
Mikel, a la izquierda, junto a otros miembros de la familia Azkarate en la granja en Aniz
“Cuando yo y mi hermano nos incorporamos nos obligaban a meter más vacas, pero decidimos cambiar de modelo y optamos por hacer quesos”, explica Mikel Azkarate, que junto a su hermano Aitor y otros miembros de la familia integran Lácteos Jauregia (Jauregia Esnekiak).
Situados en Aniz, en el valle del Baztán, al norte de Navarra, mantienen una granja de 50 cabezas en ecológico y son la única ganadería que produce y transforma leche de vaca ecológica en Nafarroa.
El proyecto, que se completa con una casa de turismo rural y con la realización de visitas guiadas, da empleo a 6 personas. Pero el camino para llegar a esta situación no fue fácil y ha implicado, sobre todo, un cambio de mentalidad en la forma de producir y valorizar esa producción.
“Para vivir de la ganadería se ha hecho necesario romper las barreras de los bajos precios que imponen los grandes compradores, apostar por la diferencia y la calidad, y diversificar actividades que generen sinergias”, defienden.
Crecer por imposición legal
La producción de leche en casa de la familia Azkarate es una tradición arraigada. “Mi padre siempre había tenido vacas de leche heredadas ya de su padre y yo me incorporé con él en el año 2000. Entonces nos decían que teníamos que llegar a 100 vacas, porque estábamos generando dos puestos de trabajo y el cálculo eran 50 vacas por cada UTA”, recuerda Mikel.
Joxe Joakin, el padre de Mikel y Aitor, fue, hasta que cedió el testigo a sus hijos, un ganadero comprometido con los movimientos asociativos y cooperativos en el sector
“Entonces tuvimos que hacer una inversión para irnos a esas 100 vacas porque las instalaciones antiguas que teníamos eran bastante deficientes. Pero en el 2003 cuando mi hermano se quiso también instalar con nosotros nos pedían otras 50 vacas más, pero nosotros no estábamos nada convencidos, porque ya empezábamos a ver los problemas medioambientales de tener tantas vacas y tan poco terreno, así que no veíamos nada claro lo de seguir aumentando en número de cabezas”, explica.
Transformar en vez de producir más

Elaboran leche fresca, queso y yogurt
Entonces se plantearon transformar. “El problema era que en Navarra nadie transformaba leche de vaca, las únicas granjas que elaboraban eran de oveja, y la Administración no tenía ni esa posibilidad contemplada. Había producción de leche de vaca, pero toda era vendida a la industria, a Kaiku y a Danone principalmente”, cuenta.
“Empezamos a informarnos por distintos países europeos y sobre todo por el sur de Francia, por la zona de Aquitania e Iparralde por proximidad, y preparamos un proyecto. Los datos recogidos indicaban que se podía crear un nuevo puesto de trabajo si transformábamos la leche en queso y producíamos nueve toneladas de queso”, detalla.
Jauregia defiende su modelo y lo considera viable para exportar a otras ganaderías
Presentaron los datos ante el Gobierno foral y les aprobaron la creación de la quesería. La inversión fue de 340.000 euros les subvencionaron el 40%. “Nos lanzamos a fabricar en 2004. De esa forma, mi hermano se instaló con nosotros con el proyecto de la transformación de la leche que producíamos”, recuerda.
Aunque cuando empezaron, sólo eran capaces de transformar una parte de la leche que ordeñaban y el resto se la seguían vendiendo a Kaiku. “Empezamos con el objetivo de elaborar 10.000 kilos de queso a partir de transformar unos 100.000 litros de leche, pero poco a poco vimos que cada vez se transformaba más y se vendía menos leche a la industria”, explica Mikel.
Máquina expendedora y paso a ecológico

Mikel, junto a la máquina expendedora de los productos de la granja
El proyecto de los hermanos Azkarate compagina tradición e innovación, sobre todo en la forma de vender sus productos. “En un viaje que hicimos a Italia vimos una expendedora de leche en la granja, pero nosotros optamos por montar algo similar en Elizondo, que es la localidad que funciona un poco de cabecera de todo el valle”, explica.
