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Santi, con sus vacas en Mazoi, donde tiene su explotación, en el municipio de Lugo
En pleno confinamiento por los contagios de covid-19, con la hostelería y los mercados de abasto cerrados, un grupo de ganaderos productores de Ternera Gallega Suprema de la provincia de Lugo crearon un grupo de whatsapp y una página de facebook para denunciar la situación que estaban viviendo de precios bajos y dificultades para dar salida a los animales.
Aquello fue el germen de la asociación Gandeiros Galegos da Suprema, hoy ya constituida legalmente y que reúne a más de 400 ganaderos de toda Galicia. Comparten una forma de producir tradicional y venden una carne con una calidad que no se refleja en el precio que cobran por ella.
Dos años después de aquel confinamiento que provocó un reconocimiento social pasajero para agricultores y ganaderos, las autoridades se afanan en transmitir que el final de la pandemia está próximo, pero la situación de los productores de carne no ha mejorado.
El perfil de muchos de los miembros de la asociación es el de un joven que se incorporó en los últimos años y que tiene en la ganadería su actividad profesional
Más bien el contrario, porque los precios siguen bajos y los costes de producción se han multiplicado desde entonces. En esta situación, desde Gandeiros Galegos da Suprema exigen medidas inmediatas, como por ejemplo una línea de ayudas de urgencia que salve al sector, y otras de más largo recorrido, que incidan en la fijación de un precio justo en origen.
De la leche a la carne
Aprovechó el establo de leche que tenían sus padres adaptándolo para amarre canadiense
En un alto en su trabajo diario, Santi recibe a Campo Galego en la explotación de vacuno de carne que puso a andar a finales del 2017 en Cacabelos, perteneciente a la parroquia de Santa Eulalia de Mazoi. “Yo me incorporé en septiembre de 2017. Aquí mis padres habían tenido una explotación de leche que habían cerrado por jubilación en el 2011. No estaba abandonada, porque seguían manteniendo un par de vacas, pero sí bajo mínimos”, explica.
Cuando tomó la decisión de recuperar la actividad lo hizo pensando ya en pasarse a la carne. “En ese momento era consciente de que era más viable una explotación de leche, pero a mí me gustaban más los animales de carne y tenía claro que iba a apostar por la rubia gallega”, dice.
He invertido unos 200.000 euros. ¿Cuándo voy a conseguir recuperar yo ese dinero con los precios que tiene hoy la carne?
Comenzó por adaptar las instalaciones al nuevo uso que les iba a dar. “Dejé la estructura del establo y remodelé todo por dentro para amarre canadiense, con camas para las vacas, canales y pozo de purín. Al lado hice una ampliación para el cebo de los terneros en una nave adyacente donde están en cama caliente”, explica.
Luego vino la compra de derechos y de los propios animales y, a través de un plan de mejora, la reforma de la nave que usa para almacén de forraje y para guardar la maquinaria. “En total fueron unos 200.000 euros de inversión. ¿Cuándo voy a dar recuperado yo ese dinero con los precios que tiene hoy la carne?”, pregunta indignado.
40 reproductoras
Santi hace un manejo tradicional del ganado con los animales en semiextensivo, un sistema en el que las vacas pasan el día en el pasto y la noche a cubierto. Desde que los terneros cumplen los tres meses dejan de ir al prado y las madres vienen todos los días a casa para darles de mamar. En el establo, donde se suplementa la alimentación de las reproductoras con silo de hierba, pasan la noche y a la mañana siguiente, después de haber mamado los terneros, salen de nuevo al pasto hasta el atardecer.
A partir de los 3 meses los terneros se quedan en el establo, a donde las vacas vienen todos los días para darles de mamar
La explotación es socia de Acruga y a día de hoy el 100% del rebaño es de raza rubia gallega, después de que un vacío sanitario obligase a la sustitución de todos los animales. “Cuando me incorporé tenía un popurrí de razas, pero uno de los animales que compré, que venía de Asturias, dio positivo en el año 2018 y me obligó a sacrificar cerca de 50 cabezas entre madres y crías. Después, cuando volví a comprar, ya aposté por la rubia gallega. Compré en diferentes explotaciones que cerraban, la mayor parte en una de Baralla, pero también en Pedrafita”, recuerda.
