“Hoy en día es imprescindible formarse para llevar una explotación láctea; la carga normativa es muy elevada”

Ganadería Cuíña SC es una granja familiar de tercera generación ubicada en la parroquia de Santiago de Saa, en Lugo. Javier Neira estudió ingeniería técnica agrícola y está al frente de esta ganadería que ha apostado por el ordeño robotizado y que entrega la leche al Grupo Lence

Carmen Lence xunto a Javier Neira e os seus pais Clemente e María Teresa, na granxa familiar en Santiago de Saa (Lugo)

Carmen Lence junto a Javier Neira y sus padres, Clemente y María Teresa, en la granja familiar en Santiago de Saa

El Grupo Lence

Grupo Lence, grupo familiar dedicado a la alimentación desde 1975, es la única empresa gallega entre las 10 productoras lácteas más grandes de España. Este es un dato muy relevante teniendo en cuenta que Galicia produce más del 40% de la leche que se produce en el país. A través de sus marcas Leche Río de Galicia y Leyma, Grupo Lence solo recoge leche en Galicia. Es la segunda empresa que más recoge en Galicia y la única entre las cuatro primeras que recoge el 100% en la comunidad. Además, es la única compañía entre las cuatro primeras lácteas españolas que es gallega. 

El activismo por el rural de Grupo Lence con las ganaderías, la economía rural y la lucha por mantener la soberanía alimentaria es total y, por ese motivo, funciona como empresa tractora impulsando diferentes proyectos dirigidos a fomentar la innovación en toda la cadena de valor. Por ejemplo, la compañía encabezó la propuesta del PERTE Agroalimentario del sector en Galicia.

La falta de relevo generacional y de mano de obra cualificada son seguramente a día de hoy los dos principales hándicaps de las explotaciones lácteas gallegas. Ganadería Cuíña SC ha resuelto los dos problemas a la vez hace cuatro años, garantizando su continuidad y apostando por la robotización del ordeño como una forma de lograr mayor flexibilización horaria.

“Hoy en día hay dos aspectos determinantes a la hora de incorporarse al sector: la rentabilidad económica y la calidad de vida. Cualquier chico joven que se quiera quedar en esto tiene que tener los dos factores en cuenta porque la mentalidad ha cambiado a respeto de la generación de nuestros padres y hoy queremos poder disfrutar de la familia y los amigos”, argumenta Javier Neira López, que tiene una hija de 18 meses.

Hoy en día los jóvenes que nos quedamos en esto queremos calidad de vida para poder disfrutar de la familia y los amigos, es un elemento importante más a poner en la balanza

Junto a sus padres, Clemente y María Teresa, Javier está al frente de esta explotación familiar ubicada en el lugar de Cuíña, perteneciente a Santiago de Saa, una de las 54 parroquias rurales que tiene la ciudad de Lugo. Él está plenamente convencido de la decisión que tomó y destaca la tranquilidad de vivir en el rural y “el valor de ser dueño de tu propio tiempo”.

Construcción de un nuevo establo

ganderia Cuinha SC (Lugo)

Javier tiene 36 años y lleva trabajando desde los 22 en la explotación, aunque no se incorporó hasta el año 2018, cuando decidió acometer un Plan de Mejora y construir un nuevo establo de producción para el ganado.

Hace seis años aprovechamos un Plan de Mejora, al incorporarme yo, para hacer unas nuevas instalaciones

“Teníamos falta de espacio en las instalaciones viejas, que eran muy antiguas. Se habían hecho en el año 1970, aunque habían sufrido varias reformas posteriores, pero veíamos que no se adaptaban mucho a las necesidades que requerían los animales, sobre todo a nivel de iluminación, ventilación y espacio”, reconoce Javier.

“Por eso tomamos la decisión de invertir en el nuevo establo y también optamos por poner el ordeño robotizado, porque mis padres están en los 60 años, próximos a la jubilación, y hay que buscar flexibilidad en el trabajo y menor necesidad de mano de obra”, asegura.

Segunda unidad de robot en un futuro

O robot de muxido permítelles unha maior flexibilidade horaria na explotación

El robot de ordeño les permite una mayor flexibilidad horaria en la explotación

En este momento atienden la ganadería entre Javier y su padre, sin mano de obra contratada, pero una vez Clemente se jubile es consciente de que necesitará algún empleado. “La necesidad de tener trabajadores contratados seguramente implicará tener que ir a un incremento de volumen”, admite.

Una granja familiar con 120 vacas en ordeño considero que es controlable y manejable

“Nuestra idea de cara al futuro, si hay disponibilidad de tierra próxima, sería instalar la segunda unidad de ordeño. Bajo mi punto de vista ahí es donde estaría la estabilidad para una explotación familiar de este tipo”, afirma.

