En la algo más de una hora de entrevista con César Mosquera, el vicepresidente de la Deputación de Pontevedra insiste cada vez que puede en dos ideas fuerza. Una, “la situación del monte es el mayor problema ambiental de Galicia”; y dos, “es increíble, pero a pesar de eso, tenemos un conocimiento muy escaso sobre lo que pasa en el monte”. Hablamos con él sobre la actuación de la Deputación de Pontevedra en el ámbito forestal y también de las cuestiones agroganaderas en las que trabaja el organismo provincial.
– Tras la ola de incendios del pasado otoño, la Deputación de Pontevedra le encargó un estudio a expertos internacionales, coordinado por la Universidade de Vigo, para darle respuesta a la pregunta del millón: qué se debería hacer en el monte. ¿Tienen ya respuestas?
– Uno de los graves problemas que tiene el monte en Galicia es que ni siquiera conocemos bien lo que está pasando. Por eso le encargamos ese estudio a la Universidad, que estará previsiblemente acabado antes de fin de año. Ya tenemos unos primeros avances de sus conclusiones y nos estamos llevando grandísimas sorpresas.
En primer lugar, los grandes incendios ‘tienen memoria’. Tienden a reproducirse en los mismos lugares al cabo de unos años, lo que aumenta la degradación del terreno y de la vegetación. Es un hecho relevante para saber por donde hay que comenzar. Esas zonas hay que protegerlas.
– De hecho, una de las demandas de las comunidades de montes de Pontevedra afectadas por los grandes incendios del pasado octubre era precisamente el apoyo a la restauración de las zonas dañadas…
– En Galicia, cada quien tiene sus ideas sobre qué hacer para afrontar los incendios. Yo prefiero dejarlo en las manos de los que saben más. Con este estudio queremos lograr un conocimiento mejor del que tenemos hoy en día y concretar en qué dirección tenemos que actuar y cuáles son las medidas a aplicar. Necesitamos un proyecto estratégico y serio.
«Las franjas de protección contra incendios en las Rías Baixas no sirven para nada. Primero, porque hay zonas donde todo sería franja de protección»
A lo mejor, hay que actuar prioritariamente en determinadas zonas. Una cuestión que estamos viendo en nuestro estudio, que debería ser conocida, es que hay puntos críticos en el monte en los que el fuego o bien se para o se acelera. Actuar en todo el monte es inatacable, pero si concluimos, como estamos haciendo, que un incendio puede pararse en un lugar pero no en otros, actuemos prioritariamente en esos puntos.
– ¿Cree que las franjas de protección en torno a núcleos de población son una solución o que, como dicen los propietarios forestales, son un imposible de abordar?
– La conclusión que tenemos, por lo menos en cuanto a los incendios del octubre pasado, es que las franjas de protección en las Rías Baixas no sirven para nada. Primero, hay zonas en la provincia de Pontevedra donde todo el territorio tendría que ser franja de protección y, en segundo lugar, donde deberían estar esas franjas de protección, todos los incendios son pequeños y controlables.
Donde los incendios son peligrosos, de altas temperaturas y con recorridos de kilómetros y kilómetros es en otras zonas, en las que las franjas de protección serían pocas y no harían nada para detener los fuegos.
– Desde el grupo parlamentario del Bng en el Parlamento se tiene propuesto una moratoria para el cultivo del eucalipto, una especie que su formación liga a un mayor riesgo de los incendios. ¿Cree positivo para el monte una limitación al eucalipto?
– El eucalipto es un círculo vicioso. Abandono, poca productividad y búsqueda de soluciones rápidas, con un crecimiento descontrolado y sin planificación del eucalipto, que sigue aumentando y aumentando. Evidentemente hay que restringir el eucalipto. Le tocó al eucalipto, pero le pudo tocar a cualquier otra especie que se diese en nuestras condiciones. Lo que es tremendo es que en estos momentos en Galicia, conseguir unos metros cúbicos de buen castaño o de cerezo es casi imposible.
«¿Prohibir el eucalipto?. Está bien, pero dudo que eso solucione el problema de abandono del monte»
El paisano que tiene una plantación dice, ‘Total, va a venir un incendio, total, vienen los jabalís…’ E igual lo intenta una vez y cuando se le frustra la iniciativa, que crezca lo que cuadre. ¿Y que va a ser lo que cuadre? Eucalipto. Entonces, p¿rohibir expresamente? Está bien, pero que eso vaya resolver el problema, lo dudo.
