Ganadería Requeijo Chao, un modelo de Ternera Gallega Suprema

Visita a la explotación ganadera de Marina y de Danilo, en el ayuntamiento lucense de Muras. En plena Gañidoira, en la Sierra del Xistral crían 160 cabezas de ganado de Ternera Gallega y Blonda en libertad y con una alimentación natural.

Ganadería Requeijo Chao, un modelo de Ternera Gallega Suprema

La familia Chao-Requeijo posa orgullosa con una de sus vacas

«Pucha», «Pastora», «Princesa», «Becky», «Gallega», «Zamora»….María Teresa Chao Pernas es una ganadera que conoce el nombre, el carácter y la historia de cada una de sus 160 cabezas de ganado. Porque cada una de estas vacas es única: criadas al aire libre en los pastos siempre verdes de A Gañidoira, en la Sierra del Xistral, en el ayuntamiento lucense de Muras, estos animales desarrollan todo su potencial natural, sin prisas, sólo molestadas de cuando en vez por el crujir de alguna de los aerogeneradores que pueblan las cumbres de la sierra.

Y es que como el viento, el ganado de raza Rubia Gallega está presente en estas tierras del Xistral desde tiempos inmemoriales. María Teresa Chao, Marina para los conocidos, se familiarizó con ellas desde pequeña. Luego vinieron los estudios y el traslado a Viveiro con su marido, Danilo Requeijo, ex-trabajador de Alcoa. En los 90 decidieron volver a Muras y Marina empezó a llevar la ganadería familiar de sus padres y de sus suegros. Empezó con 16 vacas, pero hoy el rebaño supera las 160 cabezas de ganado repartidas por 88,7 hectáreas de pastos, entre superficie propia y alquilada.

Alimentación y manejo del ganado

«El sistema de alimentación es totalmente natural: las vacas pastan al aire libre todo el año y en el invierno se recogen o bien en cobertizos o, las que están en lo alto de A Gañidoira, entre los pinos,» explica Marina. Cada cuatro o cinco días las vacas son cambiadas de prado, para pastar en otro en una rotación ininterrumpida que es un modelo de ganadería sostenible.

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Vacas y terneros pastan todo el año

También natural es la reproducción, por monta natural con 5 toros en la explotación de las razas Rubia Gallega y, en menor medida, Blonda. Empezaron a introducir esta raza francesa «porque los becerros maman mejor y las canales dan más kilos, aunque la Rubia Gallega es más mansa y resistente», explica Danilo.

Hacen recría de novillas en la propia explotación, unas diez cada año, que permanecen en lotes separados hasta los 18 meses, momento en que las cubre el buey, de manera que vienen pariendo con una edad media de 27 meses.

La ausencia de estrés, la genética, la alimentación natural y la crianza al aire libre permiten que las vacas de Marina lleguen a una media de 15 años de vida, 20 incluso en alguna, una longevidad impensable en una ganadería industrial.

Todo el rebaño está inscrito en Ternera Gallega Suprema, la máxima distinción dentro de la Indicación Geográfica Protegida. De esta manera, los becerros maman en las vacas al aire libre hasta los 7 meses. Luego pasan a un pequeño cebadero en la propia finca, y durante un mes más siguen mamando para evitar problemas de mamitis en las vacas. De los 7 a los 10 meses se alimentan a base de silo de hierba de la propia explotación, pienso, paja y hierba seca.

En la explotación de Marina y Danilo vienen enviando cada año unos 60 terneros al matadero, con uno edad de 10 meses y con un peso medio de 240 kilos, mayor en el caso de los de raza Blonda, algunos de los cuales llegó a los 300 kilos de peso.

«Para nosotros fue un acierto pasar a vender a una cooperativa»

La comercialización a través de una cooperativa es, para Marina, uno de las decisiones más acertadas que tomó. «Desde hace 20 años le vendemos a la cooperativa Os Irmandiños, y estoy muy contenta con ellos porque son serios en el pago y en los plazos de recogida de los becerros. Para mí fue una tranquilidad, porque antes tenía que andar buscando tratantes y carniceros para que me los compraran, y el trato no era serio y tampoco sentía valorado mi trabajo. Ahora sí», afirma Marina.

El precio medio de venta de sus terneros está entre los 4,5 y los 5 €/kg. Desde Os Irmandiños los becerros son distribuidos en establecimientos comerciales de toda Galicia.

Abono de las praderas

Otro aspecto en el que inciden en la ganadería de Marina y Danilo es el cuidado de los pastos, tanto en el abono como en la selección de las semillas así como en el método de plantación.

Así, en esta ganadería realizan anualmente un abono natural con estiércol, un encalado con cal magnesiana y un abonado mineral 8/24/16 especial praderas. En cuanto a las variedades, emplean una mezcla de tréboles (blanco y rojo), raigrás y festuca.

«Se nota mucho en el rendimiento del pasto y también en como pacen las vacas», asegura Danilo.

En cuanto a la siembra de praderas, utilizan la inyección de hierba, un método que consideran más rápido que el de fresar la parcela y que les permite contar con pasto en mucho menos tiempo.

Desaconsejan los partos en el otoño para la ganadería en extensivo

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Marina con una vaca un poco agobiada

Por el contrario, la experiencia propia les desaconseja uno de los aspectos en los que se está incidiendo desde el sector: la programación de los partos para que una parte se produzca en el otoño con el fin de evitar que toda la oferta de becerros se concentre en los que nacieron en primavera, con los problemas de sobreoferta y precios que eso supone.

Así, en el caso de la explotación de Marina y de Danilo la experiencia les dice que «para la ganadería en extensivo y al aire libre lo desaconsejamos porque lo acaban pasando mal tanto la vaca como el becerro». «Es cierto que programando los partos para el otoño el precio del ternero es un poco mayor pero no nos compensa porque en el invierno los becerros crecen menos y tiran mucho de la vaca», asegura Danilo.

La nueva PAC y las trabas burocráticas, los mayores problemas

Al igual que casi la totalidad de los agricultores y ganaderos, uno de los grandes obstáculos a los que se enfrenta esta explotación ganadera es.. … la excesiva burocracia administrativa, una losa que pone trabas a una actividad ya de por sí difícil, y que en el caso de la explotación de Marina, al estar en Red Natura, aun les complica más su actividad.

«Estamos cansados de papeleo: tenemos que solicitar permisos y pagar tasas por todo, sea para hacer un cobertizo o para hacer un desbroce,» asegura con cansancio Danilo.

Otras problemáticas a las que se enfrentan son la fauna silvestre, sobre todo los destrozos que provoca el jabali en los pastizales, y más recientemente la reforma de la PAC que les recortó de 88,7 a 70 las hectáreas con derecho a las ayudas de la PAC ya que considera que en vez de un aprovechamiento silvopastoril del monte están haciendo un aprovechamiento únicamente forestal.

Pese a las dificultades, Marina y Danilo siguen adelante impulsados por la misma constancia que el viento que silba en la Sierra del Xistral. «Reconozco que es un trabajo duro, en el que muchas veces te tienes que levantar de noche para ir a atender un parto, pero me gusta mi trabajo, sobre todo darle de comer al ganado y que cuidar de los becerros», confeso Marina.

El resultado de este cariño es una de las mejores carnes de vacuno del mundo y un paisaje rural vivo que aguarda a que la próxima generación tome el relevo a una tradición ganadera milenaria.

Marina,Eugenia -a súa filla- e Danilo

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