Hacer podas tempranas, una estrategia para prevenir las enfermedades de la madera del viñedo

El trabajo de la investigadora Pilar Martínez Diz, especializada en el estudio de las afecciones fúngicas de la madera de la vid, muestra que comenzar las podas en el mes de noviembre puede frenar la incidencia de estas enfermedades en algunas zonas de Galicia

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Hacer podas tempranas, una estrategia para prevenir las enfermedades de la madera del viñedo

La investigadora Pilar Martínez en uno de los viñedos en los que llevó a cabo sus investigaciones.

Las aficiones fúngicas de la madera de la vid son una de las principales amenazas para los viñedos en la actualidad. Las enfermedades de Petri y del Pie negro, en los viñedos nuevos; y la Eutipiosis, el decaimiento por Botryosphaeria y la Yesca, en las cepas adultas; son algunas de las afecciones más prevalentes. La falta de tratamientos efectivos con los que combatir los efectos, junto con el elevado número de patógenos asociados a ellas, hacen que se hayan convertido en uno de los retos para la viticultura.

No existen tratamientos curativos para erradicar la infección provocada por las enfermedades de la madera de la vid

«A día de hoy no existen estrategias de control curativas, ni químicas ni biológicas, que sean capaces de erradicar la infección provocada por los patógenos fúngicos asociados a las enfermedades de la madera de la vid», explica Pilar Martínez, investigadora de la Estación de Viticultura y Enología de Galicia (Evega), que está abordando en su tesis el estudio de estas afecciones.

Los primeros resultados de su trabajo, que fueron presentados en el Congreso Internacional de Enfermedades de la madera de la vid en Canadá, muestran que hacer podas tempraneras podría ser una estrategia para prevenir estas enfermedades.

Adelantar la poda a noviembre

«Observamos que la incidencia de las infecciones fue, en general, muy baja tras podas tempraneras realizadas a mediados del otoño, en el mes de noviembre, en comparación con las podas tardías, hechas a finales del invierno, en el mes de febrero, en las que aumentó la presencia de estos patógenos», concreta la investigadora.

Aunque estas conclusiones son provisionales, ya que se basan en los resultados del primer año de estudio, ofrecen una vía de prevención frente a los efectos de estas afecciones. Además, se centran en una fase del ciclo de la vid, la poda, en la que de forma natural se producen infecciones por estos patógenos en las heridas realizadas a la planta, causando, con el tiempo, la aparición de estas enfermedades.

El estudio se realizó en viñedos de Valdeorras, Ribeiro y Rías Baixas para intentar abarcar las distintas áreas climáticas de Galicia

Los resultados obtenidos abren la posibilidad a variar la época de poda en el viñedo, que en muchas zonas de Galicia suele retrasarse al final del invierno. Sin embargo, la investigadora incide en que los resultados se centran en unas zonas concretas y que es preciso combinar otras prácticas preventivas. «Bajo las condiciones climáticas y ambientales de las áreas concretas gallegas en las que se está llevando a cabo el estudio, podríamos recomendar realizar podas tempraneras, que combinadas con otras medidas de control, podrían reducir las infecciones», matiza la investigadora.

Las investigaciones fueron realizadas en distintos viñedos situados en tres de las cinco denominaciones de origen (DO) gallegas. En concreto, se llevaron a cabo en el Ribeiro, Valdeorras y Rías Baixas. «En la medida del posible, intentamos abarcar las distintas áreas climáticas y vitivinícolas de Galicia», concreta la experta.

Prevención y control, las únicas herramientas para reducir daños

Hoy en día, no existe ninguna solución para atajar los efectos de estas enfermedades. «Las únicas medidas que podemos emplear actualmente son de prevención y control», explica Pilar Martínez. En este sentido, se están empleando estrategias con un enfoque interdisciplinario en el que se integran distintas medidas.

Se opta por medidas de prevención y control físicas, como la termoterapia con agua caliente, con otras alternativas biológicas que implican el uso de agentes de biocontrol.

