La expansión del jabalí abre la puerta a que empresas de control de fauna intervengan en el campo

Unións Agrarias le traslada a la Consellería de Medio Ambiente un plan piloto para profesionalizar la gestión del cerdo bravo fuera de la temporada de caza. El objetivo se sitúa en reducir daños en las campañas de siembra y cosecha del maíz

La expansión del jabalí abre la puerta a que empresas de control de fauna intervengan en el campo

Daños del jabalí en un cultivo. / Archivo.

El jabalí pasó de ser un problema limitado al campo a convertirse a nivel gallego en enemigo público número uno. El aumento de los siniestros de tráfico que provoca, sus cada vez más frecuentes incursiones en ciudades y la amenaza de la peste porcina africana sitúan el control de cerdo bravo en la carpeta de prioridades de las Administraciones. Ante este escenario, Unións Agrarias le ha propuesto un plan piloto a la Consellería de Medio Ambiente para atajar el problema en su raíz.

La iniciativa de la organización agraria parte de una reflexión clara. “El problema del jabalí va a más y a peor, crecen las poblaciones y los daños van en ascenso”, expone el secretario de Desarrollo Rural de Unións, Jacobo Feijoo. “Si el control que vienen haciendo los Tecores (sociedades cinegéticas) durante las temporadas de caza se demostró ya que es insuficiente, porque no funciona, hay que cambiar el sistema. Es el momento de que fuera de la temporada de caza, intervengan en el campo empresas de control de fauna para profesionalizar la gestión del jabalí”, plantea Jacobo Feijoo.

La propuesta de Unións busca soluciones ágiles para cuando se detectan daños en el campo en épocas clave, como la siembra del maíz, en primavera, o su cosecha, al final del verano. “El procedimiento que proponemos compromete la visita de un técnico a los daños en menos de 24 horas y la adopción de medidas en menos de 72 horas. Esto evitaría que ganaderos y agricultores tengan que esperar semanas o meses por una solución que muchas veces no llega o no es efectiva”, explica Feijoo.

En caso de daños, las medidas a adoptar se centrarían principalmente en esperas, acompañadas de otras acciones, como la colocación de barreras de olor o la emisión de sonidos disuasorios. “Son todas medidas que se encargaría de ejecutar una empresa de control de fauna, en contacto directo con los Servicios Provinciales de Caza, para tramitar de manera inmediata las comunicación y las autorizaciones precisas sin necesidad de contar con la supervisión del Tecor en ningún momento del proceso”, apunta.

“La idea es profesionalizar el control del jabalí sin que dependa del mayor o menor voluntarismo de sociedades de caza, que tienen otros intereses y no pagan por los daños, a pesar de la responsabilidad que les imputa la legislación vigente. Para las esperas, podría contarse también con tiradores de los Tecores, si están dispuestos, pero que un Tecor no pueda o no quiera colaborar no sería un impedimento, pues habría tiradores especializados de la empresa de control”, subraya el secretario de Desarrollo Rural de Unións.

Plan piloto en el Deza
La organización agraria, en colaboración con la empresa de control de fauna Sparta Control Service, le propuso a Medio Ambiente iniciar un plan piloto esta primavera en la comarca del Deza, una de las principales comarcas lecheras de Galicia, si bien por ahora la Consellería, que recibió la propuesta de manera positiva, no comprometió financiación para la misma.

Si este plan piloto se puede testar en campo y se demuestra efectivo, Unións Agrarias propondría su extensión a toda Galicia por medio de una modificación legislativa de la Lei de Caza. “Sería entonces preciso que los Tecores cofinanciaran su aplicación, al igual que costean sus propios seguros”, valoran desde Unións.

Tres propuestas para reducir los daños de los jabalís

A mayores de la puesta en marcha de un plan piloto que profesionalice la gestión del jabalí, Unións le trasladó a Medio Ambiente otra serie de propuestas para reducir los daños provocados por el jabalí.

1) Eliminar los vedados de jabalí de los Tecores
En la actual situación, en la que el jabalí se ha convertido en un peligro público, Unións entiende que no tiene sentido mantener los vedados de caza mayor. “Sí es necesario mantener vedados de caza menor, para conejo y perdiz, pero es preciso eliminar los vedados de jabalí, pues representan un grave problema para las explotaciones agrarias próximas”, advierte Unións.

La organización agraria recuerda también los últimos datos de siniestralidad viaria provocada por el jabalí: cuatro accidentes de tráfico al día. En el último año, los siniestros de tráfico provocados por la fauna salvaje en Galicia aumentaron un 24% y la mitad de ellos son causados por jabalís.

A falta de censos oficiales, Unións calcula que la población de jabalís en Galicia puede superar las 80.000 unidades.

2) Revisar los cupos de caza de los Tecores y establecer planes de prevención de daños
Ante la expansión de la especie, Unións considera que hace falta revisar los cupos de caza de los Tecores. “Si se cumplen esos cupos y los daños del cerdo bravo aumentan, claro está que los cupos son insuficientes” – argumenta Jacobo Feijoo.- “Sabemos que hay directivas de Tecores y cazadores comprometidos en el control de la especie, pero también hay cazadores que anteponen su interés cinegético al interés público”, valora.

Unións sugiere también que cada Tecor elabore un plan de prevención de daños, en el que se tenga en cuenta el calendario de cultivos, de manera que actividades como el entrenamiento de perros se enfoquen para alejar de los campos a la especie. “El entrenamiento de los perros en el monte no puede llevar a los jabalís del monte a los cultivos, como sucede ahora en ocasiones, tiene que funcionar al contrario”, señala.

3) Testar la eficacia de la alimentación disuasoria de manera temporal
En épocas concretas problemáticas para los cultivos, como la siembra del maíz, Unións propone que se proceda a la alimentación disuasoria de las piaras de jabalís en aquellas zonas en las que se tenga constatada su presencia, a fin de evitar que se acerquen a las áreas sembradas. “No hablamos de prácticas permanentes, sino durante determinadas semanas en que sea preciso para evitar daños graves”, explican.

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