– ¿Serían precisos incentivos para favorecer especies alternativas?
– Incentivos sí, pero realistas. Se puede decir, vamos a poner otras especies, sí, pero cómo las vamos a cultivar, cómo se portan, cómo controlan la biomasa que tienen debajo? Si tenemos que hacer un esfuerzo de pasarle una máquina para desbrozar cada dos años, pues no va a ser viable. Hay que ser realistas.
Si aprendí algo en este campo es que hay que tener la mente despejada y no tenerle miedo a las cosas. Si es necesario, hagamos pruebas, pero no podemos ponerle cortapisas a toda posible solución.
Seamos realistas. Si, por ejemplo, los expertos dicen que las quemas controladas pueden ayudar a reducir un problema mucho mayor, que son los incendios, habrá que hacerlas. No podremos andarnos con la historia de que esas quemas deterioran el monte. Y si tenemos que plantar determinadas especies de poco interés maderero en determinadas zonas porque son árboles que frenan los incendios, habrá también que hacerlo, aunque sean especies que no gusten.
– La Deputación está impulsando una treintena de proyectos para establecer parques forestales en montes vecinales de la provincia. ¿Cree que es un modelo extensible al resto de Galicia?
– Hay una cuestión previa, que es que desde 2013, las Deputaciones tenemos muy restringidas las competencias. Por tanto, para abordar esta línea de ayudas para la creación de parques forestales, tuvimos que pedirle expresamente autorización a la Xunta de Galicia. La creación de parques forestales fue la fórmula que encontramos para que la Deputación pueda intervenir y para cooperar en la prevención de incendios y en la puesta en valor del monte con otros usos y generando un atractivo social.
Obviamente, no podemos convertir toda Galicia en un parque forestal, pero es una medida que tiene antecedentes que están funcionando razonablemente bien. La idea de los parques forestales es una evolución de lo que habíamos hecho en el Concello de Pontevedra después de los fuegos del año 2006.
“Areeiro y Mouriscade están funcionando extraordinariamente, aunque hay que reconocer que deberían depender de otra Administración”
– ¿Cómo valora los servicios que prestan la Estación Fitopatológica de Areeiro y el Laboratorio de Mouriscade, dos organismos bien considerados en el sector agrario?
– Son dos servicios que la Deputación está sosteniendo por la importancia que tienen para el sector agrario y por la trayectoria que tienen. Por lo tanto, habrá que seguirlos sosteniendo. Areeiro es un laboratorio de referencia en fitopatología y Mouriscade también es uno de los laboratorios destacados en análisis de piensos y forrajes.
Les tenemos mucho cariño a estos dos centros, pero hay que reconocer que están un tanto descontextualizados porque deberían estar dentro de alguna institución ligada a estas cuestiones. Quizás en una fundación de la Xunta o vinculados a centros universitarios con los que establecer sinergias. Tienen la ventaja de estar bien atendidos por la Deputación y la limitación de no estar integrados en una estructura más amplia.
“Tenemos una demanda de compost muy superior a la oferta que producimos”
– Con el Plan Revitaliza, habéis introducido ya el compostaje de residuos orgánicos en más de la mitad de los municipios de la provincia de Pontevedra. ¿Qué valoración hacéis de la respuesta de la ciudadanía a esta iniciativa?
– En primer lugar, conviene explicar que el programa de compostaje lo hicimos en el convencimiento de que era lo lógico, lo necesario y el futuro. Bien, pues ahora hay más, es una obligación legal que para el año 2023 el 100% de la basura orgánica se composte. Tenemos 36 Concellos adheridos y se van a incorporar más. En cuanto a la implicación de la ciudadanía, el problema que tenemos es el inverso. Estamos teniendo sobreaportación.
«La gente se implica en el compostaje hasta extremos insospechados. Hay un problema de sobreaportación»
Cuando ponemos un compostero comunitario en un Concello, igual hay, por ejemplo, 90 vecinos inscritos que se comprometen a aportar basura, pero en la práctica nos encontramos con que están aportando 200 o 300.
La realidad es esa, cuando un proyecto se pone a funcionar, la gente acompaña hasta extremos insospechados. Prácticamente no hay residuos impropios, la gente sólo echa material orgánico. Estamos en el 0,1% – 0,2% de impropios. Eso es increíble. Tiene más impropios el papel o el vidrio. La gente responde muy bien e intentamos que la población esté informada y que quien gestione eso tenga buen conocimiento.
