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El comisario de Agricultura de la UE, Phil Hogan, ha presentado hoy la propuesta de la Comisión Europea para la reforma de la Política Agraria Común (PAC) a partir del 2020. El documento marca los objetivos clave que tendrá que enfrentar la PAC en los próximos años, pero elude pronunciarse sobre una de las cuestiones que más preocupa: ¿en cuánto se reducirán los fondos de la próxima PAC?. Ese será un debate que los Estados miembro mantendrán en los próximos meses.
Con la perspectiva de una bajada de los fondos dedicados a la PAC, debida tanto al Brexit como a otros retos políticos, una de las cuestiones que cobra importancia es la de enfocar las ayudas a los verdaderos agricultores y ganaderos. La Comisión reconoce que el 20% de productores recibe el 80% de los fondos de la PAC y quiere modificar el reparto, aunque también justifica la actual situación en que buena parte de los beneficiarios de la PAC son muy pequeños productores, con pocas hectáreas de terreno.
Las fórmulas para redistribuir los pagos directos para el campo que baraja la Comisión son las siguientes:
– Fijar un tope obligatorio de los pagos directos, teniendo en cuenta el trabajo que se crea en las granjas, a fin de evitar efectos negativos en los grandes latifundios.
– También se podrían introducir pagos decrecentes, como una fórmula para reducir el apoyo para las granjas más grandes.
– Establecer pagos redistributivos que apoyen de manera específica a determinados productores (Por ejemplo, granjas pequeñas o medianas).
– Asegurar que los apoyos van a los agricultores activos, evitando los pagos a productores jubilados.
Orientación de los pagos de la PAC
La Comisión Europea reflexiona también en su propuesta sobre la orientación que deben tener los pagos directos a agricultores y ganaderos. El documento recuerda los múltiples objetivos de los pagos. Uno de los principales es garantizarle una renta digna a los productores, de forma que tengan un salario que se acerque al salario medio de su Estado, contribuyendo así al mantenimiento de la actividad agraria y a la producción de alimentos de calidad para los 500 millones de personas que viven en Europa.
La UE advierte, no obstante, de que hay una buena parte de la población que no está de acuerdo con esos pagos directos. La consulta pública sobre la PAC realizada por la Comisión este 2017 concluye que solo un 53% de las personas no ligadas al campo apoya los pagos directos para los agricultores (por un 79% de productores). Sin embargo, hay un 92% de la población que está de acuerdo en que la agricultura debe generar más beneficios ambientales y contribuir a la reducción del cambio climático (Un 64% de ganaderos también apoya esa visión, según los datos de la Comisión).
En consonancia con esas cifras, la Comisión considera irrenunciable una PAC que se oriente a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en la agricultura y en la ganadería, de cara a combatir el cambio climático. La cuestión medioambiental, por tanto, ganará peso en el próximo periodo de las ayudas comunitarias, a partir del 2020.
Descentralización
La propuesta de la Comisión apunta la necesidad de marcar unos objetivos comunes para la PAC en toda Europa, si bien aboga también por dejar un mayor margen a los Estados miembros y a las regiones para que decidan cómo cumplir con esos objetivos.
Los principales retos que la Comisión considera que debe enfrentar la PAC, a mayores del cambio climático, son los siguientes:
– Gestión de riesgos de ingresos. La Comisión señala que cada año hay alrededor de un 20% de productores que sufre una caída de ingresos superior al 30%, en relación a su promedio de ingresos de los 5 años anteriores. Esa situación, debida a la volatilidad de los mercados agrarios y a los nuevos riesgos que introduce el cambio climático, empeorará previsiblemente de cara al futuro, por lo que se advierte de la necesidad de herramientas públicas y privadas que contribuyan a estabilizar los ingresos.
En la actualidad, la Comisión señala que existen seguros agrícolas y que la PAC ya permite poner en marcha una herramienta de estabilización de ingresos, para cuando las rentas de una explotación caen en más de un 20% en relación al promedio de los años anteriores. Otras medidas que se pueden explorar, según el documento presentado hoy, son políticas fiscales a nivel de cada Estado que incentiven el ahorro en los años buenos o fondos de seguros mutuos, con aportaciones de los productores.
– Relevo generacional. Sólo el 21% de los productores de la UE tiene menos de 45 años. Cuando un nuevo productor se establece, asume un riesgo de inversión y una incertidumbre de ingresos que debe ser compensada. La Comisión sugiere la posibilidad de establecer pagos complementarios para nuevos productores o un aumento de los pagos actuales.
– Enfrentar las demandas de los consumidores, sobre todo en la producción de alimentos respetuosos con el medioambiente y con el bienestar animal. También es preciso que la ganadería contribuya a reducir la aparición de resistencias a los antimmicrobianos.
– Innovación tecnológica y digital en el campo. La Comisión apuesta por la modernización y la introducción de nuevas tecnologías como vía para aumentar la productividad, reducir costes y lograr un menor impacto de la actividad agraria en el medioambiente.
– Potenciar las áreas rurales como un entorno adecuado para vivir y trabajar. Apoyo al empleo rural y a servicios adecuados, como la educación. La Comisión incide en la importancia de invertir en el capital humano.
– Papel de los migrantes. La UE considera que hay oportunidades en la agricultura europea para migrantes temporeros y para el asentamiento de refugiados y de migrantes legales.