“Una granja familiar con 120 vacas en ordeño considero que es controlable y manejable y el hecho de haber instalado el robot te da mucha libertad horaria, sobre todo a una persona como yo, que era muy estricto con las horas de ordeñar”, reconoce. Lo hacían a las 8 de la mañana y a las 7 de la tarde.


Limitados por la falta de superficie

Están ordeñando en este momento 62 vacas, el límite máximo que les permite la capacidad del robot y la superficie agraria de la que disponen, ya que Javier considera que el crecimiento de la granja solo podría venir sustentado por un incremento parejo en la superficie agraria, que no abunda por ahora en la zona.

En esta zona el terreno que queda libre ya se coge al momento

“La superficie aquí está muy buscada porque es una zona muy ganadera y hay varias explotaciones grandes que también están necesitadas de tierra, por eso cuando un vecino cierra, las fincas tienen muchos pretendientes y se cogen al momento”, dice.

Historia de la granja

ganderia Cuinha SC (Lugo) instalacions plan de melloraEl abuelo de Javier, del que heredó también el nombre y el gusto por el cuidado del ganado, había puesto a andar la explotación familiar en el año 1970 como cebadero de terneros de corta edad, la conocida como carne blanca, pero en 1977 optó ya por meter vacas de leche. Empezó con 10 y fue aumentando hasta llegar a los 44 animales en estabulación trabada.

En el año 2000, con Clemente y María Teresa al frente de la granja, pasan el ganado a estabulación libre e instalan la sala de ordeño con la que trabajaron hasta pasarse al robot. “Yo empecé ordeñando en la sala, asentando los conocimientos y las capacidades para dar el salto a las nuevas instalaciones”, reconoce Javier.

Yo ya tenía claro que tarde o temprano me iba a venir para aquí porque las vacas siempre me gustaron mucho

Javier hizo primero un Ciclo de Formación Profesional de Frío Industrial, “por si fallaba esto”, pero después de trabajar año y medio fuera decidió empezar a dedicar su tiempo a la explotación y seguir formándose para coger las riendas de la granja familiar, estudiando Ingeniería Técnica Agrícola en el Campus de Lugo.

“Hoy es necesario tener un conocimiento muy amplio; tienes que estar muy preparado porque la normativa está cambiando continuamente, los requisitos cada vez son más exhaustivos y tienes que estar al día”, asegura.

Diversificar los ingresos cebando terneros

Al pasar en el año 2020 las vacas en producción a las nuevas instalaciones, el espacio liberado en el establo antiguo les permitió emprender una nueva actividad complementaria a la producción de leche, el cebo de terneros de carne, que ya habían acogido esas mismas naves en los años 70.

“Cebamos una media de unos 25 animales al año porque tampoco tenemos sitio para más, ya que el resto está ocupado por la recría. Aprovechamos tanto los machos como las hembras de cruce industrial con limusín que nos nacen a nosotros y algún otro que compramos para completar los distintos lotes”, explica Javier.

Es una manera de aprovechar las instalaciones antiguas y dar valor a los terneros de cruce industrial que nos nacen en la granja

“Es una manera de diversificar los ingresos y aprovechar las instalaciones antiguas”, cuentan. Los ceban a base de pienso y paja, que ha sufrido este año un importante encarecimiento, y los venden entre los 10 y los 11 meses, procurando darles salida en los meses de verano, que es cuando más demanda hay y más vale la carne.

Búsqueda de longevidad en el rebaño

ganderia Cuinha SC (Lugo) benestar animal cama carbonato e serrin

Ganadería Cuíña está empleando semen sexado en las novillas y cruce industrial en las vacas. “Con 20 terneras al año tenemos cubierta la tasa de reposición necesaria en la granja, a nosotros las vacas nos duran bastante, tenemos la media en 3,5 lactaciones”, detalla Javier.

Han aumentado una media de 6 litros por vaca al instalar el robot

Otra de las características que buscan a nivel genético es un equilibrio en los animales. “Siempre me gustó apostar por vacas finas y morfológicamente muy correctas. Leche considero que no es excesiva la cantidad que estamos haciendo pero las vacas son longevas y funcionales”, destaca.

La media de producción de la granja está en este momento en los 36 litros, con un 4,10-4,20% de grasa y entre un 3,40 y un 3,50% de proteína. Han logrado aumentar una media de 6 litros por vaca y día al instalar el robot y consideran que aún tienen margen de mejora en este sentido.

