“Decidí que mi oficina sería un cielo abierto y pasar todo el tiempo posible en la viña, donde realmente me siento feliz”. Así resume José Luis Aristegui Anido su paso a viticultor profesional después de años trabajando como economista.
El viñedo lo lleva en la tradición familiar, que se remonta más allá de su padre y de su abuelo, José Aristegui, viticultores tradicionales que vendían a granel sus vinos para toda la geografía gallega.
“En 2011, cuando falleció mi padre, me vi en el dilema de dejar las viñas abandonadas o seguir manteniendo el patrimonio de mis antepasados, y fue lo que hice”, confiesa José Luis.
En este proyecto personal empezó sacando al mercado 5.000 botellas y hoy ronda las 9.000 comercializadas, demostrando en estos seis años ser un cosechero fiel a la tradición pero dispuesto a arriesgarse para explorar nuevos caminos, incluso a contracorriente de lo establecido.
La Garnacha Tintorera es el emblema identificador de esta bodega
Cultiva unas 4 hectáreas repartidas en 15 parcelas, en las que el minifundio se impone con pequeñas fincas de entre mil y cinco mil metros cuadrados, otorgándole a las uvas de cada finca una singularidad propia. Los viñedos se localizan en los lugares de Pedrazais y Tras de Eirelas, en laderas soleadas de pizarra, arcillas y cantos rodados.
En ellas cultiva las variedades Godello, la reina de la Denominación de Origen Valdeorras, Mencía, Brancellao, Caíño Longo y cepas casi centenarias de Garnacha Tintorera, “una variedad que cuando empecé los técnicos de la Xunta me recomendaron arrancar, y que hoy, gracias a que no les hice caso, es el emblema de mi bodega”.
Como dice, “practico una viticultura sensata y respetuosa, en la que no trabajo con herbicidas ni con productos sistémicos”. Observa las necesidades de cada parcela y de cada planta, para lograr en la vendimia una uva sana, en un punto óptimo de maduración y con un grado de alcohol equilibrado. Y es que el cambio climático cada vez se está notando más en las laderas de Valdeorras, con olas de calor en el verano que pasifican la uva, llegando a los 16 grados alcohólicos en la Garnacha Tintorera.
“Practico una viticultura sensata y respetuosa”
El resultado de esta viticultura son unos vinos de autor originales y diferenciados. Así, bajo el amparo de la D.O. Valdeorras comercializa unas 7.000 botellas de José Aristegui Branco, un Godello fermentado sobre lías; José Aristegui Tinto, con la Mencía como variedad principal, y Traste, elaborado con uvas de cepas viejas de Garnacha Tintorera, la variedad que identifica a la bodega.
Pero la inquietud y las ganas de explorar llevaron a José Aristegui a elaborar tres vinos fuera de la Denominación de Origen: Os Mecos Branco, a partir de uvas de Godello fermentadas con los ollejos en depósitos de cerámica; Os Mecos Tinto, con Garnacha, Brancellao y Caíño, y fermentación en depósitos de hormigón al estilo tradicional: con los ollejos y el raspón; y Xeo, un vino dulce elaborado a partir de uva congelada y prensada.
“Son vinos rústicos, puros y directos, que me salieron del alma, y de los que el mejor prescriptor será el consumidor final”, subraya este outsider del vino, para quien formularse preguntas y arriesgar forma parte de su forma de entender al arte de la viticultura.
“Vendo mi vino a un precio digno y trabajo con un concepto de mínimos gasto”
El mercado de los vinos de José Luis Aristegui se sitúa en Galicia, donde vende alrededor del 60% de su cosecha, mientras que el 35% lo comercializa en las principales ciudades de España, y una pequeña parte en Inglaterra. Al miesmo tiempo sigue vendiendo a granel una parte de la producción a clientes particulares de su difunto padre.
Una pregunta ineludible es si es rentable vivir como cosechero con pequeñas producciones: “Si. Vendo mi vino a un precio digno y trabajo con un concepto de mínimos gastos para hacer a la bodega viable económicamente, con un objetivo de llegar a un máximo de 13.000 botellas anuales”, explica José Luis.
¿Y cuales son los proyectos de futuro para este viticultor?: “Seguir tiendo inquietudes y pasar el máximo tiempo posible fuera del trabajo: es decir, en la viña”.