La comarca de la Limia apuesta por el cultivo de maíz

La investigación conjunta del Centro Tecnológico de la Carne y de los Almacenes Gamallo se centró en el estudio de la implementación de técnicas de cultivo de maíz en grano. Motivados por romper el bicultivo de patata y trigo que caracteriza la zona, los resultados permitieron la introducción de nuevas variedades, diferentes a las ya trabajadas de maíz forrajero

La comarca de la Limia apuesta por el cultivo de maíz

La entrada del maíz en A Limia supone una ampliación de los cultivos de rotación

La mayor parte del cultivo de maíz existente en la Limia era forrajero, y tenía una presencia minoritaria con respeto al bicultivo de patata y trigo. La necesidad romper la dependencia de estas cosechas tradicionales motivó al CTC de San Cibrao das Viñas, y la empresa Almacenes Gamallo de Xinzo de Limia, a investigar la implantación de maíz en grano en la comarca. A partir de varios ensayos, se llegó a unos resultados positivos para la aplicación en determinados terrenos, introduciendo ampliamente el maíz en los ciclos de rotación de cultivo.

Proceso de implantación

El proyecto piloto ‘Implementación de las técnicas de cultivo de maíz en grano en la comarca de la Limia’, financiado con fondos Feader, supuso la apuesta por algo diferente en una superficie tradicionalmente reconocida por el cultivo de patata y trigo. “También había algún maíz para uso forrajero, pero lo novedoso era su introducción para el aprovechamiento en grano”, afirma Lucio García, investigador y responsable del departamento de producciones agroalimentarias, medio ambiente y territorio del CTC.

“La motivación para llevar a cabo esta iniciativa vino la raíz de informarnos mucho, y de informar a los agricultores a partir de visitas a las sedes principales de las empresas que manejan este tipo de cultivo”, especifica Érica Pazos, representante de Almacenes Gamallo y colaboradora del proyecto.

Además, “los agricultores no querían depender del bicultivo de trigo y patata -el trigo con unos rendimientos escasos, y la patata con riesgos de productividad-; por lo que, esto, junto al pago verde y cuestiones medioambientales de la PAC, entre otras, llevó a investigar la introducción del maíz como tercero cultivo”, explica Lucio García.

A pesar de que existieron otros proyectos de implementación fructífera, relacionados con el cultivo de la colza y del guisante proteaginoso, “otro de los estudios pendientes era lo del maíz en grano, lo cual suponía un reto porque la Limia se caracteriza por tener una capa freática bastante alta, y cuando llegan las lluvias hay que tener muy a punto los ciclos para poder llegarlo a cosechar efectivamente con máquina”, comenta el investigador del CTC.

A lo largo del proyecto, que duró tres años, se consiguió adaptar el cultivo a partir de diferentes ensayos. “El primer año se sembraron unas 150 hectáreas de agricultores de diferentes zonas para ver en que terrenos no era viable; se observó que, en aquellos terrenos fondos, con semilleras tardías, corrían alto riesgo de tener que quedar todo el invierno, y tener que cosecharlo en marzo principalmente, cuestión que daba lugar a pérdidas”, especifica García.

Otra de las caracterizaciones desfavorables en A Limia es que sus suelos son arenosos, y si el maíz tiene que pasar el invierno en el campo, las cañas se tumban y doblan, con pérdidas por germinado del grano”, comenta.

Los ensayos partieron de la caracterización de aquellos terrenos que servían para la cosecha de maíz y de los que no

En el segundo año se hicieron ensayos de variedades por ciclos “probándolo de todo el rango, desde aquellos muy cortos de 200, aproximadamente, a otros verdaderamente largos, de 700 o 800”, amplía el responsable de producciones agroalimentarias del CTC. Los resultados observados, en aquellos terrenos apropiados para el cultivo, fueron que “los ciclos de 350 aproximadamente eran los adecuados, ya que cumplen el período y tienen unos rendimientos competitivos, de acuerdo con zonas similares, como el Páramo de León”, aporta Lucio García.

En los mismos ensayos también se probaron técnicas de laboreo y abonado, con la aplicación de fertilizantes orgánicos y de nitrogenados en cobertera. Además, se pusieron a punto los herbicidas que se debían utilizar, determinando las cantidades; al respeto se registró una mayor efectividad de los herbicidas post-emergencia, dado el alto nivel de materia orgánica en el suelo.

Imagen de la extracción de una muestra en un campo de ensayo

Imagen de la extracción de una muestra en un campo de ensayo

Por otro lado, “se observó que era muy acertado hacer un ‘acaballonado’, esto es, un ‘apolcado’ de la planta con el que se lucha mucho contra las malas hierbas”, detalla el investigador. En paralelo, también se trabajó con el riego para “saber un poco el agua que era necesaria, y tener una hoja de costes de la producción”, amplía. En este sentido, los litros de agua necesarios dependen del año, pero una estimación media es de 2250m3/ha, aproximadamente.

El ‘acaballonado’ mantuvo el maíz más sujeto a la tierra y evitó la proliferación de muchas malas hierbas, principalmente de enredaderas (Lucio García)

Resultados y productividad

Una vez hecho un balance final a partir de los ensayos “se vio que el maíz podría ser una alternativa de cultivo muy adecuada para introducir detrás de la patata”, sintetiza Lucio García. De esta manera, el maíz se fue introduciendo en la comarca de la Limia, en aquellas partes donde resultaba viable su cosecha.

Al respeto, Almacenes Gamallo se centró en la intermediaciación con los agricultores y en su contacto, en la selección de semillas para cultivo, y en la preparación de los terrenos para los ensayos. Hoy en día, esta entidad se encarga de la recogida de casi la totalidad de maíz en la comarca, para el suyo secado y posterior comercialización. La aceptación por parte de los agricultores “fue positiva, lo que da lugar a buenos resultados”, comenta Érica Pazos.

Ejemplo de variedad de maíz utilizada en un ensayo

Ejemplo de variedad de maíz utilizada en un ensayo

Entre las ventajas que señala Pazos está “la calidad del maíz de cosecha propia de la zona, junto con una productividad de unas 14 o 15 toneladas por hectárea, dependiendo del año”. A pesar de que los rendimientos son altos, existen ciertas dificultades, como fue el clima en el último año. Otra de ellas puede ser “la humedad del maíz en la cosecha, puesto que cuando completó el ciclo para su recogida, tiene exceso de agua, en torno a un 21%, y hay que secarlo hasta bajarlo al 14% que es lo óptimo para su uso”, detalla Pazos.

Aunque “los problemas de regadío en la Limia suponen limitaciones para el maíz porque no se puede aplicar el caudal que optimizaría los resultados, es un cultivo que se va a quedar, pero no va a ser el único, va a seguir probándose con otros y viendo su viabilidad de introducción”, recalca Érica Pazos.

El destino principal de la producción actual es la alimentación animal, esto es, el uso de maíz en grano o triturado para la inclusión de mezcla con otros productos. Igualmente, a lo largo de la investigación se realizaron otras propuestas de cosecha como el maíz para palomitas, con resultados buenos, excepto por ciertos matices de dureza relativos al tamaño del grano.

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