Ganar calidad de vida es una necesidad en la mayoría de granjas familiares. La atadura que supone tener que ordeñar y la dificultad para encontrar mano de obra obliga muchas veces a sus titulares a no poder librar.
La alternativa de los robots está entrando de lleno en el sector en los últimos años y se presenta como una herramienta idónea sobre todo en explotaciones de pequeño y mediano tamaño. Hablamos con José Manuel Díaz López, de la ganadería Forno de Láncara, que instaló uno hace 8 meses, para que nos cuente su experiencia.
“Ahora el trabajo es más llevadero. Se nos marchó el empleado que teníamos y nos costó encontrar otro. Fueron tres semanas pero lo llevamos bien gracias al robot. Si hubiésemos tenido que estar ordeñando en la sala habría sido distinto; sería comer, dormir y venir para aquí”, asegura.
La formación que tiene que tener un trabajador para ordeñar en una sala es mucho mayor que para hacer otro tipo de labores en la explotación
José Manuel reconoce que las granjas grandes tienen normalmente más empleados y pueden hacer turnos, pero en las granjas pequeñas, que tienen un solo trabajador, “obligarlo a ordeñar por la mañana y por la noche es un castigo que hace que la gente no quiera venir a trabajar a este tipo de granjas”.
Por eso, asegura, “el robot te facilita encontrar mano de obra, porque la exigencia de conocimientos que debe tener esa persona no es la misma para ordeñar que para hacer camas”. “Nosotros ahora tenemos un empleado pakistaní que venía de trabajar en una pizzería y no tenía nada que ver con las vacas y se ha adaptado perfectamente”, ejemplifica.
El primer mes lo pasas mal porque las vacas no están acostumbradas y no entran al robot, pero el balance final para mí es muy positivo
José Manuel considera que el ordeño robotizado “es el sistema ideal para ganaderías familiares porque una persona es capaz de atender 2 o 3 robots perfectamente”, dice. “A partir de ahí y siempre que se tenga mano de obra estable y suficiente, es cuando la sala puede ser interesante”, opina.
25 años “evolucionando”
Ganadería Forno es una granja familiar situada en el lugar de Mourillón, perteneciente a la parroquia de Toubille, en el ayuntamiento lucense de Láncara. Cuentan con 120 cabezas totales y están ordeñando 60 vacas en este momento.
José Manuel se incorporó a la ganadería hace ya 25 años tras estudiar FP. “Mis padres ya tenían una cierta edad y había que tomar la decisión de continuar con la granja o buscar trabajo fuera. Me quedé y desde entonces hemos ido evolucionando y mejorando”, cuenta.
La explotación la atiende José Manuel con la ayuda de un empleado
Tras solicitar un Plan de Mejora, hicieron la nave actual de producción en el año 2001 y más tarde, en el 2008, parideras y zona de recría. En el 2015 ampliaron la zona de producción, “porque hoy necesitas crecer si quieres vivir” y a finales del año pasado se decantaron por la instalación del robot de ordeño, la última inversión importante realizada.
Mayor bienestar para el ganado
José Manuel está satisfecho con el resultado y destaca factores como el ahorro de mano de obra o la mejora en el control del rebaño mediante los datos aportados, lo que les permitió una detección de celos más eficiente y un control precoz de las enfermedades en el ganado, como cambios más destacables aparejados a la robotización del ordeño.
El robot ha supuesto para nosotros un cambio total en la manera de trabajar en la granja
Una vez superado el período de adaptación, el robot te permite, dice, “organizarte de otra manera” porque “no tienes que estar a las 7 y media de la mañana y a las 7 y media de la tarde ordeñando”. “Tú tienes que venir a la granja igual, sí, pero el robot, si todo va bien, está trabajando por ti las 24 horas y tus horarios se vuelven mucho más flexibles”, asegura.
“El ordeño robotizado supone un menor estrés para lo ganadero pero también para la vaca, porque pasa el día haciendo lo que quiere: comiendo, bebiendo, descansando o yendo a ordeñarse, sin que tengas que obligarla y sin tener que pasar media hora o una hora en la sala de espera. La libertad de movimientos para los animales es mucho mayor con el robot”, asegura.
