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Como cada primavera, a principios de mayo Lucía Velasco y Jorge Álvarez trasladaron a todo su rebaño de vacas a pastar a los puertos de la montaña asturiana. En otoño, con las primeras nieves, harán el camino de vuelta. Son vaqueiros de alzada, últimos representantes de una tradición secular prácticamente perdida que sigue viva gracias a ganaderías como la suya.
Los vaqueiros de alzada constituyen un grupo étnico cultural de Asturias, cuyos orígenes ancestrales se vinculan a la ganadería según un modelo de explotación muy particular mediante una trashumancia estacional. En el mes de mayo, la familia vaqueira deja el pueblo de invierno y se desplaza, junto a su ganado, a las brañas y los pueblos de verano, en las zonas de pasto de los puertos de montaña, donde permanecen hasta el mes de octubre. Con la llegada de los fríos del invierno, regresan con su ganado y enseres a los pueblos de los valles bajos.
Lucía recibió el pasado verano en Aristébano el galardón de vaqueira de honor por mantener viva esta tradición que da nombre a una importante comarca ganadera del occidente asturiano. La familia de Jorge ha estado practicando la trashumancia de foma ininterrumpida desde hace catro siglos entre Las Regueras y Somiedo. La de Lucía hacía lo mismo entre Relloso y Bustellán, en Tineo, aunque ya hace 20 años se asentaron definitivamente en Bustellán. «Mis padres, mis abuelos y mis bisabuelos fueron también vaqueiros. Yo tengo dos hijos y me gustaría que no acabase en mi la tradición vaqueira, tengo la esperanza de que alguno de ellos siga con la ganadería», dice.
Antes las familias iban caminando con el ganado, iba uno delante para abrir la casa y luego iban todos los demás con los animales. Los vaqueiros llevaban todo, incluido hasta el gato. Pero hoy somos muy pocos los que hacemos eso ya. Es una cultura que desaparece
«Antes las familias iban caminando con el ganado, iba un miembro de la familia delante para abrir la casa y luego iban todos los demás con los animales. Los vaqueiros llevaban todo, incluido hasta el gato. Eran 4 días de caminata desde Quexo, en Las Regueras, hasta las Brañas de Cerreo en Somiedo. Son 100 quilómetros. Pero los tiempos han evolucionado y los ganaderos con ellos. Ahora trasladamos al ganado en camiones, sólo hacemos a pie los últimos nueve quilómetros desde Pola de Somiedo hasta el puerto de montaña. Haciendo trashumancia completa, es decir, llevando las cosas y quedándose a vivir allí en verano quedamos pocos. Nosotros mantenemos la casa en el puerto y en verano, cuando los crios acaban el colegio, nos quedamos allí. Este año como ya no tenían clases por el coronavirus nos hemos ido ya en mayo. Vaqueiros trashumantes de origen y que lo mantengan hoy somos muy pocos ya. Es una cultura que desaparece», lamenta.
De hacer el camino a pie al traslado en camiones en la actualidad
Imagen del traslado del ganado al puerto en camiones a principios de mayo
Los camiones han sustituído hoy en día a las recuas de ganado camino de los puertos de montaña. La explotación de Jorge y Lucía, Álvarez y Velasco SC, agrupa a su ganado en Las Regueras antes de partir a su destino de verano. Son 80 vacas de raza Asturiana de Los Valles más la recría y los terneros, en total unas 120 cabezas. «Cuatro personas nos arreglamos para hacer el traslado», indican.
Programan los partos para el invierno, de forma que no hay nacimientos cuando el ganado está en los prados de la montaña. «Echamos los toros a todas las vacas en primavera de forma que diciembre y enero son los meses de más partos y cuando hacemos la trashumancia los terneros ya tienen 4 o 5 meses. Las vacas pasan todo el verano en el puerto de Somiedo y las bajamos a finales de octubre o principios de noviembre de nuevo a Las Regueras a parir», explica Lucía.
Llevo 10 años al frente de la explotación pero procedo de una familia de ganaderos y siempre he estado vinculada a este sector
Esta explotación asturiana dispone de dos toros, que van variando para evitar la consanguinidad. «Cada tres años cambiamos a los sementales», indican. Los terneros están los primeros 6 o 7 meses de vida con las madres antes de destetarse. «Después los cebo hasta los 12 o 13 meses que los vendo, normalmente directamente a matadero», aclara Lucía, que está dentro de la IGP Ternera Asturiana y en Xata Roxa, la marca creada en 2001 para la comercialización de la carne de la asociación de criadores Aseava.
