Comienza un trampeo piloto contra la rata-topo en praderas de la montaña de Lugo

Un equipo formado por dos técnicos de Tragsa y un biólogo especialista en pequeños roedores está ensayando en fincas distintos métodos para el control de la plaga. Hay unas 2.000 hectáreas afectadas

Comienza un trampeo piloto contra la rata-topo en praderas de la montaña de Lugo

Daños en una pradera en Triacastela. / Archivo.

Parece que la Xunta se ha decidido a actuar contra la plaga de la rata-topo, que desde hace más de un año tiene afectadas unas 2.000 hectáreas de praderas de distintos ayuntamientos de la montaña de Lugo. En los últimos días, técnicos y personal contratado por la Consellería de Medio Rural están realizando pruebas con distintos métodos de control de la población de roedores en parcelas concretas para evaluar sus resultados.

Según constatan los ganaderos de las zonas donde se están haciendo estos ensayos piloto, la efectividad del método empleado mediante la colocacion de trampas para la captura y eliminación de las ratas en sus propias galerías es alta, pero la dificultad para acabar con la invasión de individuos de la especie Arvícola terrestris con este sistema radicaría en la enorme extensión a tratar, dado que según los cálculos efectuados en el mes de enero por la propia Consellería la rata-topo habría colonizado ya más de 1.600 hectáreas de terreno en casi 3.000 parcelas pertenecientes a los ayuntamientos de As Nogais, Baralla, Cervantes, Folgoso do Courel, Navia de Suarna, Pedrafita do Cebreiro, Samos y Triacastela.

Se está ensayando con un sistema de control mediante la colocación de trampas en las galerías, pero la enorme extensión a tratar hace que la erradicación de la plaga mediante este método lleve mucho tiempo

Otro de los problemas de este método estaría en su coste. Cada trampa cuesta unos 12 euros y el número idóneo a colocar por hectárea estaría entre 20 y 30 trampas, lo que supone unos 300€ por hectárea, aunque las trampas pueden ser reutilizadas, cambiándose de finca la medida que se van trampeando las distintas parcelas afectadas.

Sin ayudas previstas

Al contrario de lo que sucede en otras comunidades de la cornisa cantábrica donde también hay presencia de rata-topo, en Galicia no hay aprobadas por ahora ayudas ni para paliar los daños ocasionados en las praderas y cultivos ni para subvencionar la adquisición de los equipos de trampeo por parte de los ganaderos afectados.

Al contrario de lo que sucede en otras comunidades donde también hay presencia de rata-topo, en Galicia no hay aprobadas ayudas ni para paliar los daños ocasionados ni para subvencionar la adquisición de los equipos de trampeo

Hasta ahora los técnicos desplazados por la Consellería están seleccionando fincas piloto donde se están realizando los trampeos experimentales, pero no está previsto que sea la Administración la que se encargue de aplicar este método de control en la totalidad de la superficie afectada, sino que cada ganadero tendría que encargarse de trampear, por su cuenta, todas sus praderas, lo que requeriría también, además del mencionado coste económico, de trabajo conjunto y concienciación por parte de la totalidad de los ganaderos, ya que si unos trampean y otros no se produciría reinfectación de unas parcelas a otras y no se resolvería el problema.

La Consellería no ha previsto tratar la totalidad de la superficie afectada, sino que cada ganadero tendría que encargarse de trampear sus propias fincas

A mayores del trampeo en las galerías, la Xunta tiene previsto probar sobre el terreno otros métodos de control, como es el caso de un rulo especial, de origen francés, dotado de púas y que se pasaría por la superficie de las praderas donde está la plaga perforando el terreno donde se alojan y crían las ratas.

