España es el segundo productor de huevos de la UE con un censo de 41 millones de gallinas, el 13% de la producción comunitaria, y una facturación anual de más de 800 millones.
A pesar de su importancia económica, el sector se encuentra en una situación difícil debido, en parte, a un problema común a la producción agro-ganadera española: el desequilibrio en la negociación de precios con la gran distribución.
Para conocer cual es la situación del sector avícola de puesta entrevistamos a María del Mar Fernández, presidenta de la Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos (INPROVO), y que estos meses está inmersa en la campaña “El huevo, de etiqueta”, para contar a la sociedad cómo se producen, seleccionan y comercializan los huevos que compramos, y en la difusión de las propiedades nutricionales del huevo a través de www.huevo.org.es
¿Cuál es la situación actual del consumo de huevo en España?
En España desde 2008 hasta 2013 se ha producido un pequeño descenso en el consumo de 3 huevos por persona y año, un 2% en los cinco últimos años. Sin embargo, si consideramos el total de consumo, incluyendo el uso del huevo en la restauración y en industrias alimentarias, es algo mayor y llega al 11%.
¿A qué obedece el descenso de consumo en los últimos años?
Esta bajada del consumo tiene relación, bajo nuestro punto de vista, con una crisis económica que ha derivado en una reducción del consumo alimentario fuera del hogar, en un menor gasto en productos elaborados y, también, en un menor desembolso en la compra de alimentos para el hogar, ya que se reduce el desperdicio y se ajusta más la compra a lo que se consume. Otro factor es la disminución en estos años de población inmigrante, que eran grandes consumidores de huevo y pollo y, sin duda, contribuyeron a la subida del consumo tiempo atrás.
Por otro lado, es evidente que los alimentos básicos se ven cada vez más desplazados en la dieta de los españoles por alimentos elaborados como embutidos, quesos, platos preparados y precocinados, entre otros. Es cierto, además, que estos alimentos se presentan generalmente listos para el consumo, y que en ocasiones son categorías con una inversión publicitaria importante, frente a un sector del huevo que no apoya la venta con promoción genérica ni de marcas. Creo que es una combinación de razones, y no solo una, lo que puede ayudarnos a entender esta situación.
Otros sectores agroganaderos se quejan del poder cada vez mayor de la distribución en España. ¿También sucede en el sector del huevo? Está claro que la distribución alimentaria es un agente de primer orden en el mercado alimentario y en el del huevo en particular. Marca tendencias en cuanto a evolución de la gama de productos, de los precios y promueve la mejora continua y la competencia entre los productores en el lineal. Nos ayudan a mejorar, pero a cambio no siempre compensan adecuadamente el esfuerzo y los costes que conlleva este proceso, para que las empresas y el propio sector evolucionen y revaloricen la categoría (con productos de valor añadido, diferenciados, etc.).
“La distribución alimentaria tiene políticas que pueden desincentivar el consumo de huevo”
No olvidemos que son un paso intermedio antes que los consumidores, y pueden dirigir su elección. Por ejemplo, penalizando excesivamente en precios a las marcas del productor frente a la marca propia de la cadena (incluso no aceptando marcas del productor), y manteniendo precios bajos y formatos básicos.
Esta política desincentiva la innovación, la inversión y acaba por banalizar el producto, quitándole atractivo ante el consumidor. Esto le está ocurriendo al huevo en España. Un sector que no tiene márgenes que le permitan invertir y mejorar, al final pierde oportunidades fundamentales para evolucionar de acuerdo a la demanda del mercado. Hay consumidores que desean más variedad de elección y nuevos productos, por encima del precio, especialmente si se trata de un alimento que no supone un gasto significativo y aporta numerosas ventajas por su comodidad de preparación, su consumo generalizado y sus ventajas a la dieta, como es el huevo.
¿Cómo se encuentra el sector a nivel de precios? ¿Se están ajustando demasiado?
