El sector caprino y ovino en Galicia está sufriendo una fuerte desestructuración. En los últimos 20 años, aunque el mercado y el volumen del caprino se ha mantenido bastante estable, el sector ovino no ha parado de descender. En el año 1999, según los registros de la Xunta, en Galicia había más de 350.000 cabezas censadas. A día de hoy, la cantidad se ha visto reducida a menos de la mitad. Ahora, el censo está por debajo de las 150.000 cabezas. En el sector caprino hubo un descenso censual del 17% entre el año 2019 y el 2020.
Para contrarrestar esta situación y divulgar las claves de las ganaderías de ovino y caprino, Joan Alibés, fundador de Beealia y presidente de la Sociedade Galega de Pastos e Forraxes, hace años que está desarrollando cursos formativos por toda Galicia. «Para entender la desestructuración del sector hay que poner atención a dos factores fundamentales. Por una parte, está el envejecimiento de la población, que aunque en el resto del Estado también acontece, en Galicia es más acusado. No tenemos relevo generacional y la mayoría de las explotaciones son pequeñas y de autoconsumo», explica Alibés.
«Por otro lado, tenemos la dejadez absoluta por parte de las instituciones. La falta total de ayudas a la promoción del sector. El ejemplo perfecto son las dotaciones para paliar los daños económicos por causa de la COVID. Sólo puedes acceder a ellas se tienes mucho volumen de animales. Es delirante para la situación real que vivimos en Galicia. Ese tipo de explotaciones no representa ni el 1% del sector», argumenta el productor de Beealia. «Las ayudas son, en la práctica, muy pocas», remata. Alibés también ironiza con la influencia del Brexit sobre el mercado europeo: «Nosotros casi preferíamos un Brexit duro para ver si, luego, podíamos fomentar nuestra ganadería y dejar a un lado a Gales como máximo exportador para la Unión Europea».
La realidad gallega en este sector es, cuando menos, paradójica. Galicia es la primera comunidad autónoma del Estado en número de granjas con una enorme diferencia con el resto. Sin embargo, el censo caprino y ovino no representa ni el 2% del conjunto español. Según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el promedio de animales por explotación gallega es de 10.
Para comprender bien el funcionamiento del negocio ovino y caprino en Galicia, hace falta atender al modo de estructurarse que tienen las granjas gallegas y sus volúmenes individuales. Según los mismos informes que desarrolla el gobierno gallego, la inmensa mayoría de los profesionales que están presentes en el sector, cuentan con rebaños de menos de cien cabezas de ovejas y cabras. Aproximadamente el 98% de las granjas están en esa situación. En el 2% sobrante se encontrarían el grupo de las ganaderías con más de 100 cabezas y una pequeña minoría con más de 250. El desglose estructural del sector en cuanto a volumen de animales quedaría así:
- 19.500 ganaderías con menos de 100 ovejas y cabras
- 252 ganaderías con más de 100 ovejas y cabras
- 57 ganaderías con más de 250 ovejas y cabras
Sistemas de producción en Galicia
Los sistemas de producción de ganadería ovina y caprina son, principalmente dos: el semiextensivo y el extensivo. En el caso del semiextensivo la manera de actuar es con un pastoreo rotativo con la presencia constante de pastor o pastora. Esas rotaciones de zona de pasto varían, fundamentalmente, dependiendo del lugar y de la época del año. La particularidad de este modo de manejo es que durante el día los animales están en el exterior y durante la noche dentro de las cuadras. En exteriores se alimentan a través de pasto libre y por la noche los granjeros les facilitan el alimento dentro de las instalaciones. Además, tanto los partos como el cebo acontecen en las cuadras.
"El trabajo en este tipo de explotaciones es incesante. La cuadra es el centro de operaciones, la instalación principal de trabajo", explica Alibés. En estas granjas, las maneras de comercialización principales son la venta directa con sacrificio en la propia ganadería y la relación con pequeños tratantes.
