En un país donde abunda el minifundio y escasea el relevo generacional, juntar 1.200 hectáreas de terreno en una única pieza es una absoluta rareza. Y que estén dirigidas por un joven de tan sólo 22 años, más. Por eso esta explotación es un caso único en Galicia. Pero Finca Enxebreza, ubicada en la parroquia de Vilapedre, en Vilalba, tiene también otra peculiaridad: cuenta con ganado de raza salers, muy poco frecuente aún en nuestra comunidad.
«En mi caso yo me hice ganadero porque quise, fue por vocación. Mi familia, por parte de mi padre, no son agricultores, pero en casa siempre hubo algo de ganado porque un tío de mi abuela tenía explotación. A mí me gustaban mucho los caballos pero nunca pensé poder llegar a vivir de esto», asegura Xabier, que pasó de jinete de saltos en concursos de hípica a ganadero en la finca más grande de Galicia. «Esta finca la había tenido alquilada hace años Coren y después una persona de Jaén pero cuando quedó libre, hace ahora cuatro años, me decidí a cogerla», cuenta.
La finca pertenece a un fondo de inversión que lleva comprando terrenos rústicos en Galicia desde 1981. Excluyendo algunas CMVMC, se trata de la mayor extensión en una sola pieza de toda Galicia
La superficie que maneja este chico se extiende desde la llanura de Vilapedre hasta el alto de la Sierra de O Xistral y pertenece a un fondo de inversión gestionado por la empresa Piccolo Rancho. Llevan comprando fincas rústicas en Galicia desde el año 1981 y son hoy por hoy de los mayores terratenientes de la comunidad, aunque luego no explotan directamente las propiedades que poseen, sino que las arriendan a personas como Xabier para que las trabajen.
Con sólo 18 años dejó la carrera para hacerse ganadero
En enero del 2017, con 18 años cumplidos solo dos meses antes, este joven de Goiriz dejó la carrera de Administración de Empresas y se incorporó a la actividad agraria. «Había empezado ADE en Lugo, pero no me gustaba, así que dejé la carrera y me fui a trabajar a Alemania de jinete, porque mientras estudiaba al mismo tiempo también competía en concursos de saltos de hípica que se celebraban por distintos lugares de España y de Europa y había coincidido que en esa época me había muerto el caballo y aquí no tenía opción de competir», explica.
Xabier, que competía en concursos hípicos de saltos por distintos lugares de España y Europa, se marchó a trabajar como jinete a Alemania mientras esperaba por la finca
A la vuelta de Alemania, donde pasó medio año, mientras no conseguía la finca de Vilapedre, Xabier se apuntó en la EFA Fonteboa al Ciclo Superior de Ganadería y Asistencia en Sanidad Animal para adquirir los conocimientos técnicos necesarios para hacerse cargo de una explotación como la que pretendía montar. «Más allá de la importancia de la formación en sí, me sirvió para conocer a mucha gente y para hacer muchos contactos con personas todas vinculadas con el campo», valora.
«Los primeros años son muy complicados»
El primer obstáculo al que Xabier se tuvo que enfrentar para cumplir su sueño de ser ganadero fue al de ir al banco a pedir el dinero para arrancar de cero una explotación. Y más aún del volumen y las dimensiones de esta. Tenía que alquilar la finca, por la que paga una cantidad importante, comprar el ganado y adquirir la maquinaria mínima imprescindible para hacer el trabajo.
Tuvo que alquilar la finca y comprar el ganado y la maquinaria necesaria para trabajar
«No fue fácil, y menos teniendo solo 18 años, pero con el respaldo de la familia pude lograr la financiación necesaria», cuenta. Ese endeudamiento aún se sigue notando, pero cuatro años después Xabier está contento con la decisión que tomó. «Los primeros años son muy complicados porque hay muchos gastos», evidencia.
Una ganadería con más de 500 cabezas
Cuando Xabier se hizo cargo de la finca, ya había ganado en ella, pero él prefirió quedarse solo con el terreno y los caballos. «Aquí había vacas cruzadas y caballos, pero yo cuando alquilé la finca compré sólo los caballos y después fui metiendo el resto del ganado», cuenta Xabier. En el primer año, el 2017, tuvo solo caballos, una manada de unas 230 cabezas, la mayoría pura raza gallega, pero al siguiente año, en el 2018, ya completó la cabaña con vacas.
