Heide Hoeve, helados holandeses a partir de la producción de 56 vacas ProCROSS

Kees Pijs heredó hace 20 años 60 vacas holstein de sus padres. En vez de aumentar el número de cabezas, decidió rentabilizar la explotación produciendo helados junto a su mujer Anja para el mercado local, apostando por leche de más calidad y vacas más duraderas

Kees e Anja na explotación familiar en Etten-Leur, no sur de Holanda

Kees y Anja en la explotación familiar en Etten-Leur, en el sur de Holanda

«Más producción y menos margen te lleva la un agujero sin salida», afirma contundente Kees Pijs, un granjero holandés que decidió hace 20 años junto a su mujer Anja hacer helados con la leche que producen sus vacas para rentabilizar la explotación familiar en vez de aumentar el número de cabezas de la granja.

Kees heredó en 1997 la explotación de sus padres, con 60 vacas frisonas de leche y una superficie de 27 hectáreas de terreno alrededor de la granja. Hoy, dos décadas después, ordeña el mismo número de animales, unas 56 vacas, pero transforma una parte de su producción para valorizar la leche.

Otro de los cambios decisivos que adoptó fue cruzar las vacas de pura raza holstein que había en casa con otras razas para mejorar en aspectos como la salud, la longevidad o la producción de sólidos. Hoy el rebaño de esta explotación es ya todo procross, fruto del cruce de holstein, montbeliard y roja sueca.

La explotación sufrió un problema de botulismo que las vacas cruzadas superaron mejor que sus compañeras de raza frisona 100%

Al poco de asumir el relevo en la granja familiar y cuando ya había comenzado a incorporar el programa de tres cruces en la explotación, los animales de la ganadería sufrieron de botulismo y Kees notó como las vacas híbridas se vieron menos afectadas y lograron recuperarse mucho antes de la enfermedad que sus compañeras frisonas. Fue eso lo que hizo que se decidiese definitivamente por continuar apostando por los animales procross.

Unha das vacas procross de cuarto parto que hai nesta gandeiría

Una de las vacas procross de cuarto parto que hay en esta ganadería

«Como no soy veterinario necesito vacas sanas y el vigor híbrido que se logra con los cruces hace que las vacas sean más fuertes y resistentes a las enfermedades», argumenta. El promedio de tratamientos veterinarios por año en esta explotación está en 0,78 (menos de un tratamiento por vaca), lo que quiere decir que el veterinario pasa semanas sin pisar la granja y que muchas de las vacas pasan el año sin enfermar ni una sola vez.

«Este tipo de animales dan menos trabajo porque necesitan menos atención, son vacas más duras, longevas y fáciles de manejar y para hacer helados nos interesan porque producen más sólidos»

«Este tipo de animales dan menos trabajo porque necesitan menos atención, son vacas más duras y más fáciles de manejar», afirma. «Son también vacas más sanas y más longevas», añade. Las vacas en ordeño de cuarto parto son habituales en este establo y Kees asegura que mantienen bien la producción. «En holstein no sabemos como se comportan en la cuarta lactación porque casi ninguna llega a ella», argumenta.

Helados artesanos para el mercado local

A xeadería está situada a carón da granxa e recibe visitas e excursións

La heladería está situada al lado de la granja y recibe visitas de colegios y excursiones

Las vacas procross tienen otra ventaja para Kees y Anja, ya que producen más grasa y proteína, un factor importante a tener en cuenta a la hora de hacer sus helados. Cuando asumieron la granja buscaban una manera de valorizar la leche que producían sus vacas. Kees había estado trabajando en una fábrica de quesos en esta zona del sur de Holanda e inicialmente pensó en eso, en hacer quesos en casa con su leche. Pero el verano de 1999 fue muy caluroso y eso le hizo cambiar sus planes iniciales y decidirse por los helados.

En los últimos años también fueron varias las explotaciones gallegas que decidieron transformar parte de su producción de leche en helados bajo marcas como Xeou! o Bico de Xeado

En los últimos años también fueron varias las explotaciones gallegas que decidieron transformar parte de su producción de leche en helados. Es el caso de la Cooperativa Agraria Provincial de A Coruña, que los vende por toda Galicia bajo la marca Bico de Xeado, o de la SAT Seixas de Taboada, que los comercializa en dos tiendas propias en pleno Camino de Santiago, en Palas de Rei y Portomarín, con el nombre Xeou!.

Al lado de la explotación, donde también está la vivienda familiar, el matrimonio Pijs construyó un pequeño obrador para fabricar los helados, que venden con el nombre HeideHoeve en el mercado de proximidad, por ejemplo en tiendas y restaurantes de la zona, y también en la propia heladería a las visitas que colegios o personas del entorno urbano hacen a la granja o en las fiestas de cumpleaños e celebraciones infantiles que organizan. Estas otras actividades son un complemento a la explotación y la explotación el verdadero reclamo para estas otras actividades en un país que recibe a los visitantes en el aeropuerto de Ámsterdam con una vaca gigante y donde ser ganadero es una profesión de prestigio social que se transmite con orgullo de padres a hijos.

La leche de su propia granja es el factor distintivo de los helados y la producción que les sobra se la venden a la cooperativa Friesland Campina

«Hacemos varios tipos de helados, sorbetes, helados de yogur y sin azúcar. Tenemos unos 30 sabores disponibles. Hacemos el helado con la leche fresca pasteurizada de nuestras propias vacas, yema de huevo pasteurizada, fruta y espesantes naturales, sin emplear emulsionantes ni colorantes», explican Kees y Anja.

