Visitamos la ganadería ovina San Salvador SC, en Lugo, junto con Amaia Santamarta, técnica de la cooperativa Vélaro y de la Asociación de Criadores de Ovino y Caprino de Galicia (Ovica), para hablar sobre el trabajo de esta cooperativa y el apoyo que ofrecen a las ganaderías. También charlamos con Javier Rodríguez, uno de los integrantes de esta granja familiar dedicada a la producción de carne.
Amaia, explícanos el proyecto y cómo surgió…
Amaia Santamarta: Vélaro es una cooperativa que se constituyó en 2012 de la mano de Ovica, la Asociación de Criadores de Ovejas y Cabras de Galicia. La idea principal es comercializar y realizar compras de material en conjunto. También poner en valor el producto que producimos en Galicia, generalmente en extensivo, donde todos los animales pastan, maman de la madre todo lo que pueden… Es un producto muy diferente al que puede llegar de fuera.
¿En qué fase se encuentra ahora?
A.S.: Hasta ahora siempre hemos tenido una baja actividad, principalmente por las características del sector en Galicia. Es muy difícil coordinar un número tan alto de granjas con un número tan bajo de animales, y además una variedad infinita de formas de trabajar, tipos de explotación… En este momento estamos intentando relanzar la cooperativa haciendo un plan de viabilidad y comenzando con el proyecto piloto para ir comercializando.
¿Cuáles son las principales dificultades y apoyos que estás encontrando en el proceso?
A.S.: Las dificultades provienen de la estructura del sector. Muchas granjas tienen un promedio de animales que no llega a 9… Hay muy pocas granjas profesionales con una producción continuada durante todo el año, y esto dificulta enormemente la comercialización y nuestro trabajo. Por otro lado, estamos muy motivados para alcanzar estos objetivos de comercialización, pues sería muy beneficioso.
El otro gran problema es la regulación del mercado. No existe ni siquiera una mesa de precios de la carne en general, y mucho menos del sector ovino y caprino… Es un poco una guerra.
¿Qué objetivos tenéis a corto y largo plazo?
A.S.: El objetivo principal y urgente es comercializar toda la producción de los socios de la cooperativa mejorando el precio. Secundariamente, y a largo plazo, también queremos poner en valor nuestro producto.
¿Qué aporta a los ganaderos darse de alta en Vélaro? ¿Tiene algún coste para el ganadero?
A.S.: Para formar parte de la cooperativa hay que aportar un capital social, que son 100 € y se devuelven el día que se den de baja. Luego hay una cuota anual de 20 €, que habría que ver si ajustamos en función de los servicios que ofrezcamos, pero de momento está así.
¿Cómo valoras la formación impartida por el programa de apoyo de la Fundación Juana de Vega y por qué decidiste apuntarte?
A.S.: Ya conocíamos la Fundación desde hace tiempo y decidimos apuntarnos porque necesitábamos a alguien que nos orientara un poco en el trabajo de hacer ese plan de viabilidad. Saber si esta cooperativa puede funcionar con los medios que tenemos o qué medios y herramientas necesitamos para ponerla en marcha. La verdad es que nos ayudó mucho; cuando vimos el programa de asesoramiento pensamos que era ese apoyo y guía que necesitábamos, y así fue.
¿Cómo está la situación del ovino y caprino en Galicia?
A.S.: La situación no parece fácil, pero tiene muchas potencialidades. A nivel de comercialización está entrando mucho producto de fuera; es decir, la producción que hay en Galicia no llega para abastecer la demanda. El tema es organizar la producción y dirigirla hacia los clientes potenciales, y sobre todo hacerlo de una forma que reduzca los gastos de producción al mínimo. En Galicia tenemos formas de hacerlo; tenemos pastos excelentes y abundantes.
Explícanos el número de ganaderos con los que venís trabajando.
A.S.: Hoy en día, la cooperativa cuenta con 74 socios. En general, el censo de ovino y caprino está disminuyendo a nivel gallego y español. Queremos seguir ampliando el número de socios y dar garantías legales y sanitarias a los productores.
¿Con qué razas de ovejas y cabras trabajáis?
A.S.: La mayoría de las granjas no trabajan con una raza específica. Hay gente que sí se centra en oveja o cabra gallega, pero en general no. Tradicionalmente existe lo que llaman rebaño mixto, que consiste en hembras que se han cruzado con diferentes razas, están muy bien adaptadas al lugar, pero no son una raza concreta. Lo que sí es de una raza de aptitud cárnica son los machos, buscando corderos de buena conformación.
¿A qué mercado os dirigís?
A.S.: Inicialmente nuestra idea es dirigirnos al pequeño comercio priorizando la cercanía: carnicerías, restauración, restauración colectiva… Queremos poner en valor el producto diferente que tenemos. El volumen de producción tiene que ir incrementándose para cubrir la demanda. El bajo volumen de producción actual probablemente no cubriría las expectativas de una gran superficie, y probablemente tampoco sabrían valorar nuestro producto.