Crecer en base a la recría
Tras el paso por la experiencia del sacrificio obligatorio de su ganado, ahora Santi está haciendo una apuesta por la recría como estrategia para crecer. “Es muy costoso y es muy lento, porque es mucho el dinero que tienes ahí parado y cuando por fin te comienza a producir una novilla estamos hablando de que han pasado entre 3 y 4 años. Pero es una manera también de blindarte ante problemas sanitarios y enfermedades que puedes traer para el establo”, argumenta.
Tengo que crecer en función de mi superficie y del trabajo que yo puedo realizar. No tengo capacidad para tener 100 vacas, hay que ser realista
Su intención, sin embargo, no es crecer sin límite, sino tan sólo alcanzar un nivel adecuado, acorde a la superficie, capacidad de las instalaciones y mano de obra disponible. “Son yo solo para atender la granja y no puedo tener un número de animales mayor del que puedo abarcar porque el sistema de manejo tradicional que yo sigo implica tener que andar moviendo el ganado todos los días. Pretendo llegar solo a las 50 vacas. Pienso que una explotación familiar de ese tipo debería ser perfectamente viable y dejar un sueldo equiparable al de cualquier otro sector”, defiende.
“No es cuestión de volumen”
Sin embargo la situación a día de hoy es bien distinta. El presidente de Gandeiros Galegos da Suprema tiene formación como administrativo y trabajó de eso antes de decidirse por las vacas. Está, pues, familiarizado con los números, pero cuando los hace, las cuentas no le salen.
“No es un problema de tamaño, es un problema de rentabilidad. Y no se trata de tener más volumen de ganado, porque eso no hace que una explotación pase a ser rentable. Cuando estás vendiendo por debajo de lo que te cuesta producir, cuantas más vacas tienes más te arruinas”, razona.
Cuando estás vendiendo por debajo de lo que te cuesta producir, cuantas más vacas tienes más te arruinas
“Para subsistir nos tenemos que apoyar en la PAC, que cada año la están recortando más, porque la ayuda asociada que dan a las explotaciones es la que es, y el resto de los pagos están vinculados a la labor de cuidado del territorio que estamos haciendo”, dice.
“Nosotros no tenemos nada en contra de la gente jubilada que está cobrando la PAC o de las personas que tienen otra actividad, pero a nivel de España hay auténticas fortunas cobrando la PAC que no tienen nada que ver con el sector y eso es lo que no puede ser. Sin embargo, en la nueva PAC eso se mantiene, cuando nosotros pensamos que lo que había que hacer es utilizarla para incentivarnos a nosotros, primando a los que tenemos esto como nuestra actividad principal, porque somos los que nos dedicamos a la ganadería a tiempo completo y los que nos estamos profesionalizando”, dice.
40 hectáreas de superficie
La ganadería de Santi cuenta con unas 40 hectáreas de superficie, la mayor parte en las proximidades del establo y dedicadas a pasto, y el resto, las ubicadas en lugares más alejados, destinadas a la producción de forraje.
Casi todo el trabajo agrario lo hace él mismo. “Tan sólo pago por hacer las bolas de silo y hierba seca, unas 400 al año”, detalla. El resto lo hace él con maquinaria propia, una parte de ella la que ya había en casa, aprovechada de cuando tenían la explotación de leche.
Estoy valorando echar maíz para abaratar un poco el cebo, pero con los precios que tienen los fertilizantes este año también va a salir caro
“Hago silo de hierba y hierba seca y estoy valorando echar este año también maíz para ensilar y tratar de abaratar de este modo un poco los costes de producción, tal como están los precios de los piensos. El maíz sería para el cebo de los terneros y para darles a las vacas recién paridas. Pero de momento no tengo nada decidido porque tal como están los precios de los fertilizantes echar maíz también se va a poner por las nubes este año”, razona.
Casi pegadas a la de Santi hay otras dos explotaciones de leche y en el barrio de Barcia, dentro de la misma parroquia de Mazoi, una de carne y otra de leche, por lo que no sería factible en este momento aumentar a la superficie. “Aquí no tienes mucho para donde crecer, está todo bastante aprovechado, no es como si estuviese en zona de montaña, donde hay explotaciones que van cerrando y puedes ir aumentando superficie”, compara.
Aprovechamiento del purín y el estiércol
Para abonar las praderas emplea el purín que generan las vacas por la noche en el establo y el estiércol que producen los terneros en la nave de cebo. “Una de las razones precisamente de tener los terneros dentro y de meter y sacar todos los días a las vacas es para disponer de abono orgánico. Lo que hago es guardar el producido en invierno, tanto el purín como el estiércol, para abonar con él la superficie que tengo en primavera”, explica.