Aunque también hacen sorbetes sin leche para personas alérgicas o intolerantes a la lactosa, la leche de su propia granja es el elemento distintivo de su producción de helados. «Con 2,5 kilos de leche hacemos 6 kilos de helado», detalla Kees.

Producción en pastoreo

Dispoñen de 30 hectáreas de terreo arredor da explotación

Disponen de 30 hectáreas de terreno alrededor de la explotación

La leche que no son capaces de comercializar en forma de helados, sobre todo en periodos de menor demanda, como puede ser el invierno, se la venden a Friesland Campina. La cooperativa holandesa firmó un precio garantizado para sus productores de 35,75 céntimos para enero de 2020. Kees cobra un precio base de 34 céntimos más la prima por calidades (grasa, proteína y lactosa), a mayores de la prima por pastoreo. El 82% de los ganaderos que entregan la leche a Campina aprovechan esta prima por pastoreo, que es de 1,5 céntimos por litro, con la obligación de que las vacas pasten como mínimo 120 días al año durante más de 6 horas diarias.

A pesar de contar con robot de ordeño, las vacas salen al pasto como mínimo 5 horas al día repartidas entre la mañana y la tarde y reciben una prima de 1,5 céntimos por litro de leche

En el caso de la explotación de la familia Pijs, las vacas salen menos horas al día pero más días al año. La organización del pastoreo en esta granja está condicionado por el sistema de ordeño mediante robot. Esto hace que las vacas no puedan echar largas estadías en la pradera, pues colapsarían el robot a la vuelta, de manera que salen dos veces al día (dos horas y media por la mañana y otras dos horas y media por la tarde). Son un total de 5 horas al día en el pasto pero a cambio pastorean más de los 120 días fijados al año.

Con este sistema logran combinar el robot de ordeño con el pastoreo, abaratando costes en alimentación y mano de obra y logrando producciones medias de 9.591 kilos por lactación, con un promedio de 4,55% de grasa y de 3,67% de proteína.

Cama de paja sin cubículos

Dispoñen dunha encamadora móbil no teito para esparexer a palla

Disponen de una encamadora móvil colgada del techo para esparcir la paja

La calidad de vida es prioritaria para esta familia. Por eso Kees y Anja no están pensando en crecer a pesar de que en el establo podrían meter más vacas de las que tienen. Es una construcción nueva, de estructura metálica y techo y paredes de metacrilato traslúcido que permite entrar mucha luz al interior. El techo se abre también para facilitar la ventilación.

Las vacas en producción están en cama caliente de paja en una superficie amplia en la que no hay cubículos. «Nuestras vacas tienen el doble de espacio disponible en comparación con un establo tradicional con cubículos y al no haber divisiones ni pasillos las vacas pueden caminar o acostarse libremente y expresar mejor su comportamiento natural en el rebaño. Como resultado, el bienestar animal mejoró mucho», indica Kees.

La empresa a la que venden la leche exporta una parte importante de su producción a países árabes y por eso no permite el uso de compost en las camas

Con la amplitud que tienen, podrían emplear compost en vez de paja, como hacen otras granjas holandesas con este mismo sistema, pero la cooperativa a la que entregan la leche sobrante en esta ganadería, Friesland Campina, envía una parte importante de su producción a Oriente Medio, por lo que no les deja emplear compost. «Para exportar a los países árabes no se puede usar compost, además, el estiércol de paja es mejor para la tierra», argumenta Kees. Dispone de un sistema móvil colgado del techo de la nave para esparcir la paja y facilitar de este modo las tareas de renovación de la cama. Las células somáticas se sitúan de promedio en esta granja en las 175.000.

Menor necesidad de recría

As secas e a recría están en cubículos con manta de goma na parte vella

Las secas y las novillas están en cubículos con manta de goma en la parte vieja de la nave

En la otra parte de la explotación, la que heredó de sus padres, tiene la recía, manteniendo el sistema de cubículos que había en la granja con manta de goma para las secas y las novillas, unos 32 animales en este momento. El incremento de la longevidad del rebaño a consecuencia de la introducción del programa de cruces hizo que se redujese notablemente la tasa de reemplazo y, por lo tanto, también las necesidades de recría. También mejoró la fertilidad. Las dosis necesarias para empreñar una primeriza son actualmente de 1,3 en esta explotación incrementándose a 1,5 en las multíparas. El intervalo entre partos es de 404 días.

La decisión de no aumentar el número de cabezas y la menor necesidad de recría tras la introducción del programa de cruces hizo que no se hayan visto obligados a enviar a las novillas a Alemania como otras granjas de la zona por las limitaciones a los fosfatos

La decisión de no aumentar el número de cabezas y el hecho de la menor necesidad de recría ha hecho que esta granja haya podido seguir criando las novillas en la explotación. Muchas otras ganaderías holandesas se han visto obligadas a mandar la recría a Alemania cuando el Gobierno neerlandés introdujo las limitaciones a los fosfatos. La familia Pijs cuenta con 30 hectáreas de terreno próximos a la explotación que emplean además de para el pastoreo para la producción de forrajes, sembrando raigrás y maíz, con el que suplementan la ración en el pesebre. Disponen a mayores de 12 hectáreas de naturaleza (superficie forestal, canales de regadío, etc) y que computan también como superficie de la granja a efectos de derechos de fosfatos.

Otras imágenes de esta ganadería:

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