¿Es obligatorio tener el certificado ecológico o algún tipo de etiquetado distintivo?
A.S.: No es obligatorio tener ningún certificado. Algunos trabajan en ecológico y otros no…
Lo que sí hemos incorporado es una marca de calidad desde 2015 llamada Pastores de Galicia, que pretende poner en valor la forma de cría tradicional de los corderos y cabritos en Galicia. Los socios que quieran y paguen los costes de gestión pueden adherirse a la marca, pero, lógicamente, no es obligatorio.
A nivel de digitalización y mecanización, cuéntanos un poco vuestras perspectivas.
A.S.: Es algo que está llegando, nos guste o no, a todos los niveles: comunicación con la administración, gestión de las horas de trabajo… Para mí tiene partes positivas y otras no tanto. Llevar una buena gestión de la granja y contar con datos e información sobre cómo van las cosas y cómo mejorarlas está bien. En la medida en que la digitalización ayude en eso, genial. Ahora bien, si sirve para esclavizarnos, no.
“La lana en este momento se ha convertido en un residuo, y la administración tiene que ayudar a buscar una solución cuanto antes”.
¿Algo que quieras destacar?
A.S.: Queremos comercializar los productos, y la lana también forma parte de esos productos. Actualmente existe un grave problema: siempre fue un ingreso complementario en las granjas, pero ahora mismo no existe un sistema de recogida y está considerada un residuo, quedando acumulada en las granjas y generando problemas para los ganaderos. Pensamos que es un producto con muchos posibles usos, y desde la asociación y la cooperativa estamos creando líneas de trabajo para poder sacarlo adelante. Sin embargo, sin el apoyo de la administración no será posible, ya que implica inversiones en infraestructuras, como por ejemplo un lavadero para lavar la lana, un paso imprescindible para su comercialización. Este es un problema en Galicia, a nivel estatal y probablemente a nivel mundial, y debemos buscar una solución cuanto antes.
Javier Rodríguez: “El asesoramiento que nos da la cooperativa Vélaro no tiene precio”.
Cuéntanos, Javier, cómo empezasteis con la granja y qué características tiene.
Javier Rodríguez: Originalmente, la granja familiar tenía vacas y ovejas, pero decidimos centrarnos en las ovejas para poder profesionalizarnos más. Producimos casi todo el cereal que consumen nuestros animales; deben quedar pocos ganaderos en la zona que trabajen así… Ya lo hacían así nuestros abuelos y padres, y nosotros seguimos con la tradición. Las fincas son todas familiares o cedidas por vecinos, pero también arrendamos alguna. Intentamos hacer una programación para evitar partos en invierno, ya que son más problemáticos. En cuanto al tema de las razas, partiendo de las que tenían nuestros padres, hemos hecho cruces usando machos con aptitudes cárnicas para conseguir mejores corderos. Cuando hacemos cría, intentamos usar machos cruzados porque tampoco queremos animales muy grandes que demanden mucha alimentación.
¿Cuál es vuestra relación con la cooperativa Vélaro?
J.R.: Llevamos con ellos desde el principio. En algunos momentos tuvieron más o menos actividad, dependiendo de las personas y ayudas disponibles en cada etapa. Ahora mismo, con Amaia y una serie de ayudas que han entrado, están cada vez más activos, y esperamos que logren los objetivos marcados. Sería muy bueno para todos tener asegurada la venta de la producción a precios de mercado o incluso mejores. Vamos a ver, ojalá Vélaro siga creciendo y trabajando así. Quiero destacar que el asesoramiento que nos dan no tiene precio. Pasamos todo el día llamando a Amaia, y sin su ayuda sería imposible mantener esto.
Principales ayudas y problemas en vuestro oficio.
J.R.: La principal ayuda es la PAC, que no está mal, pero este año ya veremos… La cosa está rara.
El principal problema es la burocracia: tengo que pasar mucho más tiempo investigando leyes y haciendo papeleo que trabajando en la propia granja. Tienes que ser un administrativo de nivel avanzado y, aun así, es imposible enterarte de todo. Tendrías que estar las 24 horas del día informándote. En ese sentido, es fundamental la ayuda de Amaia y de la cooperativa Vélaro.
Otro problema es que cuando necesitamos gente no encontramos a nadie. No hay personas para trabajar en el campo en general, y menos aún en el sector ovino.
La lana es otro gran problema. La tenemos almacenada, ocupando espacio… A las ratas les gusta anidar en ella, y es un problema muy grave al que no le veo solución. Antes, si la regalabas, venían a buscarla, pero ahora ni regalándola la quieren. No sé por qué ocurre esto, pero imagino que se debe al consumo y la producción de la industria textil.