Con los precios que tienen este año los fertilizantes químicos va a ser inviable abonar las praderas con ellos
Santi defiende que “los días de invierno que hace muy mal tiempo el ganado está mejor dentro que fuera, siempre y cuando tengas unas instalaciones idóneas”, matiza. De este modo, además de producir abono, logra no machacar tanto las praderas y que produzcan antes cuando llega la primavera.
Cuando viene el buen tiempo divido el ganado en dos lotes: las vacas paridas vienen a casa para dar de mamar a los terneros pero las novillas y las vacas secas están siempre en el prado
“Cuando viene el buen tiempo ya hago otro tipo de manejo, porque solo traigo diariamente a las vacas que están paridas para darles de mamar a los terneros, pero las novillas y las vacas secas las separo en otro lote y no vienen a casa, sino que duermen también fuera”, explica.
Valorando el paso a ecológico
Terneros cebados antes de salir para el matadero, con menos de 10 meses
Al cumplir los tres meses de vida los terneros dejan de salir con las madres al pasto y permanecen en la nave de cebo, donde están en cama caliente, que hace con paja. Están separados en pequeños lotes por edades. La nave es contigua a la de las vacas y están comunicadas a través de un pasillo por el que Santi echa los a los terneros a mamar en las madres dos veces al día, a la noche al venir de la pradera las vacas y por la mañana antes de volver.
Defiende que con este sistema los terneros crecen más y su carne es más tierna que en caso de que estuvieran todo el tiempo fuera. “En el prado hacen más ejercicio y crían más músculo. Es igual que un deportista”, compara. La edad de sacrificio se produce antes de los 10 meses y en la alimentación de los ternero Santi suplementa la leche materna con pienso y hierba seca a medida que los animales van creciendo.
Pienso que el sistema tradicional es el mejor para producir carne de calidad. La carne de los terneros que están fuera es más dura
A pesar de considerar este modelo el mejor para producir carne de calidad, Santi está valorando pasarse a ecológico, lo que le obligaría a mantener fuera hasta los 6 meses a los terneros con sus madres. Porque aunque el que él sigue es el sistema de manejo tradicional que se utilizaba más habitualmente en Galicia, no está permitido dentro de la certificación en ecológico del Craega, que obliga, además de a no usar abonos químicos y emplear piensos ecológicos, a tener a los terneros con sus madres hasta que cumplen los 6 meses de vida.
Con el sistema que sigue actualmente logra una producción estable durante todo el año al no hacer concentración de partos en primavera y tenerlos repartidos en los distintos meses para de este modo no saturar la capacidad de las instalaciones de cebo. “No tengo toro, sino que insemino yo, porque al traer las vacas a casa todos los días detecto bien los celos”, explica.
En manos de los intermediarios
El cebadero de los terneros, donde están separados en lotes por edades, ocupa una nave anexa al establo principal
Como la mayoría de ganaderías de vacuno de carne, Santi depende de intermediarios para dar salida a su producción. “Estoy comercializando básicamente a través de distintos tratantes. No tenemos nada en contra de ellos pero uno de los objetivos precisamente de la creación de la asociación es la venta en conjunto de los animales para tener más volumen, poder negociar de otra forma y obtener de este modo un mejor precio”, dice.
A respecto de cuando yo empecé los precios están igual o peor
Desde la creación de la ganadería en el 2017, fue encadenando distintas situaciones que no permitieron la estabilidad necesaria en las cotizaciones, porque al poco de comercializar los primeros terneros, y después de tener que hacer frente en 2018 al sacrificio de toda su cabaña, llegó la crisis del coronavirus para acabar de complicar la situación.
“A mí, al igual que al resto de ganaderías, me afectó con una bajada de precios que se sigue manteniendo. Aun no hemos recuperado el precio pre-pandemia. Yo estoy vendiendo, dependiendo del animal, a 4,60 o 4,70 euros el kilo canal. Estamos hablando de animales bien finalizados, con una conformación buena pero a más de eso actualmente no logro vender”, lamenta.
