La producción de leche en Italia: Fortalezas y retos de una potencia a nivel mundial

Son muchos los problemas comunes a las ganaderías lecheras de Italia y de Galicia, pero también son importantes las diferencias. Acompañando a EFA Fonteboa, visitamos las instalaciones de la Asociazione Nazionale Allevatori della Razza Frisona Bruna Jersey Italiana (ANAFIBJ) para conocer las cifras, la realidad actual y las expectativas de futuro de la producción de leche y derivados en el país transalpino.

Entrada a las instalaciones de ANAFIBJ

Entrada a las instalaciones de ANAFIBJ

Casi 9.000 granjas y por encima de un millón cien mil vacas forman parte de la ANAFIBJ. Unas cifras que la convierten en el principal referente de la producción láctea italiana y una de las más importantes de Europa. Compartimos con Luis García, director institucional de la federación EFA Galicia, una reunión en las instalaciones de ANAFIBJ facilitada por el presidente de CONAFE y FEFRIGA, Manuel Sandamil Cabana. En el acto estuvieron presentes Martino Cassandro, director general de ANAFIJB, y Raffaella Finocchiaro, del departamento de mejora genética y salud.

Aunque las vacas frisonas suponen más del 90% del censo total de los animales de la asociación, desde hace años, y en aplicación de la regulación europea sobre control de razas, también se hace seguimiento genealógico y productivo de las razas jersey y pardo alpina (aquí llamada “bruna”). La mayor parte de las granjas (el 81%) se concentran en el norte del país, con un total de 7.286 en el último recuento y un millón de vacas. La región Centro comprende sólo 254 aziendas y 30.000 vacas y la Sur cuenta con 1.039 explotaciones y 68.000 animales. En las islas -Cerdeña y Sicilia- están registradas 324 granjas y 31.800 vacas. Por eso, las instalaciones de ANAFIBJ están situadas en el norte. Lombardía abarca el 45% de la producción total italiana y, dentro de Lombardía, la provincia de Cremona supone el 11% del país.

La cantidad de vacas por explotación también marca una notoria diferencia entre regiones. Así, el norte tiene grandes granjas intensivas y una media de 139 animales por granja mientras que en el sur se quedan en 62 y en el centro y las islas en 120 y 98 respectivamente. Y es que, como en Galicia, conviven pequeñas explotaciones de pastoreo de entre 20 y 30 animales con granjas de estabulación permanente y más de 500 vacas en producción. Otro dato es que el 13% de las granjas suponen el 50% de los animales. Como media, cada vaca produce 10.786 litros de leche por cada lactación (40 litros por vaca y día), lo que conlleva algo más de 13 millones de toneladas anuales.

“En cuanto a la raza jersey, la población es muy estable desde hace años y apenas sobrepasa o se reduce de 7.000 ejemplares. Nosotros tenemos el libro genealógico y hacemos medición de índices pero no tenemos un programa de selecciòn como tal porque la mayor parte de las dosis de los toros proceden de ejemplares de fuera de Italia.”, explica Finocchiaro. En los últimos años aumenta la diferencia morfológica entre las vacas frisonas de concurso y las de producción. “Porque estamos trabajando para seleccionar ejemplares más pequeños de frisona. La cabaña estaba adquiriendo un tamaño excesivo, que provocaba problemas de podología y de incomodidad en los espacios comunes y en los cubículos. Preferimos perder algo de producción pero ganar en salud y bienestar animal.”, concluye la técnica de ANAFIJB. Con todo, los concursos son algo sagrado y llegan a organizar hasta 16 certámenes nacionales por todo el territorio donde compiten vacas de todo tipo y manejadores, además de otros concursos regionales.