Xabier tiene 150 vacas de raza salers, 130 cachenas y más de 200 yeguas
La explotación está hoy dividida en dos partes: en la zona baja, donde cuenta con prados divididos en parcelas, hay ganado de raza salers que trajo de Francia, y en la parte alta, una zona mayoritariamente de monte, conviven las yeguas con vacas de raza cachena. En total supera las 500 cabezas de ganado. «No pensaba tampoco llegar a esto, pero una cosa lleva a la otra», dice.
Salers, una raza cárnica e lechera de origen francés
En los pastizales más bajos, unas 200 hectáreas de terreno ubicados a una altitud de unos 480 metros, Xabier introdujo vacas salers, una raza de origen francés aun poco frecuente en Galicia. «Cuando hice el estudio de las distintas razas era la que más se adaptaba a lo que yo quería, teniendo en cuenta mi sistema en extensivo y esta cantidad de animales, para evitar problemas, porque sabía que el manejo lo iba a tener que hacer yo solo y estas vacas son muy dóciles y paren solas. También son muy fértiles, muy duras para el invierno y con un buen rendimiento cárnico. Fue la raza más completa que encontré», asegura.
Fue la raza más completa que encontré para mi sistema de manejo en extensivo con esta cantidad de animales
La salers es una raza de ganado originaria del Cantal, en el macizo central de Francia. Son animales rústicos y fuertes de gran tamaño pero, al mismo tiempo, las vacas de raza salers destacan por su nobleza y docilidad, además de por su facilidad de parto y su producción de leche, por lo que está considerada una de las mejores vacas nodrizas, capaz de destetar los terneros con un peso elevado sin alimentación complementaria gracias a la cantidad y calidad de su leche, con un gran contenido en proteína. De hecho, en Francia se siguen empleando animales salers para la producción de leche e incluso existe una Denominación de Origen específica de queso que emplea ganado de esta raza, la DOP Traditiion Salers.
Cruces con charolés para incrementar el rendimiento cárnico
Esta raza está presente hoy en grandes regiones con ganadería extensiva del mundo, como Norteamérica, Australia o Europa del este, pero es aún poco frecuente en Galicia. «Yo las fui a ver a una ganadería de Samos que también las tiene», explica Xabier. Su buena fertilidad asegura una cría cada año y la facilidad de parto permite no estar pendiente de los nacimientos, ya que se trata de vacas autónomas que paren solas.
La raza salers cuenta con una capa gruesa y pelo denso, por lo que soporta bien grandes variaciones de temperatura
Hasta ahora, al haber muchas novillas entre el rebaño, Finca Enxebreza empleaba también toros salers, ya que es recomendable que el primer parto de las primerizas de esta raza sea en pureza, pero a partir de ese primer parto han comenzado ya a cruzarlas con charolés, buscando de este modo un mayor rendimiento cárnico. «Estas vacas no son culonas, por eso les meto un toro charolés, para que les aporte lo que les falta a ellas», razona.
Cualquiera de las razas que tengo paren sin ningún tipo de ayuda, tanto las cachenas como las salers
Comparativamente con otras razas, en los terneros salers puros el rendimiento es algo menor que en los limusín, pero en los cruzados con charolés se logra superar el rendimiento del limusín, asegura. Para hacer los cruces Xabier tiene en este momento 5 toros charoleses dentro del rebaño, mezclados con las madres y sus crías. El ganado está todo en un único lote y no hace agrupación de partos, por lo que el manejo se limita a la alimentación. «Cualquiera de las razas que tengo paren sin ningún tipo de ayuda, tanto las cachenas como las salers, por lo que únicamente hay que encargarse todos los días de la alimentación», explica.
Alimentación y supervisión de los cierres
Las 200 hectáreas de pastizales que ocupa el ganado salers están divididas en parcelas de entre 10 y 25 hectáreas y cuando se va agotando el pasto en una el rebaño al completo va cambiando a la siguiente, rotando de esa manera en las fincas. «Son animales que aprovechan muy bien el pasto», asegura. En primavera, cuando el ganado no es capaz de consumir todo el pasto, hacen rollos de silo con los que suplementan la alimentación durante los meses del invierno o en las épocas en las que escasea la cantidad de hierba en los pastizales.
El ganado está en uno único lote y va rotando por parcelas de distinto tamaño, de entre 10 y 25 hectáreas
Además de pagar el alquiler de las 1.200 hectáreas y hacer frente al gasto de adquisición del ganado, Xabier compró también la maquinaria imprescindible para los distintos trabajos. «Tengo un tractor, una desbrozadora de martillos y otra de cadenas, un camión de transporte para el ganado, un todoterreno y un cuad para ir a verlo a los prados y una pala para clavar las estacas», enumera.
