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Las comunidades de traídas vecinales, claves en el abastecimiento de agua en el rural durante décadas, se enfrentan a un futuro incierto. En distintos concellos del sur de Galicia, como Tui, se les está denegando a las comunidades vecinales la renovación de las concesiones de captación. El motivo, la puesta en marcha en el mismo territorio de redes públicas, entregadas en concesión a empresas privadas.
«Quieren imponer la privatización del agua en Galicia», advierte Rafael Carrera, de la asociación Coxapo, que engloba a comunidades de traídas vecinales de toda Galicia. Desde Coxapo defienden la eficiencia de la autogestión de las aguas y advierten de los costes que tendrán para los vecinos las redes públicas en concesión.
«En Tomiño, la traída vecinal tiene un coste por usuario de 50 euros al año. La red municipal puede llegar a 54 euros al mes»
El colectivo pone el ejemplo de Tomiño, un ayuntamiento del sur de Pontevedra en el que hay 37 traídas vecinales. «Ahora mismo el coste para los vecinos del mantenimiento de las traídas vecinales de Tomiño ronda los 50 euros al año. Con la red pública que gestiona Aqualia, una vivienda del rural que tenga huerta y animales para autoconsumo, con un gasto de 1.200 litros día, podría pagar hasta 54 euros al mes» -compara Carrera-. «Los sistemas de autogestión son claramente más eficientes y no estamos de acuerdo con que se quieran eliminar las traídas vecinales para beneficiar a un lobby empresarial», cuestiona.
Normativa
La Confederación Hidrográfica Miño Sil tiene previsto mantener reuniones informativas en los concellos del Baixo Miño para abordar la situación. El organismo advierte de que la normativa no permite que exista más de una concesión por usuario, por lo que si el Concello, a través de una traída municipal, puede dar servicio a usuarios que venían usando otra traída, la petición de renovación de la concesión de esa traída será denegada.
La normativa no permite más de una concesión por usuario
Sólo se permitiría la continuación de la captación vecinal en caso de que por cuestiones de orografía u otras, el abastecimiento municipal no pudiera proporcionar suministro.
Las comunidades vecinales, por su parte, cuestionan la normativa. No entienden por qué hay que priorizar las redes públicas frente a las vecinales preexistentes. «Las comunidades vecinales de aguas encabezaron un proceso de modernización que se acometió en Galicia a finales de los 60 y en los años 70. Las traídas las hicieron los propios vecinos, con pico y pala, con mano de obra propia y material propio»- reivindica Coxapo-. «A las administraciones les corresponde en todo caso apoyar estas traídas, no intentar acabar con ellas», critican.
Acciones
El malestar de los comuneros de aguas llevó al inicio de una campaña de recogida de firmas, que ya lleva recabados 15.000 apoyos, y a la celebración de asambleas de afectados y de reuniones con partidos políticos. «Queremos que esta situación se aclare en el Parlamento gallego. ¿Por qué todo esto?» -cuestiona Rafael Carrera.- «Pensamos que se quiere entregarle la gestión del agua a un monopolio formado por cuatro o cinco grandes empresas».
Los problemas más serios hasta el momento se han registrado en Tui (Pontevedra), donde cinco comunidades vecinales ya vieron denegadas su petición de renovación de concesión, con indicación de que deben conectarse a la red pública. «En Tui, Porriño, Mos y Salceda está en marcha el Consorcio do Louro, un organismo participado por la Xunta que está extendiendo las traídas municipales -gestionadas por una unión temporal de empresas-. La Xunta dice que a 100 metros de esa red, los vecinos están obligados a conectarse a la misma. Queremos que se modifique esa norma. Nos preocupa no sólo el caso de Tui, sino el precedente que sienta a nivel de toda Galicia», advierte Rafael Carrera.
La salamandra rabilarga, barómetro de la sequía
Las escasas precipitaciones de la primera mitad del año hacen prever un verano duro para los manantiales, si bien para Rafael Carrera, de Coxapo, no se trata de un problema inesperado. «Podemos tener unos problemas de sequía similares a los del año 2005» -valora-. «Nosotros contamos con unos vigilantes impresionantes que nos permiten detectar con antelación cuando se avecinan secas o inundaciones. Son las salamandras rabilongas», señala Carrera.
Los anfibios, presentes en los manantiales, parecen pronosticar la meteorología con gran antelación, según explica Rafael Carrera: «Cuando van desovar a la parte subterránea de los manantiales, en lugar de hacerlo en las zonas superficiales, vemos menos salamandras y nos damos cuenta de que se avecina un año seco. Esta campaña, además, las crías comenzaron a aparecer inusualmente temprano, en enero, cuando lo normal es que no lleguen hasta el verano» -advierte-. «Nosotros tenemos la salamandra por un barómetro eficaz», valora.
De cara a este verano, Coxapo reconoce que son previsibles los problemas, si bien señala que en la sequía del 2005 muchas comunidades ya adoptaron medidas paliativas, como la creación de pozos de barrena de emergencia para abastecer a los núcleos de población en casos extremos.
Es una buena labor qué hacéis todos agradezco desde ya muchas gracias saludos cordiales y ánimo equipos trabajar todos en el mismo centido del reloj hay qué dialogar y qué estos políticos dé turnó al ciudadano que son quiénes les pagan el sueldo ya está bien de tanto chorizo