– ¿Hay posibilidad de destinar el compost generado a sectores como el viñedo o la huerta?
– El asunto que tiene el compost es que de cada 130 kilos (100 de residuos orgánicos y 30 de material vegetal estruturante) salen 10-12 kilos de compost. Entonces, parece que es mucho y al final, la cantidad que sale es pequeña. La cuestión es que la demanda que tenemos es muy superior al compost disponible. Si produjésemos mil veces más compost, lo colocaríamos.
En el reparto del compost, tiene prioridad la gente que entrega residuos orgánicos y normalmente, o tienen una huerta en la casa o un jardín o se lo quieren dar a alguien, así que no es posible destinar compost para el campo. Tuvimos propuestas de productores de viña y kiwi que nos querían comprar compost, pero no es posible.
– ¿Valorasteis en algún momento la posibilidad de fomentar el compostaje de residuos ganaderos?
– Hicimos un sondeo en el sector, tanto cuando comenzamos, en el 2015, como este año, cuando surgió la cuestión de la prohibición de esparcir los purines con sistemas de plato, pero no encontramos por el momento un interés especial. En el 2015, las granjas estuvieron muy, muy apretadas a nivel económico y no estaban para pensar en estas cosas, pero en cualquier momento pueden verse en un problema grave por las restricciones ambientales.
«El compostaje de purines es una posible solución a las restricciones ambientales. Visitamos experiencias y se puede hacer»
El compostaje de los purines es una posible solución. No es un sistema caro y se consigue un abono de mucha calidad y sin problemas medioambientales de aplicación. Nosotros visitamos algunas experiencias y se puede hacer, aunque en Galicia hay bastante desconocimiento. Hay una técnica bastante simple, que consiste en colocar una cama de tojo y helechos en una instalación con dos paredes laterales y cubierta por un plástico. Sobre esa cama, unos aspersores van soltando el purín que se produce. Eso se deja compostar y al cabo de tres meses tienes uno abono perfecto.
También se podría hacer en los mataderos, es algo más delicado porque la normativa es más estricta, pero se puede hacer. El sector agrario en el que está más avanzado está el compostaje es en el viñedo, donde casi toda la gente está haciendo algo, incluso elaborando un compost en el que se mezclan restos de podas y del despalillado de las uvas con conchilla de las conserveras.
– Volviendo a la cuestión del compostaje de los residuos orgánicos urbanos, esta primavera iniciasteis una campaña de distribución de composteros individuales que generó bastante interés. ¿Cómo se está gestionando?
– Los composteros se reparten a través de los Concellos que participan en el Plan Revitaliza. El Concello nos traslada las necesidades que tiene de composteros comunitarios e individuales, así como de personal que se dedique a la divulgación y formación de como compostar, y nosotros le subvencionamos una parte importante de los costos.
Por el momento hay seis concellos que ya repartieron composteros individuales, O Grove, Vilaboa, Mondariz Balneario, Mondariz, As Neves y Pontevedra. Podemos estar hablando de alrededor de 15.000 composteros individuales repartidos y ya tenemos abierta una nueva convocatoria de apoyo a los Concellos.
Es muy sencillo: son árboles de crecimiento lento, y tampoco se pagan tan bien.
Muchas veces es ofrecer precios adecuados, no andarse quejando que la gente no cultiva una determinada cosa.
Los eucaliptos ofrecen rendimiento a quince o veinte años y no me parece que merezcamos ser acusados de «enriquecimiento rápido», con cerezos o castaños estamos hablando de treinta o cuarenta años, o sea que plantas para otros.
La solución sería mejorar genéticamente los árboles tradicionales de forma que se obtuvieran turnos de corta mas cortos, pero claro, la Xunta prefiere invertir dinero en investigar sobre aviones de juguete.
Hago un añadido: hay el chopo, que es una frondosa de crecimiento rápido, produce madera de aceptable calidad y tiene mercado (no en Galicia); últimamente se planta mucho en Galicia. Sin embargo, la ley la ataca frontalmente sin mas explicaciones.
Parece que todo lo que sea crecimiento rápido le produce sarpullidos a los políticos.
Eu o que desexo é que cando esteades todos podres de cartos con tanto beneficio das plantacións forestais e teñades acabado coa biodiversidade e a auga da nosa terra e se nos revire o lume como pasa en Portugal (que por iso prohibiron o eucalipto e nos veñen para aquí os Navigators), que as primeiras casas que ardan sexan as vosas. E os mortos que sexan das vosas familias.