El ruido de las bocinas de los tractores y de los cencerros de las vacas volvieron a resonar este jueves en las calles de Lugo. «Es una época difícil, porque estamos en plena campaña de forraje, pero tenemos que seguir». Era la opinión unánime de los más de 500 ganaderos que se manifestaron de nuevo delante de la Xunta de Galicia y de la Subdelegación del Gobierno para exigir un «precio justo» para la carne que producen y una PAC que valore realmente su labor de cuidado del territorio.
Más enfadados que en la protesta anterior, la de 18 de abril, lanzaron algunos huevos contra la fachada acristalada del edificio administrativo de la Xunta en la Ronda y quemaron algunas alpacas de hierba para escenificar «lo que le va a pasar a Galicia cuando falten los ganaderos».
El tráfico en la Ronda estuvo cerrado hasta por la tarde, aunque en todo momento los ganaderos estuvieron dispuestos a abrir para permitir el paso de ambulancias u otro tipo de emergencias. Una vez restablecida la circulación, uno de los carriles quedó ocupado por los tractores. Los ganaderos no tienen intención de sacarlos, a diferencia de lo que sucedió en la protesta del mes pasado, para recordar así que no se conforman con lo conseguido.
Las ayudas no son más que un paño caliente que no resuelve el problema de fondo, que es el bajo precio de los terneros
Los productores de Suprema consideran «insuficiente» la ayuda extraordinaria de 100€ por vaca nodriza aprobada este jueves por el Consejo de Ministros dentro del paquete de ayudas por la sequía y el pago por parte de la Xunta de la ayuda comprometida el año pasado para compensar la subida de costes de producción provocada por la guerra de Ucrania.
A las puertas de las elecciones
El ambiente electoral estuvo también presente. Aunque fueron muchos menos los políticos que asistieron con respecto al pasado 18 de abril, la cercanía de la cita con las urnas se dejó notar. La directiva de la asociación Gandeiros Galegos da Suprema, convocante de la movilización, fue recibida tanto por la subdelegada del Gobierno como por el delegado de la Xunta en Lugo pero los anuncios de ayudas no consiguieron acallar el sentir de los manifestantes.
«No son más que un paño caliente que no resuelve el problema de fondo. El fin que perseguimos desde el inicio de la asociación es establecer un precio mínimo justo en origen y que se cumpla la Ley de la Cadena Alimentaria, no podemos estar vendiendo los terneros al mismo precio que hace 30 años», afirma Santiago Rego, presidente de Gandeiros Galegos da Suprema.
El conselleiro recibirá a los ganaderos la próxima semana y desde la asociación convocante le piden «que dé un paso adelante»
«Ahora tiene que dar un paso adelante la Administración autonómica», afirma Santiago, que califica de «chiste» el pago hoy mismo de los 85€ por vaca nodriza procedentes de fondos Feader anunciados el año pasado por la Xunta para compensar la subida de costes de producción de las explotaciones de carne y complementar con ellos los 52€ que había puesto en aquel momento el Ministerio. «En total suman 137 euros, menos de lo que cobraron nuestros compañeros los ganaderos de leche el año pasado», recuerda. La semana que viene la asociación Gandeiros Galegos da Suprema mantendrá una reunión con el conselleiro José González, al que le piden «que se moje y deje de echar balones fuera».
Hablamos con algunos de los ganaderos y ganaderas que se manifestaron por las calles de Lugo procedentes de toda la provincia y de localidades de A Coruña y de Ourense para conocer la situación de sus explotaciones:
«No protestamos por vicio, lo estamos pasando mal»
Isabel Mourín es la titular de una explotación de 31 vacas en Baralla y se dirige a los ciudadanos que este jueves aplaudían al paso de la manifestación. «La ciudadanía que no piense que protestamos por vicio; lo estamos pasando muy mal», dice. «Los costes de producción están subiendo muchísimo y vendemos la carne como hace 30 años. El consumidor tiene que saber que si falta nuestra carne difícilmente podrá acceder a un alimento sano y de calidad como el nuestro», afirma.
A Isabel le duele que el sector no esté más valorado. «Somos un cortafuegos para evitar que los incendios se extiendan por el rural. Trabajamos los 365 días del año y no nos respetan como deberían», se queja.
«He tenido que vender 10 vacas para poder pagar»
José Manuel es de Triacastela y tuvo que reducir su cabaña ganadera en los últimos meses. «Tenía 35 vacas y me quedé solo con 25 para poder pagar y mi mujer está trabajando fuera para poder sostener la ganadería», explica.