Xabier se encarga de manejar el ganado él solo, aunque con la maquinaria o trabajos en los que se requiere más de una persona le echa una mano su tío Miguel
Aunque el perímetro de la finca estaba ya cerrado, igual que las divisiones interiores, la supervisión de los cierres y el desbroce son dos de las labores que más trabajo les da. «Hubo que ir repasando y arreglando mucho el cierre», explica. Se trata de un cierre de malla sin electrificar («sería legal y económicamente imposible hacerlo de otro modo», aclara Xabier). Los postes para sujetar la malla son de madera y la pala que tienen para clavar las estacas es de cadenas, porque hay zonas de monte que tienen pendientes pronunciadas.
Ternera Gallega no permite marcar el ganado salers dentro de la IGP
Xabier vende sus terneros de raza salers cuando tienen 4 o 5 meses. «Los vendo como pasteros para cebaderos de fuera de Galicia, porque Ternera Gallega no tiene catalogada esta raza en la IGP», lamenta. «Si los marcase Ternera Gallega los cebaría yo mismo, porque los tendría con las madres hasta los 7 meses y los haría de Suprema, pero así no porque no hay comercialización para ellos dentro de Galicia», añade.
Si los marcase Ternera Gallega los cebaría yo como Suprema, pero así no porque no hay comercialización para ellos dentro de Galicia
Es una carne de muy buena calidad, dice, con un nivel de infiltración de grasa semejante al de la cachena, pero en animales de mucho mayor peso, y considera que la poca valoración actual en el mercado gallego de esta raza está motivada por el desconocimiento. «En Francia, donde tienen muchas razas, hay mucho ganado de este, pero por aquí no. Pasa un poco como cuando vino la raza limusin o la blonde», razona.
Es una carne de gran calidad con un nivel de infiltración de grasa semejante al de la cachena
Aún sin el valor añadido que supondría cebar sus propios terneros, Xabier logra obtener un buen rendimiento económico a sus terneros por el precio que alcanzan. «Las vacas normalmente cuanto más cárnicas, peor son para el tema de la leche, pero estas dan mucha, así que los terneros cuando los mando tienen un tamaño y un peso muy bueno, no son como un blonde pero casi», dice.
Cachenas y caballos en la parte alta
La finca, que arranca en la parte baja de la parroquia de Vilapedre, se extiende hasta lo alto de la sierra, en pleno Xistral, con una zona de monte que está, en su parte más alta, a más de 1.100 metros de altitud. Esta zona está formada por otras 200 hectáreas de pastizales de montaña, donde Xabier tiene un rebaño de 130 vacas cachenas, y unas 800 hectáreas de monte, en las que están los caballos.
El próximo año Xabier tiene pensado iniciar el proceso de conversión a ecológico para estas 1.000 hectáreas
La zona está atravesada por numerosos riachuelos, por lo que tanto estas parcelas donde están las cachenas y los caballos, como las de la parte baja donde se encuentran las vacas salers, cuentan con agua corriente de manantiales para beber los animales. El año que viene Xabier ha pensado iniciar el proceso de conversión a ecológico en estas 1.000 hectáreas, de manera que la producción tanto de potro como de terneros de raza cachena pueda estar certificada por el Craega, una opción que descarta, sin embargo, para las 200 hectáreas que pastorea el ganado salers, tanto por el sistema de abonado que utiliza en estas fincas, como porque al no cebar él a los terneros no obtendría rendimiento a la certificación.
Los terneros de raza cachena los vende a particulares y los potros a una sala de despiece de Asturias
Al contrario de lo que hace con los terneros salers, en el caso de los de raza cachena, Xabier sí que los vende ya directamente a clientes finales. «Sacrifico con 7 o 8 meses, con una media de 100 o 110 kilos canal, por lo que es una carne muy tierna porque los terneros están hasta ese momento mamando en las madres. Vendo sobre todo a particulares. Yo lo que hago es ponerles el animal en el matadero y ellos pagan al matedero los gastos de sacrificio y despiece y recogen después ya allí la carne», explica. En cuanto a los potros, los lleva a una sala de despiece de Asturias que trabaja con carne de caballo.
