Josmar Ganadería SC: Una granja rentable, sostenible y con calidad de vida

Esta explotación de leche de Baralla cambió por completo el manejo de su ganado pasando del modelo intensivo al ecológico, ordeñando una sola vez al día y mimando el suelo como estrategia para obtener pasto continuo para sus vacas

José Manuel, xunto ás súas vacas nunha das fincas nas que pacen na parroquia de Pacios

José Manuel, junto a sus vacas en una de las fincas de la ganadería en la parroquia de Pacios, en Baralla 

«En su momento tenía muy buenas producciones de leche, vendía embriones y tenía terneros en centros de inseminación. Pero dedicaba muchas horas a la granja y me parecía que todo ese tiempo no estaba suficientemente recompensado y que esa forma de producir no era la mejor manera de dejar la tierra a mis hijos. Luego vino la crisis del 2015 y esas ideas que me rondaban en la cabeza salieron con más fuerza», cuenta José Manuel Santín.

Su explotación, Josmar Ganadería SC, localizada en el lugar de Espiña, en la parroquia de Pacios, perteneciente al ayuntamiento de Baralla, ha dado desde entonces un giro de 180º hacia «una forma de producir más acorde al medio», resume. «La idea antes del 2015, siguiendo la tendencia habitual del sector, era ampliar con una nave nueva. Ya había comprado una finca con buena comunicación, al lado del enlace de la autovía y con un transformador de Fenosa al lado. El emplazamiento era ideal, pero por suerte recapacité a tiempo», razona hoy José Manuel.

Los bajos precios de la leche que por aquella época padecía el sector lo hicieron dudar de aquella inversión y buscar maneras de sacar más rendimiento a lo que ya tenía. «Pasé por una situación en el 2015 de estar cobrando la leche a 20 céntimos. Ves que eso pone en peligro la viabilidad de la granja en la que tanto esfuerzo has puesto y pensé, yo ahora hago la nave nueva, ¿y si me viene otra crisis de precios a 20 céntimos?», recuerda. «En el sistema en el que estoy hoy a 30 céntimos sería viable, con 50 se hace dinero», asegura.

Pasé por una situación en el 2015 de estar cobrando la leche a 20 céntimos. Ves que eso pone en peligro la viabilidad de la granja en la que tanto esfuerzo has puesto y te hace reflexionar

José Manuel produce en ecológico y tiene contrato con Leche Celta hasta octubre de 2022. Firmó 5 años de contrato, los dos de conversión y tres más produciendo ya en ecológico, a un precio de 50 céntimos más calidades, que le reportan casi otros dos céntimos en litro. «No tengo las ayudas agroambientales, pero con la forma de trabajar que tengo hoy mi explotación es viable igual», dice.

«Muchas veces hay ganaderos que me preguntan qué hay que hacer para estar en ecológico. Yo cambié mi manera de producir, pero no buscando estar en producción ecológica, sino buscando una manera de que mi granja tuviese una cierta rentabilidad y mejorando mi calidad de vida. Una vez que yo empecé a trabajar de esa otra manera fue cuando opté por la certificación ecológica porque mi manera de trabajar es totalmente compatible con la certificación y eso me da un mejor precio y una garantía de recogida del producto. Si yo por el motivo que fuese dejase de estar certificado en ecológico seguiría trabajando exactamente igual que estoy haciendo ahora, no condiciona la certificación ecológica mi manera de trabajar, porque es 100% compatible», concluye.

Calidad de vida

José Manuel, que hoy tiene 43 años, se incorporó a la actividad agraria en la explotación familiar al cumplir los 18, tras estudiar capataz forestal en el CFEA de Becerreá. Dos años después constituyó una sociedad con un vecino que duró sólo 3 años y, al deshacerse, se quedó con las novillas, con las que comenzó de cero junto a su mujer, Marta Fernández, creando Josmar Ganadería.

Tratamos de concentrar el trabajo lo más posible en la mañana y tener las tardes más libres. Si no hay que recoger forraje no tenemos que trabajar

En 2015, con los precios de la leche por los suelos, decidió echar la recría fuera para ahorrar. «Vi que las terneras estaban mejor y que los prados producían más y en el mes de marzo del 2017 comencé a echar también a las vacas de leche y vi que el sistema funcionaba también con ellas, que las vacas no se morían», bromea. «Es cierto que las vacas daban menos, pero el dinero en el bolsillo era el mismo porque ahorraba en pienso, así que en octubre de ese año nos registramos en el Craega y desde octubre de 2019, pasados los dos años de periodo de adaptación, estamos certificados en ecológico», relata.

