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Priorizar el uso de alternativas físicas y culturales al control químico de plagas, enfermedades y malas hierbas es el objetivo de la llamada gestión integrada de plagas. En España, un real decreto, el 1311/2012, obliga a todos los agricultores a seguir esta línea de trabajo, con la que se quiere reducir el riesgo del uso de los productos fitosanitarios para agricultores, consumidores y para el medioambiente.
La normativa establece que los productores con mayores superficies están obligados a contratar a un asesor fitosanitario; en el caso del viñedo, los que tengan más de 5 hectáreas. El resto debe seguir al menos las guías de recomendaciones que para cada cultivo comenzó a publicar el Ministerio de Agricultura. Una de las primeras guías en publicarse fue la de gestión integrada de plagas en uva para transformación. Conocemos qué le ofrece esta guía al viticultor.
El documento, que se puede consultar en pdf, cuenta con unos primeros capítulos de introducción a los principios generales de la gestión integrada de plagas y dedica la mayor parte de su contenido a fichas sobre las estrategias para combatir las principales plagas, enfermedades y malas hierbas que se registran en los viñedos de toda España.
Principios generales
En cuanto a los principios generales, la guía incide en aspectos como la necesidad de que se seleccionen aquellas materias activas que sean más compatibles con organismos no objeto de control, como las abejas, y que no estén clasificadas como peligrosas para el medio acuático. En relación a los cursos fluviales, habrá de dejarse además una banda de 5 metros sin aplicaciones.
Con carácter general, se prohíbe aplicar calendarios de tratamiento al margen de las aplicaciones que sean justificadas debidamente, bien con fines preventivos, bien cuando la plaga o enfermedad presente un umbral que aconseje su tratamiento. Todos los tratamientos deben figurar anotados en el llamado cuaderno de explotación, que en teoría todos los agricultores tienen que llevar actualizado desde el 1 de enero del 2013.
En aquellas áreas catalogadas por Agricultura como zonas de protección, se aconseja extremar las precauciones con medidas como el uso de boquillas anti deriva o dejando mayores márgenes sin tratar en relación a los cursos de agua. Pueden consultarse las zonas catalogadas como de protección a través del Sigpac.
Medidas complementarias y alternativas
La guía aborda de manera detallada cada una de las enfermedades, plagas y malas hierbas más frecuentes en el viñedo. En todos los casos, se presentan métodos alternativos o complementarios a los químicos para su control. Estas son, por ejemplo, las recomendaciones que se ofrecen para mejorar el control del mildeu:
– Evitar el exceso de abono nitrogenado.
– Hacer un deshojado y poda en verde tras la floración y el cuajado de la uva, ya que contribuye a una mayor aireación de los racimos y facilita la penetración de los tratamientos.
– De forma general, deben hacerse tratamientos preventivos, con una aplicación al inicio de la floración y el resto en función de las estaciones de avisos de sanidad vegetal, que determinarán si se produjeron las condiciones para la infección.
– En las aplicaciones químicas, deben alternarse productos de familias distintas para evitar resistencias. Los fitosanitarios de contacto son preventivos y se lavan tras lluvias de 15-20 litros por metro cuadrado. Los sistémicos y penetrantes son preventivos, pero en la primera fase del ciclo del mildeu detienen también el avance de la enfermedad.
Pueden consultarse en la guía las recomendaciones para todas las plagas y enfermedades del viñedo. El documento incorpora también fotos ilustrativas de los principales problemas a los que se enfrentan las vides, con el fin de facilitar su identificación.