“Es mejor ahorrar un metro de hormigón en el pasillo de alimentación y dárselo al pozo de purín para tener una mayor capacidad de almacenamiento”

Javier Neira, no establo novo construído no ano 2020

Javier Neira, en el establo nuevo construido en el año 2020

En la parte agraria, ganadería Cuíña trabaja en este momento unas 30 hectáreas, el 60% en propiedad y el resto arrendadas. Tratan de cuidar el suelo y no hacen un manejo muy intensivo de él, apostando por levantar la pradera cada tres campañas, en vez de hacer rotaciones dentro del mismo año en todas las parcelas, aprovechando para renovar el cultivo de maíz, que van moviendo por las distintas fincas.

“En esta zona casi todas las tierras valen para llevar maíz y lo que hacemos es sembrar entre 12 y 15 hectáreas cada año, cambiando de fincas en los dos años siguientes, para que la pradera nos dure un poco más”, explica Javier.

“Aquí hay unos rendimientos aceptables de maíz, de unos 45.000 kilos por hectárea de media, lo que nos permite labrar menos superficie. El año pasado, por ejemplo, llegamos a los 48.000 kilos”, cuenta.

Cambio de cultivo cada tres años

Al optar por praderas plurianuales siembran una mezcla de raigrás inglés con trébol violeta, que ensilan a un solo corte. “Empezamos a implantar esa mezcla hace ya 7 años y como hacemos la rotación a tres años te compensa”, justifica.

Apostamos por praderas plurianuales de raigrás inglés con trébol violeta

“El raigrás inglés te da otro margen de trabajo a la hora de ensilarlo, algo que es útil en años en los que viene tiempo inestable, porque no espiga tanto como un raigrás italiano ni encama tan fácil, además de que nutricionalmente aporta más proteína a la ración”, añade.

Aunque Javier se considera “más ganadero que agricultor”, su formación específica en este ámbito le permite optimizar las producciones. “Hacemos un único corte a finales de abril, o comienzos de mayo si el invierno viene muy duro, y logramos una media de entre 20.000 y 25.000 kilos de materia verde por hectárea”, detalla.

En la hierba para ensilar hacemos un único corte a finales de abril y a partir de septiembre echamos fuera a las novillas y vacas secas

“Entender los procesos de la planta te ayuda a no precipitarte a la hora de tomar decisiones; antes hacías muchas cosas por rutina o por inercia, pero a lo mejor no era lo acertado, ahora hay que afinar mucho más a la hora de aplicar abonos o fitosanitarios, tanto por las limitaciones normativas existentes como por el coste de los tratamientos”, razona.

Socios de Aira

ganderia Cuinha SC (Lugo) datos dixitalizacion caderno dixital

El análisis de datos que aporta la digitalización forma parte del día a día del trabajo de Javier en la ganadería

Para la elaboración de la ración unifeed de alimentación acude a la granja todos los días el carro mezclador de la cooperativa Aira, de la que son socios. En este momento la ración de las vacas en lactación lleva 25 kilos de silo de maíz, 28 de silo de hierba y 7 de pienso, más los 5 que suplementa a mayores el robot de ordeño.

Para abaratar el coste de alimentación, los lotes de vacas secas y novillas preñadas están en pastoreo una parte del año. “A partir del mes de septiembre, en cuanto baja algo el calor, echamos las vacas secas y las novillas fuera y hasta el mes de diciembre o enero están en el pasto, por lo que el corte de limpieza en las praderas ya nos lo hacen ellas”, cuentan.

A nivel de maquinaria, han invertido en la compra de aquellos aperos que les permite ser más autónomos, subcontratando el resto de las tareas. “El trabajo agrario lo hacemos prácticamente todo nosotros excepto sembrar el maíz y picar la hierba y el maíz para ensilar”, explica Javier.

Aprovechar al máximo el abono orgánico

Con las nuevas exigencias normativas en materia de fertilización, Javier destaca la necesidad de que las explotaciones ganaderas cuenten con capacidad suficiente de almacenamiento de purín, para de este modo aprovecharlo en los momento óptimos, reduciendo de este modo el uso de abonos de síntesis química.

“Si en algo no hay que escatimar es en fosa de purín. Es mejor hacer un metro menos de pasillo de alimentación y darle un metro más al pozo del purín para guardarlo para cuando es más necesario”, opina.

El carbonato sale más caro que la arena, pero aportas nutrientes a la tierra y estabilidad en el pH del suelo

Ganadería Cuíña lo emplea sobre todo en tres momentos a lo largo del año: abonado de las praderas en febrero y marzo de cara al ensilado de la hierba en primavera, siembra del maíz en mayo y siembra de la pradera en octubre.

En las camas del nuevo establo emplean una mezcla de carbonato (60%) con serrín (40%), que aporta comodidad al ganado en su descanso y mejora la calidad agronómica de las fincas, subiendo el pH del suelo y aportando materia orgánica a las tierras y praderas a la hora de abonar con purín.

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