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Jorge e Inma junto a sus hijos Lucía y Marcos delante de una de las naves en las que crían a los conejos
No sólo de vacas vive el sector ganadero gallego. La comunidad es una de las principales productoras de conejo de España, con unas 200 explotaciones en activo produciendo carne de conejo para dos empresas, la cooperativa Cogal, con sede en Rodeiro, y para Avigal, que opera el matadero que el grupo catalán Vall Companys compró en 2019 a Cunicarn para suministrar a Mercadona. Al igual que sucede en el sector avícola, el modelo de integración con la industria gana terreno, pero aún quedan productores independientes.
Es el caso de la Ganadería Arriba do Río SC, la explotación que Jorge Carreiras e Inma Martínez mantienen en As Oiras, en el ayuntamiento de Alfoz, y en la que compatibilizan cunicultura y vacuno de carne, para de este modo hacer un mejor aprovechamiento de los excrementos que generan los conejos y, al mismo tiempo, no encontrarse tan expuestos a los altibajos que sufre el precio de la carne de conejo en el mercado.
«Esto tiene rachas. En 2015 pasamos una época muy mala. Estuvimos mucho tiempo con un precio de 1,20€/kilo. Eso no cubría costes, teníamos que poner dinero del bolsillo, yo en aquel momento trabajaba fuera y mi sueldo iba para los conejos. Y hace 8 años cuando hicimos la segunda nave, en torno al 2012, también había habido otro bache», recuerda.
En 2015 pasamos una época muy mala. Estuvimos mucho tiempo con un precio de 1,20€/kilo. Eso no cubría costes, teníamos que poner dinero del bolsillo, yo en aquel momento trabajaba fuera y mi sueldo iba todo para los conejos
Los efectos del coronavirus de este último año también se dejaron notar en el sector, en un primer momento con una demanda desorbitada en las primeras semanas de pandemia y luego con un parón como consecuencia del cierre de la hostelería que aún se sigue notando. «Cuando fue el confinamiento no había conejo que llegase, te llamaban de los mataderos para venir a cargar aún sin cumplir el ciclo, luego se frenó y el mercado se volvió a estabilizar, pero aún no hemos vuelto a la normalidad de antes, hay menos salida y nos están retasando un poco las cargas», asegura Jorge.
Encarecimiento del pienso
La Navidad es una época en la que habitualmente baja el precio del conejo, que se sitúa actualmente en lonja a 1,80€/kilo. Pero la situación «ha cambiado para peor» en este comienzo de año para los productores de carne de conejo por el encarecimiento de los costes de producción motivados por la subida del pienso como consecuencia de la escalada de precios que desde septiembre viven las materias primas, como los cereales o la soja.
Con la subida actual del pienso el precio del conejo debería estar en 2 euros el kilo para aproximarnos a los costes de producción
«El pienso ya subió algo en noviembre pero ahora nos han avisado de una subida de entre 8 y 13 euros en tonelada para este año. Son 200 euros más en cada camión de pienso y nosotros gastamos entre 20 y 22 toneladas de pienso cada mes, un camión y medio. Es una subida importante para el escaso margen que tenemos. Con esta subida del pienso el precio del conejo tenía que estar en 2 euros el kilo para aproximarnos a los costes de producción, porque consumes muchos más kilos de pienso que kilos de carne produces. Nosotros cada 45 días producimos unos 9.000 kilos de carne de conejo pero gastamos más del doble de kilos de pienso», explica.
Escasa competencia en el sector
A mayores del incremento de costes está la incertidumbre en las cotizaciones. «No tienes garantía ninguna, va por lonja semanal y los precios pueden variar entre 0 y 15 céntimos cada semana. Si las oscilaciones fuesen cada 6 meses aún podías planificar, así no. Los márgenes son muy estrechos y cualquier bajada, por mínima que sea, te deja sin rentabilidad», dice.
Los costes de producción se han más que doblado con respecto a cuando nosotros empezamos hace 20 años pero el precio de la carne está igual
La poca competencia, debido a la cada vez mayor concentración de empresas que sacrifican y comercializan, tiene maniatados a los productores gallegos. «Las que manejan el cotarro son dos empresas. Aquí en Galicia es Cogal quien fija los precios. Nosotros empezamos con Cogal, luego mandamos para Portugal durante unos años y ahora estamos con Avigal. Pero en Galicia hay poco consumo de conejo, va casi todo para Levante y Cataluña», cuenta.
Entre 8 y 9 camadas por año
En los últimos años años se ha producido una reducción en el número de explotaciones y una profesionalización entre los productores de conejo gallegos. Ganadería Arriba do Río SC, que cuenta con 850 madres reproductoras repartidas en dos naves (375 en la primera que hicieron y 500 en la segunda), logra una media de 9,5 crías por coneja en cada camada. Un año son 9 las camadas que sacan adelante y al año siguiente 8. «Hacemos todo el proceso: inseminamos las conejas, paren, engordamos los gazamos y los vendemos. Luego lavamos y desinfectamos las jaulas y volvemos a iniciar al ciclo», detallan.
Logran sacar adelante una media de 9,5 gazapos por reproductora en cada ciclo
Los conejos pasan un máximo de 65 o 67 días desde que nacen hasta que son sacrificados, aunque son los propios mataderos los que marcan la duración de los ciclos en función de la demanda. «Son ellos los que nos avisan cuando vienen a cargar, pero quieren animales pequeños, de un máximo de 2 kilos o 2 kilos y medio. En esto también ha cambiado el mercado, antes los querían grandes pero hoy ese conejo no tiene salida», asegura Jorge.
