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El crecimiento que está experimentando en Europa la producción láctea tras el fin del sistema de cuotas está poniendo en problemas a las industrias para absorber los aumentos de volúmenes. La holandesa Friesland Campina, la mayor cooperativa láctea de Europa, ha introducido una limitación voluntaria de las entregas para sus granjas. Los ganaderos que reduzcan la producción o que no la aumenten entre el 1 de enero y el 11 de febrero recibirán una bonificación de 2 céntimos por litro. Como cantidad diaria de referencia, se adopta el promedio de lo producido entre el 13 y el 27 de diciembre.
Friesland Campina procesó en 2015 un 6,5 % más de leche y está al límite de su capacidad, por lo que acordó el establecimiento de límites voluntarios de entregas para sus granjas. La European Milk Board, una coordinadora europea de organizaciones ganaderas en la que participa la Organización de Productores de Leche (OPL), analiza el movimiento de Campina como una “señal clave”: «Las industrias están dejando claro que el crecimiento sin control de la producción láctea es problemático y que debe haber instrumentos para luchar contra ese aumento», valora la European Milk Board (EMB).
Valoraciones del sector
Desde la EMB, sin embargo, consideran que las iniciativas individuales de las industrias no son suficientes, sino que hace falta adoptar una gestión centralizada de los límites a la producción: «Corresponde a los políticos establecer el marco jurídico adecuado y estipular un volumen de mercado de cara a lograr unos precios que cubran los costes de producción».
La European Milk Board viene proponiendo en los últimos meses el establecimiento de un sistema que limite la producción en momentos de crisis. Vía Campesina, otra coordinadora agraria en la que participa el Sindicato Labrego, también es partidaria de una regulación pública de la producción, si bien el Sindicato Labrego aboga por limitaciones diferenciadas en función del mayor o menor autoabastecimiento de cada Estado miembro.
