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Treinta años de fracaso en fracaso han convertido la creación de un grupo lácteo gallego en una especie de tierra prometida que reaparece en el debate público en cada crisis de precios de la leche. El último en sacar la posibilidad a la luz fue el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, que esta semana en Melide, en una visita a la cooperativa Melisanto, anunció apoyos para las cooperativas en los posibles proyectos industriales que puedan acometer. Desde el sector, sin embargo, frenan las expectativas que se trasladaron al respecto en los medios de comunicación y aseguran que por ahora no hay nada de nada.
Melisanto, junto con la cooperativa Os Irmandiños y con Feiraco, lidera Acolact, una sociedad integrada por una decena de cooperativas gallegas que gestiona desde hace casi tres años la planta de Clesa en Caldas de Reis. El proyecto de Acolact, centrado en la producción de yogures y postres lácteos, aspira a diversificarse en un futuro con nuevas líneas de producto. Esa vía de trabajo podría incluir la modernización y puesta en marcha de la torre de leche en polvo ya existente en la planta de Clesa, según indicaron ayer desde Melisanto, cooperativa que aclara que ese es el único proyecto que hay sobre la mesa. Nada sobre nuevas instalaciones industriales o sobre la creación de un gran grupo lácteo de base cooperativa.
La modernización de la torre de leche en polvo ya existente en Clesa es el único proyecto abordado, según Melisanto
Feiraco, otra de las cooperativas sobre la que se trasladaron estos días las expectativas de liderato de un posible grupo lácteo gallego, también niega que haya nada nuevo y dice desconocer los temas que se hayan podido haber hablado en la visita de Feijoo a Melisanto.
Escenario
La debilidad de la industria transformadora asentada en Galicia lleva a que cooperativas y ganaderos se enfrenten a situaciones de escasa estabilidad en las cíclicas crisis del sector, como la actual. Precios a la baja y falta de garantías de recogida de la leche ponen contra las cuerdas a los ganaderos y obligan a las cooperativas a estudiar su posible implicación en proyectos de transformación industrial que puedan aportar una mayor estabilidad.
Desde la propia Asociación Galega de Cooperativas Agroalimentarias (Agaca) está promoviéndose un estudio para valorar alternativas, si bien por ahora el ansiado grupo lácteo gallego sigue en la distancia de la tierra prometida.