Marta trabaja hoy fuera de casa, aunque echa una mano, pero la explotación la atienden José Manuel y José, un empleado portugués que lleva ya 2 años trabajando en esta granja. «El sistema que tenemos en la actualidad genera calidad de vida, no solo para mí, sino también para la gente que trabaja en la ganadería», asegura José Manuel. «Tratamos de concentrar el trabajo lo más posible en la mañana y tener las tardes más libres. Si no hay que recoger forraje no tenemos que trabajar», dice.

56 vacas en producción en 65 hectáreas de praderas

Fai uns 450 rolos ao ano nas fincas que non dá pacido e que lle serven para complementar o pasto no inverno

Hacen al año 450 microsilos en las fincas que no logran pastar. Les serven para complementar el pasto en invierno

El manejo diario y la manera de trabajar en esta explotación mudó por completo desde que José Manuel se decantó, hace ahora tres años y medio, por el pastoreo como base de la alimentación de sus vacas. «Estamos ordeñando 56 vacas y tenemos 65 hectáreas de terreno. Antes llegué a tener 120 vacas en 38 hectáreas. Entonces menos del 50% de la ración de las vacas era forraje, ahora es más del 90%. Ahora trato de maximizar el forraje al máximo. El 70% de lo que comen las vacas todo el año es pasto que pacen directamente ellas y el 30% restante incluye el silo de hierba y el pienso, que no llega al 5%. Las terneras y las novillas no comen nada de concentrado, y a las vacas les reparto un kilo y medio para cada dos vacas y se lo doy por un tema de manejo, para que vayan más fácil al establo, para que tengan esa ilusión por ordeñarse. Es como una golosina», cuenta.

La mayor parte del trabajo diario lo hago ahora con el cuad, unas varillas y un rollo de hilo de pastor

José Manuel hace unos 450 bolas al año, la mayoría de silo y alguna de hierba seca que da a la recría y a alguna vaca que quiere secar. Con ellos complementa en los meses de invierno la alimentación a base de pasto de sus vacas. «La mayor parte del trabajo diario lo hago ahora con el cuad, unas varillas y un rollo de hilo de pastor», asegura.

Antes contrataba los trabajos agrarios con una empresa de servicios, pero ahora hacen los rollos ellos porque les es mucho más operativo. «Con nuestro sistema es más difícil poder encargárselo a una empresa externa, porque no reservas nada para ensilar, solo vas haciendo el silo en las fincas que no das pacido, por lo que no es fácil programar para segar y enrollar, tienes que ir haciendo el silo sobre la marcha a medida que te van quedando parcelas que no consigues comer», explica. «Tengo silos de trinchera que dejé de hacer porque con este sistema no es posible usar y quiero cubrirlos para almacén», añade.

Ordeña solo una vez al día

Josmar Ganadería contaba con un establo atado que había adaptado al sistema canadiense y cama de goma pero ahora las vacas solo lo pisan una vez al día cuando van a ordeñarse. «Los seis últimos meses de la conversión son los peores, porque tienes que dar ya el pienso ecológico y no cobras aún la leche como ecológica y coincidió que tenía muchas vacas para secar, así que aproveché para probar con el monoordeño», cuenta José Manuel.

«Empecé a ordeñar solo una vez en enero del 2019 e inicialmente lo hice por un tema de organización del trabajo y por ganar calidad de vida yo más el empleado, pero al final las que ganaron fueron las vacas. Empreñan mejor y los problemas de patas desaparecieron», añade.

Con el monoordeño pasó del 3,70% de grasa al 4,10% y del 3,10% de proteína al 3,35%

Así que desde entonces José Manuel solo ordeña por las mañanas. Su promedio de producción está entre 15 y 16 litros por vaca y día, pero la merma en la cantidad de leche la ha compensado con el aumento en las calidades. «Antes andaba siempre muy justo, con un promedio del año del 3,70% de grasa y el 3,10% de proteína, ahora con el monoordeño subí a 4,10% de grasa y 3,35% de proteína», dice.

Adquisición de un sistema móvil de ordeño

As fincas máis alonxadas atópanse a dous quilómetros do establo

Las fincas más alejadas se encuentran a dos kilómetros del establo

José Manuel y su empleado traen a primera hora a las vacas a ordeñarse a la sala que tiene en el establo y luego vuelven al prado, donde están día y noche. «Con el monoordeño empecé a llevar a las vacas a fincas más lejos», explica. Las 65 hectáreas que maneja están en un radio de unos 2 kilómetros de la granja pero José Manuel quiere meter una sala de ordeño móvil para poder aprovechar más la superficie y poder tener más animales.

