Conocer la flora y fauna presente en la parcela y los alrededores puede contribuir a mejorar la gestión de los viñedos, ahorrar costes y ayudar, incluso, a prevenir la incidencia de enfermedades determinantes para la producción de vino, por eso, cada vez más vitivinicultores se están iniciando en el estudio de la biodiversidad que rodea a sus plantaciones. Una de las últimas en interesarse en los organismos que conviven en sus viñedos ha sido la bodega Granbazán, situada en pleno corazón de O Salnés, en la Denominación de Origen Rías Baixas.
“Este ha sido el primer paso de mano de profesionales para seguir mejorando la biodiversidad que tenemos en las zonas próximas a los viñedos de la bodega”
La bodega, que ya había comenzado a trabajar por mejorar la biodiversidad de sus viñedos con pequeñas acciones, ha dado un paso más y ha contado con el asesoramiento profesionalizado de la multinacional Bayer para llevar a cabo el programa Baydiversity, un estudio pormenorizado de la flora y fauna que habita en las proximidades de sus cepas. De hecho, fue la primera bodega de la DO Rias Baixas, subzona de O Salnés, en realizar un proyecto de biodiversidad certificado por Bayer. “Tenemos un gran interés en mejorar y conservar la biodiversidad que existe junto a nuestros viñedos. Este ha sido el primer paso de mano de profesionales para seguir mejorando”, explican desde la bodega.
El programa Baydiversity
Bayer ha puesto en marcha el programa Baydiversity, en el que proporciona asesoramiento profesional para mejorar y conservar la biodiversidad de las zonas no productivas. “Este tipo de acciones se están realizando en las zonas de vegetación próximas, sin interferir en el manejo que se realiza en los propios viñedos”, explican los técnicos especializados. Se trata de tener en cuenta también estos espacios y su biodiversidad, ya que la gestión que se haga de ellos puede repercutir directamente en los viñedos.
“En Bayer estamos comprometidos con el apoyo activo a la protección de la biodiversidad en el entorno agrícola, demostrando la compatibilidad entre productividad agrícola y conservación de la naturaleza”, indican. El programa Baydiversity ofrece un Plan de Acción de Conservación con el que valorizar estos espacios al tiempo que se cuida y protege su biodiversidad.
Realizan censos detallados y cualitativos de aves, murciélagos, invertebrados y flora de las zonas no productivas de las bodegas y viñedos
El Plan de Acción de Conservación incluye un estudio pormenorizado de la fauna y flora, elaborados en base a la información obtenida durante las visitas a las parcelas en distintas épocas del año y a diferentes horas del día. Así, llevan a cabo muestreos tanto por el día como a primera hora de la noche para tener también registros de la fauna con hábitos nocturnos, como los murciélagos o distintos tipos de aves.
Estos recuentos sobre el terreno permiten realizar censos de las especies animales y vegetales que hay. En concreto llevan a cabo un censo detallado de aves y murciélagos, así como un censo cualitativo de invertebrados y flora.
Junto al inventario de la biodiversidad de la zona, el Plan de Acción de Conservación del programa Baydiversity incluye propuestas y recomendaciones con las que mejorar tanto la biodiversidad como conservar las especies que ya habitan en estos espacios.
¿Por qué cuidar la biodiversidad?
Tener presente la biodiversidad de las zonas no productivas puede traer parejas consecuencias directas sobre los viñedos. Uno de los principales beneficios asociados procede de las aportaciones que la fauna puede ofrecer. Por un lado, estos seres vivos pueden contribuir a controlar determinadas plagas del viñedo, ya que en muchos casos son depredadores naturales.
Estas zonas, aparentemente no productivas tanto de la parcela como de los espacios naturales próximos a la bodega pueden convertirse en un refugio atractivo para aves o en una fuente de alimento para polinizadores, que luego también actúen en el viñedo.
La variedad de especies en estas zonas no productivas puede ayudar a combatir determinadas plagas del viñedo y reducir los costes en tratamientos
Llevar a cabo estrategias que tengan presente tanto la fauna y la flora de la zona puede traducirse en un ahorro considerable de costes y reducir los riesgos para la producción. Los servicios ecosistémicos que ofrecen tanto pájaros como insectos en los viñedos pueden permitir un ahorro de costes del 20% en insecticidas. “Estas acciones proporcionan una mayor resiliencia a las plagas al contar con aves y murciélagos que ejercer un control sobre determinadas especies”, concretan.
