“La idea de las vacas en el monte no fue por negocio, sino para alejar el fuego y ser autosuficientes”

Visitamos la comunidad de montes vecinales de Pinzás, situada en Tomiño, para hablar con Sara Pérez y Francisco Javier López, tesorera y secretario de la comunidad de montes respectivamente, y conocer los aprovechamientos ganaderos y forestales del monte vecinal

La comunidad de montes de Pinzás (Tomiño) introdujo ganado en el monte hace ocho años, con un rebaño inicial de 8 vacas vianesas que hoy soy medio centenar de animales, entre terneros y ganado mayor. El proyecto está consolidado y además ya se autofinancia: “Este año por primera vez no tuvimos que comprar forrajes externos, algo que es una satisfacción”, cuentan.

– Presentadnos vuestro monte vecinal y la evolución que tuvo en el tiempo.
Francisco López: Somos 58 comuneros y gestionamos 532 hectáreas de monte, principalmente zonas de madera y zona de praderas para el ganado.

Sara Pérez: Antiguamente, este pueblo vivía de la ganadería y de los cultivos que recogían de las fincas, del trabajo del campo, pero por los años 60 cogió el monte el ICONO, hizo plantaciones y prohibió el pastoreo.

Al prohibir el pastoreo, mucha gente tuvo que emigrar. Por ejemplo, en mi casa había de aquella unas 12 vacas, 40 ovejas y 40 cabras… La comunidad de montes se fundó en el año 1991, cuando se hizo la cesión de la gestión del monte de ICONA a los comuneros, con la parte forestal conveniada con la Xunta.

Francisco: Esta situación, con la Xunta a cargo de la gestión forestal, se mantuvo hasta el año 2014. Entonces nos hicimos cargo los comuneros de la gestión integral del monte. En aquel momento no teníamos nada, pero ahora ya tenemos un edificio propio, tractor y maquinaria.

– ¿Qué usos forestales, ganaderos y recreativos hacéis del monte en la actualidad?
Francisco: Tenemos sobre 400 hectáreas dedicadas a la madera, casi todo a pino, salvo el 13% que es eucalipto. También tenemos algún abedul o castaño, pero muy puntuales. El resto son praderas y pastizales para el ganado.

Siempre nos centramos en la producción de madera, hasta hace 8 años que comenzamos con el tema de las vacas, en el 2016, cuando entró la nueva directiva con Nati y Sara.
Sara: Cuando comenzamos con el proyecto de las vacas, teníamos la idea bien meditada y consolidada, con la aprobación de los comuneros. Empezamos con 8 vacas y fuimos creciendo, aprovechando cierres forestales de las plantaciones.

A nivel recreativo, viene mucha gente a caminar y en bici, sobre todo en el fin de semana. También vienen colegios a conocer cómo gestionamos nuestro monte.

Francisco: A nivel ganadero, actualmente tenemos 29 vacas, un toro, y 18 terneros. Tenemos 48 animales a día de hoy.

En los pastizales tenemos raigrás, trebol, y todas las praderas tienen agua. Contamos con la suerte de la colaboración de Juan Valladares, de la Sociedad Gallega de Pastos, que trabaja en el Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo y nos asesora. Le gustó el proyecto y se implicó mucho.

Tenemos 54 hectáreas en praderas cerradas, divididas en cuatro zonas distintas, en las que vamos rotando el ganado.

gando pastizal tominho

– A nivel forestal, ¿cómo es vuestro plan de trabajo?
Francisco: Trabajamos siguiendo un Plan de Ordenación, que revisamos cada 10 años, en el que ya tenemos una planificación de cuánto y dónde cortar, podar, talar y plantar.

La idea es hacer una especie de espiral que nos dé ingresos todos los años, para poder mantener esa cadena. Está diseñado para que todos los años la superficie de talas sea la misma… A mayores, tenemos varios desbroces por año y una o dos podas de rodales.

Y cada vez que talamos una zona, plantamos la misma superficie. También intentamos recuperar pastizales y praderas que se habían perdido en el monte, pero es costoso.

– ¿Cómo fue la introducción de pastoreo con el ganado en el monte?
Sara: Escogimos la raza vianesa porque fue la raza que más nos gustó y pensamos (y nos dijeron) que irían muy bien en esta zona. A nivel de manejo, es fácil, no tuvimos que atender ningún parto.

