Ferviña, herramientas para mejorar la fertilización del viñedo

Este grupo operativo busca optimizar el abonado de las cepas en base a las necesidades específicas de cada parcela, lo que permite reducir el impacto ambiental del exceso de fertilizantes y el gasto derivado. Conocemos más detalles sobre los resultados logrados

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Ferviña, herramientas para mejorar la fertilización del viñedo

Instante de la presentación del proyecto Ferviña en el monasterio de San Clodio, en Leiro.

¿Se está haciendo una fertilización idónea del viñedo? Esa es la pregunta que sirve de punto de inicio para el grupo operativo Ferviña, que busca mejorar el abonado que se venía realizando y conseguir herramientas que contribuyan a poder optimizar y adaptar la fertilización a las necesidades de los viñedos. Los resultados del proyecto y las herramientas desarrolladas en su marco fueron presentadas recientemente en una jornada celebrada en el Mosteiro de San Clodio, en Leiro (Ourense) y en la que participaron viticultores e investigadores expertos.

Conocer en profundidad los abonados que se estaban realizando en los viñedos y cómo influyen en la calidad de la cosecha obtenida, es el primer paso para trabajar en la optimización de esta fertilización. Para eso cuentan con la colaboración de varias bodegas de las que obtuvieron no solo la información sobre los aportes que se estaban realizando al suelo sino de los contenidos de estos suelos. Por una parte analizaron datos de viñedos de Treixadura de la bodega Viña Costeira, situada en la Denominación de Origen Ribeiro. Por otra parte, contaron con los datos de las cepas de la cooperativa Paco &Lola, del Salnés, con viñedos de Albariño. Disponer de estos datos permite establecer patrones de fertilización adaptados al terreno, teniendo en cuenta las necesidades puntuales de los suelos, además de los aportes que se realizaron en otras campañas. 

Trabajar en la mejora de la fertilización permite, entre otros beneficios, reducir las dosis, costes y el impacto ambiental que puede suponer un aporte extra de abono en los viñedos, al tiempo que se preserva la fertilidad del suelo. “Mejorar la fertilización de los suelos no solo permite mejorar la calidad de los mostos sino que se vuelve una herramienta útil ante el escenario del cambio climático. Un buen manejo del abonado puede permitir reducir el impacto del cambio climático en los viñedos”, detalla Juan Carlos Vázquez, investigador y técnico de la Evega que participó en el estudio sobre el terreno y que fue el encargado de presentar los resultados durante la jornada de Leiro.

Manejar toda esta información sobre el abonado también resulta complejo, por eso desarrollaron una aplicación que facilite la consulta de estos datos y ayude a establecer patrones de abonado para cada parcela.

El abonado en las viñas de las Rías Baixas y el Ribeiro

En el grupo operativo hicieron una radiografía de los viñedos y suelos de dos zonas muy diferentes entre sí, como son las Rías Baixas y el Ribeiro. Así, recogieron información durante los años 2019 y 2020, lo que le permitió obtener más de 8.000 valores analíticos sobre fertilidad.

“El calor extremo registrado en el 2020 les sirvió como preámbulo del escenario que puede traer el cambio climático, de manera que podamos ir adaptándonos a él”: Juan Carlos Vázquez, de la Evega

Además, la disparidad meteorológica que se registró en estos dos años les permitió disponer de un mayor abanico de información. Mientras el 2019 fue un año con valores habituales, en el 2020 se registró una ola de calor, llegando a ser el más cálido en la serie histórica de los últimos 50 años hasta ese momento, lo que motivó importantes episodios de estrés hídrico en los viñedos. “El calor extremo registrado en el 2020 nos sirvió como preámbulo del escenario que puede traer el cambio climático, de manera que podamos ir adaptándonos a él”, concreta Vázquez.

Con el análisis de los suelos y de la fertilización prestaron atención a parámetros que son prioritarios en las bodegas. Hicieron analíticas del estado del suelo, foliares y de los mostos, para relacionar los tres aspectos. Se fijaron en cuestiones como la acidez total, los grados Brix, el nitrógeno fácilmente asimilable, los ácidos málico y tartárico, el Potasio, Calcio, Magnesio, en los mostos, o el aporte de materia orgánica, calizas y minerales, entre otros valores.

“Nos encontramos que muchos suelos estaban muy fertilizados. En algunos nutrientes, tener valores algo más altos que los valores que teníamos como referencia resultaba favorable, pero en otros era perjudicial para el viñedo”: Juan Carlos Vázquez, de la Evega

Estos estudios sobre el terreno permitieron tener mayor información sobre los abonados que se están haciendo, que en ocasiones pueden resultar contraproducentes para el desarrollo de la cepa y la uva al no adaptarse con precisión a las necesidades que tiene el suelo y la planta. “Encontramos que muchos suelos estaban muy fertilizados. En algunos nutrientes, tener valores algo más altos que los valores de teníamos como referencia resultaba favorable, pero en otros era perjudicial para el viñedo”, señala Vázquez.