La sala móvil de ordeño permitirá a esta explotación aumentar el número de cabezas y pacer las fincas que se encuentran más alejadas, que hoy dedican a la recría o a producir forraje

La solicitó con un plan de mejora y le llegará en un par de meses. La compró en Lituania a la empresa JSC Mototecha, especializada en sistemas de ordeño móvil en pastoreo. Es una sala tándem de 8 puntos en la que cada vaca entra y sale individualmente, que lleva comederos de pienso semiautomáticos y lavado automático. Va enganchada al tractor y en un remolque aparte va el tanque de leche refrigerada con capacidad para 2.000 litros, recuperador de calor del tanque y depósitos de agua caliente y fría.

El coste total de este sistema, que les va a permitir ordeñar en los prados donde se encuentren las vacas sin necesidad de traerlas y llevarlas a diario al establo, no llega a los 32.000 euros con el porte y el montaje incluido, aunque la raíz del coronavirus José Manuel tendrá que buscar quien se la ponga en marcha en Galicia, ya que los técnicos que se desplazasen desde Lituania tendrían que hacer cuarentena de vuelta a su país.

El problema del monoordeño son las células somáticas, pero las vacas con más células las uso de nodrizas para recriar a las terneras, que maman hasta los 6 meses y después están a pasto. De esta manera el coste de la recría es muy bajo

«El problema del monoordeño son las células somáticas. Yo lo que busco no es aumentar litros por vaca, es estabilizar la producción, quiero estar en 15 litros de promedio todo el año. Con muchos litros este sistema es problemático, porque aunque hay menos problemas de mamitis clínicas, cuando tienes una es más difícil de tratar, porque ese cuarterón solo se ordeña una vez al día», explica José Manuel.

Por eso él lo que hace es emplear los animales con peor calidad higiénico sanitaria de leche para alimentar la recría. «Las vacas con células más altas las uso cómo nodrizas para las terneras. Las desteto a los 6 meses y solo les doy la leche de esas vacas y el pasto, de esta manera el coste de la recría es muy bajo», indica.

Cruces con jersey

«Lo más importante para seleccionar los animales de recría es fijarte en tus vacas, las que empreñan mejor y no te dan problemas», razona José Manuel. «Hay que adaptar las vacas al manejo, buscando y seleccionando aquellas que mejor se adapten a tu sistema y no al revés, no buscar las mejores vacas y luego tener que adaptar el sistema de manejo de la explotación a ellas», añade. Por eso, en esta ganadería están comenzando a inseminar con jersey. «En este método de pastoreo buscas animales más pequeños porque se desplazan mejor y aprovechan mejor el pasto», justifica.

Con todo, José Manuel hizo la transición a ecológico con las mismas vacas que ya tenía en convencional y hoy aún se mantienen en esta explotación muchos animales procedentes de la etapa anterior, como Lebon Deroles 306, que figura entre las 25 mejores vacas de Galicia por producción vitalicia en el ránking de Fefriga del 2019, con 11 lactaciones y 129.355 litros de leche producidos, al 3,65% de grasa y al 3,07% de proteína.

Hay que adaptar las vacas al manejo, seleccionando aquellas que mejor se adapten a tu sistema y no al revés, no buscar las mejores vacas y luego tener que adaptar el sistema de manejo a ellas

Con el sistema actual con el que trabaja esta ganadería las vacas tienen un menor nivel de exigencia, lo que se traduce en una mayor longevidad y, por lo tanto, una tasa de reemplazo más baja. «Con el monoordeño también he mejorado en reproducción y muchas vacas quedan preñadas al mes de paridas. El año pasado el 50% de las vacas quedaron preñadas antes de los dos meses y están ya pariendo al año a mayoría de ellas. El intervalo entre partos del 2020 va a estar por debajo de 400 días teniendo en cuenta el promedio de todas las vacas», explica.

Cebar a los terneros

Y dado que los requerimientos en materia de recría son menores –»recrié 7 o 8 terneras el año pasado y me sobró recría», dice José Manuel– piensa aprovechar los excedentes para la producción cárnica. «Compré un ternero de raza angus para toro, para hacer cruces», cuenta. Con el monoordeño, además, «sería bastante complicado detectar los celos», reconoce, por lo que de este modo no tiene que estar tan pendiente.