Jauregia instaló en 2008 en Elizondo la primera máquina expendedora de leche fresca del Estado español
Aquel punto de venta directo al consumidor se convirtió en julio del 2008 en la primera máquina expendedora de leche fresca de todo el Estado español. “Eso nos dio un boom mediático enorme, fue algo increíble. Nosotros ya elaborábamos también desde 2004 queso y yogurt, pero aquello de la leche nos ayudó a darnos a conocer y subimos mucho las ventas”, destaca.
“Aquello nos lanzó y nos ayudó a decidirnos a cambiar de modelo, que ya era algo a lo que llevábamos tiempo dándole vueltas. Ya nos ronroneaba la ganadería ecológica en la cabeza, lo que pasa es que no teníamos formación ni conocimientos y cerca no teníamos ninguna experiencia. Así que nos fuimos a Galicia a aprender. La primera granja que visitamos fue O Alle y después también Arqueixal y en 2009 ya dimos el paso a la ganadería ecológica”, cuenta Mikel.
Al pasarnos al modelo ecológico nos dimos cuenta de que tanto los prados como las vacas habían ganado en salud y, por lo tanto, también en calidad en nuestros productos
Aquella decisión les obligó a reducir carga ganadera. “Para cumplir con la normativa de 2 UGM por hectárea teníamos o bien que conseguir más tierra o sacar ganado y optamos por disminuir de las 100 cabezas que teníamos a la mitad, a 50, porque nosotros estábamos en aquel momento en 100 vacas y 22 hectáreas, mientras que ahora tenemos 50 vacas y 40 hectáreas, porque hemos seguido alquilando fincas a vecinos del pueblo que han dejado de tener vacas”, explica.
“Con la transformación, marcamos nosotros nuestro precio”
“En este tiempo hemos sido capaces de demostrar que con menos vacas se pueden obtener mejores resultados. Hoy somos 6 personas en nómina y nos va bien económicamente. Antes, cuando estábamos mi padre y yo solamente, del 2000 al 2004, los números no eran muy boyantes porque aquel sistema te obligaba a estar creciendo continuamente y todo lo que ganabas era para reinvertir en la granja”, reconoce Mikel.
La media de producción por vaca está en 20 litros diarios
“Con la transformación, sin embargo, marcamos nosotros nuestro precio, nuestro ritmo y nuestras prioridades”, contrapone. La media de producción por vaca está en 20 litros diarios y transforman la totalidad de la leche que producen sus vacas. “Transformamos el 100% de nuestra producción durante todo el año y tendríamos la posibilidad de vender más de lo que producimos”, insiste.
El 40% de la leche va a queso, otro 40% a leche fresca y el 20% restante a yogurt y batidos. “Nuestro fuerte es la leche y el yogurt y estamos aumentando las ventas de yogurt y bajando las de queso. De hecho, este año por primera vez en 20 años hemos tenido que apagar las máquinas de la cámara de los quesos porque no había queso, no teníamos leche suficiente para elaborarlo”, cuenta.
Visitas guiadas
Jauregia pone énfasis en la parte didáctica y de concienciación del consumidor. “Si tenemos excedente de producto hacemos visitas guiadas, que se llenan, para dar salida al stock. Lo publicamos en nuestra web y en las redes sociales y la gente se va apuntando hasta un máximo de 30 personas. También tenemos la opción de recibir grupos de 50 personas que vienen en autobús. Pero si no tenemos producto disponible no hacemos estas visitas, porque no tiene sentido si después la gente no puede probar y comprar tus productos. Tenemos también una unidad didáctica preparada para colegios, que se la pasamos antes para que la trabajen en clase y después hacen la visita”, detalla Mikel.
En verano, hasta un 40% de la producción de la ganadería se vende en la tienda de la granja tras las visitas guiadas
“Les enseñamos el ganado, las instalaciones, les enseñamos como elaboramos y les damos a probar el producto, pero a la gente que viene le interesa sobre todo el contacto con los animales. Nos interesa mucho también que las personas que se acercan a Jauregia sepan qué hay detrás de cada producto y cuál es nuestra filosofía de trabajo”, indica.