Menos dosis por preñez gracias a la monitorización del ganado
Los datos aportados por el robot permiten además, destaca José Manuel, “un control individualizado de cada animal”. “Yo lo que más he notado es que tienes todo bajo control. La sala que tenía yo era una sala muy básica en la que lo único que hacía era ordeñar, pero no disponía de ningún sistema de monitorización del ganado; lo incorporé al poner el robot”, explica.
Al disponer de la ventana óptima de inseminación el número de dosis de semen necesarias para que las vacas se queden preñadas se ha reducido muchísimo
Esa toma de datos le ha permitido a esta ganadería mejorar los aspectos reproductivos. “Ahora el sistema me detecta los celos y me dice a qué hora ha empezado y cuándo es el momento óptimo para la inseminación. El cambio ha sido radical. En el primer control reproductivo después de instalar el robot ya vimos que el número de dosis por animal preñado se reducía mucho”, destaca.
Además de afinar en la detección de celos, otro factor que considera que influye en la mejora reproductiva es la alimentación personalizada que permite el robot, mediante el punteo individualizado de concentrado en función de la producción del animal. “Cuando la ración se suministra exclusivamente a través del carro en el pesebre, una vaca de 25 litros come lo mismo que una de 60, por lo que las vacas más productivas entran en ocasiones en balances energéticos negativos, lo que después influye en la reproducción, mientras que con el robot puedes ajustar la alimentación y disponer de dosis a la carta”, indica.
Mejora de la calidad higiénica de la leche
En el aspecto sanitario, dice, “también hemos mejorado mucho, sobre todo en el tema de mamitis y enfermedades de la ubre. Yo voy a la comercial veterinaria la mitad de lo que iba antes. Hacemos secado selectivo, poniendo tapones en la mayoría de las vacas y cánulas de secado únicamente en las que hay que tratar con antibiótico porque tuvieron algún problema durante la lactación, pero las infecciones de ubre son ahora algo casi anecdótico”, asegura José Manuel.
Ahora vamos a la comercial veterinaria la mitad de lo que íbamos antes; las mamitis e infecciones de la ubre son casi anecdóticas
Es algo que se ha trasladado también a los análisis del LIGAL relativos a la calidad higiénica de la leche. “Ahora estamos por debajo de los 10.000 gérmenes y de las 100.000 células somáticas, cuando antes teníamos picos en la granja por encima de las 250.000 células”, reconoce.
Eso supone un valor económico importante en esta explotación, ya que les permite cobrar, por parte de la empresa que les recoge la leche, la prima super A de bacteriología. Pero a mayores del aspecto económico, está el de la «tranquilidad». “Una mamitis sabes cuando empieza pero no cuándo acaba ni cómo acaba porque te puede llevar a tener que mandar al matadero a la mejor vaca del establo”, dice.
“El único cambio que hemos aplicado ha sido el sistema de ordeño, ese ha sido el factor diferencial, porque las vacas se ordeñan más veces y tienen la ubre menos cargada, ya que todo el resto no ha cambiado, las camas son las mismas, llevamos tres años con la misma cama de carbonato con serrín”, explica.
Puerta selectora que facilita el manejo del ganado
A la salida del robot de ordeño José Manuel ha instalado una puerta selectora que permite una distribución automática del ganado: “si la vaca se ha ordeñado y todos los parámetros son correctos vuelve para la zona de cubículos y alimentación del establo, pero si el robot detecta un celo o algún otro problema la separa y la envía directamente a la enfermería, mientras que si el ordeño ha quedado incompleto por algún motivo le hace volver a entrar a ordeñarse, lo que reduce los retrasos y al mismo tiempo minimiza los posibles problemas que puedan derivar por tener la leche en la ubre tras un mal ordeño”, detalla.
A la salida del robot hay una manga de selección con tres posibilidades: vuelta al establo, entrada de nuevo al robot o enfermería
Ganadería Forno ha aprovechado los espacios que ocupaba la zona de ordeño y parte de la antigua sala de espera del establo es ahora la enfermería, algo que José Manuel valora especialmente. “Tener un área de separación al lado del robot es algo muy útil porque te permite apartar vacas e inseminarlas o tratarlas de manera cómoda, para mí es algo importante”, dice.