“A nosotros nos tienen para la foto del ternero mamando de la vaca en la pradera y a través de esa imagen viven otros”
Gandeiros Galegos da Suprema acudió a la manifestación por el rural celebrada en Madrid el pasado 23 de enero
El pasado 16 de enero una asamblea celebrada en el Pazo de Ferias y Congresos de Lugo juntó a 300 ganaderos productores de Ternera Gallega Suprema, que acudieron para manifestar su malestar por la situación actual del sector y articular en conjunto medidas para darle una solución a los problemas que les afectan.
Fue el acto de constitución oficial de la asociación Gandeiros Galegos da Suprema, que en la actualidad está celebrando reuniones por las principales zonas productoras de Galicia para darse a conocer y aglutinar a más productores.
– Cuál es el perfil de los ganaderos que formáis parte de la asociación?
– La asociación lleva constituida desde principios de la pandemia. La constituimos 17 compañeros de distintas zonas de la provincia de Lugo, desde O Corgo, Láncara, Sarria, As Nogais o Monterroso, aunque debido a la covid estuvimos un poco parados, pero decidimos en el mes de enero hacer una asamblea para darla a conocer y permitir que más gente se pudiera sumar. Vinieron ganaderos de distintos puntos de Galicia, así que hace un par de meses estábamos 17 y ahora aglutinamos ya a 400 ganaderos.
La aceptación está siendo muy buena y estamos tratando de poner voz a todas esas explotaciones que están, al igual que nosotros, en una situación difícil. El sector llevaba 30 años abandonado sin que nadie mirase por él.
Con la asociación lo que tratamos es de aglutinar a todos los productores de Suprema. Si todos pedimos lo mismo, haremos más fuerza
Nosotros, como asociación, no estamos para colgarnos medallas, estamos para que el sector vaya para arriba y nuestras explotaciones sean viables. Y si todos pedimos lo mismo más fuerza haremos. No tenemos nada en contra de los sindicatos ni de los Gobiernos ni de nadie, pero defendemos lo nuestro. Nos llevamos bien con todo el mundo, pero tratamos de reivindicar lo que es justo.
Somos todas explotaciones de un perfil mediano o pequeño, explotaciones familiares con ganado en extensivo y con manejo tradicional que producimos amparados por la IGP Ternera Gallega Suprema. Sacamos al mercado un producto diferenciador, un producto bueno, pero que no se ve repercutido en el precio de compra del ganado que producimos en nuestras ganaderías.
– Una de las quejas habituales de los que producís en Suprema es que bajo la marca Ternera Gallega se igualan mucho los precios. ¿No hay suficiente diferenciación en el mercado?
– Nosotros ponemos la imagen y a través de esa imagen viven otros, porque se usa la foto del ternero en el prado mamando de la vaca para vender otro tipo de carne. Como asociación lo que decimos es que hay cabida en el mercado para todo tipo de carne pero lo que sí que le hay que llamar es a cada una por su nombre.
La foto que se usa siempre es la de los productores de Suprema, con el ternero al aire libre mamando en la vaca y esa imagen es la que usa Ternera Gallega de manera generalizada para todos los tipos de producción
Lo que no puede ser, y así se lo hemos hecho saber también al Consejo Regulador y a la Administración, es que Ternera Gallega use siempre la imagen de los productores de Suprema como paraguas para otros tipos de producción. Y en ese sentido, se está haciendo una publicidad engañosa al consumidor, que cuando compra Ternera Gallega piensa que está comprando ese tipo de carne que nosotros producimos cuanto en realidad muchas veces está comprando otra totalmente diferente.
Como asociación estamos barajando facer una degustación gratuita de un animal de Suprema para promocionar el producto y darlo a conocer a la ciudadanía
Por eso hay que diferenciar claramente la carne de Suprema de las demás, ya que no hay una diferenciación suficiente en este momento. Muchas veces en los lineales de los supermercados están las dos, la Ternera Gallega Suprema y la Ternera Gallega normal, prácticamente al mismo precio, como así lo ha reconocido, por ejemplo, el responsable de la carne en fresco del Grupo Gadisa en las reuniones que estamos teniendo todos los eslabones de la cadena para la elaboración de la Estrategia del sector cárnico que está impulsando la Xunta.
– Ahora que hablas de eso, ¿hay posiciones muy enfrentadas?
– Llevamos tres reuniones. Al principio estábamos en posiciones más alejadas pero ahora los puntos no son tan dispares. Todos entendemos que tenemos que ir todos de la mano y que hay que diferenciar en el precio una carne de la otra. Porque si los dos tipos de carne están al mismo precio, o unos ganan mucho u otros perdemos mucho, porque los costes de producción no son los mismos.
