“Estamos en el proceso de sustituir eucaliptos por pino y frondosas para madera de calidad”

Hablamos con Daniel González, presidente de la comunidad de montes vecinales de O Hío (Cangas), con quien abordamos la ordenación forestal que están impulsando en la comunidad, así como la convivencia con la presión urbanística y turística que soportan

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“Estamos en el proceso de sustituir eucaliptos por pino y frondosas para madera de calidad”

Daniel González, presidente de la comunidad de montes de O Hío (Cangas).

La comunidad de montes vecinales en mancomún de O Hío (Cangas, Pontevedra) se encuentra en el extremo oeste de la península del Morrazo, casi a tiro de piedra de las islas Cíes. Es un monte vecinal que tiene la particularidad de contar con una gran afluencia turística en verano, principalmente en el entorno de Cabo Home y Monte do Facho.

Hablamos de ello con su presidente, Daniel González, con quien también abordamos la gestión forestal del espacio y el pastoreo del monte con cabras, un proyecto en el que colaboran desde antes de la pandemia con la cooperativa Pouso da Serra.

– Háblanos de la situación de vuestro monte vecinal y del plan que tenéis a nivel de aprovechamientos madereros.
– Nosotros tenemos unas 600 hectáreas en total, pero con muchos peros. Para empezar, hay unas 120 hectáreas que llevan desde 1981 en el dominio público marítimo-terrestre de Costas, que es toda la zona de arenal de Barra, Viñó y Nerga, que siempre fue comunal y ahora es dominio público, y esto implica un problema político porque desde el Estado sólo se reconoce la propiedad pública o privada, no se reconoce la comunal, entonces perdemos la gestión de esa parte, siendo una zona muy mal cuidada porque el Estado no hace nada de gestión allí.

Tenemos 120 hectáreas que están en arenales de dominio público de Costas desde 1981, por lo que están descuidadas, pues el Estado no las gestiona

Otra parte importante de nuestro territorio son los acantilados de la Costa da Vela. Tenemos mucho monte que son zonas de acantilados con tojos, unas 200 hectáreas en total, donde no hay ningún tipo de explotación más que el hábitat natural y las invasoras.

En el resto, tenemos arbolada un 80% de la superficie aproximadamente. Cuando nosotros entramos, era todo eucalipto, y en nuestro plan de gestión, que comenzó en el 2022, tenemos el compromiso de retirar el 80% del eucalipto en diez años.

No sé ahora mismo en qué punto estamos, pero probablemente iremos por la mitad de este proceso. Tenemos unas 30 hectáreas de pino dedicadas a la explotación de madera y otra zona comparable repoblada con frondosas caducifolias, y también hay zonas que están quedando abiertas para el pasto de las cabras, más de 20 hectáreas en las partes más altas, en la cumbre de la sierra, que es casi todo piedra y tojo, que sería la vegetación propia de esa zona.

– ¿Cuáles son los objetivos de evolución del monte que marcáis en vuestro plan de ordenación?
– Estamos en este proceso de transición de eliminar el eucalipto y tener mucha más frondosa. Queremos dejar hasta un máximo de 200 hectáreas para madera de pino y frondosas a partes iguales, y que podamos tener madera de calidad.

A día de hoy seguimos vendiendo eucalipto, pero en 5 años comenzaremos a vender algo de pino, ya que tenemos plantaciones que tienen ya unos 30 años. En frondosas caducifolias, en cambio, las primeras plantaciones son del 2019, con dos parcelas de 7 hectáreas cada una.

El objetivo es eliminar un 80% de los eucaliptos en 10 años

Nuestra apuesta es que dentro de 25 años, la mayoría de talas sean de pino y en 50 años entren en turno de tala las frondosas… Dejaremos el eucalipto sólo en las zonas de difícil acceso, con la idea de usarlo para leña. Todo el eucalipto destinado para pasta de papel queremos eliminarlo de aquí al 2032.

– Hablas de las nuevas plantaciones de frondosas en el monte, ¿cómo era la situación que venía de atrás en cuanto a robledas y otras frondosas?
– Históricamente, los montes del Morrazo estaban bastante pelados. Esto se puede ver en el vuelo americano de fotos que se había hecho en los años 50.

Cuando entramos nosotros en la comunidad de montes, la mayor parte de la zona arbolada eran plantaciones de eucalipto, como comentábamos antes. No había ni una zona que se pudiera llamar ‘carballeira’, sí algun ejemplar suelto de por medio. Ahora estamos recuperando algunas, creando zonas con plantaciones nuevas de 10-15 años. usamos sobre todo roble gallego y también plantamos rebollos, fresnos, castaños y cerezos.

Los montes del Morrazo estuvieron historicamente bastante pelados. Sólo hay que ver el vuelo americano de fotos de los años 50

Tenemos una zona de alcornoques en punta Subrido, donde hay un alcornoque muy antiguo, de probablemente más de 200 años…Ahí plantamos 6 hectáreas de roble alrededor.