El tratamiento de las heridas de la poda o la eliminación de los restos vegetales infectados son prácticas con las que reducir los riesgos

Prácticas culturales idóneas como la protección de las heridas de la poda o la eliminación de los restos vegetales infectados, tanto en el vivero como en los viñedos, contribuyen también a reducir el riesgo de infección.

Recomendaciones

La experta incide en la importancia que tienen estas enfermedades en el viñedo. «Viticultores y viveristas tienen que ser conscientes de que las probabilidades de que hongos asociados a las enfermedades de la madera infecten sus vides son muy altas», apunta. Estas afecciones implican un impacto económico y pérdidas de rendimiento sustanciales por lo que, Martínez recomienda no esperar a tener el problema para comenzar a atajarlo.

La experta aconseja emplear prácticas de manejo integrado de prevención y control, que contribuyan a reducir las infecciones por estos hongos para conseguir minimizar el impacto económico que causan. La investigadora recuerda que es muy importante mejorar la calidad fitosanitaria de las vides producidas en los viveros.

En cuanto a los viñedos, Martínez incide en cuidar las plantas desde el momento de su plantación, evitando realizar podas severas y protegiendo las heridas, para así intentar prevenir al máximo las infecciones por estos hongos.

Enfermedades de la madera del viñedo en el mundo

Encontrar tratamientos para las enfermedades de la madera del viñedo está resultando una tarea complicada debido a la complejidad de estas afecciones. Actualmente, hay 133 especies de hongos asociadas con estas patologías en todo el mundo, lo que dificulta el conocimiento en profundidad de todas para encontrar soluciones.

A esto se añade que estos patógenos viven tanto en los suelos, como es el caso de especies asociadas con la enfermedad del Pie negro y de algunas de las asociadas con la enfermedad de Petri, mientras que otros se dispersan principalmente a través de esporas transportadas por el viento, la lluvia o insectos, como acontece con los asociados, con la Yesca, el decaimiento por Botryosphaeria, la Eutipiosis y algunos de los asociados con la enfermedad de Petri.

Hay 133 especies de hongos asociadas con estas patologías en todo el mundo

Además, varios patógenos pueden infectar a la vid al mismo tiempo, lo que hace complicado identificar la infección. Incluso, hay casos en los que las vides contrajeron la enfermedad de jóvenes y no desarrollan los síntomas hasta que son adultas, luego de un período latente.

Tal y como explica Martínez, la incidencia de estas enfermedades es muy elevada en todo el mundo y la tendencia va en aumento. Aunque, por el momento hay poca información sobre el impacto que estas enfermedades tienen tanto en los viñedos gallegos como en los españoles. Sin embargo, los datos manejados por la Organización Internacional de la Vid y del Viño (OIV) destacan que en España el incidencia de estas enfermedades en vides de entre 15 y 18 años está próxima al 10%.

La tendencia observada tanto por los viticultores como por los investigadores evidencia que el incidencia de estas enfermedades aumentó en los últimos años. Un estudio realizado en las regiones vitivinícolas de Castilla y León en el año 2007 mostró que la presencia de estas enfermedades pasó de un 1,8% en el 2001 a un 7% en el 2006.

La incidencia de las enfermedades de la madera del viñedo es muy elevada en todo el mundo y está en aumento

También a nivel internacional se está observando este incremento. La OIV también reportó que la presencia de estas enfermedades en Italia se sitúa entre el 8 y el 19% para vides en la misma franja de edad que en el caso español. LA incidencia de la Yesca alcanza cifras de entre el 60 y el 80% en viñas adultas en zonas del centro y del sur del país. La situación es similar en Francia, donde aproximadamente el 13% de los viñedos son improdutivos, con pérdidas estimadas de alrededor de los 1.000 millones de euros en el 2014.

Martínez, que ahora mismo se encuentra continuando su investigación en Canadá, refiere que una encuesta realizada en ese país, constató que en la provincia de la Columbia Británica el 90% de los viñedos tenían síntomas de alguna enfermedad de la madera de la vid. Mientras, en California, las pérdidas atribuidas a estas afecciones son cuando menos de 260 millones de dólares americanos al año. En países como Australia se estima que la Eutipiosis es responsable de pérdidas para la industria vitivinícola de hasta 8.300 millones de dólares australianos.

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