Los principales cultivos que se trabajan son el maiz (hasta 65 toneladas por hectárea en un año normal), la hierba, la alfalfa y el trigo. Pero con especial relevancia para el maiz, sobre todo en el norte. Hay que decir que la mayoría de las explotaciones tienen que comprar tanto forrajes (soja principalmente) como concentrados hasta alcanzar el 50% del total de la alimentación de las vacas. La parte positiva es que esos forrajes y concentrados se producen en la propia Italia. Y es que el intenso trabajo de recría, con el consiguiente aumento de consumo de alimento, la escasez de tierras disponibles, el elevado precio de la leche y la diversificación de ingresos llevan a que los ganaderos puedan comprar comida para el ganado con cierta solvencia. En la última medición se comprobó que, con un precio base de 53,35 euros por 100 kilos de leche, el coste de alimentación supone sólo 26,95 euros. Esto implica un diferencial favorable de 27 euros frente a la paridad que había en octubre de 2021 y que puso en serios apuros a las granjas. En los últimos tiempos también se está introduciendo el cultivo de sorgo porque necesita menos agua y porque la plaga de la diabrótica causó importantes pérdidas en algunas plantaciones de maiz. Y también por cumplir con las normativas de la PAC que obligan a la rotación de cultivos.

Luís García, Martino Cassandro y Raffaela Finocchiaro

Luís García, Martino Cassandro y Raffaela Finocchiaro

Otro problema común a Italia y Galicia es el impacto de la fauna salvaje. Desde 2017 hay un intenso debate en el país transalpino sobre las medidas de protección al lobo. La zona norte, especialmente la alpina, se ve afectada por los ejemplares que están en los Alpes (alrededor de 300) pero sobre todo de las manadas asentadas en los Apeninos (más de 2.800 animales) y que cada vez aparecen con más frecuencia en las zonas lecheras. “Bien sea por falta de alimento en el monte, bien sea porque vienen detrás de las manadas de jabalís y ciervos, el caso es que cada año causan más pérdidas por ataques en las granjas. Desde hace unos meses, en Italia, se redujo el nivel de protección del que gozaban, que era el máximo, pero aún es pronto para valorar los resultados de esa medida.” señala Martino Cassandro. Las últimas estadísticas oficiales hablan de 8.700 cabezas de ganado matadas por el lobo anualmente, de las que el 14,2% eran vacas y el 80% ovejas. También el jabalí provoca importantes pérdidas en las cosechas de maiz y las capturas están sujetas a autorización administrativa. Pero la gran plaga que afecta en la región de Cremona son las nutrias que, en algunos casos, acaban con hasta el 30% de la cosecha de maiz de las explotaciones. Este animal anfibio apareció en la zona después del cierre y huída de granjas industriales para la producción de piel. Con el paso del tiempo, encontraron en los enormes canales de regadío de los ríos Po y Adda el mejor hábitat posible y, además de acabar con los animales acuáticos, están echando mano del cereal. Su caza sólo está permitida con autorización administrativa y en determinadas épocas, a pesar de no ser una especie autóctona. Ahora se confía en que el aumento de la presencia de los lobos ayude a reducir la población de nutrias.

La mayor parte de la región de Lombardía fue declarada zona vulnerable por nitratos en 2016. Si bien es cierto que hay grandes aziendas de vacas, también las hay de cerdos y pollos. Además de una intensa actividad agroindustrial y metalúrgica. A esto hay que añadirle que los suelos en la región son mut ligeros, con la capa freática muy cerca de la superficie, lo que hace que las aguas asuman nitratos con mucha facilidad.

Esa alta concentración de nitratos fue uno de los motivos que llevó a que vaya en aumento el número de plantas de biogás vinculadas o directamente propiedad de las explotaciones; unas instalaciones que posibilitan reducir las emisiones ya que los residuos se usan para producir energía y reducen la carga tóxica. “Italia es el segundo país de Europa con más plantas de biogás en las ganaderías. Hay 2.200 a día de hoy y van a seguir aumentando. Calculamos que más del 50% de las ganaderías de ANAFIBJ son propietarias de plantas, bien en exclusiva, bien en consorcio con otras explotaciones.”, explica Raffaella Finocchiaro. Buena parte de esas plantas genera biogás, que se destina a la producción de electricidad o a la red gasística para calefacción. Una pequeña parte elabora biometano, que se emplea como combustible. La diferencia estriba en que el biometano sólo puede emplear residuos y lodos, mientras que el biogás -menos refinado- podría utilizar cultivos forrajeros mezclados con los residuos animales, según explicó Stefano Cattaneo, del Instituto Superior Stanga (Cremona) en el que se forma buena parte del persoal de ANAFIBJ.