El veneno no está permitido

Ejemplares de rata-topo capturados

Ejemplares de rata-topo capturados

Lo que está descartado por completo es la colocación de veneno, ya que no está permitido su utilización por los riesgos sobre el medio ambiente y sobre otras especies animales. «La Consellería de Medio Rural está evaluando las posibles medidas a adoptar para hacer frente a los daños causados por la rata-topo, siempre de acuerdo con la normativa vigente. Es necesario actuar con la máxima prudencia y cautela a la hora de tomar las decisiones oportunas, con el fin de no dañar la flora y la fauna en los ayuntamientos afectados de la provincia de Lugo. En esta línea, con la colaboración de la Consellería de Medio Ambiente, Territorio y Vivienda, se están analizando los diferentes métodos de control de la población de este animal permitidos por la legislación y compatibles con la actividad ganadera y con el medio natural. El objetivo es escoger la opción más idónea y efectiva, así como la menos invasiva con el territorio, el ambiente y la fauna», detallan desde la Xunta, sin aclarar cuál será la opción finalmente escogida.

Al frente de estos ensayos piloto se encuentra un biólogo asturiano especialista en pequeños roedores, que ha sido contratado por el departamento que dirige el conselleiro José González junto a dos técnicos más de la empresa pública Tragsa que también están trabajando ya sobre el terreno.

Promesas paralizadas por las elecciones

Los problemas que ocasiona la presencia de Arvicola terrestris en las praderas fueron comunicados a la Xunta de Galicia hace más de un año por los ganaderos afectados, que sufren pérdida de productividad en sus praderas, contaminación del pasto, dificultades para la recogida y conservación del forraje, daños en la maquinaria e incluso riesgo de que el ganado contraiga alguna enfermedad contagiosa procedente de los roedores.

Tras las denuncias públicas de los ganaderos, la Consellería evaluó la dimensión real del problema y mantuvo reuniones in situ con los afectados en las que comprometió un plan de actuación, mas las promesas cayeron en el olvido tras las elecciones del pasado mes de julio.

La ‘Arvicola terrestris’ destaca por su gran capacidad reproductiva y se está demostrando que salvo en lugares de alta montaña como los Pirineos, donde las nevadas duran varios meses, no hay parada invernal

Ahora se retoman los trabajos para tratar de controlar y reducir una plaga que destaca por su gran capacidad reproductiva. Cada pareja de ratas de esta especie es capaz de producir en un año unos 170 nuevos individuos juveniles, lo que equivale a un crecimiento exponencial de la plaga, si bien en los últimos meses no parece haber ido a más, según los testimonios de los propios ganaderos.

Ganaderos afectados también por el incremento de ataques del lobo

Unha vaca xunto á cabeza dun becerro devorado polo lobo

Una vaca junto a la cabeza de un becerro devorado por el lobo

No está siendo un buen año para los ganaderos de vacuno de carne de los ayuntamientos de la montaña de Lugo. A la importante caída de precios de los terneros que crían, a consecuencia del cierre de la hostelería a causa del coronavirus, un mal que sufren desde hace meses el conjunto de los productores en Galicia, se añade a mayores en esta zona la pérdida de productividad de las praderas por culpa de la rata- topo, lo que encarece los costes de producción en un sistema de cría en extensivo que se basa en el aprovechamiento del pasto y en la recogida de forraje para el invierno.

A pesar de la demora de la Administración gallega a la hora de actuar y tomar decisiones, parece que la plaga no ha ido a más y se mantiene estabilizada dentro del área geográfica que comprenden los ayuntamientos de As Nogais, Baralla, Cervantes, Folgoso do Courel, Navia de Suarna, Pedrafita do Cebreiro, Samos y Triacastela.

Por el contrario, los ganaderos de esta zona de la montaña lucense lo que han notado en los últimos meses ha sido un incremento de los ataques del lobo a su ganado. «Desde hace medio año está habiendo mucha incidencia, es impresionante, los sentimos incluso por el día. En una de las manadas debe haber más de 10 lobos», asegura uno de los productores de carne de la zona de Triacastela.

Para completar la ecuación, el jabalí, un mal endémico en toda Galicia que parece además que tiene predilección por las parcelas donde hay presencia de Arvicola terrestris. «El jabalí abre las galerías de la rata-topo, lo que incrementa los daños en las praderas y dificulta su recuperación», explican.

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