Las redes sociales son un escaparate que sirven para dar visibilidad a la realidad de las personas y, por supuesto, también a las que viven en el rural. Con este objetivo, la ganadera melidense Lucía Casal comenzó a hacer sus publicaciones con sus animales y con el paso del tiempo fue consiguiendo más seguidores en sus perfiles de Instagram y TikTok.
Desde siempre tuvo claro que quería ser ganadera porque buscaba seguir con el legado de su abuelo, al cual no conoció, «pero siempre escuché hablar de su pasión por el campo». Estudió el Ciclo Medio de Aprovechamiento y Conservación del Medio Natural, en Arzúa, y luego hizo el superior de Ganadería y Asistencia en Sanidad Animal, en la EFA Fonteboa.
Dio el paso de ponerse al frente de la ganadería Casal Vázquez SC (localizada en O Carballal) en la cena de Navidad del pasado año: «Le dije a mi padre que necesitábamos mejorar la ganadería y que yo me quería meter de socia con él, pero, por temas burocráticos, me convertí en su jefa», describe la joven ganadera. Así, desde febrero de este 2024 ya dirige su ganadería: «Es una manera de darle las gracias a nuestros antepasados, que con pocos recursos apostaron por el rural y nosotros, con todas las modernidades, podemos mantenerlo de manera sostenible y hacer que tenga futuro».
Proyectos de futuro
La granja familiar, inscrita en Ternera Gallega Suprema, cuenta en la actualidad con unos 35 animales en extensivo. La ganadera se marca el objetivo de hacer un proyecto más grande, pero está a la espera de la incorporación para poner a andar sus proyectos. Uno de ellos es montar un destete para 500 terneros, para el cual necesitó comprar una finca a unos 8 kilómetros de la ganadería actual. «Estoy a un kilómetro del casco urbano, me pasa el Camino de Santiago, tengo líneas de alta tensión, ríos y de todo, y eso limita la posibilidad de ampliar», recalca la ganadera.
Las redes sociales sirven de escaparate para quitar perjuicios que hay sobre el campo
Otro de los objetivos, pero a largo plazo, es llegar a unos 70 animales en la granja, pero la falta de terreno es una traba. Por el momento, indica que aumentará unas cinco reses. Tampoco descarta en un futuro sustituir todos los animales por razas autóctonas.
La llegada de las redes sociales
Creó su cuenta de Instagram cuando tenía unos 13 años y ya de aquellas subía contenido con sus animales. Con el paso de los años, el número de seguidores fue subiendo hasta los más de 19.000 que tiene en la actualidad en cada uno de los perfiles. «Nunca pensé llegar a tener una comunidad tan grande, pero cuando gané el Premio Nacional de Juventud 2023 fue un boom porque empecé a hacer entrevistas en los medios televisivos y prensa escrita», rememora la chica. Los seguidores aumentaban y ya empezaban a pedir más contenido, lo que le permitía también saber lo que les gustaba y tener ideas para los vídeos.
Con el fin de mantener seguimiento, se adapta a lo que le van pidiendo sus dos grandes perfiles: gente de perfil urbano o personas muy rurales. «Son dos roles muy distanciados». También se adapta a las estadísticas que le indican que más del 60 % de las personas que la siguen son de fuera de Galicia, por ese motivo «aunque hablo gallego todos los días, hablo en castellano en los vídeos, porque si los hago en gallego me piden luego en comentarios que los traduzca».
Su forma de trabajo en este sentido es sencilla: Graba una rutina y la edita en modo rápido para publicarla. «La finalidad es demostrar que las mujeres también hacemos tareas de campo, subimos a los tractores y partimos leña».
Casal considera que actualmente las redes sociales son un medio para anunciarse muy bueno y que sirven de escaparate para quitar perjuicios que hay sobre el campo, como el maltrato animal. «Yo intento demostrar que en las granjas los animales viven como dioses porque debemos cumplir con las normativas de bienestar animal y también nos compensa que estén bien cuidados».
A mayores, hace promoción del turismo rural ya que graba contenido sobre el Camino de Santiago o responde a personas interesadas por visitar el rural. «Mueve mucho dar a conocer como es el campo y despierta el interés de esas personas que buscan experiencias distintas», puntualiza.
Lucía pasó de sufrir bullying en el colegio por ser del campo a transmitir en redes su orgullo por el trabajo en el agro
También recalca que en el rural no le cierran puertas a nadie. «Hay mucha gente que dice que si no naces entre vacas no te puedes dedicar a esto, y yo no estoy de acuerdo». Considera que el rural tiene las puertas abiertas a todo el mundo. «Hay gente que tendrá que empezar con dos vacas y le llevará más tiempo, pero no por ser de la ciudad se tiene que quedar en la ciudad y viceversa».
¿Ser del campo es malo?
Las redes sociales tienen un lado negativo, que en muchas ocasiones no se percibe. Lucía Casal ya sufrió los haters de pequeña, cuando era estudiante y le hacían bullying por ser del campo. Pero ante esto, cogió fuerzas para seguir defendiendo lo que consideraba su medio de vida. «Ser del campo no es nada malo, aunque esa gente quería hacer ver que sí».
Su inocencia la llevó a contarle a sus padres diariamente los comentarios que le decían, pero ellos le quitaban importancia y la animaban a seguir apostando por el rural. «Con el paso de los años me iba dando cuenta de que no le hacía daño a nadie». Aún con este pensamiento positivo, recalca la necesidad de tener valor para seguir luchando por los sueños.
Del bullying pasó a los haters de las redes sociales. El hecho de hacerse las uñas o de trabajar en un bar para ganar dinero mientras no se incorporaba a la ganadería o la sexualización de la mujer en el campo fueron algunos de los motivos para despertar las «malas lenguas». «Necesitamos trabajar mucho en este sentido para cambiar algunas situaciones, ya que se critica sin sentido», reclama.
Una jornada en Ganadería Casal Vázquez
Me levanto sobre las 8 todos los días. Nos acercamos a las instalaciones que tenemos cerca de la casa porque, durante el invierno, tenemos las vacas por la noche dentro ante las heladas. Lo primero que hacemos es echar los terneros a mamar. Mientras maman, le damos a las vacas silo de maíz y cuando acaban les damos hierba seca. Luego, mi padre y yo vamos a desayunar y ya voy hasta la otra nave donde están las vacas fuera todo el año.
Le doy de comer a los becerros, les echo pienso y le echo de comer a las vacas. Miro que todo esté bien. Volvemos para casa sobre las 11 de la mañana y ya echamos todos los animales que tenemos en la casa. Cuando van para la finca que les corresponde, limpiamos la cuadra y también acondicionamos la zona de los becerros para cebar.
A mediodía comemos con mi madre, que viene de trabajar en su tienda, y por la tarde concluimos algunas tareas que nos quedaran pendientes. Le echamos de comer antes de ir a buscarlas.
Hay unos días a la semana que voy a montar a caballo y, o bien hago las tareas más tarde, o ya se encarga mi padre de todo.
Todo esto, va combinado con la edición y grabación de los vídeos. Los vídeos los grabo mientras trabajo y luego por la noche le hago la edición necesaria y los subo.
- Lucia Casal intervino recientemente en una jornada sobre Comunicación Rural, donde la grabamos, que estaba organizada por el Mercado da Cosecha. El Mercado de la Cosecha es un proyecto de impacto positivo da Corporación Hijos de Rivera que trabaja con el propósito de transformar el rural.