Soberanía alimentaria y agroecología labradora son los dos elementos que mueven a Platámonos, un movimiento en construcción compuesto por una gran diversidad de personas y organizaciones vinculadas al ámbito alimentario, agrario, científico, académico y activista. Desde esta diversidad, el movimiento decidió actuar para reclamar e impulsar soluciones frente a la precariedad del sector agrario, alimentario y del medio rural.
Platámonos celebra su II encuentro anual del 17 a 20 de octubre, donde reunirán alrededor de 200 personas de 50 colectivos. El objetivo es continuar con la construcción de una agenda colectiva y denunciar los impactos territoriales de la agricultura y ganadería industrial, proponiendo alternativas a un modelo agroalimentario depredador.
Durante el fin de semana, distintas organizaciones, como el Sindicato Labrador Gallego y Amigas da Terra Galiza, junto con otras organizaciones del territorio estatal, participarán en diversas actividades. Entre ellas, destacarán los talleres sobre comunicación de guerrilla y acciones no violentas.
Una de las principales denuncias que se abordarán tiene que ver con la situación de la comarca de Limia, vecina a Allariz, donde sufren las consecuencias de la ganadería y agricultura industrial. Estas industrias se apropian de los recursos y el territorio, afectando tanto a las personas productoras como al resto de la población, y haciendo que los suelos y acuíferos de esta zona estén contaminados por los vertidos de purines, generando problemas ambientales y de salud pública.
Por otra parte, en Allariz, la agroecología y la ganadería extensivas tienen un papel fundamental en el modelo agroalimentario local, manteniendo una estrategia de cuidado del territorio y de la agricultura campesina. Con todo, el movimiento denuncia que este problema no es exclusivo de una región: «Podría ser en cualquier otro lugar porque en todos lados tenemos los mismos problemas causados por el modelo agroindustrial que todo lo destruye», señala.
Reivindicación por el Día Mundial de la Alimentación
Coincidiendo con el Día Mundial de la Alimentación, Platámonos hace un llamamiento a garantizar el derecho a acceder a alimentos sanos, producidos de forma justa y sostenible. El movimiento apuesta por un sistema agroalimentario basado en modelos de producción y consumo agroecológicos, desde la pequeña agricultura familiar hasta las cooperativas e iniciativas colectivas de producción, distribución y consumo.
Desde Platámonos destacan que la importancia está en “apoyar las fincas familiares y sociales a pequeña escala hacia una transición más sostenible y justa desde un enfoque social, ambiental y económico que fortalezca la soberanía alimentaria”. Por eso, ponen en valor la agroecología campesina como solución a los retos sociales y ambientales actuales, reivindicando “un sector agrario y un rural digno de ser vivido” y exigiendo «soberanía alimentaria YA!».
La verdadera raíz de los problemas del campo
Desde Platámonos insisten en que “el problema de los productores no son las leyes ambientales ni las restricciones al uso de fitosanitarios, ni que las instituciones digan que hay que comer menos carne. Tampoco lo es el ecologismo ni el animalismo ni el antipatriotismo, ni la Agenda 2030”.
Indican que el problema del campo viene de la especulación agroindustrial, del negacionismo climático y de quien domina lo que se produce, distribuye, vende y consume. Menciona empresas como Mercadona, Danone o Lactalis como actores principales de este modelo que, según el movimiento, está provocando la despoblación rural y la destrucción de los sistemas productivos tradicionales.
Frente a este panorama, Platámonos defiende que es la agricultura familiar y social, basada en la agroecología, la que da cohesión social y vida a las zonas rurales y cuida de la biodiversidad agraria que produce alimentos sanos y sostenibles.
Destacan que esto se desarrolla bajo un modelo justo y sostenible, con perspectiva feminista y asentado en bases de economía social y solidaria. “Sobre ese modelo de producción y consumo debe centrarse el desarrollo de sistemas alimentarios, para que realmente sean sostenibles y resilientes ante la crisis ecosocial, climática y de biodiversidad que sí está causando los verdaderos problemas del campo”, finalizan.