“Gran parte de la aguardiente que se vende como gallega no lo es”

Entrevista a José Antonio Feijóo, presidente del Consejo Regulador de las Indicaciones Geográficas Protegidas de los Aguardientes y Licores Tradicionales de Galicia. Asegura que comprar un aguardiente o licor con la etiqueta de Orujo de Galicia “es la única garantía de que es gallego y también de máxima calidad”

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“Gran parte de la aguardiente que se vende como gallega no lo es”

José Antonio Feijóo, presidente del Consejo Regulador de las Indicaciones Geográficas Protegidas de los Aguardientes y Licores Tradicionales de Galicia. Asegura que comprar un aguardiente o licor con la etiqueta de Orujo de Galicia

El Consejo Regulador de las Indicaciones Geográficas de los Aguardientes y Licores Tradicionales de Galicia acaba de presentar sus datos de 2018 que confirman su lento pero imparable ascenso: 385.000 litros de producto certificado el pasado año, un 16% más que en 2017 y un 78% más si que compara con los datos de 2011.

Sin embargo, estas buenas cifras se ven empañadas por unos precios bajos en relación a la calidad del producto -”tenemos un aguardiente en Galicia de la misma calidad cuando no mejor que los italianos o los portugueses pero que se vende a un precio 4 veces inferior”, lamenta- y sobre todo el fraude estructural con cientos de miles de litros de aguardientes y licores que se venden como gallegos pero que no lo son.

Tanto en litros certificados como en contraetiquetas el crecimiento del Consejo Regulador de las Indicaciones Geográficas de los Aguardientes y Licores Tradicionales de Galicia es imparable. ¿A que lo atribuye?
Es cierto que tenemos un crecimiento sostenido, pero hay que recordar que partíamos de cifras de calificación muy bajas y seguimos en cifras muy inferiores a lo que debería estar certificado bajo la IGP Orujo de Galicia.

 “El licor de hierbas gallego con IGP tiene un enorme mercado en España”

Los medios del Consello Regulador son limitados y los centramos en realizar una labor continua de divulgación, tanto entre la restauración, distribución y entre los consumidores en general de que comprar un aguardiente o un licor con la etiqueta de la IGP Aguardientes y Licores Tradicionales de Galicia es la única garantía de que proceden de uvas gallegas y de que son productos de calidad, algo que para nada se garantiza con los llamados licores caseros, que además de un fraude fiscal suponen en muchos casos un claro riesgo sanitario.

¿En que denominaciones vitivinícolas gallegas certificáis más aguardiente y licores?
Sin duda en la Denominación de Origen Rías Baixas, donde se concentra el 90% del producto amparado por la IGP, quizás debido a que la mentalidad de estas bodegas es más empresarial y son conscientes de que en su carta de productos, junto a unos buenos vinos, tienen que tener unos aguardientes de la máxima calidad.

¿Que porcentaje del aguardiente gallego está certificado por la IGP Aguardientes y Licores Tradicionales de Galicia?
Es difícil conocer el dato exacto pero el porcentaje aún es demasiado bajo. Buena parte del bagazo gallego es destilado en Galicia, pero no todo sirve para elaborar aguardientes amparadas por la IGP, que exige altos estándares tanto del punto de vista físico-químico (contenido de etanol…etc) como organoléptico. En resumen, para poder llevar la contraetiqueta de la IGP el aguardiente o licor no debe tener ningún defecto.

¿En que producto detectáis desde el Consello Regulador más posibilidades de crecimiento?
El licor café es una bebida que se vende fundamentalmente en Galicia y en el pasado 2018 experimentó un pequeño incremento en la certificación; el orujo o aguardiente blanca descendió ligeramente y donde se concentró el incremento fue en el orujo de hierbas, que es donde detectamos un mayor potencial de crecimiento y que representa la mayor parte de la producción certificada. Se trata de una bebida que se consume en toda España y donde el producto gallego amparado por la IGP tiene un potencial de crecimiento enorme. En este sentido, animaría a las empresas a que realicen un esfuerzo comercializador porque hay un gran mercado.