Contando las vacas en producción, las secas, la recría y los terneros, Josmar Ganadería suma un total de 110 cabezas. «Desde marzo no he vendido ningún macho porque la idea es cebarlos. Llevaba tiempo dándole vueltas, no me convencía porque hasta ahora eran frisones, pero con esto del coronavirus han caído de precio y le he dado para delante. Van a estar tres o cuatro meses mamando con un poco de pienso y hierba seca y tras el destete van a ir al pasto con el mismo sistema de manejo de las vacas y suplementando con algo de pienso en la propia finca. Haré dos lotes, el de finalización, previo a la venta para sacrificio, que irán por delante en el pasto y el resto, que irán por detrás aprovechando un poco la hierba que quede en las parcelas. No he pensado cebarlos en la cuadra, si no meto a las vacas no voy a meter tampoco a los terneros, van a estar en la finca de al lado de donde tengo las terneras de recría», explica.

«Lo importante no está en las vacas, está en el suelo»

Josmar Ganaderia (Baralla) vacas pastoreo

Consciente de la transformación radical que su explotación ha tenido en menos de 5 años, José Manuel, le resta importancia a aquella decisión. «Lo más importante no es el proceso de los cambios, sino como hago ahora las cosas». Cuando a raíz de la crisis de precios de la leche del año 2015, comenzó a cuestionarse el sistema de producción en intensivo en el que estaba, se interesó por otras experiencias que le ayudaron a buscar su propio camino. «A través de las redes sociales vi otras formas de producir y leí un libro del año 1968 que se titula La vaca y la hierba, de André Voisin, que es un francés que comenzó a trabajar con el pastoreo en Francia antes de la Segunda Guerra Mundial pero que luego se marchó para Iberoamérica, donde acabó de implantar sus teorías. Eso me cambió por completo mi manera de entender la ganadería y la producción de leche», admite.

Hoy Josmar Ganadería es una de las explotaciones que asesora en Galicia Antonio Tucci, creador de la asociación Naturaleza Holística, que cuenta ya con un grupo de ganaderos que están poniendo en práctica en nuestra comunidad los métodos de trabajo de la llamada ganadería regenerativa, que recibe ese nombre por aplicar prácticas ligadas a la regeneración y fertilidad del suelo.

Entre el grupo de 11 ganaderías regenerativas que hay en Galicia se encuentran explotaciones de leche como la de José Manuel en Baralla o Ecoleia en Allariz, de carne como Ganadería A Carballosa de Pedrafita do Cebreiro y de ovino como Granja A Ciruxana de Vilariño de Conso.

«Lo importante está en el suelo. Manejando bien el suelo tienes forraje y pasto, que consumen las vacas, pero lo importante no está en las vacas, sino en el suelo», asegura José Manuel. «El sistema se basa en los documentales que salen en La 2 sobre la relación entre los carnívoros y los herbívoros, solo que en vez de los carnívoros usamos el hilo eléctrico del pastor», compara. «Se trata de que el ganado esté lo más apretado posible para que coma todo lo que hay, incluso las labazas, y que permanezca en el sitio muy poco tiempo, igual que se comportan los rumiantes en estado natural, cuando se sienten amenazados por los depredadores y cambian de lugar continuamente en busca de pasto nuevo», añade.

Pasto fresco dos veces al día, por la mañana y por la noche

Por eso, José Manuel cambia sus vacas de sitio dos veces al día, abriéndoles pasto nuevo por la mañana y por la noche. «Hago dos cambios al día en el hilo de delante y lo ideal sería que no pudiesen volver para atrás cambiando también el hilo en la parte ya pacida», dice. Esto lo obliga a mover los cierres dos veces al día, pero ya ha visto un sistema automático inventado en Argentina que está mirando de introducir. «Consiste en un poste alto con una pinza programable que a la hora que tú le mandas levanta el alambre y deja pasar a las vacas para la siguiente parcela», explica.

Josmar Ganadería tiene a su ganado distribuido en cuatro lotes, que maneja siguiendo esta filosofía de carga ganadera intensa y periodo corto de tiempo de permanencia. Además del lote de producción, cuenta con otro grupo en el que se encuentran las terneras de menos de seis meses que están mamando junto con las vacas en lactación con mayores índices de células somáticas, que usa de nodrizas; otro lote en el que se encuentran las terneras de más de seis meses hasta el momento de inseminarse, algo que no ocurre nunca antes de los 17 meses de vida; y un último grupo en el que se encuentran las novillas ya cubiertas junto con las vacas secas.

A las vacas en ordeño se les abre pasto fresco dos veces al día, mientras que los tres lotes en los que se reparte la recría permanecen más tiempo en las fincas. «Pero nunca más de tres días, porque a partir del segundo día comienza a rebrotar a hierba y si está el ganado pisa los brotes y se los come y luego ya sale con menos fuerza y no se da esa explosión de pasto», dice.