Aprovechan normalmente la salida del robot para hacer el baño de pezuñas un día a la semana
Tiene previsto instalar también un sistema de selección previa, de manera que aquella vaca que no tiene permisos para ir a ordeñarse “no entre ya a estorbar al robot”. De esta manera la máquina dispone de más tiempo para ordeñar a aquellos animales que más lo precisan en función de la configuración establecida para los cuatro lotes en los que en este momento tiene distribuido el ganado en producción. “Es un sistema útil en establos muy saturados de animales y te permite tener un mayor número de vacas en el robot”, explica.
4 litros más por vaca y día
Ganadería Forno ha logrado un incremento medio de producción de 4 litros por vaca y día con el paso de la sala de ordeño al robot, pasando de 33 a 37 litros de media. Como contrapartida, se han reducido los porcentajes de grasa y proteína, que se sitúan en 3,7% de grasa y 3,4% de proteína. “Es algo lógico, porque al haber más litros se diluyen un poco los niveles de sólidos, pero en mi caso son más importantes los litros puesto que la empresa que me recoge la leche prima en menor medida la grasa y la proteína”, dice.
Por la empresa a la que entrego la leche, me compensa más producir litros que calidades
José Manuel espera que el verdadero salto en la producción se produzca en la siguiente lactación, cuando las vacas completen el ciclo productivo actual, porque “las vacas adultas están acostumbradas a ir a la sala y les cuesta un poquito más adaptarse al robot”, reconoce.
En el caso de las primerizas, la adaptación es mucho más rápida. Hacen la recría en la propia ganadería, aprovechando también los pastos para abaratar los costes de alimentación de las novillas ya preñadas. Las vacas secas, sin embargo, salen solo en determinadas épocas del año, para evitar que actúe la mosca de verano causante de mamitis.
“La bajada de precios de la leche va en contra de las propias industrias y de su disponibilidad futura de materia prima”
José Manuel pide estabilidad en los precios de la leche para que las granjas como la suya puedan afrontar inversiones necesarias para su modernización y denuncia la actitud de las empresas, tensionando el mercado a la baja en las renovaciones de contrato producidas en el último año.
“Hay una perversión total de la Ley de la Cadena. La oferta se ha convertido en un globo sonda sin valor de ningún tipo, es una manera que tienen las empresas de meter miedo al ganadero y preparar el terreno para el contrato posterior, pues sigue habiendo una indefensión absoluta de los productores, que tenemos un producto perecedero y muy pocas opciones de cambiar de industria”, dice.
Hay una perversión total de la Ley de la Cadena: las ofertas se han convertido en globos sonda y los ganaderos seguimos indefensos porque hay pocas alternativas para cambiar de empresa
“No hay en estos momentos razón alguna para que el precio de la leche baje. La cotización de la mantequilla está de nuevo en máximos históricos, superando los 7.000€ la tonelada, igual que hace 2 años, pero nosotros estamos cobrando por la leche 15 céntimos menos que a finales del 2022. No tiene otra explicación más que las industrias quieren volver a hacer caja a costa de los ganaderos», se queja.
Esa estrategia de las empresas, asegura José Manuel, va en contra de la supervivencia de las explotaciones pero también del propio futuro de las industrias. «Las empresas que nos compran la leche no se dan cuenta de que los beneficios que obtenemos los ganaderos se reinvierten en las propias granjas y que eso contribuye a la modernización del sector», asegura.
Si las granjas cobramos la leche por debajo de los 40 céntimos no nos podemos meter a comprar robots
En el caso de la ganadería Forno, instalaron el robot de ordeño hace 8 meses, animados por unos precios de la leche «aceptables» en aquel momento. «Si las granjas cobramos la leche por debajo de los 40 céntimos no nos podemos meter a comprar robots», evidencia.