A nivel ecológico, los hábitats importantes que tenemos son los tojares atlánticos en los acantilados, con tojos pequeños pero muy antiguos, y algunas zonas de las dunas, con especies mediterráneas herbáceas con única cita en Galicia, dado que son especies mediterráneas. En los acantilados y arenales es donde conservamos mejor las especies de toda la vida.

– ¿Cuál es la situación de las acacias, una invasora que preocupa en el Morrazo?
La zona más invadida por las acacias es el terreno que está en manos de Costas, donde no podemos gestionar nosotros… Allí la acacia está comiendo todo. Después tenemos manchas puntuales en varios sitios y estamos trabajando para controlarlas con ayudas de Red Natura, aunque este año vino denegada por falta de presupuesto.

Con los brotes de acacias, una estrategia que parece funcionar es el uso de cabras en invierno

Estamos combatiendo las acacias con las cabras y con voluntarios, lo que pasa es que la acacia es un problema grave… Es muy complicado, probamos diferentes técnicas y aún tenemos varios puntos conflictivos.

Apareció por ejemplo una nueva mancha de acacia entre Donón y la playa de Melide, en la zona de Cabo Home, y decidimos hacer un cierre para las cabras y probamos a ver si era efectivo. No funcionó muy bien porque era primavera-verano y había otro alimento más atractivo para las cabras. Volvemos a probar ahora en invierno y funcionó muy bien. Intentaremos seguir trabajando con las cabras.

– ¿Cómo valoras el riesgo de incendios en la zona?
– Tenemos antecedentes de fuegos importantes en el 2006 y 2007, uno de ellos había prendido en el antiguo depósito de basura, y hubo otros en los años 80 y 90… Siempre que había ola de fuego en verano acababa por afectarnos, así que el riesgo de incendio que tenemos es elevado, pero cada año es menor porque avanzamos en nuestro plan de montes.

Llama la atención el cambio del monte antes y después del pastoreo de las cabras de Pouso da Serra

La actual junta rectora entramos hace 12 años y llevamos 3 mandatos. Cuando llegamos, lo que había en el monte era casi 100% eucalipto y no se estaba trabajando mucho a nivel forestal, salvo coger madera de forma puntual. Ahora se están haciendo más trabajos forestales y mantenemos una colaboración con una cooperativa, Pouso da Serra, que pastorea con cabras terrenos del monte, lo que contribuye a disminuir los riesgos de fuego. El antes y el después de lo que es el monte llama la atención, sobre todo donde pastan las cabras.

“Es preciso un acuerdo entre Administraciones para arreglar las pistas de Cabo Home”

Vista de Cabo Home, con las islas Cíes de fondo.

Vista de Cabo Home, con las islas Cíes de fondo.

– ¿Cómo os afecta la presión urbanística en la gestión del monte?
– O Morrazo es una comarca con bastante densidad de población, no tanto en la zona de O Hío, pero sí que hay una problemática de proliferación de viviendas turísticas en la zona de costa.

El monte comunal está más bien en la parte alta, entonces no tenemos mucho problema de que se metan las casas en el monte, pero sí debemos tener cuidados especiales en las zonas próximas a viviendas, limpiando bien alrededor y plantando frondosas, igual que en las propias aldeas, como Nerga, Donón o Liméns.

Son zonas rodeadas de monte comunal y se hace un trabajo de limpieza preventiva antes de que llegue el verano, eliminamos la broza que hay y vamos cambiando las plantaciones por especies que no tengan tanto peligro de fuego. Ese es nuestro proceso.

– ¿Cómo es la convivencia con el turismo en el monte vecinal?
– Tenemos puntos en los que en verano hay muchísima gente. Son zonas muy hermosas, con unas vistas espectaculares, por lo que la masificación turística es un problema en algunos puntos, como en la aldea de Donón, donde el tráfico colapsa un poco y obviamente masifica y encarece mucho los alquileres para la gente de O Hío que quiere vivir aquí, pues es todo orientado a vivienda turística.

Hay que aclarar que es ilegal pernoctar en un monte vecinal. Tuvimos que hacer un trabajo didáctico sobre eso, pero ahora el problema se está controlando

En lo que se refiere al monte, la gente que viene de fuera viene porque le gusta esto y tiene bastante respeto, tienden a cuidar el monte, consideramos que la convivencia en general es buena. Un problema que existía pero que cada vez es más puntual es el tema de las furgonetas, autocaravanas y tiendas de campaña en nuestro monte, que justo con la pandemia fue a más, pero ahora se está comenzando a controlar.

Aparecían nuestros montes en páginas webs de sitios recomendados para acampar, pero hicimos una labor informativa para dejar claro que no es legal pernoctar en los montes comunales… Y la mayoría de webs fue retirando esos anuncios. Siempre hay también algún despistado que sigue Google maps y se mete por las pistas adelante, pero poco más.