La función de la sal
Lucía dando sal a las vacas en Somiedo
Las vacas pasan todo el verano pastando en libertad en las brañas del puerto a 1.800 metros de altitud en un monte vecinal que está sin cerrar. Allí los animales son autosuficientes. Lo único que Jorge y Lucía les aportan es sal, que cumple diversas funciones: además de ser un complemento mineral esencial para el correcto desarrollo nutricional que favorece la digestión y asimilación de los alimentos, la fertilidad y la salud general de las vacas, a los ganaderos les sirve para reunir al rebaño y supervisar su estado, ya que los animales acuden raudos a su cita semanal con la sal. Lo demás lo aporta la naturaleza: pasto fresco y agua disponible en abundancia. «El ganado agradece la libertad, cuando llega mayo está deseando marcharse», aseguran.
Las vacas pastan libremente de mayo a noviembre a 1.800 metros de altitud. Cuando llega la primavera están deseando marcharse a Somiedo
Mientras las vacas están en Somiedo Jorge y Lucía aprovechan para recuperar las praderas de Las Regueras en las que han estado durante el invierno separadas por lotes. «Al estar vacías las fincas todo el verano hacemos silo y hierba seca para el invierno. Recogemos entre 400 y 500 rollos cada año. A mayores compramos paja y alfalfa en Castilla», explica Lucía. Tras estos cortes de forraje dejan que el pastizal se recupere para que cuando las vacas bajen de la montaña en otoño haya pasto para ellas.
Pastizales de primavera y otoño en Las Regueras
Todos los animales de su rebaño están inscritos en el Libro Genealógico de la Raza Asturiana de los Valles y forma parte del Control de Rendimiento Cárnico de la Asociación de Criadores Aseava, pesando a sus terneros al nacimiento, destete y sacrificio. Su sistema de manejo recibe el nombre de valle-puerto, basado en el pastoreo estival de los puertos de montaña acompañado de un breve pastoreo primaveral y otoñal de los prados del valle, que se usan también para obtener el forraje necesario para alimentar al ganado durante la estabulación invernal.
«Sin la PAC esto no sería viable»
«Hay que tener ganado según la capacidad del terreno», defiende Lucía, que explica que «la trashumancia encarece los costes de la ganadería debido al transporte pero ahorras en alimentación», asegura. Sin embargo, reconoce, «sin la PAC non sería viable».
El ganado en las Brañas de Cerreo, en Somiedo
El coronavirus y el cierre de la hostelería y el turismo ha agravado el bajo precio de la carne que se arrastraba en 2019. «Los terneros pequeños bajaron mucho el año pasado porque hubo parón en las exportaciones a países árabes y los cebaderos tenían atasco y ahora nos ha pillado esto y han bajado mucho los precios», lamenta.
La caída de precios les cogerá de lleno este año, ya que al programar los partos vendían la mayor parte de sus terneros en esta época
La caída en las cotizaciones de la IGP Ternera Asturiana han sido similares a las que sufren los productores de Ternera Gallega Suprema y la venta de carne de vaca está totalmente parada también en Asturias. «Las vacas de carne no tienen venta con el cierre de toda la hostelería y los McDonald’s, no hay demanda para ellas», indica Lucía.
Agrupan los partos en los meses de diciembre y enero y los terneros no son destetados hasta los 6 o 7 meses
En su caso la caída de los precios la cogerá de lleno este año, ya que al agrupar los partos en invierno las ventas de los terneros también se concentran. «Ahora para junio es cuando tengo el grueso de las ventas que es cuando también más valía la carne normalmente», explica.
Vacas longevas
«En Las Regueras en los últimos años se ha dejado mucho la producción de leche. Unos se pasan a la carne y otros directamente cierran. La carne es menos esclavo pero también dá menos dinero, porque carne vendes una vez al año mientras los ingresos de la producción de leche son mensuales», compara. Pero pese a la poca rentabilidad actual Lucía no cambia su profesión. «Yo prefiero ser mi propia jefa cuidando a mis animales que ser camarera en un bar», dice.
Yo prefiero ser mi propia jefa cuidando a mis animales que ser camarera en un bar
La libertad con la que ella trabaja es la misma con la que se mueve su ganado buena parte del año, algo que sin embargo no impide que Lucía siga mimando a sus vacas. Ella es de esos ganaderos que conocen a todos sus animales por su nombre y tienen los palos sólo para apoyarse. «Mi padre me enseñó que cada palo que das a una vaca es un palo que te estás dando a ti mismo», dice.
