La bodega Herederos de Marqués de Riscal ha sido pionera en el uso del sobreinjerto en viñedos, una práctica muy utilizada en otro tipo de cultivo, pero no tanto en viña. Las primeras pruebas realizadas a finales de los 90 en viñedos de Rueda animaron a la bodega a emplear esta técnica para lograr mayor calidad en viñas que habían adquirido y que contaban con clones más orientados a obtener grandes producciones. A día de hoy en la bodega han reinjertado ya casi 250 hectáreas de viñedo.
De mano de Estaban Ponce de León, responsable de campo de la bodega, conocemos las claves para lograr un buen reinjertado, al tiempo que nos desgrana cómo ha sido la experiencia con esta técnica y los beneficios que les ha supuesto.
-Han sido de los primeros en optar por el sobreinjerto a gran escala ¿Cómo comenzaron a realizar esta práctica?
-Los primeros sobreinjertos se hicieron en los viñedos que Marqués de Riscal tiene en la Denominación de Origen Rueda, con variedades blancas. Allí se comenzó a hacer este injerto aéreo en el año 95. Se hizo una prueba y se comprobó que evolucionó muy bien, por lo que después se empezaron a realizar en los viñedos de La Rioja a partir del año 98.
-¿Qué les llevó a querer hacer el cambio en Rioja?
-En los años 70 llegaron a Rioja viticultores jerezanos interesados en comprar viñedos, hacer bodegas y que comenzaron a plantar en lugares donde nunca antes se había plantado viña utilizando clones enfocados a la producción. Uno de estos viñedos sería más tarde adquirido por Marqués de Riscal y a finales de los años 90 empezamos a ver que había una diferencia importante en cuanto a calidad entre estos viñedos y el resto de viñedos de la bodega. Pese a que las tierras, la climatología y los cuidados eran los mismos, no se estaba logrando la calidad que se quería en la bodega. Todo era igual a excepción del clon que se había utilizado en la plantación durante los años 70. Para alcanzar la calidad que se quería, había dos opciones o arrancar las viñas que no estaban dando los resultados que se buscaban o dejar esas cepas viejas y probar con el sobreinjerto. Vistos los buenos resultados que había dado el sobreinjerto en Rueda, comenzaron a injertar también en esas viñas de Rioja.
“Nosotros elegimos la madera para el injertado de viñedos que tienen, en muchos casos, más de 100 años, con una gran diversidad genética”
-¿Por qué decidieron optar por esta técnica cuando apenas se realizaba?
-Esta técnica te permite mantener el sistema radicular de la viña, lo cual es muy importante cuando contamos con viñas viejas cuyas raíces han explorado y se han asentado en diferentes terrenos. Esas raíces ya ‘se han instalado’ en el suelo, ya están consolidadas, a diferencia de si plantas nuevas cepas. Por otro lado, con este sistema, la pérdida de cosecha está limitada exclusivamente al año en el cual se realiza el injerto y conseguimos desde esas primeras cosechas calidades similares a las de las viñas viejas. Nosotros elegimos la madera para el injertado de viñedos que tienen, en muchos casos, más de 100 años, con una gran diversidad genética.
-¿En qué variedades han realizado el sobreinjerto?
-En nuestro caso no hemos hecho un cambio de variedad de tinto a blanco como están interesados ahora en Galicia, sino que hacemos un cambio de clon. Cambiamos los clones de Tempranillo que estaban orientados a lograr mayores producciones y que no estaban alcanzando las exigencias de calidad de la bodega. Con esas uvas no podíamos hacer los vinos de calidad que se buscaban, por ese motivo se decide injertar en madera de Tempranillo, pero cambiando los clones productivos por viñas seleccionadas y viejas que históricamente nos han dado mucha calidad. Ya desde 2016 estamos trabajando con las uvas de esas viñas injertadas con madera nuestra y se empezó a ver que la calidad era la esperada.