En los sistemas de producción extensivos que existen en Galicia el pastoreo es bastante libre y sin apenas presencia de pastores. La rotación de pastos suele hacerse con pastores eléctricos y cierres perimetrales con los que conducir a los rebaños. Por tanto, los animales están tanto de día como de noche en el exterior y solamente le facilitan la alimentación cuando el pasto escasea. Por supuesto, los partos y más las crías se suceden en las praderas y la manera de comercialización es similar al otro sistema de producción.
La profesionalización de los canales de comercialización
En Galicia hay, a día de hoy, cuatro vías fundamentales para la comercialización de productos del sector caprino y ovino. La venta local a particulares, muy presente en el caso de los cabritos por la ausencia de grandes canales; la venta a pequeños tratantes; la venta a grandes compradores, que exigen volúmenes mínimos de animales; y la recién desarrollada venta por internet al consumidor final.
"Una de las consecuencias de este abandono institucional es la progresiva desaparición del mercado. Los corderos sí que van encontrando salida por las cuatros vías de comercialización, pero los cabritos apenas tienen compradores, quizás alguno esporádico, pero nada más. Sin duda los gobiernos podrían fomentar su consumo con divulgación y sensibilización", explica Joan Alibés. "En el caso del caprino ni siquiera hay tratantes ni canales serios de distribución. No hay cabrito en los lineales. Según las encuestas del Ministerio de Agricultura ese bajo consumo viene propiciado, principalmente, por la dificultad de acceso de los consumidores. Si conseguimos colocar el producto en los supermercados, el consumo aumentaría de una manera exponencial", añade.
Si las políticas de los últimos 20 años favorecieron esta caída sin precedentes, en los próximos 20 estaremos en una situación todavía peor
Para el fundador de Beealia, el futuro del sector a corto y largo plazo es desolador: "Si las políticas de los últimos 20 años favorecieron esta caída sin precedentes, en los próximos 20 estaremos en una situación todavía peor. Yo no veo que las políticas cambien, así que no hay ningún factor que nos lleve a pensar en una posible recuperación".
A pesar de la situación de precariedad en la que viven este tipo de granjas, Alibés no duda del enorme potencial gallego: "Yo empecé de cero y fue muy sencillo. El presupuesto necesario para arrancar este tipo de proyectos es muchísimo menor a lo que se necesitaría, por ejemplo, para montar una explotación de vacuno de leche. Es menos arriesgado y necesitas menos dinero. Además, tenemos mucha disponibilidad de tierras y el tipo de ganadería es muy adaptable al ecosistema. En mi zona, los vecinos están encantados de que les limpien las fincas", explica. Lo cierto es que el pastoreo de cabras y ovejas ya se demostró útil y barato para mantener las zonas rurales de Galicia limpias: "La transformación del mato que produce el pastoreo caprino es extremadamente eficiente. No sólo es una alternativa para repoblar el rural, también es una manera de reducir los incendios forestales. Que pasaría si de esos 150 millones que dedica la Xunta a la extinción y prevención de incendios, dejara una parte para una siega natural con ganado?", propone el también presidente de la Sociedad Gallega de Pastos y Forrajes.
El mercado caprino y ovino en la Galicia de hoy
Uno de los datos más relevantes que difunde Joan Alibés en sus formaciones es lo del consumo de carne ovina y caprina en Galicia. Trabajando sobre los datos de la Xunta y más del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, extrajo reflexiones muy clarificadoras. El consumo anual de este tipo de carnes en Galicia es de 3.475.576 kg, mientras que la producción gallega sólo llega a los 729.600 kg. Esto quiere decir que el autoabastecimiento sólo alcanza el 21% del consumo total, algo que también se refleja en las casi inexistentes cifras de exportaciones.
"Tengo constancia de que hay muchos ganaderos con ganas de ampliar sus rebaños y de profesionalizarse. En mis cursos veo interés en la gente, pero se sienten abandonados. Necesitamos empuje por parte de las instituciones regionales, estatales y europeas, si no, el futuro se presenta muy oscuro para los que nos dedicamos la este tipo de explotaciones", remata Joan Alibés.