– ¿Y como está la situación de las pistas forestales que van hacia Cabo Home y la playa de Melide?
– Las pistas de Cabo Home son un problema. Colocamos un cartel avisando de que son pistas en mal estado y que hay que ir a pie, aunque igual llegamos algo tarde. Nos gustaría arreglarlas, pero el arreglo sería un gasto muy grande para nuestra comunidad, son muchos kilómetros de pista. Estamos además hablando de Red Natura y Medio Ambiente no permite que se pueda traer material de fuera para hacer arreglos… Ahí la única opción que hay y que se hacía todos los años es raspillar un poquito con una pala, intentar mejorar la pista sutilmente.

Nuestra idea es acondicionar una de las pistas de Cabo Home con sentido de ida y vuelta, mientras la otra quedaría para bicicletas y peatones

En otras pistas del monte, podemos pedir permiso y meter zahorra sin problemas. En este caso no se permite eso, porque es una zona delicada y con un gran valor. Nosotros tenemos un proyecto entre manos que estamos intentado promover, pero su puesta en marcha implica un acuerdo entre la administración local y las demás instituciones aquí implicadas.

Nuestra idea sería acondicionar una de las pistas, porque hay dos pistas, una que va y otra que viene. Nosotros apostaríamos por hacer una ida y vuelta por la misma pista, incluso poner un pago para poder acceder allí porque ese pago ayudaría a mantener la pista, ya que como digo, es un gasto que nos supera.

Está sobre la mesa la opción de cobrar por acceder a las pistas de Cabo Home, ya que la comunidad de montes carece de recursos para acondicionarlas y mantenerlas

Los vecinos de Donón llevan años pidiendo una solución, pero insisto en que haría falta un acuerdo entre administraciones y una inversión de dinero público para hacer un proyecto en condiciones.

De momento, la situación es la que es, tenemos un cartel puesto para que la gente no se meta ahí con vehículos. Nuestra idea es intentar mejorar la pista de vuelta y que tenga circulación en doble sentido, aprovechando el aparcamiento que hay al final, que había hecho la comunidad de montes hace años, y dejar la otra pista para uso de peones y bicicletas, o vehículos de uso prioritario como ambulancias.

A todos los alcaldes y concejales locales de los diferentes partidos les parece una buena solución nuestra propuesta, pero no ponen los fondos necesarios ni se consigue un acuerdo con Medio Ambiente para poder acometerlo. Necesitamos un acuerdo entre administraciones y hacer una actuación integral que incluya el Monte do Facho, algo parecido a lo que pasó en Santa Trega (A Guarda).

– O Hío es una parroquia con mucha población y tradición de actividad social. ¿Cómo valoras la implicación de los vecinos en la comunidad de montes?
– Aquí hay bastante implicación, somos bastantes comuneros, casi 200. El censo total de la parroquia es de más de 1.000 personas, así que estamos hablando de que casi el 30% de las familias son comuneras, a pesar de que O Hío tiene mucha población que vino de fuera, como es mi propio caso.

Hacemos jornadas de voluntariado y tenemos un grupo de whatsapp donde programamos trabajos en plantaciones y limpiezas. La asistencia siempre es muy buena, y hay mucha preocupación e implicación. Lo que nos falta es llegar más a la gente joven, los de 20-30 años.

Existe una gran implicación vecinal en la comunidad de montes, un 30% de las familias son comuneras, pero nos falta llegar a la gente joven

Una parte importante de esta puesta en valor del monte es por la cooperativa Pouso da Serra, porque los montes estaban muy olvidados, y ahora en los últimos años, desde que están las cabras, el monte está mucho mejor y muchas más familias vienen el fin de semana a pasear por el monte, es una zona mucho más agradable y hay mucha más implicación y conocimiento del monte.

En la última gran ola de fuegos que hubo en la zona de Vigo y Aldán, muchos vecinos voluntarios hicieron una cadena de vigilancia en las entradas de los montes para evitar que algún pirómano le prendiese fuego, aprovechando la locura colectiva que estábamos viviendo. Hace unos años sería impensable que la gente hiciese algo así. Estamos muy agradecidos al trabajo que hace Pouso da Serra con el pastoreo de cabras en el monte vecinal.

– Hicisteis también en el monte experiencias para producir la seta shiitake. ¿Cómo fueron las pruebas?
– Probamos hace 3 años y ahora mismo el proyecto está parado. Es totalmente viable, pero necesitamos una inversión económica para ponerlo en marcha, pues tendríamos que tener contratado a alguien que esté recolectando a diario, para poder tener un aprovechamiento económico de eso. La producción se podría vender en el comercio y restauración local, sin necesidad de distribución más allá. El proyecto está a la espera de conseguir fondos propios o ajenos para poder ponerlo en marcha, de manera profesional y con garantías.

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