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La zona interior de Lugo lleva casi cuatro años enfrentándose a la problemática de la rata topo sin mejorar. Hoy en día, la situación se agravó por la sequía y las ganaderías de vacuno de carne de la zona ven comprometida su viabilidad económica y el sustento del ganado.
Este año la problemática de la rata topo se ha visto agravada por la sequía y los problemas derivados de la subida de los precios. A ello, los ganaderos unen la falta de medidas eficaces: “Vemos soluciones ineficientes y la falta de compromiso de las autoridades competentes con todo esto, lo que compromete la viabilidad económica de nuestras explotaciones”, explica Jorge Rodríguez, ganadero de Sabugos (Abadín).
Otro ganadero afectado confirma la seriedad de la situación: “Los que cogimos el relevo generacional en los últimos años, como es mi caso, nos estamos viendo sin hierba y nos llevan a barajar el abandono de la actividad”, critica David Rodríguez, ganadero de Chan da Pena (Pedrafita do Cebreiro).
Una situación preocupante agravada por la sequía
David Rodríguez y Jorge Rodríguez relatan su experiencia de convivencia con la rata topo. Ambos tienen una ganadería de vacuno de carne en régimen semi extensivo en los municipios lucenses de Chan da Pena, en el concello de Pedrafita do Cebreiro, y Sabugos, en Abadín, respectivamente. “Tenemos unos pastos llenos de capas blancas, en tierra, el silo es de muy mala calidad y muy escaso debido la que todo el prado está canalizado por estos animales y la máquina, al ensilar recoge muchas impurezas”, afirma David Rodríguez.
“No hay hierba para recoger, todo se vuelve tierra, y lo que traes para casa es de muy mala calidad por si fuera poco lo que nos obliga a comprar forrajes en otras zonas porque aquí nadie tiene, y eso incrementa aún más los cuestes de producción”, critica Jorge Rodríguez. Según este ganadero, llevan ya casi cuatro años conviviendo con la problemática, pero no se toman soluciones eficientes. “Además, este año todo esto se vio agravado por el aumento de los precios de carburante, de abonos, de forrajes y de piensos, por lo que está comprometiendo la viabilidad económica de nuestra actividad”, adelanta.
“No hay hierba para recoger, todo se vuelve tierra, y lo que traes para casa es de muy mala calidad, por si fuera poco, lo que nos obliga a comprar forrajes en otras zonas” (Jorge Rodríguez)
La rata topo reclamó la atención de los expertos e incluso la Xunta de Galicia, Universidades y Gobierno de Asturias trabajaron en conjunto para frenar la proliferación pero parece que el trabajo aún no fue suficiente. “Pusimos trampas segundo establecieron las autoridades competentes, pero yo son una persona que trabaja sola, por lo que tengo demasiada carga de trabajo como para andar supervisando cada una de las trampas a diario”, amplía David Rodríguez.
“En un día puedes sacar entre 40 y 50 ejemplares de las trampas; mi mujer y yo en 20 días igual sacamos sobre 2.000 rata topos”, especifica Jorge Rodríguez. El alto grado de reproducción hace que el manejo de estos animales se vuelve muy complicado; “en la trampa pueden caer machos, pero no sirve de nada si queda preñada la hembra porque el problema continúa expandiéndose”, comenta.
“En un día puedes sacar entre 40 y 50 ejemplares de las trampas; mi mujer y yo en 20 días igual sacamos sobre 2.000 rata topos” (Jorge Rodríguez)
Además, la situación este año se volvió más compleja. La escasez de lluvias y el aumento de temperaturas motivó una sequía que afectó gravemente al entorno montañoso gallego. “Hace años durante el invierno estábamos cubiertos de nieve durante 15 días, y sin embargo, este año no nevó ningún día”, afirma Jorge Rodríguez. Al respeto, David Rodríguez explica las complicaciones derivadas de esta falta de agua ya que “si no hay precipitaciones, si no nieva o llueve se ve cómo secan las fuentes, y nosotros no tenemos regadío”, explica David Rodríguez. Esto los está obligando “a tener que estar dándoles forraje desde agosto cuando antes de todo esto hasta noviembre o diciembre no les dábamos nada”, avanza.
Medidas
La afición de la sequía y la proliferación de estos animales hace que “la hierba no florezca y que tengamos que estar comprando forrajes y piensos, que tal y como están los precios hacen inviable seguir a este ritmo; yo por ejemplo tengo 27 años y he dado el relevo generacional a la ganadería familiar hace 5 años buscando una forma de vida en la que asentarme en el rural, pero así es imposible”, denuncia David Rodríguez.
“Yo buscaba una forma de vida para asentarme en el rural pero así es imposible” (David Rodríguez)
A pesar de los diversos intentos de frenar la expansión de la especie por la zona, las medidas de control propuestas por las autoridades no resultan de todo efectivas, y mientras “los ganaderos de la zona seguimos conviviendo con la especie y teniendo pérdidas, lo que nos lleva a una situación muy crítica; llegará a un punto que no podamos hacer nada”, señala Jorge Rodríguez.
“Estamos en una situación muy crítica y llegará a un punto que no podamos hacer nada” (Jorge Rodríguez)
Estos dos ganaderos reclaman que se continúe trabajando en la situación “buscando medidas paliativas más eficaces”, afirma David Rodríguez. Asimismo, piden “indemnizaciones por daños a los ganaderos mientras la especie siga dificultando su actividad”, reclama Jorge Rodríguez. En el mismo sentido, David Rodríguez insiste en estas demandas y deja claro que “es conveniente obtener ayudas que nos ayuden la sobrellevar a situación porque sino es imposible”.
