Faílde, una ganadería que compagina la granja de vacas de leche, la de cerdos y la de pollos

La familia Faílde Fernández llevaba años compatibilizando la ganadería de leche con varias granjas de cerdos. La incorporación del hijo a la actividad ganadera propició que hayan dado un paso hacia otro sector y construyesen una granja de pollos. Conocemos más al detalle esta ganadería diversificada de Rodeiro

Faílde, una ganadería que compagina la granja de vacas de leche, la de cerdos y la de pollos

Carlos Faílde e Adrián Rielo, en las instalaciones de la nave avícola de la ganadería.

En la ganadería Faílde, en Rodeiro (Pontevedra), se compagina el cuidado de las vacas, con el de los cerdos y los pollos. Carlos Faílde y Rocío Fernández decidieron diversificar su actividad ganadera y junto con el rebaño de las vacas frisonas de producción de leche incluyeron varias granjas de cebo de cerdos. Cuando su hijo Carlos se incorporó a la ganadería familiar lo hizo apostando por los pollos y construyeron una nueva granja.

Hoy compatibilizan las 3 actividades, aunque con la vista puesta en centrarse solo en las granjas avícola y de porcino. «Precisaríamos hacer más inversiones en las instalaciones para continuar con la producción de leche, por lo que ya estamos pensando en ir cambiando hacia un rebaño de carne en extensivo», explica el joven.

En su día a día, cada uno de los miembros de la familia está centrado en una de las actividades y los tres colaboran en momentos puntuales o en las campañas de más trabajo. Así mientras, el joven se encarga de la granja de los pollos, el padre atiende las cuatro naves de cebo de cerdos y la madre gestiona la ganadería de vacuno de leche en pastoreo.

La granja de pollos

Hace 7 años que Carlos se incorporó a la ganadería y desde el 2016 atiende la nueva nave que construyeron para los pollos en la aldea de sus abuelos, en Paredes de Álceme. «Yo quería tirar por una rama diferente a lo que ya teníamos en casa, por eso me decidí a construir la nave de los pollos», comenta. Con la instalación de la nave en estas tierras, a pocos kilómetros del lugar de A Portela, donde reside la familia y tienen el resto de la ganadería, continúan aprovechando las tierras familiares. «Hubo un tiempo en que tuvimos aquí también la recría de las vacas, pero no resultaba cómodo para eso y nos decidimos a construir aquí la granja de los pollos», apunta.

«Yo quería tirar por una rama diferente a lo que ya teníamos, por eso me decidí a construir la nave de los pollos»

Las nuevas instalaciones, dotadas con sistemas automatizados de alimentación y controles de los animales, tienen capacidad para unos 22.000 pollos. En un convenio con la integradora Coren, Carlos sacó adelante un promedio de 6 camadas anuales, en estos tres años que lleva funcionando. «Por el momento estamos muy contentos. Ellos se encargan de poner los animales, el pienso, los consumibles de las camas y de buscar soluciones cuando surge algún problema en estos ámbitos. Yo reviso y controlo los animales en el día a día y gestiono el mantenimiento de las instalaciones», detalla.

Estado de las instalaciones antes de la entrada de una nueva camada de pollos.

De este modo, cada día a primera hora, controla el estado de los animales así como la limpieza y los comederos para asegurarse que tengan disponible el alimento. La revisión se repite a última hora de la jornada, aunque también cuenta con sistemas de alarma que detectan incidentes tanto en la alimentación, como en la ventilación o en el sistema de calefacción, que son determinantes para la supervivencia de los animales. Una vez a la semana, renueva la cama de los pollos.

La construcción de las nuevas instalaciones supuso una inversión de unos 340.000 euros, para lo cual obtuvieron financiación a través de las ayudas de incorporación y del plan de mejora de la consellería de Medio Rural.

El cebo de los cerdos

El padre de Carlos es quien se encarga de atender las cuatro granjas de cerdo de cebo que gestionan. En ellas tienen capacidad para unos 2.000 cerdos cebados. Hay ya más de 20 años que construyeron la primera de estas granjas y en estos años fueron ampliando y remodelándolas de manera que ahora tienen las 4 operativas.

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Tienen capacidad para unos 2.000 cerdos de cebo.