Vacas reposando sobre restos sólidos de producción de biogás

Vacas reposando sobre restos sólidos de producción de biogás

Paradójicamente, toda la energía y combustible que producen las plantas de biogás y biometano de las granjas va hacia fuera, hacia las redes generales, y no queda nada en la explotación. Lo que hacen las aziendas para abastecerse de electricidad es colocar paneles solares en los tejados de todas las naves disponibles. Un ejemplo de que la energía es un problema menor en las aziendas pudimos comprobarlo al ver que en pleno marzo y con 10º C de temperatura, los ventiladores funcionan todo el día para reducir la humedad que emana de los canales del Po y el Adda.

La falta de mano de obra para trabajare en las explotaciones también llega a Italia. “Es muy difícil encontrar trabajadores para las granjas, y mucho más que estén especializados. Aquí en el norte el ordeño se hace sobre todo con personal procedente de India y de Pakistán. Y no siempre es fácil encontrarlo y fidelizarlo. Por eso proliferan los robots y las salas giratorias.” En otras provincias del norte también abundan trabajadores egipcios o procedentes de Moldavia y Rumanía. Pero, indica el profesor Cattaneo, las segundas y terceras generaciones de esos inmigrantes optan por trabajos nen el sector servicios y tienen las aziendas como última opción. Y eso que los salarios en las granjas son más elevados que en otros sectores, pudiendo llegar un encargado a percibir 3.000 euros al mes.

Como en toda Europa, el relevo generacional, su falta, es un problema grave aquí. “Los jóvenes, incluso los hijos de los ganaderos, perciben el trabajo en las granjas como algo poco noble. Prefieren formarse para trabajar en otros sectores o buscar empleos en la industria y el turismo peor remunerados pero con mejores horarios. Nosotros estamos desarrollando estrategias para poner en valor el trabajo de los ganaderos y mejorar su imagen y para mecanizar y digitalizar las tareas de forma que no resulten tan duros ni requieran tantas horas de dedicación. Pero es un proceso lento.”, explica Cassandro. De hecho, según relata el profesor Cattaneo, “Muchos jóvenes van a hacer estancias en ganaderías de Irlanda. Pero no para conocer el trabajo ganadero sinó para perfeccionar su inglés y tener más facilidades para encontar trabajos en otro sector.”. El aumento exponencial del número de robots de ordeño -ya hay 1.800- es un reflejo de esa falta de mano de obra y de la necesidad de mecanizarse.

Planta de biogás en una granja de Cremona

Planta de biogás en una granja de Cremona

A pesar de su elevada producción, Italia necesita importar leche. Alrededor de un 15% de la que se consume. Porque el 80% de la producción nacional se destina a elaborar queso y no hay suficiente leche para brick. Y la cantidad de leche destinada a derivados aún podría ser mayor si no fuese porque en el sur abunda el aceite de oliva y no se produce tanta mantequilla coma en el norte. El objetivo italiano es ser autosuficientes y no tener que importar leche antes de que acabe esta década.

Diez años después de la desaparición de las cuotas láctes que fijaba la UE, en ANAFIBJ hacen una valoración muy positiva de su supresión. “Con las cuotas sólo podíamos producir al 60% de nuestra capacidad y dependíamos de las importaciones para abastecer al mercado interno. La eliminación de las cuotas permitió un gran crecimiento de las explotaciones y ahora trabajamos con el objetivo de seguir creciendo y alcanzar la soberanía alimentaria en lo tocante a la leche. Sin duda fue una buena medida para los países del sur de Europa. No así para los del norte, que tenían aquí un mercado para su leche porque sus cuotas eran muy elevadas.”, señala Cassandro.

Más allá de los aspectos ganaderos, el sector de la elaboración se divide en dos partes muy diferenciadas, según explica el profesor Cattaneo. “Por un lado están las grandes industrias y las marcas tradicionales italianas. Mantienen su nombre porque tienen buena salida comercial pero fueron siendo todas adquiridas por la francesa Lactalis desde hace 25 años. Y por otro lado están los pequeños proyectos cooperativos y artesanales que elaboran mayormente mantequilla y quesos del tipo Grana Padano y Provolone.”

Los paisajes en Cremona y en toda Lombardía dan idea de la importancia del sector lácteo. Porque todo el terreno que no es de uso industrial o residencial está dedicado a la producción de forrajes. Como nos dicen los técnicos “aquí no se cultiva nada para consumo humano.”

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