Lo que sí gastábamos mucho dinero en el forraje, pero ahora ya somos autosuficientes, y eso es una gran satisfacción, no depender de nadie. Llegamos a gastar más de 7.000 euros al año en forrajes. Estamos muy agradecidos a la Sociedad Gallega de Pastos y Forrajes, y en concreto a Juan Valladares, que fue uno de los pilares de este proyecto desde el comienzo. La intención de este proyecto no es hacer un negocio, sino mantener el monte bien, alejar el fuego y ser autosuficientes.

– ¿Cómo es la situación con respecto a los incendios en esta zona?
Sara: Todas las praderas están rodeadas de pistas y son cortafuegos naturales. Además, todas las praderas tienen agua, lo que es una defensa y seguridad contra el fuego.

Francisco: Por suerte, llevamos mucho tiempo sin incendios. Hace un par de años hubo un pequeño incendio de 4 hectáreas, que había sido provocado por un cableado eléctrico, y se hizo responsable la compañía eléctrica.

– ¿Cómo hacéis el manejo del ganado ?
Francisco: Con dos personas llega de sobra para hacer el manejo de todas las vacas, ellas saben dónde van.

El manejo principal de las vacas es llevarlas de una pradera a otra. Son praderas de varias hectáreas, así que pueden pasar varios días allí. Las tenemos bastante controladas gracias a los collares GPS Rumi, de Innogando, que funcionan muy bien y se recargan con la luz solar.

Tenemos a dos personas contratadas, para madera y ganado, una está todo el año y otra en momentos concretos. Cuando es fin de semasna, trabajamos nosotros, los comuneros. Contamos con tres mangas para sanearlas y un túnel.

Ahora buscamos concentrar todos los partos en primavera para evitar que mueran algunos terneros por el frío en invierno. Tenemos que hacer que el toro esté con las vacas en el momento exacto.

En cuanto a la alimentación, las vacas son muy independientes y solo comen hierba. Los primeros años tuvimos que darles piensos, pero no les hacían mucha gracia y tuvimos que tirar pienso porque no lo querían.

Leña para los comuneros.

Leña para los comuneros.

– ¿Y cómo comercializáis los terneros?
Francisco: Vendemos solo para comuneros, familiares o amigos… Funciona muy bien el boca a boca. Los animales tienen una carne muy sabrosa y con poca grasa. También vendemos terneras para vida. A día de hoy, las vacas ya dan beneficio ellas mismas, se autofinancian entre el precio de venta y los apoyos de la PAC.

Mejoramos además en los forrajes. El año pasado sacamos 100 rollos de hierba seca y este año 205. Al inicio no teníamos tanta pradera, ni todas tenían agua… Pero gracias al asesoramiento de Juan Valladares fuimos sacando buenas hectáreas de praderas.

– ¿Notásteis el impacto del lobo en vuestro rebaño?
Francisco: Por suerte, en esta zona no hay lobo, lo que facilita muchísimo el trabajo con el ganado. Jabalí sí que hay, pero no generan problemas ni acostumbran a venir a nuestros montes, porque no tenemos cereales o maíz.

– ¿Qué proyectos tenéis de cara al futuro?
Sara: Estamos pensando en introducir cabras en pastoreo, pero de momento no nos atrevemos a dar ese paso, ya tenemos bastante con cuidar las vacas.

Francisco: En el rebaño de vacas, queremos colocar collares GPS en todos los animales, de momento solo tenemos unos 12. No nos interesa ampliar el número de vacas porque habría que ampliar el número de pastos y pienso que con 30 vacas estamos bien, subir de ahí es complicado. También queremos colocar sensores en el rabo para saber cuándo paren.

En el monte, la idea es hacer entre 15 y 20 hectáreas más de praderas, y las más grandes repartirlas mejor por zonas, tener los animales menos tiempo para que la flora se regenere mejor y las vacas estén mejor alimentadas.

– ¿Qué apoyos y dificultades os encontrasteis en el proceso de incorporación del ganado?
Sara: Tuvimos ayudas del AGADER tanto para hacer la casa comunal como para crear pastos y praderas.

Francisco: En cuanto a apoyos, la Xunta acaba de financiar la creación de 26 hectáreas de pastos y los cierres.

El principal problema que tuvimos en la gestión forestal fue que en los años 60 ICONA plantó todo el monte a la vez, entonces ahora mismo la madera está muy vieja y se está perdiendo mucha. También tenemos un problema de mano de obra, apenas hay gente para trabajar en el monte.

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