«Gracias a las lombrices logramos un abono adaptado a los suelos de Galicia»

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«Gracias a las lombrices logramos un abono adaptado a los suelos de Galicia»

Sergio Quiroga con uno de los productos estrella de Ecocelta.

Entrevistamos a Sergio Quiroga, fundador de Ecocelta, en su planta en Pías, en el ayuntamiento de Ponteareas. La suya es la historia de superación y de lucha de un hijo de emigrantes gallegos en Argentina que retornó a Galicia y consiguió crear una empresa que hoy es referente a nivel gallego e incluso estatal en la fabricación de abonos ecológicos, creando puestos de trabajo y riqueza a partir de un recurso muy abundante en Galicia, la materia orgánica de origen animal y vegetal

Cómo nació Ecocelta?
Ecocelta nació de forma personal a partir de un hobby mío como era la obtención de compost a partir de los restos orgánicos del zoológico que había en el Castillo de Vilasobroso. En el año 2002 tuve la oportunidad de hacer un curso para emigrantes retornados. Yo llevaba la idea de producir abonos ecológicos a partir de la gestión de la materia orgánica. Hice un proyecto de fin de curso consistente en la gestión sostenible de la materia orgánica que se generaba en el castillo de Vilasobroso, en Ponteareas, y de ahí nació el nombre de Ecocelta, un proyecto de una planta de gestión de residuos orgánicos a nivel comarcal, en un radio de 50 kilómetros.

Ese material, mediante el vermicompostaje, se convierte en humus de lombriz. Sin embargo, aún la Xunta no había regulado el vermicompostaje, por lo que el nacimiento de Ecocelta se retrasó hasta finales de 2003 y empezamos con una planta pequeña para el tratamiento de 500 toneladas anuales. Eso hizo que estuviésemos desbordados y nos obligó a comprar un nuevo terreno para una planta más grande. El inicio de actividad oficial fue a comienzos de 2004 y nuestra presentación al público fue la finales de 2005 en la Feria de Silleda, donde recibimos un premio.

Como surgió el interés por el vermicompostaje?
Estudié Ingeniería Agrónoma en Argentina y allí el vermicompostaje es común en cualquier explotación ganadera o de huerta para gestionar los residuos. En nuestro caso teníamos una serie de residuos con necesidad de ser gestionados mediante esta técnica, que es más lenta pero que es muy eficiente porque no gasta energía, a diferencia de la incineración o del vertedero

Económicamente no sabía que la gestión de residuos era un negocio. Nuestro proyecto inicial era la venta de abono ecológico y de forma certificada.

Con el tiempo, una vez que fuimos gestores autorizados, surgió un negocio paralelo que es la gestión de residuos. Es un terreno complicado donde no todos los residuos son susceptibles de hacer uno abono de calidad, lo que nos obligó a seleccionar solamente los residuos que nos interesan.

Las experiencias en vermicompostaje en Galicia no fueron bien, empezaron hace 30 años a través de gente de Italia que protagonizaron un engaño masivo vendiendo lombrices, que es lo que les interesaba. Pero no había ese concepto ecológico en los años 80 y no había demanda de abono ecológico. En este sentido, cuando iniciamos nuestra actividad, había mucha desconfianza y no había actividad en este sector en Galicia.

Que volumen y facturación movéis al año?
Ecocelta evolucionó según las necesidades del mercado, y ahora ya no sólo tenemos abono de lombrices, sino también compost, abono pelletizado, un abono líquido…etc. A día de hoy Ecocelta factura unos 400.000 euros y en volúmenes gestionamos unas 4.000 toneladas de material orgánico, el 90% abono de las granjas cercanas, y más de 10.000 metros cúbicos de materiales.

No damos producido para atender la demanda que tenemos de compost de calidad

Cuáles son vuestras perspectivas para el futuro?
Tenemos una estrategia para cuando obtengamos la licencia de ampliación que es tener un techo de compostaje para poder trabajar también durante los días de lluvia. El compostaje de la materia orgánica es previo al vermicompostaje y no se puede hacer cuándo llueve, lo que disminuía nuestra capacidad productiva a 3-4 meses al año. Gracia a la nueva cubierta prevemos aumentar la capacidad productiva en un mínimo de un 50% y también nos dará la oportunidad de gestionar más cantidad de materia prima.

El nuestro no es un problema de demanda, sino de proceso, de oferta. Y no hay nada peor que tener demanda y clientes pero no poder hacer el producto.