En España estamos atravesando unos momentos complicados tras la reconversión para adaptarnos a la Directiva europea de bienestar de las ponedoras. Las inversiones están todavía pagándose, pero estos últimos años están resultando muy duros, con una reestructuración del sector productor en la UE que ha aumentado la disponibilidad de huevos en países tradicionales destino de nuestras exportaciones, como eran Francia y Alemania.
“La situación para el sector del huevo es difícil y nos obliga a exportar”
Es una situación que nos obliga a buscar alternativas a la tradicional demanda de países comunitarios, y ampliar los destinos para la exportación a países terceros, para recuperar un nivel de precios aceptable. La crisis del mercado español hace complicado explorar caminos como ampliar la gama de huevos diferenciados, desarrollar marcas de calidad o lanzar ovoproductos de valor añadido, así que hay que mirar hacia fuera.
¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta el sector en el mercado interno?
Hay que encontrar la fórmula que permita equilibrar tanto la oferta y la demanda como la posición de los productores y la distribución en la negociación de compraventa. Estos son ahora dos importantes desafíos que limitan el crecimiento y condicionan el futuro de muchas empresas del sector.
“Es fundamental buscar un equilibrio a la hora de negociar entre productores y la distribución”
Hay mucho aún que hacer y el sector debe ser protagonista de los cambios. Un sector unido podría hacerlo más fácilmente, y esa es otra debilidad en estos momentos. Espero que las dificultades nos impulsen a trabajar coordinados para salir reforzados de la actual coyuntura.
¿Cómo están afectando al sector la importación de huevos y derivados procedentes de países de fuera de la Unión Europea?
La situación del mercado de la UE es lo bastante complicada (en cuanto a precios bajos) como para que las importaciones estén en mínimos, así que realmente no es ese el problema de estos últimos meses.
¿Cuáles son vuestras demandas ante la reforma del Reglamento de Medicamentos Veterinarios en la UE, y la reducción en el uso de los mismos que impondrá?En el caso de las gallinas ponedoras, no es relevante la estrategia de reducción del uso de medicamentos, porque somos uno de los sectores que menos tratan las enfermedades. La estrategia es la prevención, mediante planes vacunales muy completos, para evitar enfermedades en el período de producción. Lo que nos afecta sobre todo es la falta de tratamientos aprobados para las gallinas en caso de que aparezcan patologías para las que no hay productos con autorización de uso en ponedoras o vacunas.
“Nos preocupa la incapacidad de las administraciones a la hora de autorizar medicamentos para las aves de puesta”
Desde hace años reclamamos de las administraciones comunitaria y española un tratamiento especial para la aprobación de medicamentos para las aves de puesta, y no hemos conseguido apenas avances para mejorar la disponibilidad de medicamentos autorizados, lo cual es muestra de una incapacidad que deja indefensos a los productores y a los veterinarios ante patologías que afectan al bienestar y a la producción.
¿Cómo valoráis la nueva normativa europea sobre piensos y las restricciones a los piensos medicamentados?´
Nos preocuparía que no se recogieran en el texto final las demandas del sector español, mucho más profesional que el de otros países de la UE, y con granjas de mayor tamaño. En algunos de los artículos iniciales parecía, sin embargo que se estaba promoviendo, bajo la imagen de una reducción de uso de piensos medicados, fórmulas de aplicación de tratamientos con menor control y seguridad que las que se emplean en España. Espero que finalmente se recojan en el Reglamento todas las opciones y no se penalice a unos sectores, productores y profesionales que han demostrado que son competitivos y serios.
¿Por qué no acaba de despegar en España la producción de huevos en ecológico y de gallinas camperas?
Por un lado, el consumidor español no valora tanto como en otros países la forma de producción como factor de calidad en el huevo, se fija más en la frescura, la fecha de consumo preferente, el tamaño o el precio. Y el precio es un factor importante para el comprador en tiempos de crisis, de modo que en estos últimos años no ha avanzado la comercialización de huevos alternativos como se supondría que debería hacerlo, a la luz de la evolución que ha habido en países de nuestro entorno. Pero va creciendo, lentamente, y cada vez más las nuevas granjas se dedican a la producción de huevos en sistemas al aire libre.