Conocer la fauna que habita en las zonas no productivas es el primer paso para luego tomar también medidas con las que conservar o incrementar la presencia de estas especies que pueden repercutir positivamente en la cosecha. Muchas veces estos espacios no productivos, como entradas, cierres de la parcela o zonas ajardinadas están desaprovechadas cuando pueden ofrecer una colaboración directa en la gestión del viñedo. Contar con setos en las áreas de acceso o tener determinada vegetación en los lindes son medidas que pueden resultar de utilidad.
El programa Baydiversity abre la puerta a otros mercados y clientes que exigen proveedores concienciados con el respecto al medio ambiente
Si bien, para lograr una optimización de estas acciones es fundamental contar con el asesoramiento profesional. “La diferencia la marcan muchas veces los pequeños detalles. Colocar determinadas cajas nidos con una abertura concreta puede atraer a unas especies u otras de pájaros y la diferencia resulta clave”, explica el personal especializado encargado de desenvolver el programa Baydiversity.
Además de los beneficios directos que proporciona cuidar la biodiversidad, estas acciones también abren la puerta a otros mercados y clientes que exigen proveedores concienciados con el respecto al medio ambiente. El programa Baydiversity de Bayer puede convertirse en el primer paso para poder acceder a otro tipo de sellos de reconocimiento mundial. Este tipo de iniciativas de conservación también tiene cada vez mayor importancia a la hora de obtener subvenciones como la PAC, donde este tipo de criterios tendrán más peso en los próximos años.
La experiencia de Granbazán
Granbazán es una de las primeras bodegas en dar un paso más en materia de conservación y respecto al medio ambiente al tener presente espacios no productivos de mano del programa Baydiversity de Bayer. En su caso, la bodega se encuentra situada en un entorno muy modificado y casi urbano, por lo que el estudio se ha centrado en aprovechar todos los espacios verdes de sus propiedades. En concreto, los trabajos se realizaron en la zona del jardín botánico que ocupa cerca de una hectárea de la parcela principal. También han analizado los setos situados en la entrada principal a la bodega, así como la vegetación de la cuneta que bordea la parcela.
Las visitas realizadas a la finca les han permitido elaborar un censo inicial en el que han identificado casi unas 300 especies vegetales, así como unas 148 especies de fauna, entre ellas unas 80 especies protegidas. Si bien, los técnicos apuntan a que este número se incrementará en las próximas visitas, ya que las primeras se realizaron a finales del año, en pleno invierno, cuando es más difícil localizar buena parte de insectos, invertebrados, aves o murciélagos.
El estudio en la bodega se realizó en tres zonas no productivas y se elaboraron censos que incluyen casi 500 especies de flora y fauna, entre los que se encuentran especies protegidas
Este primer estudio de Baydiversity ya le ha permitido ofrecer recomendaciones a la bodega para controlar e incrementar la presencia tanto de aves como de invertebrados, insectos u plantas que pueden ser beneficiosas para el desarrollo de sus viñedos. “Esperamos que estas recomendaciones de expertos nos permitan lograr buenos resultados”, valoran desde la bodega.
Otra de las claves para el éxito de este tipo de iniciativas es la concienciación y la implicación del personal de la bodega. “Es preciso que los trabajadores estén al tanto de los esfuerzos que la bodega está realizando para que contribuyan a lograr estos objetivos”, inciden los técnicos. Este ha sido también uno de los aspectos en los que han estado trabajando ya en Granbazán. “Estamos creando conciencia entre nuestro personal sobre la importancia de las prácticas sostenibles no solo en el viñedo sino en otros espacios de la bodega”, señalan.
Para garantizar resultados exitosos en este tipo de acciones por la biodiversidad es fundamental realizar un seguimiento y control de la evolución y la eficacia de las medidas implantadas. Así, desde Bayer recomiendan una continuidad del programa en la que al menos se realice una visita anual en la que se pueda evaluar la efectividad de las recomendaciones planteadas, su desarrollo, así como alternativas para seguir apostando por conservar la biodiversidad.