Lirona, Asturiana, Valenciana, Cereza o Gitana junior son algunos de los nombres de sus vacas. Gitana junior es hija de Gitana, un emblema de su explotación. «Empezó conmigo cuando comencé en la ganadería y estuvo conmigo desde entonces hasta este año, que se murió de vieja con 19 años. Era la niña mimada, la que recibía todos los cuidados. El año pasado ya no la llevé a Somiedo y trajo un ternero enorme», se emociona.
«Detrás de una mujer rural hay una familia y eso es vida para el campo»
Lucía se siente orgullosa de ser ganadera, su modo de vida desde hace 10 años, los mismos que ahora tiene su hijo Samuel, al que ella se esfuerza por trasladarle su amor por el oficio. Al igual que a su hija Ainhara, de 2 años, porque para Lucía el futuro del rural está en las mujeres. «Las ganaderas asentamos población porque detrás de una mujer rural se esconde una familia y eso es vida para el campo. Debería tenerse eso en cuenta en la PAC», defiende.
Al frente de su explotación se esfuerza por hacer llegar a la sociedad a través de las redes sociales el día a día de su trabajo y los beneficios de la ganadería extensiva sobre el territorio y reclama más apoyo y más servicios básicos cubiertos como pediatras, colegios o lugares de ocio para que haya incorporación y relevo en el sector.
Las redes sociales son una excelente herramienta para dar visibilidad a nuestro trabajo y poner en valor las ventajas que tiene el mundo rural, como son una mejor calidad de vida para nuestros hijos o la tan demandada conciliación laboral
«Hay que apoyar a la gente joven para que se animen y darles formación para que sepan diversificar sus explotaciones para que tengan rentabilidad y sean viables. Creo que debería haber una asignatura ya en el colegio para inculcar a los niños desde pequeños las posibilidades del rural», dice.
La importancia de las cooperativas
Lucía, vestida con la indumentaria tradicional vaqueira
Lucía forma parte del grupo Ganaderas Asturianas y destaca el papel de las cooperativas y su importancia en el sector agroganadero. Su explotación es socia de Agrovaldés, que le suministra pienso, forrajes y formación y asesoramiento técnico y forma parte también de Cooperativas Agroalimentarias del Principado de Asturias. Su hermano, Manuel, que siguió con la ganadería familiar de leche en Tineo, Casa Marcelo, de Bustellán, es vicepresidente de Campoastur.
Hay que potenciar que en las cooperativas haya gente joven y más mujeres en los consejos rectores
Ella reclama que «hay que potenciar que en las cooperativas haya gente joven y más mujeres en los consejos rectores, ya que somos una pieza importante para fijar población y ahí es donde podemos luchar por nuestros derechos». Destaca que es un camino en el que se está avanzando poco a poco y prueba de ello, dice, es que en Asturias ya hay 17 mujeres en consejos de cooperativas, como Maricruz Fernández, presidenta de Campoastur; Ana María Menéndez, vicepresidenta de Cooperativas Agroalimentarias del Principado de Asturias; o María Caridad Molleda, que forma parte de la Junta Rectora de Central Lechera Asturiana.
Premios a la Innovación y a la Mujer Rural
Lucía ha sido embajadora de Ternera Asturiana y una de las protagonistas del primer capítulo de la serie documental Fans del Vacuno, elaborada por la Interprofesional del Vacuno (Provacuno) y galardonada con la medalla de Oro en los premios Best Awards que otorga Alimentaria, una de las grandes ferias del sector de la alimentación a nivel mundial, que se celebra cada dos años en Barcelona y que este año ha quedado pospuesta.
Álvarez y Velasco SC protagoniza uno de los capítulos de Fans del vacuno, la serie documental realizada por Provacuno y que ha sido galardonada con la medalla de Oro en los premios Best Awards que otorga la feria Alimentaria de Barcelona
Pese a su juventud, esta ganadera ha recibido ya el Premio de Excelencia a la Innovación en la Actividad Agraria del Principado de Asturias y el Premio Innovación Mujer Rural del Ministerio de Agricultura 2018 y es habitual verla representando al sector ganadero asturiano, a la mujer rural y a la tradición vaqueira en distintos foros y congresos por toda España, como en el pasado COP-25, la última Cumbre del Clima celebrada en Madrid. Su mayor deseo, que la ganadería extensiva y la trashumancia que llevan siglos ejerciendo los vaqueiros no desaparezca.