Tenemos a la distribución que es la que está haciendo un poco el cuello de botella porque dice tener miedo a subir el precio y que el consumidor deje de comprar el producto
Todo el mundo nos entiende, la Administración así lo dice, la distribución así lo dice, pero nadie pone la solución. Entonces, mientras tanto, los precios siguen congelados, los costes siguen aumentando y las explotaciones seguimos agonizando.
– ¿Cuál debe ser el papel de la Administración, el de escuchar y mediar o tiene que hacer algo más?
– Por un lado debe liderar este proceso en el que debe coordinarnos a todos, ganaderos, industria, y distribución, para llegar a un entendimiento entre todos y fijar un precio mínimo de compra para los animales.
Pero, mientras tanto, tiene que establecer ayudas de urgencia para salvar al sector, igual que se hizo en el año 2020 con las ayudas covid, porque la situación no es mejor que entonces, al contrario, porque los precios siguen igual y los costes se han disparado.
La Xunta tiene que sacar una línea de ayudas de urgencia similar a la que se sacó por la covid para salvar al sector
Hace ya tres semanas tuvimos una reunión con la Administración y el Consejo Regulador. Estaba el conselleiro, el director general de Ganadería y el presidente de la IGP. Nos dijeron que iban a tomar medidas y nos pidieron mes y medio. Estamos en ese compás de espera, pero ya queda menos de un mes. La paciencia de los ganaderos se agota porque estamos cansados de que jueguen con nosotros.
– Esa reclamación vuestra de tener un precio mínimo de venta garantizado. ¿Cómo se articularía?
– La asociación está en la Mesa de Precios de Ternera Gallega e hicimos un barrido hacia atrás, hasta donde nos permite consultar, y en el 2014 había semanas con mejor precio que tenemos hoy. Son unos precios que no evolucionaron, pero no ya desde el 2014, sino que no se han movido desde hace 30 años para aquí, son los mismos o incluso más bajos.
Nosotros entendemos que la actual Mesa de Precios que hay en Ternera Gallega tiene poca incidencia a la hora de fijar los precios, porque no es vinculante. Esa sería la primera medida a implementar. Hacerla de alguna manera vinculante para que esa tabla de precios semanal sirviera de referencia para que todo el mundo podamos vender o comprar a través de ella. Si no es así, de nada vale fijar un precio de 7 euros en la Mesa de Precios si después acabas vendiendo los animales a 4 euros.
Pedimos una mesa negociadora en la que estemos presentes todos los eslabones de la cadena alimentaria con la finalidad de establecer un precio para la carne en origen
Por eso, la actual Mesa de Precios hay que hacerla vinculante y eso tiene que canalizarlo la Administración, haciendo que todos vayamos de la misma mano, porque todos estamos en el mismo barco. Nosotros estamos proponiendo es que haya una mesa negociadora en la que estemos representadas todas las partes de la Ley de la Cadena, es decir, nosotros los productores, la industria, la distribución, el Consejo Regulador y la Administración como garante.
Entendemos que todos tenemos que tener nuestro espacio en el mercado pero lo que no puede ser es que todos los demás eslabones de esa cadena puedan repercutir sus costes en el producto menos los que lo producimos. Es una problemática que está ahí. La Administración los da la razón, los dice que entiende el problema pero hasta ahora no ha hecho nada para resolverlo.
– La Ley de la Cadena ya dice que no es legal vender por debajo de los costes de producción. ¿Cuál debería ser el precio para que eso se cumpliese?
– Nosotros en los estudios que hicimos en diferentes explotaciones que forman parte de la asociación, por lo tanto de un mismo perfil, nos sale que su coste de producción está entre 6,40-6,50€/kg canal. Con esas cuentas, está claro que hoy no se está cumpliendo la Ley porque estamos vendiendo claramente muy por debajo de los costes de producción.
Abogamos por que se establezca un precio en origen de 7€/kg canal para cubrir los costes de producción y que nos quede un margen que podamos destinar a nuestro sueldo y a mejorar nuestras explotaciones
Estamos hablando de costes de producción, es decir, lo que nos cuesta a nosotros producir. A eso habría que añadirle el margen de beneficio que debemos tener, por lo que el precio de venta debería establecerse en los 7 euros para que podamos sacar un sueldo e invertir en la mejora de nuestras granjas.
