Desde su posición ve como las restricciones fitosanitarias y los horizontes de 2030 están marcando un cambio cara una gestión cada vez más sostenible y eficiente que parte de un mejor aprovechamiento de los suelos, y de un afán por trabajar mejor en todos los eslabones de la producción de vino

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“En Galicia tenemos la enorme suerte de contar con suelos con mucha materia orgánica”

Jesús Sánchez asesor de Delagro. / Fuente: Elaboración propia

La necesidad de hacer cultivos más sostenibles con el menor impacto medioambiental también está presente en la viticultura. La defensa contra enfermedades como el mildiu cuenta con cada vez menos herramientas químicas que obligan a utilizar los suelos para favorecer el sistema inmunológico de la planta. Hablamos con Jesús Sánchez, asesor técnico de viticultura de Delagro, que nos cuenta su punto de vista destacando el privilegio de Galicia frente a otros países.

Ofreces un asesoramiento técnico en viticultura, ¿qué abarca?

Mi trabajo abarca básicamente asesorar a los viticultores que trabajan con nosotros sobre todo en nutrición, esto es, en torno a las carencias que pueden tener algunos cultivos o viendo lo que necesitan con precisión; tradicionalmente tenemos una cultura de abonar muy fuerte y muchas veces no llega a ser necesario, con lo cual acarrea un sobrecoste para el agricultor que desde mi trabajo intento evitar. Otra de las cuestiones es que ayudo a los viticultores con los tratamientos necesarios, principalmente para reducir su uso, tanto de cara a ahorrar costes como para hacer una gestión más eficiente y sostenible de los viñedos, aportando soluciones de bajo perfil toxicológico, integrándolas en las estrategias tradicionales, y buscando siempre un excelente de producción, con una buena salud en la viña. 

¿Sobre que cuestiones trabajas más en los viñedos? ¿Qué preocupa más a los viticultores? 

Lo que más preocupa es la defensa contra el mildiu, que se trata de una enfermedad fúngica, la cuál en esta zona en la que estamos ahora mismo, en el Salnés, es un auténtico calvario porque tenemos una condición excelente para el desarrollo de esta enfermedad. Cada vez hay menos herramientas fitosanitarias para combatirlo, con lo cuál es una auténtica lucha diaria para intentar mantener un volumen de producción y una uva de calidad para hacer los vinos de gran calidad que se hacen aquí en el Salnés.

Esta campaña se está presentando complicada, como las últimas. No hubo mucho frío en invierno, por lo que el mildiu resistió muy bien de un año para otro

¿Cómo se está presentando esta campaña en los viñedos gallegos? 

Esta campaña se está presentando complicada, como las últimas. No hubo mucho frío en invierno, por lo que el mildiu resistió muy bien de un año para otro. Ya había esporángios activos antes incluso de la brotación de la viña. Tenemos un tiempo bastante complicado este año, con temperaturas altas, mucha humedad, e incluso en los días que hay sol tenemos un promedio de 90% o 95% de humedad, con lo cual, complica mucho la defensa de la planta. 

El año pasado hubo mucha merma por este tema. Este año parece que los viticultores están más atentos, e incluso por la parte de asesoría también parece que estamos más concienciados. La idea es mantener la máxima producción posible dentro de los límites de la D.O.

Imagen aérea de una zona de cultivo de las Rías Baixas. / Fuente: Elaboración Propia

Imagen aérea de una zona de cultivo de las Rías Baixas. / Fuente: Elaboración Propia

¿En qué estado sanitario se encuentran los viñedos?

Para las condiciones que tuvimos los viñedos se encuentran en un estado sanitario de buenas condiciones. Está siendo un año muy complejo desde el inicio de brotación y el tiempo está castigando muy duro toda Galicia para este tema. Para las condiciones tan adversas que tenemos, la verdad es que en la mayoría de los casos están en un buen estado sanitario.

¿Está habiendo mucha incidencia fúngica en las viñas de las Rías Baixas?

Hay incidencia. De hecho, ahora como podemos ver aquí hay algo de mildiu larvado que comenzó la semana pasada, y parece que no avanza más. El mildiu es una lucha de todos los años, de hecho de los últimos 4-5 años no recuerdo un año bueno. Igualmente, tenemos viticultores que controlan muy bien este tema, y las cooperativas o empresas tienen técnicos bien preparados que acompañan todo este proceso. Los viticultores tienen suerte de poder contar con la asesoría que tienen accesible en un sector cada vez más profesionalizado, y eso ayuda mucho en la defensa. 