-¿Siguen reinjertando viñedos o ya han realizado el cambio de todos los clones que necesitaban sustituir?
-En el año 98 empezamos a injertar en Rioja, pero el golpe fuerte ha sido a partir del año 2016. A partir de ese momento hemos injertado de media unas 25-30 hectáreas por año, hasta que prácticamente hemos terminado de injertar las 250 hectáreas con nuestra madera seleccionada. Ahora estamos ya finalizando nuestra labor de injertado, nos quedan viñedos muy puntuales que tienen menor superficie.
“Probamos en algún caso a realizarlo de la manera tradicional, con el injerto en púa, pero vimos que el arraigo era menor”
-¿Qué tipo de sobreinjerto han empleado?
– En Rioja los injertos utilizados tradicionalmente han sido los de púa y eran empleados en las plantaciones jóvenes que se hacían con barbados. Este sistema nosotros lo seguimos utilizando cuando realizamos una nueva plantación. El barbado es injertado al segundo año normalmente, cuando alcanza un vigor deseado, y el diámetro de tronco es de la misma medida que el de la púa que se va a injertar.
En viñedos viejos donde hemos realizado el sobreinjerto, tenían ya un tamaño considerable, por lo que optar por el injerto de púa era una opción muy drástica, ya que esa práctica requiere que se haga un corte muy grande por debajo del tronco de la cepa. No obstante, también probamos a realizarlo de esta manera tradicional, con el injerto en púa, pero vimos que el arraigo era menor y que no teníamos opciones de repasar los fallos de brotación durante esta campaña y la siguiente.
Así, terminamos injertando en yema, por los buenos resultados que lográbamos con este método, aunque es una práctica que no se hacía en viña.
-¿En qué época prefieren realizar el sobreinjerto?
– Al trabajar con el injerto de yema lo hacemos en la primavera. Hacemos los primeros injertos en las primeras semanas del mes de mayo.
“Se consigue casi un 98% de arraigo del injerto, ya que en una misma temporada podemos reinjertar dos veces, a finales de la primavera y comienzos del verano”
-¿Qué resultados han tenido? ¿Qué porcentaje de éxito del sobreinjerto han logrado inicialmente?
-El éxito con esta práctica es muy alto. Inicialmente estamos en torno a un 95%, pero esa cifra se incrementa ya en esa misma campaña en que se realiza el primer injertado.
-¿Cómo en esa misma campaña? ¿Puede reinjertarse una cepa dos veces en la misma primavera?
-Hacemos los primeros injertos en mayo, realizamos el seguimiento de su evolución y en el momento en que vemos que ha brotado la mayoría, los que no han llegado a brotar podemos volver a injertarlos ya esa misma campaña. Así, le damos un mes para que se produzca la brotación de los primeros injertos, y luego en junio todavía podemos volver a injertar aquellas plantas en las que no ha arraigado el injerto. Así, es que se consigue casi un 98% de arraigo del injerto.
Claves para el éxito del sobreinjerto
-¿A qué aspectos se debe prestar más atención para lograr un mayor éxito del sobreinjerto?
-Uno de los aspectos más importantes es que la conservación de la madera sea la adecuada. Nosotros recogemos en enero el sarmiento, es decir, la madera de las cepas que queremos injertar. Esa madera permanece hasta el momento del injertado a unas determinadas condiciones para asegurar que llega en buen estado. En concreto, la conservamos en cámaras de refrigeración para tener una humedad del 90% y a una temperatura de 3 grados. Es muy importante que cuando los injertadores vayan a injertar comprueben que la madera está en buenas condiciones.
La experiencia de estos años de injertado nos ha permitido saber lo importante que es la conservación para el éxito del injertado. En los primeros años, cuando la conservación no era tan meticulosa, nos encontrábamos con yemas más resecas o que no sabíamos si brotarían, en cambio al ir mimando la conservación vimos como se mejoraba el estado de la madera.