No dejar el suelo desprotegido

A recría pasa máis días nas parcelas, pero nunca máis de tres, para non machacar o rebrote da herba

La recría pasa más días en las parcelas, pero nunca más de tres, para no machacar el rebrote de la hierba

«Es muy importante que las vacas vayan en el momento óptimo de reposo de la planta. Mientras crece, la hierba acumula reservas en la raíz. Si tú la cortas en ese momento el rebrote es mucho mejor», asegura. Por eso, el momento de entrada en las parcelas es diferente en función de la época del año de la que se trate. «En primavera hay que meter a las vacas en el comienzo del espigado y en invierno cuando las hojas de abajo empiezan a amarillear», dice.

Los tiempos de recuperación de las fincas también son diferentes. «Yo descanso los campos 30 días en primavera y 90 en invierno. Cuando no hay pasto suficiente sigo haciendo igual la rotación con las vacas por las parcelas para que abonen, pero a mayores les echo silo en la finca», cuenta.

«En invierno cuando llueve mucho procuro meterlas en las parcelas más secas para que no machaquen tanto la finca y la semana que viene buena las llevo a las fincas más húmedas. No hay problema con meterlas un día y sacarlas, de este modo rebrota igual con fuerza, el problema de machacar es si las tienes mucho tiempo en el mismo sitio», asegura.

Hacia el verano hay que pacer más alto para que el suelo no se compacte y absorba el agua. Por el contrario, en otoño, en invierno y a comienzos de la primavera hay que intentar que quede pacido más raso

José Manuel juega también con la altura de hierba que queda en el momento de salir las vacas de la parcela. «Trato de que el suelo quede lo menos desnudo posible tanto en invierno como en verano. Cuando el suelo queda desprotegido se compacta y no absorbe el agua, porque no se infiltra y escurre por la finca. Por eso los tallos que quedan muertos o el pasto que queda pisado a medio pacer protege el suelo al final de la primavera, cuando nos acercamos hacia el verano y viene el calor. Sin embargo, en otoño, en invierno y a comienzos de la primavera hay que intentar que quede pacido más raso», dice.

«Con esta manera de manejar el pasto se marca una superficie diferente cada día en función de la cantidad de hierba que hay, pero lo normal es media hectárea por día para las 56 vacas sumando los dos cambios», relata José Manuel. «Hay quien le llama ganadería racional, porque consiste en usar la cabeza. Vas jugando con eso, si quieres que te abonen más una finca, por ejemplo, les das menos superficie», indica.

No hay abonado añadido ni laboreo

«Este sistema funciona si va la vaca y caga, si no va no vas a tener la producción que deberías porque como duermen fuera purín tienes poco, solo el agua de lavar y poco más, que usamos para las parcelas que están más lejos, a donde no vamos con las vacas y que son las que usamos también para ensilar. Pero la idea al tener la ordeñadora móvil es tener también más vacas, siempre con el límite de dos vacas por hectárea que marca la producción ecológica. Hoy nos sobra pasto pero en el establo no podemos ordeñar más de 56 vacas y el sistema portátil de ordeño nos va a permitir aumentar el número de cabezas y pacer también esas fincas que tenemos a 2 kilómetros y, por lo tanto, cuanto más ganado más pasto, porque con este sistema cuanto más ganado más abonas», argumenta.

Moviendo al ganado continuamente por las parcelas, no hay que comprar fertilizante, ni ecológico ni convencional, porque cuanto más pastoreas más abonas y más producen las fincas

«Con este sistema, moviendo el ganado continuamente por las fincas, no hay que comprar abonos, ni del ecológico ni del convencional, porque cuanto más pastoreas, siempre respetando los tiempos de descanso, que en cada parcela son distintos, más producen las fincas», asegura. Además, entre las ventajas de este modo de cuidar las praderas está su mayor captura de carbono. «Los expertos dicen que si toda la ganadería usase este método volveríamos a los niveles de emisiones de la época preindustrial», indica.

Tampoco se roturan o renuevan las praderas. «Yo lo que hago a veces es tirarles semillas a las fincas en otoño antes de meterles las vacas si tienen calvas», explica José Manuel. «El laboreo no está contemplado. Si haces un buen manejo las malas hierbas disminuyen. Cuando te aparecen muchas hierbas no deseables es siempre por una cuestión de un mal manejo. La tierra cuando la tratas bien acaba dándote la hierba que mejor se da en ese sitio. Yo paso la desbrozadora en cuanto salen las vacas de la parcela y cada vez hay menos que rozar porque cada vez sale más hierba y comen más las vacas», dice.

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