En la ganadería de porcino trabajan en un sistema de integración con la firma Nutriporc, que le suministra los animales con 20 días y ellos los atienden hasta que alcanzan los 4 meses. Cuando hace falta desinfectar las instalaciones, sobre todo entre camada y camada, en la ganadería emplean productos como el Virufín, un potente desinfectante que elaboran en la empresa lalinense Proquideza, y que le suministran directamente.

El tratamiento del agua en la granja es también fundamental, por lo que suelen emplear una solución de peróxido, que también le proporciona Proquideza, y con la que garantizan la desinfección del agua y reducen los riesgos de infecciones durante el cebo de los animales. «Llevamos ya más de 4 años trabajando sólo con los productos de Proquideza por los buenos resultados que nos están dando», afirma el ganadero. Es también esta firma dezana la que le abastece el tratamiento para los purines, el Purifín. «Este tratamiento licúa, elimina los olores y mejora el poder fertilizante de los purines», explica Adrián Rielo, técnico de la firma Proquideza, que se encarga del reparto de los productos a la ganadería.

Tanto el purín de las granjas de cerdos como el de los pollos lo emplean para la fertilización de las 35 hectáreas de terreno, la mitad de ellas en propiedad, que manejan con la ganadería de vacuno. Todas ellas las tienen a pradera, que van renovando periódicamente con Raigrás inglés.

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Una de las vacas que más aprecia Carlos en la ganadería es un ejemplar de la raza Montbeliarde.

Las vacas, en pastoreo

El tercer eje de la Ganadería Faílde lo constituye la granja de vacuno de leche en extensivo, que gestiona directamente Rocío Fernández, aunque para aquellas labores que requieren de maquinaria agrícola suele colaborar también Carlos. Cuentan con un rebaño de 30 cabezas de vacas frisonas y pasiegas en su mayoría, y de las que tienen unas 24 en ordeño. Tienen una producción anual de unos 200.000 litros, con unas calidades de proteína de 3,4% y de grasa de 3,9%.

Las vacas pasan en el prado buena parte del día, desde media mañana hasta que hace falta volver a traerlas para la granja para el ordeño, del que se encarga Rocio, en un sistema de circuito de cinco puntos. «Tenemos unas instalaciones antiguas, que fuimos reformando y ampliando para poder tener capacidad para 30 vacas», apunta el ganadero.

Junto con el pasto, la ración de las vacas en producción la complementan con silo de hierba y unos 8 kilos de pienso, cantidad que varían manualmente en función del aporte que le proporcione la hierba de la pradera. La hierba, bien sea fresca o en el silo, es el ingrediente principal de la alimentación de estas vacas, ya que en la ganadería no cultivan maíz ni el compran. «Llevamos muchos años sin sembrar maíz para las vacas, nos funciona bien con el silo de hierba y con el pasto», valora.

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Buena parte de los trabajos de laboreo y mantenimiento de la tierra de la ganadería los realizan con su propia maquinaria, aunque para la campaña de ensilado suelen contratar algunos de las labores a la Cooperativa O Rodo, de Rodeiro, de la que son socios.

En la ganadería de vacuno, Proquideza es también un aliado para garantizar la limpieza de las instalaciones. Así es que acostumbran a emplear soluciones como el detergente Bactoclor, un desinfectante alcalino clorado, y el desincrustante Decalcid. No sólo en el lavado de las instalaciones echan mano de estos productos, sino que la firma dezana también les proporciona soluciones para garantizar la higiene de los animales como el sellador Lactovac-n, un baño de pezones con una elevada capacidad dermoprotectora, gracias a su alto contenido en suavizantes.

Por el momento aún tienen previsto continuar con la ganadería de vacuno de leche, pero ya están barajando ir dando el cambio hacia la producción de carne en extensivo. De hecho, llevan ya varios años sin contar con recría propia. «Las instalaciones que tenemos no nos permiten criarlas con comodidad, por lo que cuando precisamos, preferimos comprar una novilla», explica el ganadero.

Hace unos años tuvieron una mala experiencia con las moscas en la recría y fue uno de los detonantes para que se hayan decidido por dejarla. Ahora todos los ejemplares que le nacen en la ganadería se los venden directamente a Ganados José Manuel Cambeiro. Así es que ya inseminan para tener becerros de cruces industriales. «Si echas cuenta de las horas que precisas para atender las vacas, en comparación con lo que te requieren las granjas de cerdos y de pollos, nunca te va a compensar», valora Carlos.

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