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Xosé Luis Fernández Segade es la segunda generación de ganaderos de su explotación familiar en la parroquia de Maroxo, en Arzúa. Como para tantos otros profesionales del sector, para él “la ganadería es una forma de vida más que una profesión, y no podría vivir sin ella”. Una pasión por su trabajo que en su caso le llevó a mejorar su explotación orientándola hacia producción de leche en ecológico, un nicho de mercado en auge al que se están incorporando cada vez más productores.
Los orígenes de esta explotación se remontan al año 1978 cuando los padres de Xosé Luis construyeron el primer establo para 7 vacas Frisonas. En el año 2000, una vez finalizados sus estudios universitarios de Explotaciones Agrarias, Xosé Luis se incorporó a la explotación, que entonces contaba con unas 30 vacas y 16 hectáreas de terreno en un sistema de producción en semiextensivo. “Quería darle un cambio total a la explotación: mejorar las instalaciones ampliando el pozo del purín, construyendo silos y, sobre todo, ampliar la base territorial para avanzar hacia una producción en ecológico”, asegura.
Y fue en el año 2008 cuando decidió aprovechar las ayudas del Contrato de Explotación Sostenible (CES), puestas en marcha por el Gobierno Bipartito, para darse de alta en el Consejo Regulador de la Agricultura Ecológica de Galicia (CRAEGA). El paso lo dio de forma coordinada junto a otros dos ganaderos de Arzúa y uno de Melide con el objetivo de poder juntar una cantidad de leche en ecológico que le compensara recoger a Lactalis, la única industria en Galicia que por entonces trabajaba este producto.
A día de hoy la explotación cuenta con 25 hectáreas de terreno en propiedad y 20 arrendadas y una cabaña ganadera de 70 animales, de las que unas 50 son vacas reproductoras y el resto novillas y un toro.
Produce unos 270.000 litros al año, con un promedio de producción por vaca de 20 litros diarios en invierno y de 23/24 litros en primavera, y unas lactancias medias de 6.000 litros por vaca y año.
El 50% de su rebaño es de raza Frisona pura y el restante son cruces de Parda, Montbeliarde, Roja Sueca y de Jersey. Xosé Luis explica que “el objetivo de estos cruces es buscar animales más rústicos y longevos, que se adapten bien al pastoreo, aunque no produzcan grandes cantidades de leche”. De momento los mejores resultados los está obteniendo con la raza Montbeliarde.
“Los precios de la leche ecológica subieron un promedio de un 20% respecto al pasado año”
La importante bajada en la producción respeto a convencional se compensa, entre otros factores, con un mayor precio y menores costes. Aunque el contrato que ha firmado con Lactalis a un año incluye una cláusula de confidencialidad que le impide revelar el precio de compra, Xosé Luis sí reconoce que “el precio mejoró sustancialmente, alrededor de un 20% respecto al pasado año”. Hasta ahora los precios de la leche en ecológico tenían una prima de alrededor de 10 céntimos a mayores por litro del promedio de precios en convencional que hubiera por la zona. Sin embargo, la entrada este año de Leche Celta en la leche ecológica introdujo competencia en el sector e impulsó los precios al alza.
En cuanto a las calidades, Lactalis le pide un 3,2 de proteína y 3,7 de grasa, “que es algo más de difícil de cumplir en primavera, pero en otoño e invierno se consiguen sin problema”, asegura.
El pasto es el centro de la alimentación
La alimentación representa alrededor del 60% de los costes de una explotación de vacuno de leche, y si en el caso de una en convencional el maíz es el centro de la alimentación del ganado, en una en ecológico la principal preocupación es el pasto.
“El pasto es mi obsesión porque es necesario tener disponibilidad de él la mayor parte del año”, reconoce Xosé Luis. En concreto es la principal fuente de alimento en diez meses del año, excepto en agosto y febrero, donde los prados tienen en su zona un parón vegetativo. Advierte de que “lo importante es gestionar bien el recurso fundamental, que es la tierra y la producción de pasto, y para eso las tierras deben ser de calidad, por lo menos para vacuno de leche”.
“Si para un ganadero en convencional la obsesión es el maíz, para mí es el pasto”
Así, las vacas están en el prado desde las diez y media de la mañana hasta las siete de la tarde. Y en el caso de las vacas secas y de las novillas preñadas están las 24 horas del día en el pasto, rotándolas por las fincas más lejanas.
Para las praderas, utiliza mezclas en base a raigrás inglés y trébol blanco, lo que antes se conocía como fórmula de pasto F4. Xosé Luis Fernández Segade explica que “en las praderas tenemos que utilizar semillas ecológicas y si no las hay en el mercado tenemos que pedir permiso al CRAEGA para utilizar las convencionales, pero lo que intento es cosechar parte de la semilla de mis praderas”.
El pasto se complementa con una ración en el establo antes y después del ordeño. En primavera es de entre 10 y 15 kilos de silo de maíz y de 3 a 4 kilos de pienso ecológico, según la calidad del pasto. Y en los meses de invierno, de entre 20 y 25 kilos de silo de hierba, más 10 kilos de silo de maíz, -si dispone de él, sino de silo de hierba-, y de entre 3 y 4 kilos de pienso por vaca y día.
El silo de maíz lo elabora en la propia explotación, sembrando alrededor de 7 hectáreas por año. “La producción es en ecológico, con sachado por medio mecánicos, y los rendimientos son algo menores: unas 35 toneladas por hectárea, pero no es algo que me preocupe”, explica.
Ventajas de la explotación en ecológico frente a la convencional
Si le preguntamos por las ventajas y los inconvenientes de una ganadería en ecológico frente a otra en convencional, Xosé Luis reconoce que “la necesidad de mano de obra para llevar el ganado a los prados, la mayor burocracia y la merma de la producción son quizás los principales inconvenientes”, por lo que subraya que “es muy importante estar convencido para pasarse a ecológico”. Sin embargo, también destaca que “la mayor burocracia tiene la ventaja de que la granja está más monitorizada, al recoger más datos y con más frecuencia, lo que mejora la toma de decisiones”.
“La gran diferencia en ecológico: la mejora del estado sanitario del rebaño”
También destaca frente a la estabulación intensiva, la mejora del estado sanitario general del rebaño. “Se acabaron las mamitis, nunca hubo desplazamientos de cuajar y el gasto sanitario en veterinarios prácticamente no existe, a no ser un accidente o una enfermedad puntual”, explica. Así, destaca que “a veces pasan meses sin que venga el veterinario”.
Otro cambio positivo que detectó con el paso a ecológico fue el aumento de la longevidad del rebaño. En concreto, asegura que “si en convencional el promedio está en 3 partos por vaca, en mi ganadería no descarto vacas por debajo de los 6 partos y el promedio de longevidad está en los 8 partos. “Sirva como ejemplo que la última vaca que vendí pasaba de los 16 años”, subraya Xosé Luis.
“Se pierde productividad, pero es factible y rentable producir leche ecológica en Galicia”
Para este 2016 su objetivo es aumentar un 10% la cabaña ganadera hasta llegar a los 300.000 litros anuales. Quiere aprovechar así que, gracias al aumento de la base territorial de su explotación, en este momento cuenta con 1,5 UGM por hectárea, por debajo del límite que marca la normativa europea de 2 UGM por hectárea.
Xosé Luis asegura que “producir leche ecológica en Galicia es factible y es rentable, aunque se pierda productividad”. “Para mí todo son ventajas de producir leche en ecológico: estoy haciendo un trabajo vocacional, estoy trabajando fuera con los animales y por si fuera poco tengo un buen precio en la leche, que compensa la merma de la producción”, concluye.