– En esos cálculos que habéis hecho, ¿de cuánto ha sido la subida en los costes de producción en el último año?
– En mi caso concreto el incremento fue de entre un euro y un euro cincuenta por kilo con respecto a cuando yo empecé en el 2018. Estamos hablando de que ahora mismo la tonelada de pienso está en cerca de los 400 euros, el litro de gasóleo a un euro y los fertilizantes químicos por las nubes.
Los precios actuales son un freno a la profesionalización del sector y una barrera para el relevo generacional
El fuerte aumento de los costes de producción, sumado a los precios bajos y estancados desde hace más de 30 años, hace que nuestras explotaciones sean inviables. Eso pone en grave peligro la continuidad de las explotaciones y supone un freno al relevo generacional y a la profesionalización del sector.
Yo, si no fuese ahora mismo porque estoy sujeto por las ayudas de incorporación y por los sucesivos planes de mejora que fui haciendo, pues posiblemente ya no estaría en el sector, o no estaría a tiempo completo, sino que habría buscado otro trabajo complementario. En estas circunstancias, hay explotaciones que a lo mejor podían tener relevo pero esos jóvenes no van a dar el paso y no se van a incorporar. Esto significa perder unos efectivos que son muy necesarios, porque a todos nos gustaría que nuestros hijos siguiesen en el sector pero tal como están las cosas vemos que no hay futuro.
Hay gente joven que se incorporó en los últimos años que está atrapada porque no puede dejar la actividad por los compromisos que adquirió pero, al mismo tiempo, está perdiendo dinero
Y esta es una problemática que también tiene la Administración. ¿Cómo estás diciendo por un lado que hay que fomentar el relevo y fijar a la gente en el rural si por otro lado no le garantizas a esa gente unas condiciones dignas de vida y esas personas que se quieren incorporar ven que sus explotaciones no son viables?
Es evidente que Galicia no puede permitirse que sigan desapareciendo explotaciones. Ya no es solo el trabajo que hacemos como productores de alimentos, sino también la labor de gestión del territorio que realizamos, de fijación de población y de dinamización de la economía.
– Con el cierre de la hostelería durante el confinamiento cayeron mucho las cotizaciones. ¿Habéis recuperado ya el precio pre-pandemia? ¿Se aprovechó esa disculpa para bajaros los precios a los productores?
– Sí. A nosotros nos bajaron el precio de venta de nuestros animales y sin embargo en los lineales de los supermercados se siguió manteniendo alto. Esa es una realidad. En ese momento, de forma excepcional y por primera vez en la historia el Consejo Regulador de Ternera Gallega permitió la congelación de la carne, pero no se congeló ni un solo kilo. Eso quiere decir que seguía habiendo demanda.
Y también es una realidad que los precios a día de hoy aún no se han recuperado. Estamos vendiendo aún 30 céntimos en kilo por debajo de los precios que había antes de la pandemia. Si a eso le añadimos el encarecimiento tremendo que se ha dado en los costes de producción desde entonces, la situación es de ruina.
– ¿Existe monopolio en Galicia dentro del sector de la carne?
– Sí, claro que hay, o por lo menos oligopolio. La mayor parte de la carne de Suprema está matada por Coren a través de Novafrigsa. Estamos hablando de que mata alrededor de un 35-40% de la carne de Suprema. Tenemos otro 20% sacrificada por Vegalsa a través de Cárnicas Galván; Javier, de Baixo Miño, está también en torno a un 20% y otro 10% lo tiene Carnes de Viana.
En definitiva, son solo 4 industrias las que se reparten el mercado. Entre ellas hablan y fijan los precios y los ganaderos no tenemos capacidad de influir. Tienen una cosa muy importante que no tenemos los ganaderos: la unidad. Es por lo que estamos apostando también nosotros desde la asociación, por aglutinar a los productores e ir todos de la mano para que se nos escuche y se nos pague un precio justo por la carne.
La carne que echa agua en la sartén no es Ternera Gallega Suprema
Y queremos también que se intensifiquen los controles, porque está entrando mucha carne de fuera que se sacrifica al mismo precio que la Suprema. Están subiendo en este momento terneros de Portugal o de Castilla que se están pagando a 4,70 euros, incluso pintos a 4,20 y a 4,30.