“La viña que se va a injertar debe estar en una buenas condiciones de vigor, sin haber sufrido en el ciclo anterior, para que pueda lograrse el éxito del sobreinjertado”
Otro de los aspectos claves es que la viña que se va a injertar esté en unas buenas condiciones de vigor. Nosotros siempre comprobamos que la viña que injertamos, durante el ciclo anterior se ha desarrollado bien, haya estado equilibrada y tenga un buen vigor, ya que eso significa que ha acumulado reservas y se enfrenta mejor al injertado.
También es muy importante hacer un seguimiento meticuloso de la cepa en la que se hace el injerto, ya que una vez realizado el injerto, en la cepa aparecen brotes del clon antiguo que hay que ir cortando. Cada 10 días hay que pasar por la cepa, limpiar la viña y atar el injerto nuevo, para protegerlo. El éxito del sobreinjerto está también en ser meticuloso y constante, no sirve injertarlo y olvidarnos de él.
-¿Cuentan con personal especializado propio en la bodega para realizar el sobreinjerto o contratan este trabajo a una empresa especializada?
-Nosotros lo hacemos con una empresa de servicios de Rueda, que trabajan todo el año realizando trabajos en las viñas y que están especializados en el injerto, pero es cierto que hay pocas empresas que lo hagan.
-¿Se encargan también del seguimiento del viñedo tras el injertado?
-No. Ellos solo injertan. Todo el procedimiento, desde la selección y recogida de yemas, como la conservación de la madera, así como la preparación de la cepa para injertar (cortar brazos de la cepa y solo dejarla con uno o dos pulgares que actúan como tirasavias), hasta el seguimiento posterior y cuidado del injerto lo hace el personal de la bodega.
“Con el sobreinjerto la cepa se rejuvenece, ya que la parte aérea de la viña tendrá un flujo de savia bueno y madera sana”
-¿Es el sobreinjerto una forma de rejuvenecer el viñedo?
-En las cepas, si el suelo está sano, la parte radicular suele maltratarse menos, pero la parte aérea con los años va sufriendo un desgaste, bien sea por enfermedades como los hongos de madera, carcomas o bien sea por daños o golpes efectuados por la maquinaria. Así, una cepa de 40 años en adelante no tiene todos los flujos de sabia en buenas condiciones. El injerto se hará sobre un flujo de savia sano y se hace en la parte baja de la cepa, la más sana (zona con menor afección de hongos de madera). De esta manera, tras el injerto, la parte aérea de la viña parte de un flujo de savia bueno, por eso con el injerto tendremos una formación aérea nueva de la cepa a partir de madera sana, con las mismas raíces y parte de un tronco viejo, en el que hay ciertas reservas. Así estamos viendo, que después del injerto en muchos casos se rejuvenece la cepa.
-En los últimos años, desde Marqués de Riscal han hecho una apuesta decidida por una producción más orgánica. ¿Es el sobreinjerto una vía para lograrlo injertando con clones más resistentes a enfermedades?
-Nuestro objetivo a la hora de sobreinjertar no ha sido ese, ya que entran en juego muchos factores y es más complicado. Nosotros lo hemos hecho sobre todo para lograr un cambio de calidad de los viñedos injertados. Mientras, para el control de enfermedades de la madera, desde la bodega llevamos ya varios años haciendo podas de respeto con los expertos italianos Simonit & Sirch.
-¿En qué consiste exactamente la poda de respecto?
-Se trata de mantener los flujos de savia de la cepa limpios e intentar hacer el menor número de heridas a la cepa durante la poda y que estas heridas sean del menor tamaño. Los resultados están siendo fabulosos. Conseguimos cepas más equilibradas, con brotaciones más homogéneas y el reparto de savia es similar en toda la cepa. Así, por un lado estamos haciendo los injertos para lograr la calidad que buscamos y por otro con la poda respetuosa conseguimos reducir la mortandad de las cepas y de pulgares.