¿Hay oportunidades de futuro para la madera de las frondosas autóctonas gallegas?

Expertos y empresas vinculadas al sector de la madera analizan la demanda y comercialización de la madera de roble o castaño en Galicia. Artesanos, arquitectos o industrias madereras detectan mercados para este tipo de maderas que pueden llegar a ser muy cotizadas dependiendo de su calidad

¿Hay oportunidades de futuro para la madera de las frondosas autóctonas gallegas?

Participantes en la mesa redonda celebrada en Lugo sobre el aprovechamiento de la madera de frondosas.

Buena parte de la madera de frondosas gallegas como el roble, el castaño o el nogal terminan usándose para leña o biomasa, una opción con una valorización económica mínima para los propietarios. Pero, ¿hay otras alternativas para este tipo de madera? Empresas vinculadas al sector forestal y que emplean este tipo de maderas en su día a día tienen claro que en Galicia se puede producir madera de calidad y, por lo tanto, que pueda proporcionar una mayor rentabilidad. Aunque para usos minoritarios por el momento, hay demanda de estas maderas.

Así lo ponían de manifiesto hace unos días expertos y empresas del sector en un encuentro sobre la valorización de las frondosas autóctonas organizado por el Distrito Forestal IX Lugo-Sarria y celebrado en la Escuela Politécnica de Lugo. En la jornada, se apuntó a la calidad y la cantidad como los dos principales factores que están condicionando la comercialización de las frondosas hoy en día en Galicia.

«Estamos en un territorio de frondosas y nos vemos obligados a traer madera de fuera. Más del 80% que serramos no es de Galicia»: Gabriel Fernández, Maderbar

«Estamos en un territorio de frondosas y nos vemos obligados a traer madera de fuera. Más del 80% que serramos no es de Galicia», indica Gabriel Fernández, uno de los responsables de la firma lucense Maderbar, situada en Baralla, aserradero especializado en maderas de frondosas. Buena parte de la madera que procesan en su centro se destina para elaborar duelas para toneles y barriles. Trabajan con firmas tan prestigiosas como la destilería irlandesa Irish Distillers, a la que le proporcionan duelas para sus barricas de wiski.

Así, la madera de roble sigue a tener en las destilerías y bodegas un nicho de mercado. «La madera de roble del sur de Europa tiene mucha demanda para licores por los taninos que le proporciona», ratifica Froilán Sevilla, jefe de Sección Territorial en la Junta de Castilla y León.

«Toda la madera de roble que puedo la compro en Galicia, ya que sé que toda duela hecha con madera del país la tenemos vendida ya antes de comprar la madera», concreta Fernández. Además de la madera de roble también están especializados en madera de castaño. «El castaño puede ser una línea de negocio importante en Galicia, ya que en zonas como la de Lugo tenemos madera de gran calidad», apunta.

Hay bodegas que están probando a emplear la madera de castaño para sus barricas por las propiedades de esta madera, semejantes a las del roble

De hecho, en Maderbar están llevando a cabo una investigación en colaboración con la Universidad de Santiago de Compostela (USC) para potenciar el empleo de madera tanto de roble gallego como también de castaño para toneles. «Con la madera de castaño obtuvimos valores muy semejantes a los logrados con la madera de roble en cuanto a las propiedades que ofrecen. Existe potencial para utilizar la madera de castaño y ya hay bodegas que están probando a emplearla», explica Adriana Conde, investigadora de la USC que está desarrollando el estudio.

Por el momento, la falta de madera de frondosas en cantidad y de calidad -árboles sometidos a cuidados silvícolas como podas- obliga al aserradero Maderbar a comprar en otras zonas de Europa. Gabriel Fernández reconoce que pasa largas temporadas en Francia adquiriendo madera en los principales mercados del país galo, especializado en maderas de frondosas. «En algunos de los mejores bosques de la zona centro de Francia se está pagando la 1.200 euros el metro cúbico de madera en pie. Con estos precios nadie baraja plantar pino o eucalipto», apunta el maderero.