Raza valenciana
En esta explotación de Alfoz han ido cambiando de raza y trabajan en la actualidad con la valenciana. «Empezamos con la Hyplus, luego tuvimos Hyla y ahora valenciana. Fuimos probando y como ya llevábamos muchos años con la Hyplus decidimos cambiar. Son todas razas pensadas para la producción cárnica, con una merma menor», explica.
En invierno producen menos, entre un 5 y un 10%, mientras que en primavera y verano la fertilidad aumenta
En invierno la producción se reduce, entre un 5 y un 10%, mientras que en primavera y en verano aumenta porque hay más fertilidad. Compran el semen, tanto el destinado a la producción de carne como a la recría y hacen ellos mismos la inseminación y selección genética. «De cada camada escogemos 80 hembras para reproductoras. Ese es otro tipo de semen, es semen maternal, mientras que el otro es cárnico, y también compramos conejas híbridas para reproductoras», indican.
Sin variaciones en el manejo
Jorge e Inma tienen repartidos los trabajos de la granja con el objetivo de mantenerles unas rutinas a los animales. «El conejo es un animal muy delicado y tienes que tener un manejo muy continuo, a poder ser que sea siempre la misma persona la que haga una determinada tarea, para hacerla siempre igual, porque aún siguiendo los mismos protocolos cada persona trabajamos de manera distinta», argumentan. Por eso Jorge es quien se encarga siempre de la alimentación, mientras que los partos y vacunas son cosa de Inma.
Los conejos son animales delicados, tienes que tener un manejo muy continuo y a poder ser que la misma persona haga siempre las mismas tareas
Aplican los mínimos tratamientos posibles, por lo que la vigilancia y detección precoz es fundamental. «Antibióticos no hay, están prohibidos, excepto 1 o 2 para cuestiones muy concretas. Los que manipulamos este tipo de ganado lo entendemos muchas veces mejor que muchos veterinarios», asegura Jorge.
Las instalaciones no cuentan con climatización en el interior pero disponen de distintos sistemas para reducir la temperatura ambiente en los días más calurosos. La última nave que construyeron, hace 10 años, ya tiene material aislante en el techo pero la vieja no, por lo que en esa colocaron aspersores que riegan el techo por la parte superior para bajar de este modo la temperatura interior y evitar el estrés por calor a los animales.
Aprovechamiento de los excrementos para el abonado de praderas y la producción de humus
Jorge e Inma comenzaron con los conejos hace 20 años. «Cuando nos casamos había 4 o 5 vacas de leche en casa y ya no era viable, así que nos pasamos a la carne y a los conejos», explica Jorge. Desde entonces han ido aumentando, con la construcción en 2011 de una segunda nave para 500 reproductoras, hasta tener hoy 850 conejas madres y mantener en parelelo una cabaña de unas 28 vacas de carne de diferentes razas, como rubia gallega, asturiana o limusín, y un toro también limusín.
«Al tener las vacas aprovechamos el purín que generan los conejos para echar en las praderas, porque del de las vacas logramos poco porque están fuera en extensivo», explican. Esta misma simbiosis es la que persiguen con el pequeño rebaño de ovejas y cabras que también tienen, empleadas como desbrozadoras naturales.
Una de las naves de los conejos la tienen para producir purín para las fincas que pacen las vacas, mientras que la otra está destinada a la producción de humus de lombriz para comercializar
De cara a la entrada en vigor, prevista para este año, de la nueva normativa estatal de fertilización sostenible, que va a prohibir el esparcido de purín mediante el sistema de plato o abanico, Jorge considera que «va a ser un problema para las pequeñas granjas como la nuestra y un gasto obligado más».
Hacen humus de lombriz que venden a la empresa Siro
Parte de las fincas que ellos trabajan en las parroquias de Lagoa y As Oiras son fincas con un importante desnivel que no permiten otras alternativas como son el enterramiento o la aplicación del purín mediante tubos colgantes.
«Son parcelas pequeñas, en pendiente y con mucha piedra donde es imposible echar de otro modo. Tanto es así que no podemos ni renovar, porque acabas con la maquinaria después a la hora de segar y recoger el forraje», relata Jorge.
20 hectáreas de superficie para pastos
En total, Ganadería Arriba do Río maneja unas 20 hectáreas de praderas, por las que van rotando al ganado. «La superficie propia que tenemos es poca, mantenemos la explotación gracias a los vecinos que nos prestan sus fincas, unos con renta y otros sin ella, solo para que se las cuidemos», dicen.
Por aquí son parcelas pequeñas, en pendiente y con mucha piedra. Va a ser un problema echar purín si prohíben el sistema de plato o abanico
En las épocas del año en las que hay mayor producción de forraje aprovechan para hacer silo y hierba seca para los meses de escasez. «Hacemos un silo en el suelo y 150 rollos y otros 40 de hierba seca para los terneros de cebo. Al tener la máquina de enrollar en casa si no son capaces de pacer hago rollos con los excedentes», dice.
Los trabajos, tanto de los conejos como de las vacas, los hacen a medias con una explotación ganadera vecina, Soli, que también se dedica a la cunicultura y a la ganadería de vacuno de carne. «Nos ayudamos mutuamente, somos los únicos que quedamos con actividad ganadera en esta zona», cuentan.
Desde hace dos años Jorge comenzó también a cebar los terneros, que después comercializa a través de un tratante que tiene de confianza. Cuenta con unas instalaciones para cebarlos donde los tiene separados en dos lotes (en uno están los machos y en otro las hembras) y donde están los últimos 3 o 4 meses, después de estar los primeros 5 o 6 con las madres. Van marcados de Ternera Gallega Suprema y los vende a los 9 o 10 meses. El 2020 no fue un buen año para los conejos pero tampoco para la carne de vacuno. «Los últimos que mandé fueron a 4,20 euros el kilo», se queja. «Están acabando con los ganaderos y con el rural», sentencia.