Entre la granja y la quesería hay una distancia de 200 metros y en ese recorrido, en el que hay una vista panorámica del valle, Mikel aprovecha para explicar la cultura local y las tradiciones. “Eso engancha mucho a la gente, porque tenemos una forma muy peculiar de gestionar el valle, en la que participa la población local”, describe.
Pastos comunales
Enclavados en el pirineo navarro, a 390 metros de altitud sobre el nivel del mar, el valle del río Baztán (nombre que recibe el Bidasoa en esta zona) tiene un clima suave, aunque húmedo. “Estamos a 20 km en línea recta de la costa y cuando soplan vientos del mar se instalan las nubes en el valle y descargan”, explica Mikel.
La climatología resultante es de unos 2.000 litros al año de precipitaciones y temperaturas máximas de 30 grados algún día puntual en verano y entre 0 y -2 grados unos 5 o 6 días en invierno.
El valle en su conjunto cuenta con una población total de 8.000 habitantes, dividida en 15 pueblos, cada uno con su alcalde jurado y un sistema propio de gestión de los pastizales comunales.
Cada vecino con ganado tiene derecho a utilizar un máximo de 20 hectáreas de pastos comunales
“El 84% del terreno de nuestro valle es comunal y hay ordenanzas de hace 500 años, que hemos ido actualizando, para regular su aprovechamiento. Cada pueblo tiene un voto y estamos representados los 15 alcaldes y alcaldesas, más los 13 concejales del Ayuntamiento y entre todos se decide”, explica.
“Tenemos los mismos derechos de ocupar el suelo comunal tanto los que vivimos de la ganadería como los que no. Ahora hay muchísimas personas o familias que trabajan en otras labores pero por hobbie, por cultura o por tradición tienen vacas, ovejas o caballos. Eso nos resta superficie a los que lo tenemos como actividad principal”, indica.
Poseen 12 hectáreas en propiedad, 8 alquiladas y 20 comunales
En el caso de Jauregia, de las 40 hectáreas totales que trabajan, tienen en propiedad unas 12 hectáreas. A mayores tienen otras 8 alquiladas a vecinos y 20 que aprovechan de los pastos comunales. “Tienes que cumplir una serie de condiciones: primero tienes que tener animales y después tienes que cercarlo y tenerlo limpio, y todo el pasto que dé esa finca tiene que ser exclusivamente para tus animales, no puedes vender o ceder la hierba ni pueden entrar los animales del vecino a pastar. Si rompes un solo punto de las ordenanzas automáticamente se te quita esa finca y se abre un período de publicación para que el resto solicite y si hay más de un solicitante, el que más puntos tenga se lo lleva. Puntúa, por ejemplo, estar en ecológico, ser joven o ser mujer”, explica Mikel.
Suplementación con henosilo
La mayoría de las 40 hectáreas que disponen son de praderas naturales, a excepción de una finca a 10 km de la granja, en el fondo del valle, donde siegan para hacer forraje conservado, en concreto henosilo (silo con un bajo grado de humedad, con entre un 55% y un 65% de materia seca).
“El año pasado, con el clima que tuvimos en verano, no hemos tenido la posibilidad de llegar a esos porcentajes, pero nosotros no queremos alimentar a las vacas con silos muy húmedos, por temas de butíricos, debido a que transformamos”, indica.
Al transformar, tenemos que cuidar mucho lo que comen nuestras vacas, porque eso pasa después a la leche y al producto final
“Tenemos que cuidar mucho lo que comen nuestras vacas, porque eso pasa después a la leche y al producto final. Para tener buena calidad de forraje en esa finca hacemos siembra directa cada 5 años para renovar la pradera”, cuenta.
La alimentación de las vacas se basa en pasto fresco y suplementación con henosilo. En invierno, durante dos meses, los animales permanecen estabulados y reciben un aporte de 2kg de concentrado con una proteína del 15%.
“Hacemos unas 450 bolas de henosilo al año y todas las enumeramos por lotes en función de la finca de la que proceden y la calidad del forraje y dependiendo del porcentaje de proteína o de si es del primer o segundo corte, las destinamos a las vacas secas o a las de producción. Vamos diferenciándolas porque sino al final no sabes lo que estás comiendo”, razona.