En los análisis realizados en los viñedos de las Rías Baixas encontraron patrones concretos a tener en cuenta a la hora de planificar el abonado, ya que puede tener consecuencias directas en los vinos que se obtienen. Así, al aumentar el pH de los suelo hasta valores básicos (pH mayor de 7) también se incrementaba el pH de los mostos. “Es preciso tener en cuenta este tipo de cuestiones, ya que resultan muy desfavorables en la elaboración de vinos de cosechas producidas en años muy secos, donde los mostos ya se encuentran en niveles altos”, detalla Vázquez. Los mejores valores de calidad de cosecha, teniendo en cuenta todos los parámetros de los mostos, se daban en suelos neutros y ligeramente ácidos, con pH entre 6,5-6,8.

Una buena provisión de Magnesio en el terreno resultaba favorable para los viñedos del Salnés, ya que en los años húmedos conseguía bajar la acidez y en los secos contribuía a incrementarla. “Los suelos con una buena fertilización de Magnesio consiguen equilibrar los mostos en función de la añada”, concreta el investigador.

Sin embargo, mientras que el Magnesio en este tipo de suelos consigue equilibar la acidez, un aporte excesivo de Potasio se traduce en el efecto contrario, ya que en los años muy húmedos baja el grado de alcohol y en los secos lo incrementa.

Otro de los factores determinantes sobre la calidad de los mostos es el aporte de materia orgánica, que además de la fertilización también ayuda a mantener la humedad del suelo y paliar el estrés hídrico de las viñas. “En este tipo de suelos francoarenosos, el nivel alto de materia orgánica (5 hasta 7%) resulta favorable para la obtención de mostos más equilibrados. Como en el Magnesio, la materia orgánica se comporta como un factor que balancea los equilibrios de los mostos”, apunta. También es de destacar que la materia orgánica aumentó el nivel de Nitrógeno fácilmente asimilable en mosto (NFA), incluso en la campaña 2020 con niveles medios bajos.

En el Salnés los mejores rendimientos productivos y de calidad los detectaron en terrenos de secano con niveles medios de potasio, magnesio y nitrógeno

En el Salnés los mejores rendimientos productivos y de calidad los detectaron sobre todo en terrenos de secano con niveles medios de potasio, magnesio y nitrógeno. Estos terrenos de secano ofrecían también mejor equilibrio entre grado y acidez, en las dos campañas de estudio.

En las viñas del Ribeiro apreciaron importantes diferencias a la hora de fertilizar los viñedos con respeto a los patrones de abonado del Salnés. Así, en las parcelas del Ribeiro apenas se encalaba para corregir la acidez de los suelos y el aporte de materia era más bajo. De hecho, el pH de los suelos en el Ribeiro es más bajo que los de Rías Baixas, situándose en torno a un pH 5-6. “A partir de valores de pH muy bajos, al incrementarlo hasta valores de 6,5-6,8 se consigue incrementar la acidez del mosto a valores más idóneos”, explica Vázquez. Este aumento de la acidez permite que en los años de mayor estrés hídrico se pueda esperar más tiempo para hacer la vendimia, consiguiendo un incremento del grado alcohólico.

El aporte de materia orgánica también resultó positivo en los viñedos del Ribeiro, al permitir incrementar la acidez. “Así, con suelos diferentes, climas distintos y variedades de uvas diferentes vimos que el aporte de materia orgánica resultaba positivo en los dos casos para conseguir un balance y equilibrio entre grado y acidez”, señala el investigador.

Interpretación da fertilidade do terreo para os viñedos de Rías Baixas e Ribeiro proposta

Mapa web de la fertilización de los viñedos

Para el análisis de esta información, el grupo operativo desarrolló una aplicación web cartográfica sencilla a base de la incorporación de los datos históricos que fueron recogiendo. De este modo, la aplicación permite al viticultor consultar su parcela en concreto y disponer de información sobre la fertilización y las características del suelo en cada año.

“El objetivo es visualizar los datos todos que se fueron recogiendo y que estos resultaran de utilidad para las bodegas”, explica Javier Cancela Barrio, profesor e investigador de la Universidad de Compostela encargado de presentar las herramientas informáticas con las que manejar el volumen de datos históricos recogidos sobre la fertilización en estas zonas.

Más allá de ofrecer solo información sobre los procesos de abonado ya realizados, también se acercan recomendaciones sobre la fertilización que precisaría esa parcela.

La experiencia de las bodegas colaboradoras

Tanto Viña Costeira, en el Ribeiro, como la cooperativa Paco &Lola, en el Salnés, consideran el estudio de interés, al permitir seguir avanzando en una fertilización más adaptada a las necesidades de los viñedos. En el caso de Viña Costeira el estudio les permitió comprobar que buena parte de los suelos estudiados, en los que se incluía un total de 60 parcelas de ensayo, tenían un pH ácido, con valores bajos en algunos nutrientes y la necesidad de subir ese pH de los suelos. “El proyecto nos dio un punto de partida para mejorar la fertilización de nuestros suelos”, concreta Carlos Alberte, director técnico de Viña Costeira.

En el caso de la bodega de la DO Rías Baixas, que integra a 442 viticultores, en el estudio proporcionaron 90 parcelas de ensayo todas ellas en emparrado y con cepas de Albariño. “Los resultados y avances de este trabajo nos permiten poder ajustar los parámetros a nuestra realidad. Ferviña nos permitió gestionar un gran volumen de datos y afinar en las recomendaciones de abonado” señala Daniel Durán, técnico de viticultura en la cooperativa del Salnés, Paco &Lola.

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