La incertidumbre de la futura PAC
La crisis provocada por la covid-19 ha afectado de lleno al sector del vacuno de carne y aunque Finca Enxebreza no vende a la hostelería, acabó notando también las consecuencias. «El precio de la carne está más bajo en general y aunque yo no lo noto directamente porque no cebo a los terneros, sí que lo acabo notando indirectamente. Y en el caso de la cachena, ha bajado también la demanda de particulares, porque la gente no tiene dinero y compra otra carne más barata, de pollo o de cerdo, antes que de ternera», argumenta Xabier.
Si el precio de la carne no sube, dice, «tienen que seguir incentivándonos con subvenciones porque sino muchas explotaciones no serían rentables», afirma. Pero la incertidumbre de la próxima PAC es otra de las incógnitas a las que se enfrentan en estos momentos los ganaderos de vacuno de carne. «Para mí sería positivo que se eliminase el derecho de las personas jubiladas a cobrar la PAC y también que se primase más el modelo extensivo, pero no sé qué pasará finalmente, porque por ejemplo los pagos por derechos ya los han bajado y yo he comprado muchos, porque a una persona que se incorpora no le dan derechos para tanto terreno y tuve que comprar», explica.
«Con la prohibición de cazar al lobo a lo mejor salvamos una especie, pero igual perdemos a muchas otras»
Xabier es en este momento el mayor productor de caballo de pura raza gallega y también el ganadero más joven dentro de Puraga, la asociación que engloga a los productores de caballo gallego. Cuenta con unas 120 yeguas de esta raza que en otro tiempo poblaba buena parte de los montes y sierras de Galicia pero que ha visto en los últimos años como su cabaña iba mermando a medida que los ataques del lobo se iban multiplicando. «Bajó mucho el censo y aún va a bajar más como esto siga así», pronostica.
Este joven escribía hace unos días en su facebook una reflexión sobre el lobo que se ha convertido en viral. En ella comenzaba contando su historia y, tras relatar los problemas que le causan los ataques del lobo en su manada de caballos, pedía a la Administración medidas efectivas para hacer compatible la pervivencia del lobo y la de los ganaderos porque, argumenta, «el culpable no es el lobo ni los ecologistas».
El monte de Vilapedre pertenece ya a la Sierra de O Xistral y los ataques son continuos porque es una zona en la que hay mucho lobo y como cada vez somos menos ganaderos, los que quedamos lo sufrimos más
Para tratar de defender su rebaño de los continuos ataques del lobo que se producen en esta zona Xabier tiene mastines con el ganado, en concreto tres en las praderas de la parte baja con las vacas salers y cinco con las cachenas en los pastos de la zona más alta. Pero esta solución, que mitiga los daños, no sirve para los caballos. «Están tan asustados que hasta les escapan a los perros del miedo que tienen, cuando ven un perro huyen como si hubiesen visto al lobo», cuenta.
Los daños por los ataques son muy cuantiosos, tanto a nivel productivo como del freno que supone al crecimiento de la explotación. «Yo tan sólo estoy sacando el 30% de la producción de potros y la manada de yeguas no aumenta porque la recría la mata el lobo. Cada vez quedamos menos ganaderos y la población de lobo aumenta. Si nada cambia, los pocos ganaderos jóvenes que quedamos vamos a tener que cerrar las explotaciones, porque el banco no perdona una letra del crédito. Todo cansa, y solo con ilusión no puedes hacer viable un proyecto», dice.
Tan sólo estoy sacando el 30% de la producción de potros y la manada de yeguas no aumenta porque la recría la mata el lobo
Pero más allá de las pérdidas económicas, lo que más le duele a Xabier es la impotencia que siente al ver a sus animales atacados por el lobo. «Es desesperante llegar a donde están tus yeguas y verlas asustadas, vivir con la impotencia de ver como desaparecen los potros, con la incertidumbre de no saber cuantos faltarán mañana y con la frustración de saber que muchos de los que has visto hoy no llegarán al invierno. A mí se me va el alma a los pies. Como a muchos compañeros que ven lo mismo cada día con terneros, vacas, ovejas o corderos», cuenta.
Control de las manadas, una posible solución
Xabier aboga por hacer compatible la presencia en el territorio de la fauna salvaje con la del ganado y la actividad agroganadera y, para eso, reclama medidas para hacer efectivo el control de las distintas especies, como el lobo o el jabalí. «Jabalí también hay bastante por aquí, pero al no echar maíz y ser tanta extensión de prados, no lo notas tanto. Nuestro principal problema es el lobo», cuenta.
