La ingeniera forestal Verónica Rodríguez Vicente acaba de convertirse en la primera mujer que accede al Decanato del Colegio de Ingenieros de Montes en Galicia. Además, es la primera decana formada en la universidad gallega (USC), ya que hasta comienzos de la década de los 90, la ingeniería de montes era impartida casi exclusivamente en Madrid. Abordamos con ella los proyectos del Colegio para los próximos años y algunos de los temas de actualidad que afectan directamente a la gestión del monte, como el nuevo Plan Forestal, las agrupaciones de gestión conjunta o los nuevos contratos para los montes vecinales conveniados con la Xunta.
-¿Cuál es el programa de trabajo para estos 4 años?
-Queremos continuar con el propósito inicial del Colegio, que es defender y apoyar la profesión de ingeniero de montes, como técnico superior especializado en la gestión y conservación del medio natural. Buscamos potenciar el valor añadido que tiene nuestra titulación. Pretendemos ser un referente en materia forestal y un interlocutor válido en todos aquellos órganos y foros relacionados con el ámbito forestal, como el Consello Forestal. Para nosotros es muy importante la transparencia y el acceso a la información por parte de todos los colegiados gallegos.
-¿Cuántos asociados tienen actualmente en Galicia?
-En nuestro caso, para ejercer la profesión es obligatorio estar colegiado, incluso los funcionarios públicos deben estarlo. Actualmente tenemos 262 colegiados, lo que supone un 8% de los ingenieros de montes de España.
“Muchas veces los trabajos que realizan los ingenieros de montes no son apreciables directamente, sino más bien a largo plazo”
-¿La ingenería de montes es una profesión que se tiene que revalorizar?
-Es cierto que debemos ser más visibles para la sociedad. En numerosas ocasiones, los trabajos que realizan los ingenieros de montes no son apreciables directamente, sino más bien a largo plazo. Es el caso, por ejemplo, de la restauración forestal de cuencas hidrográficas, la fijación de sistemas dunares o la gestión sostenible de madera y frutos silvestres. Muchas veces, la sociedad no es consciente de que existe un técnico especializado que se dedica a gestionar de la forma más sostenible el medio natural.
También es tarea nuestra ahondar en la divulgación, pues detectamos creencias erróneas que desafían a la ciencia forestal, como la falsa idea de que los pinos son exóticos en España, cuando los registros históricos demuestran la presencia de esta especie en el territorio nacional desde antiguo; de hecho 7 de las especies de pino que hay en la Península son autóctonas.
“La fiscalidad actual anula cualquier interés por el asociacionismo forestal”
-¿Cómo valoran el nuevo Plan Forestal de Galicia?
-En primer lugar, creemos que debiera ser un plan y, en este caso, carece del principio básico que debe tener cualquier plan forestal en una región. Debiera de existir un compromiso unánime de toda la Administración pública, conciliando así intereses, usos, utilización de los recursos forestales… El documento que se ha presentado por el momento no cumple con este principio básico.
El monte no atiende a competencias administrativas. En Galicia, las competencias en materia forestal se dividen entre las Consellerías de Medio Rural y Medio Ambiente. Esta última es la que se encarga de gestionar los espacios de la Red Natura, donde el 80% de esta red es terreno forestal, pero Medio Ambiente no es coimpulsora del Plan Forestal. No se trata de un programa marco de política forestal, sino que es un plan de la Consellería de Medio Rural. Debería de ser un programa para toda la sociedad, toda la Administración, y vinculante.
Por otra parte, a día de hoy no conocemos la delimitación exacta de nuestros recursos forestales, ya que una parte importante de nuestros 2 millones de hectáreas no tendrían la consideración legal de monte y quedarían excluidos del Plan Forestal.
«El Plan Forestal no es un programa marco de política forestal, sino que es un plan de la Consellería de Medio Rural»
Galicia es el referente forestal en España, ya que el 7% del monte de España es gallego y si miramos el espacio arbolado, se incrementa al 8%. Con esta superficie facturamos 2.200 millones de euros y generamos la mitad de las talas a nivel español. Galicia concentra el 30% de los recursos de uso forestal que hay en España. Somos el referente del Estado y nos merecemos un plan forestal a la altura, y este es mejorable.
Es un plan que adolece de muchas carencias, por ejemplo, la falta de datos actualizados de inventario, ya que los que se manejan son de 2009. Para planificar, también habría que tener en cuenta cuestiones como la importación y exportación de madera.
«Para aprovechar el potencial del monte en Galicia, tenemos que mejorar en gestión silvícola»
-Una de las líneas destacadas de este Plan es que procura una regulación de las plantaciones de eucalipto y favorecer el aumento de los pinares y sotos. Prevén reducir en los próximos 20 años un 5% los eucaliptales, ¿ven acertada esta previsión?
-Nosotros nos preguntamos por qué se fija ese 5%. ¿Sabemos qué superficie de eucalipto hay realmente? Las medidas que contempla el plan son muy poco detalladas, son solo buenas intenciones. Una política forestal debe tener una planificación anual de todas las actuaciones que pretende llevar a cabo, y ésta debe estar vinculada con indicadores claros, concretos, medibles y verificables, cosas de las que carece este plan. Hay una carencia de programación y planificación estratégica. Necesitamos metas revisables a corto y medio plazo.
-¿En qué se debería incidir para tener unas masas forestales con gestión más activa?