Tenéis una demanda mayor?
Agotamos el stock todos los años. Este año ya desde marzo. Incluso tuvimos la oportunidad de abrir negocio en Madrid: iba bien pero enseguida agotamos el stock para seguir abasteciéndolos. Este es un problema para nosotros: tener demanda y materias primas y no poder procesarlas por falta de espacio en la planta.

El techo ya está instalado y esto nos permitirá aumentar substancialmente la producción, después de superar numerosos obstáculos por parte del gobierno municipal de Ponteareas.

El abono de alga es muy idóneo para los suelos ácidos de Galicia

En que nuevos proyectos estáis trabajando?
Creamos abonos orgánicos de valor agronómico y de calidad. Ahora estamos trabajando también con las algas de Cesantes, en Redondela. Probamos procesando unas 500 toneladas y los resultados fueron muy buenos en los suelos de Galicia, que son ácidos y el abono de alga aporta calcio, magnesio y también potasio, justo los nutrientes que les falta a nuestro suelo.

En Ecocelta lo que hacemos es escurrir primero el agua de mar en la propia playa. Una vez hecho ese proceso el alga tiene 4 veces menos cantidad de sal que un abono de conejo o de ave.

Nos dimos cuenta de que estar cerca de la costa es una ventaja muy grande para Ecocelta para poder hacer un abono diferenciado. En Galicia estamos empezando y nuestro referente es Escocia, donde la elaboración de abono de alga está muy avanzada.

Nuestra estrategia es apostar por el abono de alga, porque es lo que más nos va a diferenciar y va muy bien para los suelos ácidos, los predominantes en Galicia.

Por otra parte, nos propusieron para un Proyecto Life, como ejemplo de centro comarcal de gestión de materia orgánica y ahora estamos preparando otro proyecto con las algas de las Rías Baixas.

La normativa ecológica debería penalizar a los productos que vienen de lejos

Las grandes multinacionales cada vez apuestan más por los abonos ecológicos. ¿Tenéis temor a la llegada de estas grandes empresas al mercado?
La elaboración de abonos orgánicos tiene el estigma de los costes de transporte de la materia prima, bastante elevados, que hace que sólo sea sostenible trabajando con materia orgánica a nivel comarcal.

La gente con conciencia ecológica también mira la huella energética del transporte y los productos locales son los verdaderamente ecológicos. La norma ecológica tendría que castigar los productos que superan ciertos kilómetros, porque sino estaríamos contaminando.

¿Con vuestra experiencia, como valoráis la situación de los suelos agrícolas de Galicia ?
Me sorprende que grandes bodegas con premios a nivel mundial no conocen el estado de sus suelos, no hacen analíticas. En este sentido, hay un campo de trabajo importante.

El suelo gallego, por el granito, es ácido. Está comprobada la necesidad de encalar, cada dos o tres años. En este sentido, la concha de mejillón es muy buen abono, pero lo hay que hacer con un criterio técnico para evitar problemas, como lo que pasó en algunas fincas de Cambados en las que se echaron camiones de concha y ahora pasaron a ser suelos básicos, con los problemas que eso conlleva, y lo mismo sucedió en suelos de invernaderos También pasó lo mismo con los lodos de depuradoras o con los purines…

Me sorprende que se abone sin hacer análisis de los suelos

De ahí la importancia de hacer análisis de los suelos antes de cada abonado. El suelo en Galicia es en general bastante ácido, con mucha presencia de aluminio que impide el correcto desarrollo de la planta, por lo que los abonos de Ecocelta son alcalinos de naturaleza, por el tipo de estiércoles con los que trabajamos, que contienen calcio y magnesio.

Sin embargo, estamos trabajando en una línea de abonos para suelos alcalinos, por los problemas puntuales que mencioné y que empiezan a aparecer en determinadas parcelas. Esto nos permitiría abrir mercado también en el resto del Estado, ya que la mayor parte de los suelos de España son alcalinos.

Como valoras el modelo de SOGAMA?
Los modelos no pueden durar toda la vida, sobre todo cuando no son sostenibles. En países más desarrollados donde ya hubo incineración, ahora hay plantas de compostaje que reducen mucho la contaminación.

Si no se favorece el compostaje va a tener que seguir existiendo el modelo de incineración. Creo que lo que se debería hacer es plantas de compostaje comarcal, eficientes, porque no hay transportes, para tratar la materia orgánica. No es viable ni económica ni ambientalmente que los ayuntamientos gasten millones de euros para pagarle la SOGAMA la incineración de la materia orgánica.

En este sentido, pienso que la gestión de la materia orgánica a nivel comarcal es el futuro.

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