No se trata de erradicar el lobo, un animal maravilloso del que solo en Galicia hay hoy cuatro veces más ejemplares que en toda Francia, pero tampoco se puede dejar desprotegidos a los ganaderos hasta ahogarlos
«No sé cuál es la solución, pero pienso que sería bueno controlar la población de lobos, con un censo mínimo, el que tenga que ser, eso podría ayudar. No se trata de erradicar el lobo, un animal maravilloso del que solo en Galicia hay hoy cuatro veces más ejemplares que en toda Francia, pero tampoco se puede dejar desprotegidos a los ganaderos hasta ahogarlos», argumenta. «Lobos tiene que haberlos pero no tenerlos por gusto. Si los mantuviesen ellos, los que dictan las leyes, no tendrían tantos, pero como los mantenemos nosotros, los ganaderos, prohíben cazarlos, así cualquiera», enfatiza.
En medio de la finca hay un núcleo de casas y un bosque de robles, es un sitio ideal para tener un rebaño de 500 cabras sin trabajo de ningún tipo pero no las tengo por el lobo
Por eso, no está de acuerdo con la decisión de prohibir la caza del lobo al norte del río Duero, aprobada recientemente por el Gobierno estatal. «A lo mejor salvamos una especie, que es el lobo, pero igual perdemos muchas otras: caballos, ovejas, cabras… En estos montes, además de caballos, antes había también muchas cabras y en medio de la finca hay un núcleo de casas y un bosque de robles, es un sitio ideal para tener un rebaño de 500 cabras sin el más mínimo trabajo pero no las tengo por el lobo», asegura.
Las ayudas no solucionan el problema
Xabier considera que las ayudas establecidas por la Administración para paliar los daños a los ganaderos de los ataques del lobo no son la solución. «La mitad de los daños no los cobras porque no encuentras a los potros muertos, tienes que demostrar que fue el lobo y luego esperar dos años para cobrar. Así que si encuentras un hueso o una piel ya no llamas para dar parte, porque sabes que no te lo van a aceptar como prueba del ataque y ya ni te molestas en tener que atender a los de la Xunta el día que vienen y ponerte a cubrir los papeles», dice.
Muchas veces se encuentras un hueso o una piel ya no llamas porque sabes que no te lo van a aceptar como prueba del ataque, así que no te molestas en tener que atender a los de la Xunta y ponerte a cubrir los papeles
Para solventar este hecho, que dificulta las indemnizaciones en estos casos, este ganadero propone a la Xunta que, en el caso de los ataques a caballos, se haga una estimación de los daños en función del número de cabezas reproductoras que tenga cada ganadero. «Como en la mayoría de los casos los ataques a potros se producen en grandes extensiones de monte, resulta muy difícil encontrar el cadáver y muchas veces cuando llegas a él ya casi no quedan restos. Pero este problema se resolvería si se hiciese un cálculo aproximado de los animales devorados cada año. Es decir, si un ganadero tiene 100 yeguas y calculamos que el 80% llegan a parir cada año, si al final de la temporada solo sobreviven 30 potros, está claro que los 50 potros restantes han sido comidos por el lobo en el monte, aunque no seas capaz de encontrar sus cuerpos», razona.
Pero aunque con estos cambios en los criterios de asignación las ayudas resultasen efectivas y cubriesen realmente los daños, piensa que no resolverían el problema de fondo. «La realidad es que cada vez hay más lobos y menos ganaderos y por mucho que nos pagaran no estaríamos haciendo nada, porque lo único que estaríamos haciendo sería retrasando la solución y aumentando el problema, porque el número de lobos seguiría aumentando y los ataques también», considera.
No al enfrentamiento entre ecologistas y ganaderos
Este joven ganadero se considera un defensor de los animales y, por lo tanto, también del lobo. «Quiero aclarar que estoy de acuerdo con la gente que defiende al lobo porque no veo esto como una cuestión de bandos. Como amante de los animales que soy, que me levanto cada día por su bienestar, no voy a dejar que me coloquen enfrente de ecologistas y animalistas. Yo entiendo que el lobo no es el culpable, él se tiene que alimentar y luchar por su supervivencia. El culpable no es el lobo ni los ecologistas. Para mí, los que fallan son los gestores de la Administración que elaboran y aplican leyes sin salir de sus despachos», dice.
El culpable no es el lobo, los que fallan son los gestores de la Administración que dejan a los ganaderos desprotegidos
Por eso, les pide a los que elaboran esas leyes «que pongan unas botas y vengan al campo a ver con sus ojos cuál es la realidad», solicita. «Solo le pido a la Administración un poco de empatía y de consideración con los productores, que lo único que queremos es poder trabajar», concluye.