Instalaciones sobredimensionadas
Las instalaciones de la ganadería están sobredimensionadas para el rebaño actual, como consecuencia de aquella imposición inicial para crecer. Disponen, por ejemplo, de una nave para 100 vacas construida en el año 2000 y una sala con 14 puntos de ordeño. “Dependiendo del número de vacas que ordeñemos en cada momento, en 2 o 3 tandas acabamos”, indica.
Los antiguos silos de maíz de la granja han sido reconvertidos en el almacén para las bolas de henosilo
“A nosotros no se nos adaptaría, por ejemplo, tener un robot, porque no podemos ir a cualquier hora a la granja si te llama el robot, porque de este modo ordeñamos por la mañana, echamos las vacas al pasto y nos olvidarnos de ellas hasta la tarde que las volvemos a traer para ordeñar, ya que entre medias tenemos que dedicarnos a elaborar y a hacer repartos, no podemos estar pendientes de venir a la granja”, razona.
En cuanto al tipo de rebaño, a nivel genético partían de una base frisona, pero tras dar el paso a la transformación y la conversión a ecológico han ido inseminando con montbeliarde y fleckvieh. “Frisonas puras ya no tenemos, todo es ganado cruzado, y después tenemos también alguna jersey y alguna parda alpina”, describe.
Abonado orgánico
Las vacas salen al pasto entre marzo y diciembre. Los dos meses que pasan estabuladas generan purín con el que después abonan las fincas destinadas a producción de forraje y en las que no pastan los animales. “Cada 5 años realizamos un análisis de suelo de las distintas parcelas para corregir desequilibrios y, si nos sobra purín, abonamos también aquellas que más lo necesitan”, detalla Mikel.
El suero de la elaboración del queso se mezcla con el purín para enriquecer el pasto de las vacas
“Todas las labores de campo las realizamos nosotros, tenemos algo de maquinaria compartida con otro vecino del pueblo pero lo hacemos todo nosotros. Aquí no disponemos de una empresa de servicios agrícolas que nos resuelva la vida”, dice.
Agroturismo
Además de una ganadería y una pequeña industria láctea, Jauregia es también una casa de turismo rural focalizada en el agroturismo. Joxe Joakin y Emma, los padres de Mikel y Aitor, rehabilitaron en el año 1993 la casa familiar, que hoy gestiona su otra hija, Maider.
Jauregia Agroturismo fue una de las primeras casas rurales de Navarra
Disponen de distintas estancias donde sus huéspedes, además de alojarse en un palacio baztanés del siglo XVI, pueden integrarse en la actividad ganadera de la familia y disfrutar de la gastronomía tradicional de la zona.
El establecimiento, que lleva la otra hermana, Maider, está vinculado a la actividad ganadera de la familia
Hoy la posibilidad de alojarse en este palacio medieval (jauregia) complementa la actividad principal de producción y transformación de leche y permite diversificar ingresos y valorizar el territorio y la arquitectura tradicional de esta zona rural.
La familia Azkarate habita el lugar desde hace 400 años, siguiendo la tradición según la cual el hijo mayor heredaba la Casa (Etxea) con sus derechos y deberes. Ha sido así generación tras generación.
La importancia de la compra pública para la comercialización: “Nuestras ventas han subido mucho de septiembre a junio con los comedores escolares”

Mikel, junto a otros productores ecológicos que forman parte de la cooperativa Ekoalde
Desde que empezaron a hacer venta directa hace 20 años, las ventas de Jauregia han ido aumentando poco a poco hasta alcanzar el 100% en la actualidad. “En los últimos años hemos puesto mucha energía en estabilizar nuestro mercado. Eso lo hemos logrado sobre todo con la compra pública. Hemos entrado en comedores escolares y seguimos manteniendo grupos de consumo”, detalla Mikel.
“Nosotros servimos en la actualidad a unos 10 grupos de consumo de Pamplona y comarca, suministrando producto a unas 400 familias con nuestro plan de venta directa. Hacemos dos repartos a la semana en Pamplona y alrededores, que está a unos 35-40 minutos en coche. La mitad de la población de Navarra se centra en esa zona y todos los productores de ecológico vamos a vender allí, pero nosotros de Pamplona para abajo no pasamos”, indica.