Es necesario que se mejore la trazabilidad, porque volvemos a lo de antes, nosotros ponemos la imagen para que después esa otra carne se comercialice. Cuando un consumidor dice que cuando echa la carne en la sartén sale agua, esa no es de Ternera Gallega Suprema. Nuestra carne es un producto que es reconocido por el consumidor y por el sector del alta restauración, pero eso no está repercutiendo en el productor a través del precio.
La Suprema tiene que ir a un nicho de mercado distinto, no puede estar en los lineales de los supermercados mezclada con otro tipo de carne industrial
Nuestra carne es un producto diferenciador que tiene que estar en un mercado gourmet, no puede estar en los lineales de los supermercados mezclada con otro tipo de carne industrial, porque eso lo que está haciendo es devaluando el producto que hacemos. La carne de Suprema tiene que ir a un nicho de mercado distinto.
Donde se valora de verdad nuestra carne es en Madrid, en Barcelona y en el País Vasco y tenemos que acercarla más a esos mercados, donde a veces es poco accesible porque a la industria, que controla el sacrificio, no le interesa, porque evitar que la carne salga para fuera es una forma de hacer que el precio no suba.
Si la industria de Galicia no valora nuestra carne, queremos que nuestros animales se puedan sacrificar y despiezar fuera, en lugares donde sí los valoran
Desde el pasado 18 de febrero ya se pueden despiezar fuera de Galicia canales de Ternera Gallega, fue algo que pedimos nosotros a la Xunta y al Consejo Regulador. Y pedimos también que las industrias cercanas a la comunidad puedan también sacrificar. Nosotros queremos que nuestros animales se maten aquí, pero si aquí no los valoran pedimos que se puedan sacrificar fuera, para poder superar el cuello de botella que supone la industria que hay en Galicia.
– El hecho de que se esté promocionando desde distintos ámbitos, incluso desde las Administraciones, la reducción en el consumo de carne tampoco ayuda.
– Es absolutamente contradictorio. Porque ahí están los estudios de la Organización Mundial de la Salud que dicen que consumir carne de ternera es beneficioso, de hecho es una de las primeras carnes que se introduce en las dietas de los niños puesto que es absorbida por el organismo muy rápido en comparación con otras carnes, gracias a su alto contenido en agua.
Por cada 100 gramos de carne, 21 o 22 son de proteína, 77 son de agua y solo 2,6 o 2,8 son de materia grasa y solo 70 miligramos de colesterol. Es una carne saludable y con gran cantidad de aportes para el organismo, tanto de proteína como de vitaminas B6 y B12 y minerales como hierro o potasio.
No se puede jugar con esto, porque cuando una explotación cierra en muchos casos ya no es recuperable porque la gente se va
Por eso nosotros no entendemos como desde Bruselas o desde lo Gobierno español, como está haciendo el ministro Garzón, se está fomentando el veganismo y secundando corrientes que pretenden introducir en las dietas otro tipo de carnes de laboratorio que responden a otra serie de intereses, porque detrás de ese modelo están grandes millonarios.
Pero con eso se están llevando por delante a todo un sector estratégico en el medio rural. Porque cuando una explotación se cierra se cierran muchas familias detrás. No se puede jugar con esto, porque cuando una explotación cierra en muchos casos ya no es recuperable porque la gente se va. Estamos echando por tierra el trabajo de muchos años.
Garzón debería centrarse en otras cosas, como en la subida de la luz y del gasóleo; eso si que afecta de lleno al consumidor
Lo mismo sucede con el tema del lobo. Como asociación pensamos que se debería sacar al lobo del listado Lespre. Hay sobre todo zonas de montaña, donde el manejo es totalmente en extensivo y el ganado pasa todo el tiempo fuera, donde está haciendo mucho daño. Y en esas zonas debería poder hacerse un control de la especie. Porque además las ayudas que hay no compensan realmente los daños producidos porque no te llegan a cubrir realmente el valor del ganado que pierdes y, por encima, la dinámica para cobrar es muy lenta.
Vemos con tristeza como se le da más importancia a todo lo demás que al sector primario, cuando debería ser el motor de la economía de un país. Cuando estábamos en la pandemia toda la sociedad elogiaba nuestra labor por miedo al desabastecimiento, pero ese reconocimiento duró poco. Ahora parece que ya volvemos a lo de antes y que lo que está de moda es otra vez darle patadas al sector primario.