Nuevas inversiones
Por eso, dice, “la bajada de precios de la leche va en contra de las propias industrias y de su disponibilidad futura de materia prima”. «Las empresas miran solo a corto plazo pensando en hacer caja a costa de los ganaderos, pero eso tiene consecuencias a largo plazo, tanto en el cierre de granjas como en su capacidad productiva”, asegura.
En este momento en el caso de Ganadería Forno tienen en marcha una ampliación de la fosa de purín, para incrementar su tamaño en un millón de litros. “Tomamos la decisión por dos razones, una medioambiental y otra económica, porque el purín es un recurso importante que tenemos que aprovechar las explotaciones y muchas veces no tenemos capacidad de almacenamiento y lo desaprovechamos”, razona.
Carro mezclador compartido
Trabajan alrededor de 40 hectáreas, entre fincas en propiedad, arrendadas y monte comunal de la parroquia, donde les tocan unas 7 hectáreas. Este año sembraron 18 hectáreas de maíz, que rotan con hierba como cultivo de invierno si el tiempo permite llevar a cabo la siembra, algo que en la pasada campaña no fue posible en todas.
En la actualidad en Toubille quedan 4 ganaderías de leche y todas hacen uso del monte comunal de la parroquia
“Hacemos doble cultivo porque nos hace falta el forraje; aquí aumentar superficie es complicado”, asegura. La sequía hizo que el año pasado la cosecha de maíz se viese mermada entre un 30 y un 40%. En la actualidad, la ración de esta ganadería está compuesta por 26 kg de silo de hierba, 20 kg de silo de maíz y 8,5 kg de concentrado, más los 7 que puntea el robot como máximo.
La ración la hacen ellos mismos, ya que disponen de un carro mezclador autopropulsado que compraron a medias con otra explotación vecina, Monarca SAT. “Tenemos muchas máquinas en común y hacemos un uso compartido de esa maquinaria. Es una manera de sacar provecho a una inversión que es importante y así, además, si vamos unos días de vacaciones, uno hace las raciones del otro y estamos cubiertos”, explica.
Tenemos mucha maquinaria a medias con una granja vecina; es una manera de rentabilizar estas inversiones
Además del carro mezclador actual, comprado en el año 2017, Monarca SAT y Ganadería Forno tienen a medias la sembradora del maíz, una trituradora, una rotoempacadora, un rolete, un remolque mixto grande y un extendedor de la hierba en el silo.
“Tener maquinaria a medias nos permite ahorrar costes porque no es lo mismo pagar la factura de la compra uno solo que hacerlo entre dos”, evidencia José Manuel, que prefiere hacer él mismo el trabajo agrario antes que contratarlo. “No es por un tema de ahorro económico, sino por hacer las cosas en el momento idóneo, porque cuando vienen las campañas queremos sembrar o ensilar todos juntos y las cooperativas y empresas de servicios no dan abasto”, dice.
Si tienes carro puedes escoger cuándo hacer la ración e incluso hacerla dos veces al día en verano; para mí eso es muy importante
La ganadería ya era socia de Cogasar y tras la fusión en el año 2017 pasaron a pertenecer la Aira, de quien echan mano en caso de avería puntual en el carro de la explotación. “Nosotros no tenemos carro de sustitución pero estamos tranquilos porque estamos cubiertos de esa manera”, reconoce. A mayores consumen el pienso de la cooperativa y desde el año 2004 al 2007 les suministraban también la mezcla húmeda para la alimentación de las vacas en producción.
Pero a pesar del incremento del trabajo, José Manuel prefiere cosechar sus propios forrajes porque “si ensilas calidad llevas calidad al pesebre” y elaborar él mismo también el carro diariamente “ya que puedes escoger el momento del día que mejor se adapta a tu sistema de trabajo”.
Tratamos de alimentar el ganado lo máximo posible con forrajes producidos por nosotros
En su caso, hace la ración normalmente al atardecer, algo a lo que le ve varias ventajas: “No tengo arrimador y de este modo me garantizo que durante toda la noche y a primera hora de la mañana hay comida en el pesebre; después durante el día ya arrimo yo varias veces. Además, en días de calor en verano las vacas comen más por la noche porque hace más fresco y suministrarles la ración al atardecer hace que la ingesta aumente”, asegura.