La agricultura o la ganadería a tiempo parcial es una interesante fuente de ingresos complementarios para mucha gente en el rural gallego. Javier Agrelo, un joven de 28 años de A Estrada (Pontevedra), es un ejemplo: compatibiliza su actividad principal de agente de las brigadas de extinción de incendios con la fruticultura a tiempo parcial.
En concreto, en su caso tiene plantadas alrededor de 1,7 hectáreas de manzanos de sidra en diversas parcelas así como una plantación de cerca de 1 hectárea de kiwi. Y de cara al futuro ha previsto también introducirse en el cultivo del arándano.
“Desde siempre me gustó la agricultura y la veo como un complemento que me puede generar algo de dinero”, asegura este técnico superior en Gestión Forestal y Medio Natural.
La primera plantación de manzanos para sidra ecológica la realizó en año 2012 y las siguientes fueron en el año 2013 dentro del proyecto Cernes y contando con el asesoramiento técnico de Ullama, una cooperativa de manzana de sidra ecológica de A Estrada que también le garantiza la comercialización, en este caso a Custom Drinks. “Ullama se encarga de la venta y del asesoramiento de plantación y cultivo, y para mí supone una tranquilidad muy importante de poder trabajar a varios años vista”, reconoce.
En total son unos 800 los manzanos que tiene plantados, principalmente de las variedades tradicionales asturianas para la elaboración de sidra: Raxau, Regona, Durona y Tresali. Las marras en las plantaciones las fue cubriendo con variedades gallegas como la Rabiosa de Callobre, a Sangre de Toro o la Ollomouro. “Las variedades Raxau y Regona son, de momento, las que mejores prenden, junto con la Rabiosa de Callobre”, asegura Javier. Como patrones utilizó los 111 y 106, este último también con la Rabiosa de Callobre.
El marco de plantación que utilizó fue de 3 metros entre manzanos y 6 entre filas. La planta está toda formada en eje central, que consiste en dejar un eje central y arquear las ramas laterales para que entre la máxima luz en el árbol.
Parte de los terrenos que utilizó estaban antes a monte, lo que según Javier “no supuso un inconveniente, pues este tipo de manzanos se adaptan bien a este tipo de suelos”. Antes de la plantación realizó un abonado natural con estiércol y un encalado.
“Estar en una cooperativa que me asegura la venta de la manzana fue muy importante”
Aunque no fue su caso, recomienda instalar en las nuevas plantaciones un sistema de riego para que la planta resista la sequía estival durante los dos primeros años, hasta que sus raíces profundicen en el suelo. “En mi caso fui regando con cisterna y realicé acolchado con los restos de hierba de la finca alrededor del pie de los manzanos, lo que les ayuda mucho a resistir la sequía”.
En cuanto a los trabajos principales, estos consisten en dos desbrozados de la hierba anuales, dependiendo del año; y también dos tratamientos con caldo bordelés o con oxicloruro de cobre -el cobre es una de los pocos tratamientos químicos permitidos en agricultura ecológica- después de la caída de la hoja, a comienzos de invierno, y otro a comienzos de la primavera para prevenir ataques de hongos a la planta. Junto a estas labores, están también la poda, durante los meses de invierno y la recolección de la manzana en el mes de octubre. Si todo va bien, en 2017, cuatro años después de la plantación, será el primer año en el que recoja manzana de estas nuevas pomaradas. Los principales problemas que encontró hasta ahora fueron los ataques del corzo, que come los brotes de los manzanos en primavera llegando a hacerlos secar.
Además de estos nuevos pomares, Javier Agrelo también alquiló a un vecino una plantación ya en producción de unos 3.000 metros cuadrados y de la que este año prevé cosechar alrededor de 5.000 kilos de manzana de sidra.
Plantación de kiwi y una próxima de arándano
Por otra parte, este joven fruticultor también realizó en el año 2011 una plantación de alrededor de una hectárea de kiwi en ecológico. Sin embargo, los ataques de la bacteria PSA, una plaga exótica de cuarentena que afecta especialmente a las nuevas plantaciones de kiwi, le provocó importantes marras y un retraso de la entrada en producción. Con todo, este año espera recoger unos 2.000 kilos que los comercializará a través de Kiwi Atlántico.
Javier Agrelo también ha realizado ensayos con frutos silvestres como la frambuesa o el arándano. De este último cuenta con unas 300 plantas de las variedades Duke, Elliot, Ozar Blue y Brigitta, siendo esta última la que mejor resultados le dio. Su proyecto es realizar una plantación, pero antes quiere asegurar el canal de venta y la disponibilidad de terreno. “El momento del arándano es ahora porque en el futuro lo más probable es que bajen los precios”, asegura.
“No es fácil conseguir alquileres de fincas a 20 años”
Precisamente, el acceso a la tierra con garantías para el inquilino es uno de los obstáculos que Javier Agrelo ve en su zona para realizar plantaciones frutícolas. “Si vas a comprar la tierra es muy difícil que el precio sea de mercado y razonable y en alquiler el problema es que para estas plantaciones precisas alquileres de por lo menos 20 años, y no es fácil porque el propietario piensa que puedes tener algún tipo de derecho sobre la propiedad. Yo probé con dos y no lo conseguí”, asegura.
A pesar de estas dificultades, este joven fruticultor sigue viendo la actividad agrícola a tiempo parcial como una interesante fuente de ingresos complementaria, máxime cuando tiene asegurada la venta de unos productos, como la manzana de sidra o el kiwi gallegos, en los que hay más demanda que oferta.