¿Las restricciones del uso de fitosanitarios está cambiando la manera de enfrentarse a patógenos como el mildiu o el oídio? 

Sí. Las nuevas restricciones, sobre todo las que vienen por delante en el 2030 hacen que todos nos tengamos que adaptar. Ya desde hace unos años vemos como se están integrando productos de residuo 0 o bajo perfil toxicológico dentro de las estrategias, lo que permite reducir, en parte, el mildiu, dentro de una zona que representa un caldo de cultivo perfecto para su proliferación. Se están integrando productos que están funcionando muy bien y los viticultores al estar bien asesorados también tienen un montón de productos del bajo perfil que comentábamos integrados en sus estrategias, lo que hace que cada vez sea más posible acceder a los objetivos de desarrollo sostenible, aunque nos queda mucho avance por hacer. 

La salud del suelo es uno de los temas sobre el que se está incidiendo mucho en los viñedos, ¿cómo es la salud de los suelos de los viñedos gallegos?

La salud de los suelos era hasta hace unos años un gran olvidado dentro del manejo cultural de los viñedos pero, cada vez más, se va integrando en estrategias para regenerar los biomas del suelo, ayudar la mineralización de la materia orgánica que es un recurso que tenemos en Galicia que es la envidia del mundo; tenemos unas cantidades de materia orgánica en el suelo que es el recurso de la nutrición que pueden tomar las raíces impresionante, lo que puede aportar una fertilidad maravillosa. 

Cada vez se está haciendo mayor hincapié en castigar menos el suelo, incidir en un menor laboreo, intentar mantener cubiertas vegetales -naturales o espontáneas- siempre a raso porque un mal manejo de una cubierta vegetal puede traer sus prejuicios. Pero yo pienso que cada vez, tanto viticultores como grandes bodegas y cooperativas están poniendo más ojo en esta cuestión, que va a repercutir positivamente en la salud de los viñedos de nuestro país.

Decía un profesor en mi facultad que un gramo de suelo tiene más organismos y biodiversidad que todo el Amazonas junto y eso es algo de lo que en Galicia podemos estar orgullosos

¿De qué manera se puede cuidar y mejorar la fertilidad de los suelos en los viñedos? ¿Qué se está haciendo?

La manera que veo yo de cuidar la salud de los suelos es valorar la materia orgánica que tenemos y buscar la manera de sacarle partido. Otro beneficio añadido es que cuanto más trabajemos la materia orgánica y mayor capacidad tengamos de obtener recursos nutritivos la raíz de ella menos gastaremos en abonados, teniendo suelos mejor fertilizados con una biodiversidad enorme que dificulta el establecimiento de enfermedades fúngicas peligrosas para la viña. 

Decía un profesor en mi facultad que un gramo de suelo tiene más organismos y biodiversidad que todo el Amazonas junto y eso es algo de lo que en Galicia podemos estar orgullosos. La idea que hay que recoger es que hay que fomentar esa biodiversidad para fomentar suelos equilibrados, llegando a tener suelos subversivos en los que la expresión de los patógenos sea difícil.

¿Asesoras también las bodegas del norte de Portugal, se trabaja de manera diferente en los viñedos del otro lado de la raya?

Sí. El norte y centro de Portugal tiene una característica que dificulta mucho el trabajo, dentro de lo que es hacer un trabajo excelente, que es el precio de la uva. Tienen un precio muy bajo con el cual le dificulta mucho al agricultor poder invertir horas de mano de obra, en analíticas, en productos altamente tecnológico para el suelo, etc. También, no tanto en el norte, sino hacia abajo, cara el Duero, la presencia de materia orgánica en el suelo es prácticamente nula con lo cual ellos, basan lo poco que pueden invertir en la viña en aportar materia orgánica. Sin embargo aquí, en Galicia, la materia orgánica por fortuna no es un recurso limitante y estamos con porcentajes de entre el 6-7%, incluso llegando al 12% en algunas parcelas, con lo cual esa es la gran diferencia que veo. 

¿Qué sería interesante incorporar o tener en cuenta del manejo que hacen los viticultores portugueses?