Tienen una hija, de 18 años, que quiere quedarse con la explotación, pero ellos no la animan. «Yo le digo que no la coja si esto no cambia. Sería una lástima pero es la realidad», lamenta.
Desbrozo pendientes del 40%; cuando pare de limpiarlas será monte
En esta zona de la montaña de Lugo la presencia del lobo es constante y provoca continuos daños en las explotaciones. «Antes tenía las vacas en extensivo y ahora tengo que meterlas todos los días. Ya tuve varios ataques, ése es mi principal problema», asegura.
«A nosotros nos pagan a 5,70 el kilo de carne y después en la carnicería está a 15 euros»
Daniel Carballo tiene 27 años recién cumplidos y es de Monterroso. Se incorporó hace 5 años y tiene 34 vacas adultas y 2 bueyes. «Se jubiló mi abuelo y cogí yo la explotación», cuenta.
Considera «injusto» que a él le paguen la carne de Ternera Gallega Suprema que produce a 5,70€ el kilo «mientras en la carnicería está a 15 euros». «A nosotros los rabos, las orejas, los callos no nos los pagan, no cobramos nada por todo ese despiece y sin embargo ellos lo cobran bien cobrado», dice. «Nosotros no queremos que suban el precio al consumidor, sino que esos 15 euros se repartan de otro modo», pide.
«Hay muchos jubilados cobrando la PAC que nos perjudican»
Brais Castro tiene 30 años y es el titular de una explotación con 55 vacas en el ayuntamiento ourensano de Castro Caldelas. «Me incorporé hace 5 años, había 7 vacas en casa y no fue fácil llegar a las 55 con estos precios. Fue todo a base de créditos, pero a ver si se dan pagado», dice.
En la anterior manifestación fue de los que vino a Lugo en su tractor, junto a otros compañeros de la provincia de Ourense de lugares como Montederramo, Maceda, San Xoán de Río, Manzaneda o A Pobra de Trives. «Salimos a las 6 de la mañana, son más de 100 km», cuenta.
«Había 7 vacas en casa y no ha sido fácil llegar a las 55 que tengo hoy con estos precios»
Seguirá acudiendo a las manifestaciones porque «la situación nos está sobrepasando y estamos tirando de ahorros para poder aguantar», asegura. Tal como está la cosa, dice, «no hay nadie que se quiera meter en esto».
Brais considera «muy injusta» la nueva PAC y se queja de que no prime realmente a los que viven de la ganadería. «Hay muchos jubilados cobrando y eso nos perjudica a los que realmente trabajamos en el sector. Muchas veces cogemos fincas que no podemos meter en la PAC», dice.
«Hemos tenido que montar una granja de cerdos porque las vacas solas no nos daban para vivir»
Bautista Díaz es de Paradela, donde junto con su mujer Julia y su hijo Marcos atiende una explotación con 100 reproductoras y 160 cabezas totales. «Son tres cuotas de autónomo que pagar», dice. «Los ingresos de las vacas solas no nos daban para vivir y hace dos años montamos una granja de cerdos para compensar», cuenta.
Bautista anda por los 60 años y recuerda que en el 1986 vendía los terneros a 6€ el kilo, cuando hoy no pasan de 5,60 o 5,70. «En aquel momento tenía 12 vacas y se vivía con ellas y hoy con 100 no somos capaces», lamenta. Los precios de los terneros no han cambiado pero el del gasóleo o el del pienso sí: «el gasóleo estaba a 8 pesetas y hoy está a 1 euro y el saco de 50 kg de pienso valía 300 pesetas y hoy el de 40 kilos 20€», compara.
«En el año 86 vendía los terneros a 6€ el kilo y ahora a 5,60-5,70»
La PAC, dice, «es imprescindible» para que las ganaderías de carne sean viables hoy en día. «La PAC no nos queda para nosotros, la usamos para tapar los agujeros porque el precio de la carne es el que es», asegura.
«Está complicado que nuestros hijos puedan seguir con esto»
María José Gallego acudió a la manifestación con su hijo Lucas, de dos años y medio, y sus suegros Pedro y Lidia. Es titular de una ganadería de 50 vacas en A Fonsagrada que heredó de ellos. Su marido tiene una empresa y ella, aunque tiene carrera universitaria, ha preferido atender las vacas.
En su parroquia aún quedan explotaciones pequeñas pero «ya cerró alguna y a este paso van a continuar cerrando». «Está complicado que nuestros hijos puedan seguir con esto», considera.