La venta directa a estos grupos de consumo condiciona la organización de la producción de la granja. “Habíamos valorado la posibilidad de hacer concentración de partos pero preferimos tener la producción repartida a lo largo de todo el año, para poder subministrar a nuestros clientes de manera estable en todas las épocas”, razona Mikel.
Ekoalde, cooperativa de productores ecológicos de Navarra
Hace 6 años los productores de ecológico de Navarra han creado una cooperativa, Ekoalde, de la que Jauregia es socio, para vender en conjunto. Está formada hoy por 70 productores y productoras de ecológico de Navarra de todo tipo de productos, aunque tienen mucho peso los productos de la huerta.
Mikel forma parte de la junta directiva de la cooperativa Ekoalde
“Ekoalde nos ha servido a muchos pequeños productores de ecológico para poder presentarnos a las licitaciones públicas, porque nosotros, los que producimos lácteos, por ejemplo, no podemos ir solos, porque en esas licitaciones se incluye también el suministro de verdura o carne, pero por medio de Ekoalde podemos ofertar todos esos productos”, reconoce.
Hay 8 personas trabajando en la cooperativa, que tiene una facturación de 2 millones de euros
El funcionamiento de Ekoalde es sencillo: “Todos los productores depositamos nuestros productos en Noain, que está en el centro de Navarra, y desde allí Ekoalde distribuye. Marcamos los precios de nuestros productos los productores y productoras y de ahí se carga un margen para el funcionamiento de la cooperativa”, explica.
Comedores escolares
“Ekoalde es hoy en día una herramienta esencial para los pequeños productores porque te descarga de un trabajo de comercialización para el que hay que ser también profesionales”, argumenta Mikel.
“A nosotros, la cooperativa nos ha abierto las puertas para entrar en los colegios en formatos de 5 litros y envase reutilizable, que en cliente particular es complicado, porque el discurso vende, pero en la práctica es difícil de gestionar”, reconoce. Jauregia reutiliza los envases, aunque les saldría más barato tirarlos y comprar otros nuevos, pero lo hacen por convencimiento personal.
Ekoalde tiene tres líneas básicas de distribución de producto: restauración, en la que bares y restaurantes eligen el productor al que quieren comprar; colectividades y licitaciones públicas.
Gracias a los colegios, nuestras ventas han aumentado mucho de septiembre a junio y en verano suplimos con el turismo
El sistema de fomenta la colaboración entre productores. Por ejemplo, describe Mikel, “en Navarra no existía mucha tradición de transformación de leche de vaca, pero después de empezar nosotros se han hecho otras 4 queserías de leche de vaca. Lo que hacemos en estos concursos es repartirnos el pastel en función de nuestra capacidad de producción”, explica.
Gracias a estas compras públicas, reconoce, “nuestras ventas han subido mucho de septiembre a junio con los comedores escolares”. El resto del año, de junio a septiembre, se centran en la venta en la propia granja. “En los meses de verano tenemos la venta directa al turismo para suplir la caída de demanda de los comedores”, indica.
Convencer y presionar a la Administración
Uno de los grandes logros de los productores ecológicos navarros ha sido ponerse de acuerdo para trabajar en conjunto a través de Ekoalde y convencer a la Administración para que saque convocatorias de concursos públicos adaptados a la realidad productiva de los pequeños productores locales.
“A los políticos se les llena la boca con lo verde y el producto local y hemos aprovechado eso para apretarles y decirles que no sirve con hablar, que hay que llevarlo a la práctica, que hay que aterrizar el discurso de la alimentación saludable, del producto de cercanías y sin huella de carbono, y a la Administración lo que más les duele es que salgas a criticarles y esa es un arma que hay que utilizar”, defiende.
A los políticos se les llena la boca con lo verde y el producto local; pues hay que aplicarlo
“En Navarra o el País Vasco hay más conciencia en el consumidor y eso empuja a nuestro favor porque hay más presión a la Administración. Además, eso ayuda a que más gente vea en este sector una alternativa, porque si hay demanda, habrá oferta”, razona.
“Desde la Administración hubo viento a favor y hemos aprovechado la ola, pero nadie nos ha regalado nada. Llevamos toda la vida reivindicando esto y poco a poco se van aterrizando los proyectos”, concluye.
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