Marcelino Fernández Rodríguez recibió en la edición de GandAgro de este año en Silleda el premio al mejor criador de Galicia. Se trata de un galardón más a una vida llena de ilusión por el trabajo de ganadero de vacuno de leche, su gran pasión junto a la música, en la que fue durante 27 años cantante de orquestas como la Breixa Band, Madeira o Ciudad de Lugo.
Su ganadería, Casa Pozo, situada en el ayuntamiento de Lugo, no es muy diferente a otras muchas de Galicia: tiene las mismas limitaciones de base territorial y de falta de ordenación del territorio o de estar sometida a los vaivenes del mercado. Lo que la hace diferente es el ganadero que la maneja desde hace 28 años, preocupado por conseguir el máximo bienestar animal y la mejor calidad de los forrajes.
“Soy de Guntín y desde pequeño me gustaron las vacas. Ya con 12 años lavé y preparé una vaca rubia de mis padres y la llevé yo sólo al mercado. Cuando me casé vine a vivir a la casa de mis suegros y en el año 1989 dejamos el vacuno de carne y fue cuando empezamos en leche con las vacas pintas”, explica Marcelino.
Hoy su ganadería, Casa Pozo, que toma el nombre del apellido familiar de su esposa, cuenta con un rebaño de 115 vacas, de las que unas 50 son becerras y novillas, 58 vacas en ordeño y el resto secas.
Manejan una base territorial de unas 60 hectáreas, de las que en 10 siembran maíz forrajero, rotándolo con praderas temporales y permanentes, siendo la hierba la base de la alimentación de su ganado.
Logra silos de hierba con un promedio del 19% de proteína
En este sentido, destaca con orgullo que “llegué a conseguir un silo de hierba de un 21% de proteína bruta y el promedio que consigo año tras año está en un 19%”. ¿Y cuáles son las claves para lograr estos niveles que superan en casi 7 puntos a promedio de los silos de hierba de Galicia? “Son segar la hierba justo antes de que empiece a espigar y hacer presecados cortos, moviendo mucho la hierba. Por ejemplo la siego hoy y la muevo si puedo ya en el mismo día, la muevo otra vez mañana, y pasado la ensilo”, explica. En total en Casa Pozo realizan dos cortes de hierba para ensilar y uno para hierba seca.
La ración de las vacas en casa Pozo es de unos 15 kilos de silo de maíz, 17 kilos de silo de hierba y10 kilos de pienso, punteando con un kilo suplementario al lote de vacas de mayor producción.
Entre los meses de marzo y noviembre realizan pastoreo diurno para todo el rebaño, con lo que reducen notablemente el silo de hierba en la ración y cambian la soja del pienso por harina de maíz.
“Es muy importante tener suficiente base territorial para mantener el rebaño con los forrajes que produces, yendo a pastoreo si se puede”, subraya.
Con esta ración las vacas de Casa Pozo rondan los 10.000 kilos de producción anual, con unas calidades en el último mes de algo más de un 4% de grasa y 3,3% de proteína, y en RCS se sitúan en 113.000. Venden su leche a la empresa vasca Iparlat, a través de Lactiber, su filial leonesa.
En genética priman los caracteres tradicionales de patas, ubre y producción, así como tipo. El promedio de partos en esta ganadería supera los 4,5 por vaca, superior al promedio gallego y español.
“Nunca dejé a una vaca parir sola de noche”
La clave para lograrlo, junto con la buena genética y la calidad en la alimentación, es el buen manejo. Así lo entiende Marcelino que, a sus 63 años, reconoce que “llevo visitado muchas explotaciones, y en cada una de ellas me fijo en tres cosas del manejo: lo bueno, que también estoy haciendo yo, y sobre todo lo mejor y lo peor”.
Así, este ganadero presta especial atención a la vaca durante el periparto, un momento crítico para el animal, tanto para contraer enfermedades como para condicionar su producción de leche.
“Tras el parto entendiendo que la clave es que la vaca coma mucha hierba, de calidad, para que no vaya directamente al pienso y al silo. Es cierto que es necesario separarla del resto y tenerla en otro lote, pero se evitan muchos problemas de cuajares, y la prueba es que en esta ganadería en 23 años solo hubo una operación de cuajar”, explica.
“El error en el manejo es no pararse en los detalles”
Otro aspecto que cuida especialmente Marcelino es la atención durante el parto, para reaccionar a tiempo ante posibles complicaciones tanto para la vaca como para el ternero. “Nunca dejé a una vaca pariendo sola de noche, tuviera el compromiso que tuviese. Es algo que lamentablemente se está perdiendo entre los ganaderos, pero que evita muchas bajas y muchos gastos veterinarios”, asegura.
Igualmente destaca la importancia de poner a parte las vacas con cojeras para evitar que se agrave la patología. Otro detalle de bienestar animal en Casa Pozo es que tienen las becerras, novillas y vacas en cama caliente de paja. Marcelino reconoce que en el caso de las vacas en producción “la paja tiene más problemas para las mamitis, pero las vacas la prefieren, y además, de utilizar arena los tendríamo que cambiar la fosa, y pienso que a largo plazo la arena puede resultar negativa para los prados”.
“Creo que el problema en el manejo de una ganadería de vacuno de leche es no pararse en los detalles. Solemos conocer de sobra lo que se debe hacer, pero al final el ganadero ve lo que quiere ver”, concluye.
A medio plazo el futuro de esta ganadería, de la que ya tomó relevo el hijo de Marcelino y su esposa, pasa por ampliar las actuales instalaciones para agrupar todo el rebaño que manejan en este momento. “Desde hace 5 años tenemos alquilada una pequeña explotación cercana, con 23 vacas en ordeño, y lo que queremos es juntar todo aquí”, explica.
“Lo que más me gusta de los concursos son los amigos que hago”
En Casa Pozo hay una habitación llena de trofeos y distinciones que han logrado desde el año 2002, gracias al empeño personal de Marcelino Fernández Rodríguez: Mejor Criador Gallego e Internacional en GandAgro 2016 y 2017, V Vaca Reserva Gran Campeona en el Nacional de Torrelavega….etc.
“El primer concurso al que acudí fue en julio de 2002 en Chantada, con una novilla que resultó campeona y desde entonces seguí”, asegura.
Reconoce que el motivo para participar en los concursos no es económico: “Los premios son pequeños y el promedio de gasto para asistir a un concurso en mi caso es de 2.000 euros”, explica. De hecho, su única venta a raíz de un concurso fue la de Pozosaa Goldwyn Sonia, vendida hace cuatro años por 12.000 euros a una ganadería de Italia.
“Más que nada sigo asistiendo a los concursos para encontrarme con los amigos que fui haciendo y por la gente que conoces”, asegura.
Las claves de la rentabilidad de una ganadería de vacuno de leche para Marcelino Fernández Rodríguez:
-”Lo primero es que te tienen que gustar las vacas”
-”Tanto a los animales como a la hierba hay que dedicarle tiempo y tener vocación”.
-”De cada granja siempre cojo lo bueno, pero sobre todo lo mejor y lo peor: lo mejor para intentar hacerlo y lo peor para no caer en el mismo error”.
-”Creo que el problema en el manejo es no pararse en los detalles”.
-”La clave es tener animales bien cuidados, con buena genética y tener base territorial, yendo a pastoreo si se puede”.