Es necesario que haya un control de la fauna salvaje. A nosotros nos afectan el lobo, el jabalí, el corzo y los cuervos
La sociedad de caza de A Fonsagrada acudió con pancartas a apoyar la protesta de los ganaderos y María José considera necesario que especies como el lobo se puedan cazar. «A nosotros nos afectan el lobo, el jabalí, el corzo, los cuervos. Allí hay de todo. Nosotros tenemos mastines para defender el ganado, pero tiene que haber un control de la fauna salvaje», opina.
«La nueva PAC acaba con nosotros»
José Ramón Rodríguez tiene una explotación con 130 cabezas de raza blonde de Aquitania en el ayuntamiento coruñés de Rois. Trabaja entre 60 y 70 hectáreas de superficie y asegura que «con la nueva PAC acaban con nosotros».
«A los ganaderos de leche les aumentaron la ayuda asociada por vaca, pero a nosotros nos sacan el pago verde y no nos compensan con nada», se queja. Considera inviable producir forraje sin abonar las fincas, por lo que no entiende que se exija fertilización orgánica exclusivamente para poder solicitar la ayuda agroambiental de fomento de pastos. «Es provocar el cierre, o bajamos carga ganadera o nuestras vacas estarán flacas», dice.
Echo 8 hectáreas de maíz para cebar los terneros. Me cuesta 2.000 euros labrar y recoger cada hectárea pero entre el jabalí y los cuervos no dejan nada
José Ramón era transportista de madera pero hace 5 años decidió cambiar el trabajo de camionero por el de ganadero. Siembra entre 8 y 9 hectáreas de maíz para ayudar a abaratar el cebo de los terneros. Le cuesta unos 2.000 euros labrar y recoger cada hectárea pero «entre el jabalí y los cuervos no dejan nada».
También sufrió recientemente el ataque el lobo, que le mató a su mejor vaca, ganadora de varios premios en el Concurso de Salamanca, y al ternero recién nacido. Por eso no entiende como el ayuntamiento de Rois no está entre los que tienen derecho a recibir los 75€ por hectárea de la nueva ayuda por convivencia con grandes carnívoros y sin embargo, el ayuntamiento vecino, el de Lousame, sí.
«Con 30 vacas hoy no se da vivido»
Javier Castro tiene una explotación de 30 vacas en Sarria. Vive exclusivamente de la ganadería pero asegura que «con 30 vacas hoy no se da vivido». «Si seguimos así habrá que mirar de trabajar en otro sector», asegura.
Javier manifiesta su enfado por el anuncio de pago de la ayuda de la Xunta. «Estuvieron guardando el dinero hasta hoy. Es una vergüenza. Yo pedí el anticipo ya el año pasado y lo que cobré ya lo gasté, no me llegó a nada, no me dio ni para pagar la subida del abono», dice.
Tiene 20 hectáreas de terreno y para hacer un corte para ensilado abona con nitrógeno en primavera. «Yo necesito abonar y ahora me limitan eso para poder cobrar la PAC», se queja.
«Han estado guardando el dinero hasta hoy. Es una vergüenza»
A raíz de la subida de los piensos está pensando en dejar de cebar. «La situación es complicada. La pequeña subida en los terneros que ha habido desde el año pasado ha ido toda para las fábricas de piensos, no para nosotros», argumenta.
Considera «indecente» que la industria y la distribución tripliquen el precio de la carne que pagan a los productores cuando «procesar un ternero no tiene tanto gasto, únicamente el transporte y el sacrificio, nada más», dice. «El consumidor piensa que la PAC es una ayuda para los ganaderos, cuando en realidad es una ayuda para ellos, para que no vendamos el producto a precio de mercado y evitar así que los consumidores no tengan acceso a la carne», asegura.
«Estamos para cerrar en calquier momento»
Alberto Pin es un ganadero de O Cádavo con 50 vacas que defiende el papel de las explotaciones de vacuno de carne en extensivo como «cortafuegos». «Hace un par de meses hubo un incendio en Baleira que calcinó 500 hectáreas y se extendió a los ayuntamientos vecinos de A Fonsagrada y Ribeira de Piquín. Empezó en Cabreira, que es un pueblo que está casi deshabitado y donde solo queda una ganadería y se logró frenar porque salieron los ganaderos con las cisternas a apagarlo y había pastizales que lo frenaron», cuenta.
Inventan un montón de normativas que no nos dejan ni trabajar
Alberto trabajó 10 años fuera hasta que en 2012 decidió incorporarse, pero ahora tiene «poca esperanza de futuro». «Estamos para cerrar en cualquier momento. Nos asfixian los costes y la nueva PAC es un escándalo, es todo menos favorable al ganadero», dice.
«Ya no es solo un problema económico, parece que tenemos la culpa de todo y nos dan por todos lados. Inventan un montón de normativas que no nos dejan ni trabajar», se queja.