¿Se nota esta evolución positiva de las certificaciones en los precios?
Lamentablemente no. Una grappa italiana o incluso una bagaçeira portuguesa se pueden vender a 90 euros la botella de 1 litro, mientras que el gallego está en el entorno de los 18 euros. Cualquier aguardiente amparado por el Consello Regulador Aguardientes y Licores Tradicionales de Galicia tiene una calidad como mínimo, igual, a los italianos o portugueses, pero su precio es 4 o 5 veces inferior.

“Nuestro orujo gallego tienen la misma calidad que uno italiano o portugués, pero un precio 4 veces inferior”

¿Como diferenciar un aguardiente gallego certificado del que no lo está?
La mayor garantía sin duda es la etiqueta de la IGP, pero incluso en una cata a ciegas se nota la diferencia enorme de calidad. En la última edición del Salón de Gastronomía Xantar, en Ourense, organizamos desde el Consello Regulador una cata, y al finalizar una trabajadora de la hostelería se me acercó para decirme que era la primera vez en sus años de trabajo en que había catado un licor de hierbas que le había resultado agradable y sentado bien.

Nos ha pasado también casos de prescriptores extranjeros a los que les habían servido en el restaurante un orujo gallego supuestamente casero y les había resultado infame. Pero cuando vienen a las bodegas y prueban uno amparado por la IGP se quedan sorprendidos por su calidad.

¿Sigue siendo la gran asignatura pendiente la lucha contra el aguardiente que se venden como gallego pero no lo es?
Sin duda, y donde más se comete el fraude es en los propios bares y restaurantes gallegos, que tiran piedras contra su propio tejado. Deberíamos estar orgullosos como gallegos de nuestros productos y tendríamos que recordar que es muy difícil que vendamos fuera lo nuestro cuando no lo defendemos y consumimos en nuestra tierra.

“El problema con el fraude lo tenemos en casa: son gallegos los que lo elaboran y gallegos los restaurantes que lo venden”

Es inconcebible que en los restaurantes te regalen el chupito de aguardiente, en el que te juegas su salud si es ilegal, y te cobren el café, cuando por 2 euros te puedes tomar un chupito de un aguardiente legal, certificado por la IGP, y de la máxima calidad. Como muestra de como está la situación, hay bodegas gallegas que se niegan a vender sus aguardientes y licores en Galicia porque luego les rellenan las botellas para hacerlas pasar como suyas.

En cuanto a los elaboradores, en Galicia hay destilerías que elaboran licores y aguardientes con orujo gallego, pero también con mucho orujo que traen de fuera y a veces incluso mezclándolo con alcohol. Eses productos, por mucho que paguen impuestos a Hacienda, están sirviéndose el nombre de Galicia en la etiqueta para vender un producto que no es gallego 100%, en una práctica que bordea la legalidad y que constituye un engaño al consumidor. El problema lo tenemos en casa: la mayor parte de las empresas que venden aguardientes y licores pseudogallegos o pseudocaseros son gallegas y la administración no puede mirar para otro lado.

¿La administración está cumpliendo sus obligaciones?
Hasta hace poco el mercado gallego estaba inundado de aguardientes y licores ilegales, constituyendo un problema de salud pública, algo que sólo pasa en países pocos desarrollados. Es algo que como sociedad nos debería avergonzar y obligar a actuar con firmeza. Es cierto que la Consellería de Sanidade realizó inspecciones y impuso cientos de sanciones en locales de hostelería de las provincias de A Coruña y Pontevedra, pero en Ourense sólo impuso 2 o 3, cuando es suficiente con darse una vuelta para comprobar que circulan ampliamente estos aguardientes y licores ilegales. ¿Por qué no actúa la Xunta?

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