-En nuestras masas forestales tanto de coníferas, como de frondosas autóctonas, tenemos que pensar que se trata de un cultivo, por lo que además de la inversión inicial que supone la propia plantación, se requiere una serie de tratamientos silvícolas que la ciencia forestal ha venido desarrollando e investigando. No podemos pensar que solo hay que plantar, sino que se precisan una serie de tratamientos para mejorar su rentabilidad y lograr la ordenación sostenible de esa masa. Así, en el caso de los pinares, además del desbroce, es preciso realizar acciones como clareos o podas. También existen tratamientos de mejora del suelo a través de vegetación espontánea que puede interesarnos por su valor ambiental o biológico. Todas estas prácticas están muy estudiadas por la ciencia forestal y deben de aplicarse, lo que en Galicia aún cuesta, por lo que no se le saca al monte todo el potencial que podríamos obtener.
-Se ha señalado al minifundismo de los montes de Galicia como uno de los principales escollos para el aprovechamiento forestal, ¿consideran que la Ley de Recuperación e posta en valor de terras agrarias puede contribuir para atajar este problema?
-Aún no hemos tenido oportunidad de examinar la ley en profundidad, por lo que no podemos valorarla. Las leyes hechas hasta el momento para atajar esta situación no han dado los resultados esperados. Es cierto que el problema que tenemos hoy en día con el minifundio es muy importante, ya que el 97% del monte gallego es privado y contiene el mayor número de parcelas catastrales de España. Por otro lado, tenemos la media más alta de parcelas por titular. Además, hay un gran número de parcelas de uso forestal cuyo propietario no está claro, el llamado propietario forestal desconocido.
“Tenemos todavía una batalla de sociología con el propietario forestal para hacerle entender las posibilidades de proyectos piloto de asociacionismo forestal”
-¿Qué posibilidades ven en las agrupaciones de gestión conjunta para reducir el minifundio?
-A día de hoy, si lo que se quiere es una actividad económica que sea rentable, viabilizar los costes y actividad, cuanto mayor sea el tamaño de la propiedad más fácil será lograrlo. Según apuntan diferentes estudios, hay ciertos tamaños de la propiedad donde también resulta más factible conseguir muchos de los servicios que se piden al propietario de los montes, como la mejora de biodiversidad, la no fragmentación exagerada de los ecosistemas o la provisión de servicios. Cualquier tipo de agrupación y asociación contribuye a conseguir estos objetivos. Ahora se está empezando a trabajar en esa línea.
El propietario gallego es reticente a los procesos de agrupación del territorio o para realizar actuaciones de reestructuración de las parcelas debido a ese apego a la tierra que hay en Galicia. Además, la fiscalidad actual anula cualquier interés por el asociacionismo. Tenemos todavía una batalla de sociología con el propietario forestal para hacerle entender las posibilidades de proyectos piloto de asociacionismo forestal, algunos de ellos con muy buenos resultados.
“En la actividad forestal se precisan figuras con una mayor flexibilidad, como la que proporcionan las SAT agrícolas”
-Las Sofor también se presentaron como soluciones, pero non acaban de ser una opción escogida por los propietarios forestales, ¿qué falla?
-Es una figura con un marcado carácter económico-financiero y bastante complejo para la actividad forestal. Para esta actividad se precisaría de figuras con una mayor flexibilidad económica (doble tributación), una agrupación forestal como puede ser una SAT agraria, que no sea tan acotada podría funcionar mejor. De hecho, en zonas de la provincia de Lugo ya están funcionando muy bien algunas SAT que tienen entre sus objetivos la gestión de masas forestales. También hay proyectos de agrupación de gestión conjunta que están funcionando muy bien, como Monte Cabalar, en A Estrada (Pontevedra) o la SAT Trabada, en Lugo.
-¿Cómo se presentan los nuevos contratos de gestión pública para los montes vecinales con convenios con la Xunta?
-A día de hoy todavía no se sabe cómo se van a llevar a cabo. Existe la posibilidad de que esa gestión pública por parte de la Administración sea subcontratada, lo que puede ser bueno pero también puede convertirse en un arma de doble filo. Sí es cierto que las antiguas figuras que existían de gestión pública, tanto consorcios como convenios, requerían ser revisadas y modernizar la situación, ya que eran acuerdos hechos buena parte de ellos entre 1976 y 1980 y la gestión y situación ha cambiado mucho desde entonces.
-¿En qué aspectos deben mejorar estos acuerdos de colaboración con la Administración?
-Hay que diferenciar la gestión que realiza la Administración en los montes públicos de la que hace en montes privados, mediante convenios en montes vecinales en mano común o con pequeños propietarios. En ambos casos, la gestión pública debe de ser única, exclusiva y basada en el respecto a la ordenación de la actividad forestal de forma sostenible.
En los montes privados, debe mejorarse en transparencia, tiene que existir una planificación aprobada por ambas partes y cuyos resultados y revisiones deben trasladarse a los implicados. Además, la gestión pública debe ser un referente y modelo para el resto, debe haber un proyecto de ordenación realizado por ingenieros de montes, y que debe ejecutarse, no puede ser un documento vacío. Tiene que adaptarse a las posibilidades de ese monte y debe ser un proyecto multiservicio y multiproducto, no limitándose al aprovechamiento de madera. Teniendo en cuenta las tendencias actuales, esos montes deberían esta certificados por una entidad independiente que garantice que se realiza una gestión sostenible.
-¿Cómo ven el futuro del sector forestal y el monte en Galicia a corto plazo?
– El sector forestal es un sector de futuro y estratégico en las agendas públicas, internacionales y nacionales y en Galicia lo es indiscutiblemente. Pero, nuestro documento marco (Plan forestal) no planifica coherentemente todo el potencial de nuestros recursos, ni solventa muchas de sus debilidades.
Junta rectora
Completan la junta rectora del Colegio en Galicia los ingenieros Santos G. Arenas, Gonzalo Perales, Pablo Arbones, Jesús de la Fuente y Alberto Rojo.