Lo que nos debería llamar la atención del manejo de los viticultores portugueses es que cómo ellos no tienen materia orgánica en el suelo -que se manifiesta en porcentajes muy bajos de entre un 1% y un 2%-, ellos sí que le dan importancia y destinan gran parte de los recursos a aportarla. Nosotros tenemos la suerte que en este país la materia orgánica es un recurso ilimitado prácticamente, entonces tenemos que aprender a trabajar más con ella y a valorizarla más porque ellos no la tienen y se dan cuenta de la importancia que tiene. Muchas veces, como para nosotros no es un factor limitante no nos damos cuenta de la suerte que es disponer de este recurso.

Las cubiertas vegetales están cada vez más implantadas en Portugal. ¿Qué valoración haces de esta alternativa? ¿Qué potencial le ves en Galicia?

La zona también marca la diferencia. La región en la que más tiendo a trabajar es el Duero y allí sí que aran los terrenos pero hay mucha piedra y apenas sale hierba, es complicado mantener una cubierta vegetal. Sin embargo, más cara el norte, en regiones como Monção, tanto el manejo como la tierra de cultivo es más parecida a Galicia, por lo que se percibe una mayor presencia de cubiertas vegetales.

Portugal no es tu única experiencia como asesor en otros países, ya has trabajado también en Suíza. ¿Cómo fue la experiencia? ¿En qué cultivos estabas centrado? 

Después de titularme fui a Suíza. Allí estuve trabajando 5 años en tomate hidropónico, lo que me permitió ampliar conocimientos en nutrición, principalmente. Este tipo de cultivos necesitan una nutrición muy acertada y ante un desequilibrio no tiene el efecto tampón que tiene el suelo, que te permite más margen para corregir. En cultivos hidropónicos un pequeño desajuste en cualquier elemento puede suponer un grave coste económico.

De este modo, todo lo que aprendí allí en hidropónico me sirve para ser más consciente de las dinámicas de producción de la planta porque, como ya dije, los sustratos hidropónicos no tienen el efecto tampón que tiene el suelo -lo que amortigüa muchas veces excesos o carencias-. Esto me permitió darme cuenta de la importancia que tiene la nutrición en una planta.

También estuviste en Chile, ¿en este caso también en viñedos? 

Sí, en Chile estuve en el final de mi etapa universitaria con un programa de la Universidad de Santiago de Compostela. Estaba en la quinta región, una zona con alta presencia de cítricos aguacates y viñedo también. Hice cursos de viticultura y trabajé conectado con la Universidad Católica de Valparaíso con plantaciones de esos tres cultivos.

La verdad es que fue una experiencia maravillosa. Hacíamos visitas continuamente a Argentina, la zonas de alta producción vitícola como puede ser Mendoza, San Rafael, etc., para ver los métodos de manejo que hacen allí, que muchas veces es impresionante.

Supongo que son maneras muy diferentes de trabajar las viñas, ¿hay problemáticas comunes con los viñedos gallegos que asesoras en la actualidad? 

Sí, el manejo es totalmente distinto porque son parcelas mucho más grandes. Al ser otro tipo de orografía, otro tipo de uvas -trabajan a menudo con uvas francesas- y otro tipo de condiciones climáticas, el mildiu es un problema anecdótico, sin embargo, compartimos enfermedades como el oídio, la botritis, plagas como la lobesia, etc.  

Pienso que en Galicia tenemos un sector vitivinícola previlegiado. Desde el viticultor más pequeño hasta las bodegas más grandes hay una ansia de conocimiento y unas ganas de mejorar

¿Algo más que quieras añadir?

Pienso que en Galicia tenemos un sector vitivinícola previlegiado. Desde el viticultor más pequeño hasta las bodegas más grandes hay una ansia de conocimiento y unas ganas de mejorar, que se percibe también en el apoyo en la parte técnica para intentar sacar las mejores uvas posibles para hacer los mundialmente reconocidos vinos que se hacen aquí en Galicia. 

Hay grandes técnicos y grandes equipos técnicos que la verdad es una delicia trabajar con ellos, y que tienen un afán de superación destacable. Podría citarte, por ejemplo, en la Ribeira Sacra desde Pazo de la Cuesta, tanto el equipo enológico como de campo, a Puente de la Boga, que hace una apuesta de implementar parcelas con residuos cero. Luego, aquí, en las Rías Baixas, en el Rosal podría decir Altos de Torona, con Susana Gulín y todo el equipo que la rodea; aquí en el Salnés, Cooperativa Condes de Albarei, etc. En definitiva, tenemos un sector muy poco conformista, con ansia de conocimiento, de mejorar, y que hacen las cosas muy bien.

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