Frondosas para la construcción

La construcción es otro de los ámbitos donde se están dando esfuerzos por recuperar la utilización de la madera de frondosas autóctonas como se hacía tradicionalmente. Sin embargo, también hay ciertas dificultades para lograr la madera precisa en las condiciones idóneas, como reconocen desde Domohomo Arquitectura, un estudio compostelano de arquitectura y diseño que está haciendo una decidida apuesta por el uso de madera de frondosas en sus obras y rehabilitaciones. La dificultad para encontrar madera de castaño con el marcado CE obligatorio ha sido una de las trabas que encontraron para poder llevar a cabo un encargo donde el cliente buscaba que toda la madera empleada en la rehabilitación de su vivienda fuera de castaño.

«Precisamos que el uso de madera de frondosas sea de fácil montaje, como ocurre con competidores directos tales como el abeto laminado muy en auge en construcción», apunta Julio Turnes, arquitecto de Domohomo. Pese a las oportunidades que ven en las maderas de frondosas autóctonas señalan también la necesidad de popularizar el empleo de estas maderas, para generar una mayor demanda de productos de ellas en la sociedad, tal y como sucede en países como Austria o Alemania, donde la madera tiene un gran importancia en la construcción. «El 20% de las viviendas en Alemania están construidas con madera, mientras que en Galicia no llega al 5%», apunta el arquitecto.

En Domohomo se toparon de lleno con este desconocimiento de la madera de castaño con un proyecto de diseño de sillas fabricadas en esta madera. «Precisamos incrementar la capacidad de aportar valor añadido a la madera de las frondosas autóctonas», indica Turnes.

El artesano Xoan Manuel Tubío Fernández, propietario de Xaneco Obradoiro.

El artesano Xoan Manuel Tubío Fernández, propietario de Xaneco Obradoiro.

La fabricación de instrumentos

«En un territorio tan vinculado a la música tradicional como es Galicia, con cerca de 100 talleres artesanales de fabricación de instrumentos, esta puede ser también una oportunidad para el aprovechamiento de maderas de frondosas autóctonas», reconoce Xoan Manuel Tubío Fernández, propietario de Xaneco Obradoiro, un taller artesanal de fabricación de instrumentos musicales situado en el ayuntamiento lucense de Outerio de Rei.

Hijo de carpintero y músico, cuando Tubío comenzó con la fabricación de instrumentos musicales como las panderetas o las zanfonas gallegas, echó mano, al igual que muchos artesanos, de las maderas tropicales suministradas por una firma valenciana especializada en este ámbito, ante la imposibilidad de contar con otras alternativas. «En Galicia, durante muchos años los artesanos empleaban el boj para fabricar gaitas, al igual que los clarinetes del siglo XIX en Europa eran fabricados con esta madera. Los largos turnos de tala, la poca madera requerida y la dificultad para conseguir esta madera hacen que se opte por otras alternativas como las maderas tropicales», explica.

«Decidí comenzar a procurar mis maderas porque en el país teníamos madera de calidad para la elaboración de los instrumentos» : Xoan Manuel Tubía, Xaneco Obradoiro

En el taller Xaneco enseguida decidieron cambiar la importación de las maderas por el uso de maderas autóctonas y de proximidad. «Decidí comenzar a procurar mis maderas porque en el país teníamos madera de calidad para la elaboración de los instrumentos y que proporciona las mismas calidades al instrumento», señala. «Si la madera que tenemos en Galicia fuésemos quién de procesarla no sólo se vendería para los artesanos gallegos, sino para el resto del mundo por la calidad que tiene», explica.

Tubío recuerda como algunas maderas como el nogal negro de calidad que empleaba para fabricar zanfonas gallegas podían alcanzar precios de 3.500 euros el metro cúbico antes de la crisis económica de 2008. «Es cierto que en la fabricación de instrumentos no requerimos de grandes cantidades, pero también puede ser una oportunidad para maderas de calidad de frondosas gallegas. En Galicia tenemos la materia prima pero no llegamos a generar el valor añadido», valora el artesano.

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